Capítulo 4: Cena en familia
- ¿Uh? ¿Preservativo? durante un momento, la excitación todavía me domina y no entiendo de qué me esta hablando. Entonces, por fin, recupero el control y me doy cuenta de que lo que me está diciendo es muy importante - ¡Preservativo! ¡Oh, no!
- ¿No tienes?
- Me temo que no - digo desesperanzado.
- Pues vaya faena.
- Tai yo lo siento y al decir esto la angustia invade mi corazón -. Nunca imagine que esto pudiera llegar a ocurrir y no estaba preparado. De verdad, esto es como un sueño para mí, y temo que en cualquier momento voy a despertar y no te encontraré a mi lado - No puedo continuar hablando, porque unos labios dulces y cálidos se han unido a los míos en una embriagadora sensación, borrando de golpe cualquier sentimiento de congoja de mi corazón.
- No te preocupes, mi amor me susurra con ternura cuando nuestros labios se separan finalmente Esto no es un sueño, ya no más, y yo voy a estar siempre contigo. No importa si no podemos hacerlo hoy, tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros. Sólo te pido que me perdones, no es que desconfíe de ti, pero te quiero con todo mi corazón y únicamente deseo lo mejor para los dos.
- Shhh - pongo un dedo delicadamente sobre sus labios, sellándolos No te preocupes, lo sé. Y te entiendo perfectamente. El que tengas que parar en este momento sólo para protegerme me hace amarte todavía más. De todas formas, aunque no podamos hacer algunas cosas, hay otras para las que no necesitamos condón
Me acurruco junto a él en la cama y el tiempo transcurre mientras nos tocamos y besamos, disfrutando ambos de la mutua compañía, de la sensación de no estar solo. Finalmente, él se levanta de la cama lentamente.
- Bueno, creo que tengo que irme o mi madre empezará a hacerme preguntas cuando llegue
- De acuerdo, será mejor que evites ese problema.
- ¡Ahí va! ¡La ropa! Nosotros nos hemos duchado, pero la ropa sigue sucia, Matt dice alarmado
- ¡Es verdad, no lo había pensado! intento encontrar alguna solución. Entonces, me viene una idea a la mente Bien, esto es lo que haremos: Tú y yo usamos más o menos la misma talla, así que te dejaré algo de mi ropa.
- Pero mi madre se dará cuenta - repone
- No necesariamente. Tu madre no se fija todos los días en la ropa que llevas, Tai. Puede que le resulte un poco extraño, pero no te resultará difícil convencerla de que esa ropa es tuya. Dile que no te la pones hace tiempo o algo así
- Sí responde, más esperanzado -, podría funcionar. Matt, hoy has hecho tanto por mí que ya no sé que decir. Sólo soy capaz de pensar en una cosa, que te amo más con cada momento que pasa.
- Yo me faltan las palabras y no sé que responder ya, Tai. Pero creo que sabes lo que siento. Nunca he sido bueno expresando mis sentimientos- le digo, y suspiro - . Será mejor que te vayas, antes de que tu madre empiece a preocuparse.
- Oye ¿me acompañas a casa? Pregunta de pronto Así damos un paseo y pasamos más tiempo juntos. No quiero despedirme tan pronto de ti.
- Eh bueno, supongo que es lo que haría un buen novio. Acompañar a su pareja hasta su casa. Sería poco galante no hacerlo, ¿no crees? le digo burlonamente
- Totalmente responde él, siguiéndome la corriente - ¿Nos vamos?
La casa de Tai no está muy lejos de la mía, tan sólo a unos diez minutos y recorremos el camino tranquilamente, hablando poco pero sabiendo cada uno qué es lo que piensa el otro. De vez en cuando, nuestras miradas se cruzan y no podemos evitar sonreír. A mitad de camino, Tai se detiene un momento y entra en un establecimiento. Al poco, sale con una bolsa.
- El dueño me ha mirado con una cara un poco rara, pero por suerte mi madre no compra aquí dice, a la vez que saca de la bolsita una pequeña caja de preservativos
- Tai, estas en todo ¿en relieve? ¿¿Y con sabor a frambuesa?? la sorpresa casi me hace perder el equilibrio.
- Bueno estoooo se trata de pasarlo bien ¿No? dice, rojo hasta las orejas Ya que es la primera vez, quiero que lo disfrutemos lo más posible. ¿No te gustan? Si no quieres...
- Taichi, ¿cómo diablos adivinaste que me gusta tanto la frambuesa?
- ¿Eh? ahora es el quien casi se cae Pues intuición femenina, supongo responde, rascándose la cabeza socarronamente
Los dos anduvimos el resto del camino entre risas. Finalmente, nos encontramos ante la puerta de su casa.
- Bueno, Tai ha sido maravilloso le digo tímidamente
- Jamás pensé que alguien me haría sentir así, Matt, y todo te lo debo a ti. Hasta mañana, mi amor
Un corto pero intenso beso y él introduce la llave en la puerta de su casa y abre. La luz del interior de la casa se derrama por el pasillo.
- ¡Taichi! ¿Dónde diablos te habías metido? ¡Es tarde! La madre de Tai está en el umbral de la puerta, con pinta de estar algo molesta, pero no muy enfadada.
- Lo siento, mamá, me entretuve un rato al salir de la escuela y
- Bueno, no pasa nada, pero la próxima vez por lo menos avisa ¿vale? Dice con una media sonrisa su madre - ¡Vaya! ¿Quién ha venido contigo? Ah, hola Yamato. Pasa, pasa por favor me dice amablemente
- Buenas tardes, señora Yagami saludo . Oh, me encantaría, pero he de ir a mi casa para cenar. Sólo he acompañado a Tai hasta aquí y me dispongo a marcharme
- Bueno, ¿te gustaría quedarte a cenar? Kari ha llamado hace un rato y va a quedarse a dormir en casa de una amiga, así que hay comida de sobra, y como se que tu padre trabaja hasta tarde y muchas veces cenas solo, he pensado que quizás te gustaría cenar con nosotros esta vez.
- Yo eh No quisiera ser ninguna molestia - la pregunta me ha cogido de sorpresa y no sé qué contestar- ¿Debería quedarme? Quizás Tai se sienta incómodo. Hecho una breve mirada a mi amado. Tai sonríe y asiente detrás de su madre. La verdad es que me encantaría, muchas gracias.
- Bien, pues no se hable más. Esta noche eres nuestro invitado dice la mujer con una jovial sonrisa - ¡Venga, lavaos las manos, que se enfría!
Lo pasé muy bien durante la cena. Lo cierto es que hacía tiempo que no comía tan acompañado. Mi padre generalmente cena en el trabajo, y las pocas veces que lo hace conmigo está muy cansado como para tener una conversación animada. Hoy, en cambio, estuvimos hablando durante el transcurso de toda la cena. El carácter abierto de Tai lo ha heredado de su madre, una mujer joven, de cabello y ojos del mismo color que los de su hijo, y muy activa; además de una gran cocinera.
- Estaba todo delicioso, señora Yagami le digo a la vez que dejo los palillos cruzados sobre el plato Ha sido muy amable invitándome a cenar.
- ¡Bah! No tiene importancia, Matt exclama Tai Vuelve cuando quieras.
- Exacto, Yamato corrobora su madre pásate más a menudo por aquí. Nos encantará comer contigo de vez en cuando.
- Muchísimas gracias, lo haré encantado contesto agradecido
- Oye, Yamato la voz de la madre de Tai suena un poco preocupada de pronto Todavía oscurece pronto y las calles no son seguras de noche. Hoy tenemos una cama libre, así que creo que será mejor que te quedes esta noche. Si quieres puedes llamar a tu casa desde aquí.
- Oh, no creo que sea tan tarde - me asomo a la ventana. Lo cierto es que sí está bastante oscuro. Una gotita de sudor cae sobre mi cara U^_^ Aún así, creo que será mejor que me v
- ¡Lo mejor será que te quedes! Salta de pronto Tai - ¡Imagínate lo que podría pasarte ahí fuera! Nos sentiríamos responsables tengo la clara impresión de que sonríe demasiado y mueve los brazos con algo de exageración
- Tai, estás un poco raro ¿No? dice la señora Yagami, mirando extrañada a su hijo Pero sí, Yamato, mejor te quedas esta noche.
- Eh muy bien, si insisten, llamare a mi padre para avisarle me dirijo al teléfono y marco el número de mi casa. Tras unos segundos, alguien descuelga el teléfono y oigo la voz de mi padre. Le explico la situación, esperando un no por respuesta, pero extrañamente, no sólo no pone ninguna pega, sino que me anima a ello. Antes de colgar ¿¿Es una voz de mujer lo que he oído al fondo?? Supongo que serían imaginaciones mías
- Ya está, mi padre no ha puesto ningún problema informo a Tai y a su madre
- ¡Genial! Dice Tai Además, mañana es sábado y no tenemos que ir a la escuela, no hará falta que nos levantemos temprano y me mira de forma un tanto maliciosa. Durante un momento, el rubor sube a mis mejillas.