Capítulo 7


No lo creía simplemente. Él estaba caminando junto a Yukito, “su Yukito”, ahora lo creía suyo, después de ese apasionado beso, que debido a su corta experiencia pensaba le daban derechos sobre Tsukishiro.

-¿De qué sabor lo quieres?-preguntó amable Yukito.

-¿Tú de que lo quieres? –contestó preguntando, pues quería todo igual a su conejo.

-De fresa y chocolate, con coco ah y también de vainilla–respondió.

Casi se arrepiente pero decidió que era una magnifica idea.

–Yo igual, sóo que con lunetas en lugar de coco–contestó mientras una enorme gota de sudor se asomaba por detrás de su cabeza.

-¿Yuki y “el mocoso”? –dijo el joven moreno sorprendido que los observaba desde la acera de enfrente.

-¿Qué pasa, Touya?-Dijo Hanako volteando la vista hacia donde su pareja lo hacía-Con que era eso, bien pues vayamos a saludarlo, mmm, ¿y quién es ese niño que acompaña a Tsukishiro?

-Nadie de importancia–contestó fríamente–Sólo es un mocoso–murmuró para sí.

Mientras tanto.

-¡¡MMM está delicioso!! Me encantan los helados de este lugar–dijo Yuki saboreando su muy combinado helado mientras se acomodaban en una mesa.

-¿M-me dejarías...Pprobar un poco de...tu helado?–preguntó sonrojándose el encantador Shaoran.

-Claro–ofreció acercándoselo a éste desde su copa. Li lo probó con la punta de su lengua.

–¡Está exquisito! Pensé que el coco le arruinaría el sabor. Ahora, tú prueba el mío –dijo tomando una galleta cubriéndola de helado y dándosela en la boca casi acariciándole los labios-Abre de nuevo tu boca-volvió a decir Shaoran tomando una luneta.

-¡BUENAS NOCHES!–gritó de repente Touya Kinomoto.

-¡¡Toya!!–se sorprendió Tsukishiro frustrando la nueva caricia de los dedos de Shaoran a los labios de Yuki.

-¡Kinomoto! <¿Que demonios hace aquí?>–pensó con enfado el pequeño lobo.

-Hola compañero Tsukishiro, pero dime, ¿quién es este encanto de niño? –preguntó Hanako observando al apuesto Li.

-Mi nombre es Li Shaoran y soy...”su amigo”–contestó orgulloso haciendo a Touya fruncir el entrecejo.

-Sí, hoy me invito a cenar a su casa y...

-Por eso tantas confiancitas, mira hasta te da de comer en la boca–le reprochó sarcástico el alto joven de cabellos rebeldes sin dejar a Yuki que terminara de hablar.

-¡¡Eso a ti que te importa!!–le contestó Shaoran.

Hanako entonces comprendió lo que tal vez sucedía, ¿acaso ese niño también...? Vaya, pues si era así, ella no lo desaprovecharía.

-Sí Touya, eso no te importa, no seas entrometido, se ve que el pequeño Li estima muchísimo a Tsukishiro, no es raro que se acompañen de cuando en cuando. Mejor cómprame un rico helado, ¿si?

Touya no tuvo otra opción y mientras se lo preparaban...

-¡¡Touya bésame!!-ordenó Hanako.

-¿¡Qué!? –el rostro del joven moreno palideció. –¿Cómo me pides eso?

-Hazlo o si no...-advirtió amenazante–Ah y por favor que sea tierno.

Debía sacrificarse por Yukito, no quería que toda la escuela se enterara de que le quería. Algo muy dentro de sí le decía que Yuki le correspondía pero no podía asegurarlo. -<¿Y si no fuera así?>– le asaltó la duda, entonces lo perjudicaría enormemente.

En unos segundos unieron sus labios, causándole a Touya repulsión, pero tenía que fingir, y soportar la segura mirada de Yukito y hasta la de ese mocoso. Sin contar que estaban ante otras personas.

-¿Que no le da pena hacer eso en público? –dijo Shaoran , mientras volteaba a ver a su compañero que tenía el rostro hacia abajo y...¿rodándole unas cuantas lágrimas? Pero no hubo contestación.

-Creo que es hora de irnos, es tarde. –dijo levantándose Yukito.

-Pero...¿y el helado?–preguntó Li sin imaginar la verdadera razón que tenía Yuki para hacer esto. Y sin mas que decir salió tras de él.

-<Yukito “mi amor”, ¿por qué?...¿por qué tiene que ser así?...¿Por qué no te puedo amar libremente?, ¿Por qué no puedo decírtelo?, ¿Por qué siento que me correspondes?> –se lamentaba Touya aún con los labios unidos a los de aquella extraña que arruinaba su vida.

-¿Por qué lloras? –preguntó inocente el pequeño niño de ojos cafés, al otro muchacho.

-Por nada, no te preocupes –le sonrió con las mejillas aún húmedas—Bien, hemos llegado a tu casa, me dio mucho gusto estar contigo y gracias por todo.

Así como así, solo se iría y ya.

-¿Pero y lo que pasó hoy? –preguntó.

-Eso fue un gran regalo que me diste, pero yo no soy lo que te mereces, tú mereces a alguien muy especial, alguien que te haga sumamente feliz. Ahora quizá no lo entiendas pero te aseguro que pronto lo harás.

-¡¡No es verdad!! Yo estoy enamorado de ti, te lo puedo asegurar –dijo casi rompiendo a llorar.

Yukito se inclinó a su altura, lo miro tiernamente, le regaló una de sus más hermosas sonrisas (imposible pero cierto) y tomando su cara le besó en los labios tan delicadamente como si fuera a quebrarse, y dentro de su beso se escuchó una tranquila pero seria voz que aparentemente era la de Yukito pero no era así, esa voz tenía magia. Magia la cual le inundó el corazón al escuchar “tu verdadero amor no está en estos labios de nieve, está en los labios del cerezo”. Sintió cómo su cuerpo se estremeció y delicadamente se separó de la tibia boca de Yuki notando con su magia que ese no había sido el Yuki que el conocía sino alguien más. Miró a la luna y volvió a mirar a Yukito, al cual abrazó y se detuvo un momento recargando su cabeza en el abrigador pecho de éste.

-Aun así...Me gustas-pronunció sinceramente y le robó un segundo beso despidiéndose, para irse a dormir.