Shun x Hyoga

Una cocina deliciosa

Por: Denisse


Hyoga nunca había sentido que perteneciera a algún lugar en específico, a través de su corta vida había visitado un sin numero de países y vivido en sinfín de exóticos lugares sin sentir ningún cariño por algo en especial a excepción de su madre y su maestro, ambos ya fallecidos...Pero ahora todo era distinto, ya no sentía dolor y creía haber encontrado el lugar al cual sentía que pertenecía...Un lugar al que podría llamar hogar.

Había encontrado personas que le ofrecieron su cariño...sus hermanos. Así le gustaba a él llamarlos, ese cariño tan especial era muy parecido al fraternal.

Estaba Seiya, el eterno bromista, no había nadie que tuviese más fuerza y ganas de vivir. Shiryu, el siempre reflexivo, con una calma que contagiaba a todos. Ikki, quien aparentaba ser rudo o frío pero su corazón era tan cálido como su símbolo...El fénix de fuego, cosa que demostraba continuamente sólo cuando estaba Shun presente....Shun, imposible olvidarse de él, era su mejor amigo, el que lo acompañaba en silencio en sus horas de soledad, el menos apegado a la vida y al mismo tiempo el más apasionado por ella...Él era perfecto en todo, era calmado e impaciente a la vez, sabía escuchar y aconsejar, sabía cuando hablar y cuando permanecer en silencio y aunque había una continúa tristeza en sus ojos, él siempre trataba de sonreír para el resto de ellos.

Muchas veces cuestionó sus sentimientos hacia Shun y había tomado una decisión...lo amaba...pero él no podía pensar en que sus sentimientos se volviesen realidad, primero porque Shun era hombre y aunque las relaciones chico/chico fueran muy comunes en el santuario, él nunca había estado de acuerdo con eso, aún cuando su propio maestro mantuviese una relación con el caballero de Escorpión. La otra razón era que Shun era un inocente empedernido, cosa que a veces lo exasperaba de sobremanera, Shun jamás había besado y mucho menos estado íntimamente con una mujer o un hombre y Hyoga supo casi de inmediato que con lo corrido que él era, Shun jamás lo complacería en la cama.

-Hyoga, te veo muy pensativo.

Hyoga se sobresaltó al escuchar a Shun hablarle y un leve rubor invadió sus mejillas.

-No es nada, Shun.

-Te vi un poco triste, lamento si fui inoportuno –Shun sonrió.

Hyoga casi se cae de la silla al imaginar escenas pecaminosas que tenían de protagonista esa hermosa sonrisa.

-Shun, dime, ¿Ikki está en casa?

-No, mi hermano salió con Seiya por algo de una apuesta, regresará pronto. ¿Tienes algo que hablar con él?

Shun estaba intrigado, Ikki nunca había sido fan de Hyoga y Hyoga apenas cruzaba 5 palabras seguidas con él diariamente.

-No, la verdad sólo quería saber si había alguien más que nosotros 2 en casa.

-Pues no, Shiryu salió hoy temprano de viaje y mi hermano y Seiya están por ahí.

Hyoga se concentró en su Shun y pensó que ese momento era perfecto para decirle lo que sentía, pero cambió de opinión, un rechazo lo destrozaría.

-Hyoga, ¿te sucede algo? Sigues pensativo–Shun sonrió—Vamos, ayúdame a preparar algo de comer, seguro que lo que estás pensando no es nada de provecho.

Shun se levantó y Hyoga lo siguió a la cocina sin dejar de ver la delgada y estilizada figura del joven que caminaba frente a él, por primera vez se dio cuenta de cuánto había crecido, Shun era de complexión delgada, poseía un porte y un galgo exorbitante y era alto para sus 17 años. No podía entender como no tenía novia, Shun era bello y todos lo veían, menos él mismo.

Shun se detuvo frente a un aparador y con cara de preocupación se dirigió a Hyoga:

-La verdad es que no quiero morir de hambre, pero soy un desastre para la cocina.

-No te preocupes, mandemos a pedir comida china –Hyoga sonrió.

Shun se veía decepcionado.

-Yo quería tratar de cocinar, anímate y ayúdame, ¿vale?–Shun tomó a Hyoga de la mano y lo empujó hacia unos vegetales.

-¿Qué se supone que haga con esto? –Preguntó un confuso Hyoga.

Shun agarró un cuchillo y se lo tendió a Hyoga diciéndole que corte trozos pequeños de vegetales mientras él preparaba la salsa.

A Hyoga casi le da un ataque, el caballero del Cisne, cortando vegetales y pelando patatas.

Shun notó la expresión de Hyoga y se echó a reír.

-No es tan difícil–Shun tomó el cuchillo y comenzó a cortar un pepino mientras que Hyoga trató de imitarlo con una cebolla.

Hyoga no sabía por qué, pero sintió un enorme deseo de llorar, los ojos le escocían y cuando se rascaba las lágrimas salían de ellos.

-¡¡Hyoga, estás llorando, deja esa cebolla!! –Shun sonrió quitándole el cuchillo a Hyoga mientras se lavó sus manos y con ellas lavó el rostro de Hyoga delicadamente.

Muy pronto los ojos le dejaron de arder y Shun le explicó que cuando picas cebolla tienes que tener sumo cuidado de que el jugo no caiga en tus ojos porque de lo contario producía un fuerte ardor. Hyoga sintió cómo temblaba al contacto de su rostro con las manos de Shun, que eran tan suaves y delicadas...Pero se reprendió al instante, él había tenido experiencias realmente intensas y no entendía como el contacto de las manos de ese niño podía ponerle en semejante estado.

Shun condujo a Hyoga en medio de sus reflexiones hacia la sala de estar y lo sentó en un sillón.

-Parece que eres peor que yo en la cocina, ven, siéntate aquí mientras yo preparo algo –dijo Shun con alegría.

-Gracias –Hyoga estaba perdido en las gemas verdes que lo miraban.

Shun entró en la cocina y Hyoga leyó un libro y sin darse cuenta cayó en un profundo sueño, en el cual tenía a Shun entre sus brazos susurrándole palabras tiernas.

...despierta.

...despierta.

-¡Hyoga, despierta!

Hyoga se sobresaltó pero se repuso en seguida al ver que era Shun quien lo movía suavemente para que despertase.

-La cena está servida –Shun levantó a Hyoga y con un leve empujón lo condujo al comedor.

Hyoga estaba realmente sorprendido, no podía creer que Shun jamás hubiese cocinado.

La mesa estaba servida de manera impecable y adornada por los múltiples platillos de manera exquisita.

-Ven, siéntate –Shun colocó a Hyoga en el asiento de cabecera y él se sentó a su lado en la amplia mesa.

-Shun, se ve exquisito, parece que Shiryu no es el único que sabe cocinar por aquí –Hyoga estaba asombrado por las habilidades del joven muchacho.

-Gracias –Shun se levantó y sirvió a Hyoga un plato de sopa que lucía delicioso.

Hyoga y Shun se dispusieron a comer...de repente Hyoga tragó la sopa y no pudo evitar que una ligera mueca curvara sus labios, Shun metió en su boca la primera cucharada y de inmediato se puso rojo como un tomate tirando la cuchara....La sopa estaba horrorosa.

Hyoga al ver la expresión de Shun se puso a reír como un poseso mientras éste sonreía afectadamente.

-Parece que no sabe tan bien como se ve jajaja –Hyoga estaba disfrutando la cara de vergüenza de Shun.

-Tal vez el asado esté mejor –Shun sirvió el asado pero las cosas no salieron mucho mejor.

-Shun, ésta carne parece suela... –Hyoga sonreía tratando de masticar un trozo de carne que llevaba más de 5 minutos en su boca.

De repente Shun se levantó y retiró los platos.

-Hyoga, ¿no te quedes ahí sentado!...Llama a la comida china, porque yo sigo con hambre. –Shun estaba visiblemente decepcionado de su encuentro con la cocina.

Hyoga, al darse cuenta de esto, le dio a Shun una palmada afectuosa mientras se disponía a marcar el número.

Luego de 30 minutos llegó la comida y cenaron en calma...

-No sé que pudo salir mal...La carne la dejé en el horno por 30 minutos, será que se habrá resecado, y...la sopa... me habré pasado con la sal y el vinagre...—dijo Shun meditando todo paso por paso.

A Hyoga casi se le sale la comida de la risa...

-VINAGRE!!!!!! ¿Cómo se te ocurre ponerle vinagre a una sopa? –Gritó Hyoga entre risas.

-Shiryu se lo pone a las ensaladas y va muy bien –Shun estaba algo dolido.

Hyoga comenzó a reír sin parar y Shun se lo quedó mirando con una mueca de enojo hasta que no pudo más y se echó a reír él también.

-Ya verás Hyoga, la próxima vez me saldrá mejor y tú serás el primero en probar lo que prepare –Shun decía las palabras con cierto orgullo.

Hyoga levantó las manos en señal de rendición.

-NO POR FAVOR!!!! Eso sí que sería gracioso...Caballeros de Athena muertos por una indigestión –Hyoga no paraba de reír.

-Jaja, parece que ya no serás el primero en probar la comida del “futuro” gran Chef Shun –Shun sonrió ante la mención de su propio nombre, la verdad es que sería lindo poder ser un Chef.

-Gracias a Athena!! Seré el único que se salve de la muerte segura.

Shun se rindió y comenzó a reír también, en eso escucharon que la puerta se abría y las voces llegaron hasta la sala...

-Hola hermano...Hyoga... –Ikki saludó a su hermano y le dirigió un cortés e intimidante saludo al cisne.

Seiya entró un poco después y dirigiéndose a Shun comenzó a reír...

-Les tengo que contar algo..jajaja....Ikki...jaja –Seiya no podía dejar de reír mientras que Ikki le dedicaba una de sus más furiosas miradas.

-Cállate Seiya.

-Pues no!!!! Jaja, esto es genial chicos, jaja, una chica se nos acercó y le dijo a Ikki que su caballo era el más veloz...y que si apostábamos a él, ganaríamos, yo obviamente no lo hice pero...resulta que Ikki fue el único en apostarle a un caballo cojo...Jaja –Seiya no podía respirar de la risa.

-¿Es que no revisaste el caballo, hermano? – Shun luchaba por no reír.

Ikki estaba furioso, había perdido más de 1000 dólares en esa apuesta...(El dinero para sus gastos durante las próximas 2 semanas).

-No, la chica me dijo que era el más rápido – dijo realmente furioso.

-Pues parece, querido Shun, que la ingenuidad en tu familia ha sido hereditaria...aunque....TÚ SÍ HUBIERAS REVISADO EL CABALLO jajaja –Seiya se estaba ganando una paliza de parte de un furioso Ikki.

-CÁLLATE SEIYA –Ikki estaba rojo de la rabia y de la vergüenza.

Shun, al ver a su hermano tan alterado, miró a Hyoga de reojo en busca de ayuda y comenzó a hablar...

-Bueno, pues yo... hoy traté de cocinar... –dijo Shun algo apenado.

En ese instante las risas de Seiya callaron y la furia de Ikki se aplacó debido al brusco cambio de tema de su hermano.

-¿Y por qué están entonces comiendo comida china? –preguntó Seiya intrigado.

En ese instante Shun se puso como un tomate y fue Hyoga quien comenzó a reír como descosido.

-Bueno...Pues resulta que la carne de 30 minutos de cocción y la sopa con...jaja...vinagre no resultó ser muy apetitosa...Jaja...–Hyoga estaba disfrutando ver el apenado rostro de Shun.

Shun agachó la cabeza y todos comenzaron a reír, incluso Ikki quien se olvidó de su propia vergüenza.

-Lo harás mejor la próxima vez Shun...Jaja –Seiya trató de mostrarse comprensivo, pero las risas no lo dejaban hablar.

De repente Shun se levantó divertido...

-Analizando nuestra situación, eso espero, Seiya; ya que Shiryu no regresará hasta dentro de 2 semanas, Saori está de viaje y mi hermano perdió casi todo nuestro dinero, así que si no aprendo a cocinar...moriremos de hambre –Shun dio la última sonrisa al ahora grupo de preocupados jóvenes y se retiró al estudio...con un sentimiento de maligna satisfacción un poco impropio en él.

-Dios mío!!! ¡¿Qué acaso ninguno de ustedes sabe cocinar!? –dijo Seiya al borde de la desesperación.

Ikki se encogió de hombros.

-Jamás he tocado una cacerola en toda mi vida.

-Yo no sé ni preparar un huevo frito –dijo Hyoga.

-Bueno, parece que estamos destinado a comer lo que Shun prepare por 2 semanas –dijo Seiya como si no fuera mayor cosa.

-POR DIOS, NO!!!

Todos se viraron a ver a Hyoga que lucía realmente preocupado.

-No puede ser tan malo –dijo Seiya.

-Mi hermano siempre ha aprendido todo a la primera vez –miró a Hyoga –Seguro que tus gustos no son buenos.

Hyoga dedicó a Ikki una sonrisa sarcástica y se dirigió a la cocina, al regresar todos notaron que traía una cacerola con sopa entre sus manos.

-Prueben –dijo Hyoga.

Seiya e Ikki tomaron un poco de la sopa y al instante la escupieron.

-Es lo peor que he probado en mi vida –Seiya no podía creer que algo tan malo pudiese salir de las manos de Shun.

-Parece que moriremos de hambre –dijo un preocupado Ikki.

Luego de un rato de conversar sobre la horrible comida del caballero de Andrómeda, notaron que éste salía con paso decidido hacia la cocina.

Esperaron a que saliese, pero al no verlo salir se dirigieron hacia allá y lo vieron con un mandil de cocina y preparando algo.

Todos pusieron cara de susto y decidieron que dormir temprano iba a ser lo mejor.

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A la mañana siguiente Hyoga como siempre, se levantó temprano, usualmente era el primero en levantarse junto con Shun quien gustaba de salir a trotar a esas horas.

Hyoga observó que salía fuego de la cocina y al entrar casi se cae de la impresión

La cocina estaba hecha un total desastre, habían numerosas sopas, ensaladas, dulces, platillos, bebidas...etc. Shun estaba en una esquina con un mantel tratando de aplacar el fuego que salía del horno, entonces Hyoga se apresuró y apagó el fuego congelándolo.

-Gracias Hyoga –Shun le dedicó una media sonrisa de cansancio.

-¡¡¡Has estado aquí toda la noche!!! –Hyoga estaba asombrado por la determinación del joven.

-Pues sí...Pero no logro que nada me salga bien...los postres salen muy dulces, o salados, las sopas con grumos o insípidas, las carnes muy duras o quemadas...sólo los jugos, los huevos y el café me salen aceptables...Ya no doy más!!! –Shun estaba desilusionado.

Hyoga ayudó a Shun a poner en orden la cocina antes de que los otros se levantaran y encontraran semejante desastre. Él no podía dejar de ver a Shun, sus ojos lucían cansados y estaba bañado por una leve capa de sudor, el mandil que usaba estaba sucio mientras que sus movimientos aunque lentos lucían delicados y sumamente elegantes.
Era realmente excitante verlo así.

-Hyoga, ya terminé...Gracias por tu ayuda.

-No hay problema Shun, y no te preocupes más y por favor ALEJATE DE LA COCINA –Hyoga lo dijo muy serio.

Shun no se iba a rendir, en su vida jamás se había negado a un reto impuesto por sí mismo.

Shun cursaba el 6 curso en una institución financiada por la fundación, mientras que Hyoga y Seiya iban en segundo de Universidad, Shiryu en tercero e Ikki en cuarto. Así que todos tenían que salir a las 7h10 a esperar sus respectivos transportes, a excepción de Ikki quien tenía su propio auto.

Hyoga salió un poco después que Shun ya que sus amigos se habían ido a la Universidad muy temprano para su gusto *seguro que para comer algo* pensó Hyoga.

Luego de caminar por 10 minutos se dio cuenta de que un hermoso muchacho de cabellos verdes salía de una de las tiendas del centro...Al fijarse bien notó que era Shun.

*Y yo que pensé que Shun era el niño bueno del grupo, míralo, fugándose de clases*

Hyoga estaba desconcertado pero la situación le dio cierta gracia, así que se dispuso a seguir al joven muchacho que se había convertido poco a poco en la razón de su vida.

Lo siguió por un tiempo dándose cuenta de que se dirigían a la mansión nuevamente, Hyoga no podía creer que lo que Shun tuviera entre sus manos fuese un libro de cocina. Hyoga levantó sus ojos en señal de desesperación y lo siguió dentro de la casa.

Shun entró a la cocina.

-Esta vez sí lo haré bien –Shun sonrió y se colocó el delantal.

Hyoga se escondió detrás de la puerta para observar a Shun sin que él lo notase, Shun se encasquetó un gorro de cocina y comenzó a leer el libro muy atento, Hyoga vio que de lo atento que estaba no había sentido su presencia...En eso sonó el timbre y Hyoga tuvo que hacer malabares para que Shun no lo viese mientras salía corriendo a abrir.

*¿Quién será?* pensó Hyoga.

-Pasa June, te estaba esperando –Shun condujo a una hermosa joven rubia a la cocina y Hyoga observó que era aquella chica que estuvo con Shun en los entrenamientos y que ahora estudiaba junto con él en el instituto Kido.

-Shun, ¿por qué me pediste que viniera, pasa algo? ¿Acaso estás enfermo? –La chica lucía un poco preocupada.

Hyoga sintió un amargo dolor.

-*Ya decía yo que Shun no se había fugado de clases tan sólo para cocinar, él le pidió a esa chica que viniese *-, él no sabía por qué se sentía de esa manera pero se dispuso a espiarlos

-No June, no pasa nada...Tan sólo quería que me ayudases con un problema –Shun sonaba realmente consternado.

-Claro querido Shun, puedes confiar en mí –Jun le dedicó una de sus más coquetas sonrisas.

-Gracias...June...¿¿Tú sabes cocinar??

La chica casi se cae de la silla de la impresión y de la decepción, definitivamente eso ERA lo que menos pensó que le iba a preguntar el apuesto muchacho.

-CLARO QUE SÍ –June estaba roja pensando que Shun pudo darse cuenta de su decepción.

Hyoga observaba esta escena haciendo esfuerzos sobrehumanos para troncarse de la risa al ver el rostro de decepción de la muchacha y así supo que Shun no se fijaba en ella.

-Genial, necesito aprender, compré un libro de cocina –Shun miró a June suplicante y le agarró las manos en un tierno gesto –¿Me enseñas..si?

-Cla...claro que sí –June estaba nerviosa al tenerlo tan cerca –El secreto es cocinar con amor, piensa en alguien que quieras y verás que todo sale bien.

-SÍ –Shun asintió alegremente.

En medio de juegos y risas ambos se pusieron a cocinar, June lo corregía cada vez que Shun iba a hacer alguna de las suyas.

-No Shun...El vinagre es sólo para las ensaladas –June lo reprendió dulcemente.

-Entendido, mi capitán –Ambos rieron.

Hyoga miraba la escena con un poco de celos ya que no podía evitar sentirlos, Shun era un niño...Pero no su niño, y él por el contrario había madurado demasiado rápido, aunque era muy apuesto y continuamente salía y dormía con muchas chicas, él nunca se había enamorado, hasta ahora, desde que Shun le salvó la vida en el santuario él no podía dejar de sentir un cariño especial hacía él...Un cariño que poco a poco se transformó en amor.

Poco después el pastel estuvo listo.

-LISTO –La voz de Shun lo alejó de sus pensamientos.

-Vamos a probarlo!!! –June estaba emocionada.

Cortaron 2 trozos del pastel y los comieron, cual fue la sorpresa de Hyoga al ver que ambos sonreían.

-Está delicioso!!!!!! –Shun estaba realmente feliz –Deja que los chicos lo prueben, les encantará.

-Sí, está exquisito, ¡¡jamás había preparado algo tan bueno!! Se nota que quieres mucho a la persona en la que pensaste –dijo June con un tono pícaro.

-Hacemos un buen equipo –dijo Shun mirándola a los ojos.

De repente June se lanzó a los brazos de Shun y se contemplaros por unos segundos y a Hyoga casi se le sale el corazón al ver que ella se acercó para besar a Shun.

Todo fue muy rápido, pero antes de que sus labios se juntaran Shun la separó lentamente y viró el rostro para evitar el contacto. La chica abrió sus ojos y se separó del todo del muchacho.

-Yo...yo..lo siento Shun, me dejé llevar –June trataba de contener sus lágrimas.

-No, soy yo quien lo siente... pero...—Shun no pudo continuar.

-¿Pero qué? ¿Acaso amas a alguien más?

-Así es.

-¿A quién? Si puedo saber, aún somos los mejores amigos, ¿no? –Preguntó June ya con lágrimas en sus ojos.

-Claro que lo somos!!! –Shun le limpió las lágrimas y le dio un suave beso en la mejilla.

-Sé que no es de ninguna chica o chico del instituto porque ya casi todos te han confesado sus sentimientos y tú no los has aceptado –June se sentía totalmente desdichada, ya que por un momento pensó que podía ser ella la dueña de los sentimientos del joven.

-No, no es nadie del instituto –Shun se sentía indeciso en si contarle o no.

-¿Quién es? ¿Quién ha sumido mi corazón en ésta gran tristeza? Dímelo...—June lloraba levemente.

Shun se acercó y la abrazó, ella comenzó a llorar más fuerte y a pegarle en el pecho tratando de transmitirle algo de su dolor pero Shun no la soltó sino que la abrazó aun más fuerte.

Hyoga veía la escena intrigado y casi tan desdichado como la joven, sintiendo lástima de ella y de él, ....--*como vine a enamorarme de mi mejor amigo, yo tengo la culpa *.

Hyoga se sentía traicionado por sus propios sentimientos al ver que Shun le era fiel a su amor y él no podía hacer nada más que amarlo en silencio.

-Hyoga... –Shun susurró en el oído de June.

-¿Qué? – June no entendía y Hyoga temió que Shun lo hubiera descubierto en su precario escondite.

June se separó y lo miró fijamente.

-La persona que amo es...Hyoga –June sonrió tristemente y a Hyoga casi se le sale el alma en esos segundos.

-¿Aquel muchacho rubio? El caballero del cisne – preguntó June.

-El mismo, y aunque no me ame, yo no puedo traicionar a mis sentimientos dándole mi amor a alguien más –Shun sonreía para June.

Hyoga se sintió miserable, eso era justo lo que él había hecho, traicionar sus sentimientos y salir con otras personas cuando su corazón gritaba el nombre de Shun todo el tiempo.

-No seas tonto, mi Shun, tú sabes que no hay nadie que pueda resistirte, ...Mira como me tienes a mí–June trató de sonar graciosa y alegre, pero se escuchaba claramente un dejo de tristeza en cada una de sus palabras.

Hyoga no sabía que iba a hacer, ya no temía un rechazo, pero temía que su relación fracase ya que ambos eran tan diferentes.

-Hyoga sí me rechazaría...Él no me quiere, yo lo he visto salir con una chica diferente cada semana sin siquiera mirarme mientras mi corazón se parte en mil pedazos por su causa.

Hyoga se sintió basura, se dio cuenta de su terrible error y volvió a pensar en un rechazo, ya que Shun podría pensar que sólo sería un juego para él. Con cuidado Hyoga se retiró del lugar para salir de la casa y poder meditar

Al salir Hyoga serró la puerta con fuerza sin querer y salió corriendo por el jardín.

-Escuchaste eso??? –June se puso nerviosa.

Shun asintió y se dirigió a la ventana para ver cómo Hyoga se alejaba de la mansión corriendo.

Shun sintió una mezcla de sentimientos, vergüenza, porque seguro Hyoga escuchó su improvisada declaración...Tristeza, al ver que pudo haberlo asustado...miedo, debido a su reacción pero sobre todo...dolor, de haberse sabido espiado y ver que la intimidad que tuvo con su amiga había sido violada por el hermoso joven que él amaba con toda su alma.

-¿Shun, te encuentras bien? ¿Quién era? –June obligó a Shun a mirarla.

-Era él...era él, June –Shun todavía no podía creer que un secreto que pensaba guardar en su alma por siempre había sido descubierto de tal manera.

-¿Quién...?

-Hyoga...

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En la noche Hyoga se obligó a volver, se había pasado toda la tarde pensando en como declararle a ese niño tan hermoso sus sentimientos ya que por lo que había escuchado, él no lo haría, cómo lo iba a hacer!!! Si lo único que él se pasaba haciendo era desfilar delante de Shun cada vez que conseguía una chica nueva...torpe...idiota...así se sentía.

Al llegar agradeció a los Dioses por encontrar todas las luces apagadas, eso significaba que sus amigos estaban dormidos.

Entró con sumo cuidado a la casa pero al acostumbrar sus ojos a la luz se dio cuenta de que una figura lo estaba observando.

-Shun...¿Eres tú? –preguntó Hyoga contrariado...y...ansioso.

-Sí, soy yo, te estaba esperando –Las palabras de Shun sonaron frías, algo realmente extraño en el caballero de Andrómeda.

-¿Te sucede algo?

-No, Hyoga, me imaginé que querrías hablar –Las palabras de Shun se suavizaron un poco...solo un poco.

Hyoga sintió que el salón daba vueltas en torno suyo.

-¿De qué podría querer hablar, pequeño Shun? –Hyoga se mostraba amable pensando que esa sería su oportunidad de declararle sus sentimientos.

-De la manera en la que me espiaste y descubriste mis sentimientos hacia ti, quería aclarar las cosas –La voz de Shun volvió a ser fría...muy parecida a la de Ikki.

Hyoga estaba totalmente y literalmente congelado, Shun lo tomaba con calma y madurez, seguro de sus sentimientos y pensó que nunca su amado Shun se pareció tanto a su frío hermano...Incluso por un momento lo superó en frialdad, aunque pronto se quebró...Esa no era la manera de ser de Shun.

Shun suavizó sus palabras y una lágrima bajó solitaria por su mejilla.

-Lo...siento, no debiste escuchar eso, espero que todo vuelva a ser como antes, no deseo perder tu amistad –Shun se mantenía tranquilo pero por dentro era un remolino de confusión.

-Yo no, quiero que todo sea como antes –dijo Hyoga.

-Ya me disculpé...¡¡Qué mas quieres!! –gritó Shun al borde de la histeria.

Hyoga lo agarró fuertemente y lo llevó al jardín para que no despertasen a nadie, Hyoga nunca había visto a Shun tan furioso y triste a la vez.

-Te he traído aquí para que pudiéramos hablar con calma –Hyoga miraba a Shun aun sosteniéndolo por los hombros.

-Suéltame!

Hyoga lo soltó.

-Shun, ¿tú de verdad me amas? –Hyoga lo miró seriamente.

Shun se tornó pálido y luego rojo.

-Sí, yo te amo.

-¿Por qué?

-Bueno...Por ser como eres.

-¿Cómo soy?-Preguntó Hyoga.

-Sincero, amable, fuerte, hermoso...No sé...Te siento parte de mí –Shun miraba hacia abajo con incomodidad.

De repente Hyoga de un saltó se trepó en la pequeña fuente del jardín.

-Yo te amo, por que eres hermoso, puro y sincero, preocupado y maravilloso...En fin...te siento parte de mí –Hyoga repitió la última frase de Shun y lo miró fijamente con una sonrisa.

Shun no podía creer lo que oía, Hyoga lo amaba...No había sido la declaración romántica que había soñado...Pero era una declaración.

Hyoga saltó haciendo una pirueta y cayó en frente de Shun con un rostro lleno de felicidad.

-Aceptas? –preguntó.

-Aceptar qué? –Shun estaba cada vez más confundido.

-Convertirte en mi amor, mi pareja –Hyoga se sonrojó y tomó sus manos.

-Hyoga yo...

-Qué?

-Sí...Acepto –Shun sonrió y otra vez Hyoga comenzó a imaginarse un sinfín de cosas pecaminosas con esa sonrisa como protagonista con la diferencia de que ahora no se veían tan lejanas.

-¿Puedo besarte? –Preguntó Hyoga sonriendo al ver como Shun se ponía nervioso.

-¡¡¡¿Quieres besarme?!!! –Shun estaba asombrado y asustado.

-Sí...Y no pongas esa cara que yo sé que beso bien, así que no te dejaré ningún trauma ni mucho menos –comentó Hyoga divertido.

-Sí, ya sé que tienes mucha experiencia... –comentó Shun con cierta tristeza y sus ojos se cerraron pensando en la posibilidad de que para Hyoga todo esto fuera un simple juego.

Hyoga se dio cuenta y lo atrajo hacia sí.

-Es verdad, he besado a muchas chicas pero no es nada comparado como cuando toco tus manos, cuando te veo caminar...Cuando me sonríes me siento mucho mejor de lo que me sentí en la más apasionante de mis citas...¿Me entiendes...? Yo te amo.

Shun quedó atónito, eso sí que era una declaración...Ni en sus sueños sonó tan sincera.

-Sí –dijo de inmediato.

-¿Sí qué?

-Sí quiero que me beses –dijo Shun.

-De acuerdo.

Hyoga atrajo a Shun hacia sí mismo, Shun cerró sus ojos y Hyoga lo miró por unos segundos con los ojos cerrados antes de juntar sus labios con los suyos *parece un ángel*, pensó Hyoga ante la belleza del caballero de Andrómeda.

Se unieron en un hermoso beso. Hyoga tomaba a Shun por la cintura mientras éste pasaba sus brazos alrededor del cuello del cisne. Ambos separaron sus labios para poder enredar sus lenguas y volver ese roce tierno, un beso apasionado. Hyoga se sentía en el cielo, un solo beso de Shun ocasionaba en él una explosión de emociones impensables, ternura, pasión, deseo y sí...por primera vez AMOR...esa era la que más fuerte retumbaba en su corazón. Luego de unos interminables minutos que a Hyoga le parecieron muy poco se separaron.

-¿Lo hice bien? – preguntó Shun suavemente.

-Sí –respondió Hyoga, sabiendo que era el primer beso del muchacho.

-Gracias.

-¿Por qué? Soy yo quien debe agradecerte–Hyoga lo miraba totalmente enamorado.

Shun se sintió avergonzado y feliz, el sentimiento de estar enamorado era maravilloso, al ver a Hyoga sentía mariposas en el estómago y ganas de reír y llorar al mismo tiempo...su sueño se había realizado.

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Hyoga se sentó en el pasto y atrajo a Shun hacia sí mismo para abrazarlo, permanecieron ahí largo tiempo y juntos vieron el amanecer sintiéndose realmente dichosos.

Luego de eso se levantaron y entraron a la mansión. Shun se dirigió a la cocina sintiendo sobre sí la mirada preocupada de Hyoga.

-No me mires así que ya he aprendido a cocinar –dijo Shun aún algo sonrojado por lo que acababa de pasar.

-¿Estás seguro de que has aprendido bien...? Yo te amo...Pero ésta no es mi idea de morir por amor –dijo Hyoga sonriendo tiernamente.

-Yo también te amo...Y jamás te intoxicaría, así que anda y vístete que los chicos ya han de bajar a desayunar.

-Si no se escapan igual que ayer –dijo Hyoga con una sonrisa pícara.

-No lo harán...Hice los cálculos y ya no nos queda dinero ni para la gasolina del auto de mi hermano –dijo Shun algo divertido.

-De acuerdo, entonces ya regreso –Hyoga depositó un suave beso en los labios de Shun y cerró los ojos al notar como se estremecía entre sus brazos.

Hyoga subió y se cambió de ropa en un santiamén , al bajar notó que todos estaban en la mesa con rostros tensos.

-Shun...Hermano, tú sabes todo lo que te quiero, ¿pero acaso es necesario que nos sometas a esta tortura? –dijo Ikki mirando a su hermano con un rostro cargado de preocupación.

-Calla y come –le espectó Shun amablemente.

-SHUN PIEDAD....PIEDAD – gritaba Seiya uniendo sus manos en pos de súplica.

Hyoga se sentó en su puesto y miró a Shun con ternura mientras éste les servía pankakes, al probarlos todos sonrieron aliviados...Sabía delicioso.

Todos felicitaron a Shun...Por los pancakes y Shun sonreía con orgullo al ver a todos atragantarse sus palabras...Además de los pancakes, claro está.

Luego de comer Seiya se ofreció a lavar los platos mientras que Ikki salió corriendo a su cuarto ya que tenía que alistarse para la Universidad. Hyoga que ya estaba listo decidió irse caminando con Shun mientras que Seiya simplemente se propuso no ir para celebrar que Shun aprendió a cocinar. (vago)

Shun y Hyoga salieron corriendo para poder llegar temprano y al llegar al colegio de Shun se despidieron con un beso en la mejilla.

-Te amo, Shun.

-Te amo Hyoga....Espera!!! Toma. –Shun le tendió a Hyoga un pedazo de pastel.

-Qué es esto? –preguntó Hyoga.

-Es el último pedazo del pastel que hice ayer con June, la primera comida que me salió realmente bien – Shun sonrió y se lo tendió a Hyoga –es para que me recuerdes en el receso.

Hyoga lo tomó y lo guardó en su maleta.

-Gracias Shun...Pero créeme, no va a ser necesario.

Shun se sonrojó y luego le susurró a Hyoga.

-La comida que cocino ahora me sale bien porque cada vez que lo hago pienso en ti...Mi amor, eres tú en quien pensé ese rato con June.

Hyoga se puso como un semáforo y Shun sonrió victorioso por haber podido poner a Hyoga en ese estado, Hyoga le dio un tierno beso en la frente y se fue.

Shun miraba a Hyoga alejarse y no pudo ocultar su tristeza al sentirse lejos de él, pero eso ya no era problema porque el hermoso cisne era suyo tanto como él lo era de él.

FIN