Hyoga x Shun

Mi pequeño ángel Shun

Por: Ai-sister


Shun alzaba la vista, contemplar el cielo, era lo único que lo mantenía en firmeza con el afán de no llorar, sus labios delgados pronunciaron un nombre: "Ikki". Desde que había tomado ese papel con dirección a la isla de la muerte no había sido igual, ¿en dónde podría estar ahora? ¿Qué estaría pensando? ¿Estaría viendo el cielo como él? El pequeño sólo podía pensar en eso, en eso estaba cuando escuchó una dulce voz que provenía atrás de él.

-¿En qué piensas, amor?

Shun lo observó sentándose sobre el verde pasto, mientras contemplaba al chico de ojos azules sumamente atractivo.

-En nada Hyoga, sólo...

Hyoga se sentó a su lado mientras depositaba un brazo en el hombro de Shun.

-Piensas en Ikki.

Shun sólo pudo decir que sí con la cabeza. Hyoga lo miró tiernamente, mientras veía en los ojos de Shun una tristeza vacía, el viento soplaba con bastante delicadeza haciendo que el cabello del cisne ondeara.

-Me pregunto que si él estuviera aquí...¿Qué pensaría de mí? Ahora que estoy contigo...

Hyoga se acostó en el pasto mientras ponía sus manos atrás de su cabeza.

-Estaría celoso—le dijo cerrando los ojos.

-¿Celoso?—preguntó mirándolo.

-Él fue el único que te defendía de niños, ahora, estoy seguro que se enfadaría si supiera que soy yo el que ahora te protege—una sonrisa se posó en los labios de Shun mientras que delicadamente se agachaba a besar los dulces labios de Hyoga, al sentir la caricia entreabrió los labios, para dejar que su lengua húmeda y tibia coronara la suya.

El reloj marcaba las tres de la tarde, Hyoga se encontraba nadando, en la alberca de la gran mansión, mientras que Shun se encontraba corriendo por todo el patio de la casa. Unos ojos verdaderamente diabólicos se posaron en la figura del pequeño chico de cabellos verde, Shun se detuvo al sentir que su respiración se iba con todo el movimiento, deteniéndose a tomar su botella de agua, al momento, todo se volvió gris. Al despertar, no supo ni en dónde estaba, observó alrededor, vio muchas cosas de limpieza, cuando abrió más los ojos se dio cuenta de que estaba amordazado en una silla desnudo.

-Por fin despertaste—dijo una voz adelante de él en la oscuridad.

-Esa voz la reconozco—pensó Shun, de pronto el mismo sujeto dio un paso adelante mostrando su figura esbelta—¡Tú! Es...imposible—se sorprendió Shun extendiendo sus ojos color verde.

Hyoga llevaba más de una hora buscando a su pequeño, cuando un escalofrío se apoderó de su cuerpo, rezó para que ese presentimiento no se diera, volviendo a buscar rápidamente, mientras que Shun estaba sorprendido por la tal mirada de odio. El caballero de radiante armadura puso una mano en la cara desfallecida de Shun.

-Sí, soy el caballero de Piscis—le dijo—Despreocúpate amor, no te haré daño—dijo el caballero de piscis, mientras lo desamarraba de la boa.

-Es imposible, tú habías muerto en la doceava casa—le dijo al ser liberado.

-Estoy muerto, sin ti—un escalofrío se apoderó del cuerpo de Shun.

--¡¡¡AUX...!!!—el grito de Shun fue detenido por un apasionado beso de aquel caballero, mientras que su mano derecha sujetaba de una manera sensual el miembro de Shun, al no tener un contacto, Shun sólo pudo pensar en un nombre verdaderamente maravilloso: "Hyoga". Ante la lengua de Afrodita, Shun no hizo otra cosa que liberarse de su captor, mordiendo el labio inferior de Afrodita, este dio un paso atrás probando su misma sangre, lo cogió de los cabellos haciéndolo hacia atrás, haciendo que Shun abriera su boca en un quejido, ante esto, lo besó nuevamente.

Hyoga se encontraba preguntando a medio mundo por él, cuando sintió el cosmos de Shun pidiendo ayuda, en un momento volvió a dispersarse, dando así al caballero de los hielos un sentido en dónde se podría encontrar, para entonces, Afrodita había amordazado nuevamente a Shun.

-Verás que soy mejor amante que tu cisne—le dijo mientras comenzaba a lamer y besar su cuello, mientras que sus manos masajeaban su miembro, en un intento Afrodita empezó a lamer a disposición el miembro de Shun, éste sintió vergüenza al saber que era débil. En sus adentros dio un gemido, esto lo notó Afrodita y empezó a acelerar el ritmo, hecho esto, desamarró completamente a Shun y lo tiró al suelo, al soltarse Shun trató de huir, no así las manos poderosas ante tal cuerpo hicieron que su huida fuera un rotundo fracaso. Afrodita comenzó a degustar las bien pero delgadas pompas de Shun, al igual que a introducir un dedo en él, Shun no podía resistir el pensar que estaba sucio. Cuando un viento helado lo hizo reaccionar, alrededor todo estaba congelado, se abrieron las puertas de un golpe, mostrando a un Hyoga sumamente molesto. ¿Molesto? Claro que no, lleno de ira, odio, rencor, infelicidad...Todos los sentimientos mezclados.

-Déjalo ir—alcanzó a decir mientras su cosmos se elevaba a un por ciento de millones.

Afrodita no era competencia para él, aunque luchó no pudo ganarle, rápidamente Hyoga congeló las rosas de Afrodita dejándolo entre sorprendido y angustiado. Mientras que Hyoga corría hacia él para regalarle puñetazos y patadas, Afrodita quedó en el suelo todo hecho pedazos. Mientras que Hyoga se hincaba donde estaba Shun. Sólo pudo decir su nombre. Shun no lo miraba hasta que Hyoga puso ambas manos en su cara, haciéndolo mirar, de sus ojos corrían lágrimas, viendo el tierno rostro de Hyoga se abrazó con fuerza, llorando lleno de felicidad puesto que se encontraba reunido con su amor.

Era de noche, en un cuarto se había apagado la luz, la luna se asomaba entre las rendijas de la ventana mientras que un Shun se encontraba recostado en el pecho firme y bien formado del güero, Hyoga lo abrazaba mientras olía el perfume divino de Shun.

-Lo siento—dijo por fin el chico de cisne, Shun lo quiso mirar pero Hyoga se lo impidió, rápidamente pudo contemplar el cuerpo de Hyoga temblando.

-No hay que disculparse—le dijo—Al fin que no hizo nada más...—dejó su conversación mientras que en sus ojos unas cálidas lagrimas se asomaban—Hyoga—susurró Shun—Deja de llorar, lo bueno es que me ayudaste, no te sientas mal—le dijo alejándose un poco de ál para contemplar los ojos azules de Hyoga, observando lo bien que se veía ante esas lagrimas—Je, es la primera vez que te veo llorar—le dice con una sonrisa, ahh la sonrisa que con tan solo de mirar se podía relajar, Shun lo besó tiernamente en los labios, después acercando a su oído le dijo—¿Sabes? me siento un poco sucio... ¿Podrías...?—Hyoga sólo sonrió mientras lo besaba nuevamente, después bajando a su cuello, comenzando así una noche inolvidable.

-"Desde ahora no te volveré a dejar nunca mi amado Shun, ni en la tierra, ni en el más allá siempre, siempre te protegeré... mi pequeño ángel."

FIN


Nota de la autora: A mi querida hermana Aidee-san "que descanse en paz" siempre te recordaré, gracias por protegerme en los momentos más difíciles.