Ikki X Shun

El resplandor en mi vida

Por: Legolas, el Elfo


Un resplandor en eso, fue que me pareció verte envuelto la primavera vez que te vi, lo recuerdo perfectamente, la emoción, la novedad, los nervios; todos esos sentimientos mezclados, ante la llegada de un nuevo ser a mi familia, la llegada de mi hermanito.

Sé que muchos otros hermanos han experimentado celos ante la llegada de un hermano, pero mentiría si dijera que yo sentí eso, puesto que tú ganaste mi corazón desde el primer instante, no sé si fueron esos maravillosos ojos verde azul, justo como los de nuestra madre, o si fue ese maravilloso sonido de tu risa o la gracia de tu sonrisa, no recuerdo bien qué fue lo primero de ti que ganó mi corazón.

Mi hermano, fueron las palabras que pronuncie, sangre de mi sangre, un lazo especial que nos unía, compartíamos un fragmento de la misma esencia, en ese tiempo yo no sabía que podía sentir dónde estabas y cómo te sentías, gracias al cosmo, la fuerza mística que nos rodeaba y que un día habría de cambiar nuestro destino, y aun más que un día decidiría nuestros caminos.

Y cuan feliz me sentí cuando nuestra madre me preguntó qué nombre deberías llevar, ¿cuál otro que no fuese resplandor? ¿Cuál otro nombre merecería llevar criatura tan maravillosa? Y por esa razón es que sugerí Shun...Un fugaz resplandor, puesto que tu presencia había traído ese resplandor que no había notado que faltara en mi vida.

Y supe desde esos primeros momentos que pasara lo que pasara, cual fuera el camino que el destino eligiera, yo protegería esa maravillosa sonrisa, yo daría mi vida por esa celestial criatura que era mi hermano, yo cuidaría de que esa pureza tan maravillosa jamás fuera manchada. Yo cuidaría de ese eterno resplandor, pues si llegaba a apagarse mi vida perdería ese trozo de luz y yo no podría ya existir sin ese brillo especial.

Y el destino si nos preparaba duras pruebas, no tendría más de unos meses mi resplandor cuando nuestros padres perdieron la vida, solo ante el mundo lo único que representaba esperanza para mí era ese pequeño resplandor que llevaba envuelto en mantas, sujentádole protectoramente en mis brazos, pues jamás dejaría que alguien me lo arrebatara.

Aún recuerdo la angustia que sentí cuando huía de esos hombres que te separarían de mí, que dividirían lo único que existía aun de nuestra familia, tu y yo, como pensaban ellos que me dejaría arrebatar mi resplandor, si este me pertenecía más que a nadie, pues nuestras vidas estaban enlazadas desde siempre.

Mis pies recibieron incontables heridas, pero cada vez que sentía tu peso en mis brazos, el dolor dejaba de existir, sólo el pensamiento de protegerte contra todo, de alguna forma quiero relacionar ese sentimiento al conocimiento de tu presencia como Hades, al que el dios me eligiera como guardián de su reencarnación, pero me equivocaría pues ese sentimiento nació mucho antes de encontrarme con Pandora, y aún cuando ahora sé que eres Hades o lo fuiste, ese sentimiento no se ha borrado, más bien se intensifica día con día, y si con mis pensamientos he llegado a pecar, no puede culparse a mi alma de ello.

Y a quién podría culpar, si la vida nos arrastró a este sentimiento, si el destino cruzó de tal manera nuestros caminos que los hizo uno solo y si nuestras almas se combinaron de ello no puedo culpar más que al tiempo, a nuestra existencia y a la vida que nos correspondió, a veces soportar, a veces disfrutar, tan incontable el sufrimiento, tan escasa la felicidad.

Y si tal vez de niños sentía que me derrumbaría, el hacerme cargo de ti siendo tan sólo un pequeño fue una carga muy dura, pero nunca llegó a pesarme por mí, nunca llegué a preocuparme por mí, todo mi dolor, preocupación y sufrimiento era por ti , yo que sentía que merecías todo, cuanto lloraba al ver lo poco o a veces nada que podía yo darte.

Sí, la vida en la calle es dura, perdóname por nunca aceptar un orfanato pues de alguna forma egoísta sentí que nos separarían, que aún cuando tal vez en ese lugar tú estarías mejor, no podrías estar a mi lado y ese sentimiento tan egoísta me impedía ir a ese lugar.

Años de lucha, nadie daría un trabajo a un pequeño y yo tan orgulloso para mendigar debo admitir que llegue a robar, no me importaba que este fuera un pecado también, que esto estuviera mal, por ti lo hice muchas veces, siempre con la pena de dejarte solo unos instantes, con mi corazón lleno de pesar al imaginarte en un sucio edificio abandonado como cuna, en unas mantas sucias y raídas, pero incluso en ese lugar tu belleza no desmereció, no se opacó, siempre al regresar corriendo a ti , me parecía una profanación el que criatura tan maravillosa se encontrara en tal desolación, nunca me importó el sacrificar mi alimento por ti, mientras tú comieras no me importaba no alimentarme yo, podía alimentarme de tu belleza de tu gracia.

Tu llanto por hambre marca mis recuerdos de niñez, y yo no podía sino abrazarte y suplicar que pudiese encontrar comida para aliviarte, si pasaste hambre fue mi culpa y del destino, siempre sentiré que tu extrema palidez, tu lento desarrollo y tu esbeltez desmedida, siempre se debió a aquellos años en los que el alimento no fue suficiente.

Pues en contadas ocasiones fueron las que pude robar leche que era necesaria para ti, la verdad me es difícil explicarme cómo pudiste crecer en un ambiente así, pero creciste, poco a poco, mi alegría de niñez no fueron los juegos con los amigos, sino el observar tus primeros pasos, sentado en una fría casa abandonada, observaba con orgullo cómo te esforzabas en caminar, y aún más con alegría cuando te veía pues hubo momentos en los que llegué a pensar que nunca caminarías por la extrema fragilidad que se veía en ti, por la falta de alimento, por la falta de padres, por todo lo que yo no podía conseguirte.

Pensé que cuando fueras un poco mayor me odiarías por la situación, me recriminarías por la vida en la que te había obligado a vivir, pero no, tu alma eternamente pura no concibió rencor, ni odio; sólo un profundo amor y devoción que me demostrabas siempre con tu eterna sonrisa , cuando fuiste un poco mayor quisiste acompañarme a conseguir alimentos o ropa, pero yo insistía en que no hicieras esto puesto que podrían arrebatarte de mi lado, a ti criatura tan bella por propios meritos.

Cuando llegaba y solo había conseguido algún panecillo, no te importaba y sonreías para aliviarme y gentilmente lo tomabas entre tus blancas y suaves manos y lo partías, así tú no dejabas que yo pasara hambre, no lo consentiste jamás, preferías que ambos comiéramos muy poco pero que estuviéramos juntos; pues tú tampoco deseabas un orfanato, aun cuando la vida pudiera mejorar un poco para los dos, no lo aceptarías pues comprendías que nos separarían.

Dentro de la miseria era el ser mas afortunado pues a mi lado se encontraba un ángel, delicado y hermoso; no tendría posesiones pero te tenía a mi lado durmiendo dulcemente, un ángel me acompañaba en mis sueños.

Pero el destino quiso ponernos en el camino que nuestras estrellas marcaban, tu tendrías escasos cuatro años o tal vez ya no le recuerdo bien, cuando la angustia apremiante ensombreció mi corazón, pues tú, mi delicado hermanito enfermaste, tal vez tantos años de privaciones al fin habían mellado tu valiente alma, y cual no fue mi horror al verte mi ángel ardiendo en fiebre, delirando, sólo pude abrazarte , pero no mejoraste nada aun cuando suplique y recé por ti, como nuestros padres me habían enseñado, pero Dios fue nuevamente sordo, y me demostró que estábamos solos, y aun cuando había luchado con todos para que jamás te arrebataran de mi lado, la muerte me estaba ganando, poco a poco tu respiración se iba apagando; si hubiese sabido que correr desesperado a la fundación, que había oído que recogía niños huérfanos, nos cambiaria el destino de tal forma y pasaríamos por tales sufrimientos, ¿no lo habría hecho? No, siempre hubiese preferido todo el sufrimiento que vino a que tu murieras en mis brazos.

Cierto ellos te salvaron e incluso a pesar del duro trato no nos separaron, pero aun cuando yo resistiera tu mi pequeño no podías, nadie entendía la hermosura de tu fragilidad y delicada belleza.

Peor el destino siguió hasta que decidió separar nuestros caminos, con aquel destino adverso que siempre te había marcado, eligió que tomaras aquel papel que decía Death Queen Island , tu suerte de nuevo, pero en esta ocasión se me permitió apartarte de ese camino y tomé tu lugar contra toda protesta tuya.

Cuan amargas fueron las lagrimas del adiós, puesto que sabíamos que yo probablemente no regresaría de un lugar tan terrible y que tú tal vez no sobrevivirías al entrenamiento; por eso me aferré a una promesa, debíamos volver a vernos, no importaran los años que pasaran ni el sufrimiento que tuviéramos en nuestros corazones, volveríamos a abrazarnos un día como hermanos que éramos.

Los años más largos y difíciles de mi vida, no sólo por el dolor, sino por primera vez no poder proteger a mi pequeño ángel, tan larga la distancia que nos separaba físicamente pero tan corta era esta distancia en nuestras almas y pensamientos.

Pero si hay un pecado aún mayor en mi vida fue el odiarte, si podía ser que mi orgullo y mi mente te odiaran y que mi corazón también lo creyera así, pero mi alma jamás llego a sentir esto. Y aún debo pagar por el pecado de atacarte de herirte y humillarte y aun más por hacer que lloraras, cuando antes mi meta era que nunca lloraras; si renuncié a la vida en aquella ocasión fue por que no me sentía digno de regresar a ti, de ser tu hermano, de volver a estar juntos.

Pero después ese amor, necesidad que tenías de mí fue lo que me motivó a regresar, necesitaba pagar mis pecados protegiéndote, si deseaba de ti esas sonrisas; pero en mi orgullo no me di cuenta cuanto daño te ocasionaba con mis ausencias, pues llorabas de felicidad cuando regresaba a ti y de amargura cuando volvía a irme sin explicaciones y sin escuchar tus súplicas, cuanto deseaba que entendieras que me iba pues aun me sentía indigno de ti, indigno de tan maravilloso ser, pues tu belleza no se detenía, pese al sufrimiento y a las batallas tu belleza era radiante; y probablemente también partía pues no podía dejar de sentirme extraño por ti, pues me di cuanta que mi admiración no era la de un hermano y que mi corazón me jugaba una mala pasada.

Y tú me pedías con todo el amor que sabías sentía por ti, que te matara, por que albergabas a un dios maligno, porque eras el eterno sacrificio, esa era la razón, pero mi cuerpo se negaba a responder, no podía siquiera pensar en lastimarte de nuevo, pero te obedecí, tuve que intentar matarte, todo fue inútil.

Pero el saber que regresabas a mí, que después de tantas interminables batallas podíamos llevar una vida normal, una que el destino siempre había alejado de nosotros, una que el destino alejó de mí el día que acepte que eras mi resplandor, que eras la luz que me luminaria y también el día que muchos años después admití que no podía verte como mi hermano, que no me importaba que la misma sangre corriera por nuestras venas; que no me importaba que este fuera para todos los demás un pecado, pues sí, somos hermanos, pero más allá de ello no lo eres para mí, que sea un pecado poco nos importa, si Dios antes decidió que estábamos solos, no podríamos ahora oír sus leyes, no podríamos ahora creer que él está en contra de algo tan maravilloso y puro como nuestro amor; pecado para quienes no lo comprenden, amor para nosotros, pues mi alma siempre había sido una con la tuya.

Y fue una suerte para mí que mi orgullo no me ganara y pudiera confesarte los sentimientos de mi corazón, puesto que así supe que eran exactamente iguales a los tuyos; así la vida pudo concedernos una vida que no es normal a los ojos de los demás pero que es maravillosa a los nuestros, que estamos juntos ya desde tanto tiempo y que no dejaremos de ser uno jamás.

Desde aquel día en que nuestros ojos se encontraron por primera vez, hasta el día que los cerremos juntos por ultima vez, un solo destino, que no volverá a dividirse.

Y sé que nuestros padres, que nos amaban, aprueban nuestro amor, pues me imagino que en el cielo no puede haber odio ni intolerancia, sólo amor y eso es precisamente lo que yo siento por ti, Shun.

Recuerdos de tu amante hermano, Ikki.

Fin


Notas de Legolas el elfo: Bueno, ¿qué les pareció? Es de mis primeros fics shonen ai, y es que me fascinó la pareja Ikki-Shun, espero sus comentarios a mi mai , ya saben buenos y malos todos tenemos gustos distintos. Comentarios: [email protected]