Mitsui
X Kogure
Enamorado de mi amigo
Por: Paula Marchant
Pronto sonará el timbre indicando que las clases han terminado. Todos están alistando sus cosas para marcharse, pero yo lo único que quiero es que ese timbre no suene... Ya imagino lo que me espera.
Sé que él estará en la salida, esperándome, como lo hace cada vez que encuentro aquellas notas suyas en mi cuaderno diciendo: "Nos vemos luego". No sé como lo hace para ponerlas ahí sin que yo me dé cuenta, pero para él casi nada es imposible. Todo se confabula para que sus deseos se cumplan, aunque ello signifique doblegar la voluntad de otros... como lo hace con la mía.
Supongo que ya debe estar afuera. Seguramente cuando llegue, él estará de pie, apoyado contra el muro, con su chaqueta al hombro y su pelo flotando en la fresca brisa del atardecer. Cuando me vea me sonreirá, con el mismo descaro que le sonríe a las chicas de su salón, coqueteándoles incluso cuando sabe que yo lo observo, pero a él no le importa, porque se "supone" que ese tipo de cosas no le afectan a un "amigo".
Nada de esto es raro en él, ya que es un seductor por naturaleza. Es algo que lleva en la sangre y es más fuerte que cualquier otra cosa. Es algo que le emana de la piel, de los ojos, del cuerpo entero... Por lo mismo cuenta con un séquito de admiradores, que no son sólo las chicas a las que siempre se les anda insinuando. Muchas veces he visto a más de un muchacho mirándolo con ojos que no son precisamente con los que un hombre mira a otro. Lo peor es que yo mismo me he visto observando estas escenas con un dejo de celo.
Aún recuerdo aquella ocasión en que íbamos camino a casa con Mitsui, cuando de pronto me percaté que un chico, que caminaba por la otra acera, no le quitaba los ojos de encima. "¿Qué ocurre?", me preguntó al notar mi molestia, pero yo no dije nada. Él miró a muchacho y luego me miró a mí. Era imposible disimular que me moría de celos. Él sonrió, pero no a mí, sino que le devolvía la mirada al muchacho, el cual no pudo ocultar su vergüenza y salió corriendo. Mitsui comenzó a reír con desenfreno mientras yo aguantaba las ganas de gritarle que se callara.
Luego me preguntó si yo conocía al chico, si había visto como lo miraba, si me había fijado que tenía unos ojos muy lindos y otra serie de preguntas que no tenían otro objeto, que hacerme explotar de ira... Él ya sabía lo producía en mi.
"¡¡Ahora no me digas que te gustó!!", comenté sarcástico, casi cediendo a mis celos, pero él sólo me miró inocente, con una sonrisa infantil en los labios, se acercó lentamente, y con su rostro al lado del mío susurró en mi oído: "Claro que no... Conozco a uno mucho más guapo que él".
El muy maldito, otra vez comenzó a reír, mientras que yo lo miraba atónito con mis mejillas sonrojadas a más no poder. Luego comenzó a caminar, dejándome atrás... "¿Vienes conmigo o no?", gritó volteando ligeramente, poniendo su chaqueta al hombro y sonriendo con malicia. Luego caminó hacia mí, deslizó con habilidad su brazo por mi cintura y comenzó a caminar junto conmigo. "¿No me dejarás solo ahora?... Somos amigos ¿Recuerdas?", murmuró dejando que su respiración rozara mi cuello...
Definitivamente no le importaba que lo vieran así, en una escena tan comprometedora con otro hombre, porque después de todo yo era su amigo y aquello, no pasaba de ser un simple juego de adolescentes.
~ * ~
En otra oportunidad, la más bochornosa de todas y cuando en verdad quise matarlo, él empezó a bromear conmigo en medio de la calle. "¿Te quieres reír un rato?", me preguntó de pronto mientras miraba con notoria insinuación a unas chicas que le sonreían tontamente. "¿A qué te refieres?", le respondí con sequedad, pensando que querría acercarse a hablar con ellas, pero sus planes distaban mucho de mis suposiciones.
En su rostro se formó una mueca extraña, y antes de que yo pudiera decir algo, ya me tenía abrazado por la cintura, acorralado contra un muro. "¡¡Ah... aaahhh... mmm... Kogure!!... ah.", comenzó a gemir apasionadamente en mi oído, al tiempo que rozaba con sus labios mi cuello, llegando incluso a morderme. Supongo que en cierto modo me agradó aquello que me hacía, porque ni siquiera fui capaz de reprochar. La sensación era horrible, pero no me desagradaba. De pronto susurró en mi oído: "Mírales la cara", y junto con eso, dejó escapar una risita traviesa que me estremeció.
En efecto, las muchachas estaban horrorizadas, pero no tanto como lo estaba yo. "Mmm... ah, ah, aaahh... ¡¡Bésame!!...mmm", continuó gimiendo mientras comenzaba a manosearme. En ese mismo instante, cuando sentí como mis labios querían responder a los estímulos de Mitsui, las chicas hicieron una mueca de asco, comentaron algo que no pude escuchar por los jadeos de mi "amigo" y se alejaron de donde estábamos. Él se separó de mí y dejó escapar la risa, como si hubiese sido lo más gracioso.
"¿Te fijaste cómo nos miraban?", comentó una vez que recuperó el aliento, pero al ver mi rostro pálido, lo único que atinó a decir fue: "Mmm... veo que no te gustó la broma". "¿Qué fue eso?", le pregunté esperando que de sus labios brotaran palabras de alivio, pero fue peor... "¿Una de mis fantasías contigo?", respondió con ironía, pero sin mirarme. "Será mejor que te vayas a casa o tu mamá volverá a prohibirte que te juntes conmigo", agregó luego, antes de decirme adiós y continuar su camino.
Eso era cierto; mi madre se preocupaba mucho cuando veía en las condiciones que llegaba a casa luego de juntarme con él. Yo jamás le he dicho nada de lo que pasa entre nosotros, pero ella ya debe sospechar. Más de una vez me ha dicho: "Hijo, no me agrada que te juntes con ese niño... No sé de que modo afecta en tu vida, pero ¡Mira como te tiene!". Si ella supiera las cosas que ese "niño" me hace, no le extrañaría nada que termine tan confundido... ¡¡ y agotado!!.
Ahora ya sé como funcionan las cosas entre nosotros. Y no es nada agradable, pero antes sólo sabía que era algo extraño, tan doloroso como fascinante...
Cada día era peor. Nuestra amistad se iba volviendo cada vez más turbulenta, desenfrenada, incomprensible y apasionada. Así se iba enredando, confundiendo lentamente entre sus insinuaciones a modo de broma y mis celos de 'amigo', además de los constantes roces que experimentábamos cuando me tocaba con "fingido" descuido o cuando yo mismo me encontraba mirándolo con ganas de tenerlo cerca. Nuestra relación se había desvirtuado tanto, que ni siquiera me sorprendí cuando un día, de improviso me besó.
Para mí todo lo que venía era algo nuevo, pero para él, era sólo uno más de sus deseos cumplidos. Mitsui siempre tuvo claro hasta donde quería llegar conmigo.
~ * ~
Para él nada es imposible; nada es demasiado. Con él he hecho cosas que jamás se me hubiesen pasado por la mente. Siempre he sido demasiado tímido, pero para él, ninguna excusa es válida.
No me escucha cuando sabe que le diré que no. Antes de que empiece a protestar, me silencia con un beso y ya sabe que me tiene. También sé que me entrego fácil, pero es que en verdad no me resisto. Basta que me sonría como él sabe hacerlo y ya me tiene haciendo su voluntad; ya sea bailando con él a la luz de la luna en la azotea de su departamento, corriendo juntos en su moto a toda velocidad por las autopistas, riendo de estupideces, descansando abrazado a él sobre su cama, fingiendo que el tiempo no existe o besándonos escondidos en los baños de la preparatoria, a pesar que más de una vez nos han encontrado en situaciones bastante comprometedoras.
Él me ha enseñado a olvidar mis prejuicios, pero a pesar de todo, nada entre nosotros ha cambiado. Sus ironías continúan, su sonrisa provocadora cuando ve a una mujer, y peor aún... Que no dejamos de ser sólo amigos.
Todo continúa exactamente igual, a pesar de que hemos pasado un sinnúmero de noches, tardes y amaneceres juntos; él no dice nada al respecto. Se comporta como si nada hubiese pasado, provocando, seduciendo, discutiendo e ignorándome, tal y como lo ha hecho siempre. Da lo mismo si estamos discutiendo a muerte o besándonos en el sofá, porque su actitud siempre es la misma. La misma que tendrá ahora cuando me vea; la misma que tuvo cuando me vio por primera vez.
No sé, pero hagamos lo que hagamos, para él no dejo de ser sólo un amigo... Jamás recibo una palabra de él que no sea de amigos. Me puede dar un beso, pero me trata como a un hombre más, como si los besos no significaran nada; como si no fuéramos amantes.
Nuestra relación es ambigua, pero sólo hasta cierto límite. Eso me desconcierta, pero supongo que a pesar de todo, él me hace sentir seguro y por eso cedo a sus deseos, aunque la mayoría de las veces debería decir que no... Creo que aún confío en él.
Pero Mitsui está loco y eso es innegable. Tiene una imaginación increíble y me lo ha demostrado con creces, tanto en nuestros encuentros durante día como por la noche. Además tiene una energía brutal, casi inagotable, que para mi suerte o desgracia, termina gastando en nuestros ardorosos encuentros... Muchas veces me he encontrado exhausto, cuando para él apenas parece el comienzo.
Pero así es él; no le importa absolutamente nada. No tiene ningún respeto ni prudencia, cuando se ha propuesto pasar un rato conmigo. Parece que mientras más prohibido sea el lugar, más lo excita. Por lo mismo hemos terminado enredándonos en los lugares más increíbles.
Aún recuerdo la ocasión en que terminé con 38 grados de fiebre por haber pasado con él la tarde entera besándonos bajo la lluvia en un parque.
Esa vez me encontraba en cama, por deseos de mi madre, tratando de leer algo, cuando de pronto entró ella y me dijo: "Kiminobu, tienes visitas". "¿Visitas?", repliqué sorprendido. "Si, es un chico llamado Ryota Miyagi".
No alcancé a preguntarme por qué Ryota habría ido a verme, cuando vislumbré en la puerta, tan varonil como siempre, la silueta de Mitsui... 'Mi Mitsui'.
"Hola Kogure... ¿Cómo te sientes?", dijo en cuanto entró a mi alcoba, tendiéndome la mano como acostumbran saludarse los hombres... Es extraño, pero cuando nos encontramos, hay veces que sólo nos damos la mano, otras nos besamos y algunas en que ni siquiera nos decimos hola.
"Bueno, los dejo porque tengo que salir un momento", dijo mi madre antes de salir de la habitación.
"¿Ryota?...¿Por qué te cambiaste en nombre?", le pregunte. "¿Qué cara crees que habría puesto tu mamá si supiera que yo soy quien tiene así a su hijito?". Respondió tan irónico como siempre. "Además, aunque tu mamá jamás me ha visto me odia, y eso que aún no sabe que tu y yo... Mmm... jugamos bajo la lluvia". Agregó con una sonrisa maliciosa, sentándose en mi cama y acercárseme con insinuación.
"No Mitsui... Aquí no", murmuré tratando de alejarlo de mi, pero él comenzó a decir: "Estamos solos, tu mamá no está y yo te he extrañado mucho...". No pude responder, porque ya me estaba besando y quitando el pijama. No tardé mucho en responder sus caricias y sus besos, porque también lo extrañaba o mejor dicho, porque yo "en verdad" lo extrañaba, pero al parecer aún no me recuperaba bien y la temperatura me subió.
No recuerdo nada más, hasta que desperté al día siguiente. Mi mamá, que estaba a mi lado, me empezó a preguntar cómo estaba y cómo me sentía, mientras yo trataba de recordar que había pasado.
"Me tenías muy asustada". Dijo mientras me tomaba la mano. "Te subió la temperatura y te desmayaste". En ese momento recordé 'por qué' me había subido la fiebre. "Mitsui", murmuré sin poder evitar que unas lágrimas se asomaran en mis ojos, al recordar que él había ido a verme sólo para...
"¿Otra vez ese muchacho?", interrogó mi madre. "¿Qué te hizo ahora?... Ya te he dicho que no me gusta esa amistad, te hace mal". "Deberías juntarte con personas como ese chico que vino a visitarte ayer. Se notaba que estaba muy preocupado por ti. ¡¡Imagina que me pidió permiso para quedarse contigo durante la noche!!. El pobre chico debía sentirse culpable por lo de tu desmayo y me rogó quedarse contigo. Así que se pasó la noche entera cuidando de ti".
"¡¡¿Qué?!!", dije sin poder disimular el asombro. "Cuando yo llegué, lo encontré junto a tu cama. Te habías desmayado mientras él estaba contigo y al parecer estaba tan confundido el pobre, que no se dio cuenta que tenías la mano casi sin circulación por la fuerza con la te tenía tomado", respondió mi madre sonriendo con dulzura.
"Discúlpame hijo, se que esto no te gusta, pero el muchacho estaba tan afligido y te miraba con tanta ternura, que para calmarlo un poco, tuve que contarle que desde niño te ocurre eso; que si te sube mucho la fiebre, de inmediato pierdes el conocimiento".
Yo estaba tan impactado, que ni siquiera pude disimular.
"Hace un instante se fue a su casa. Ya no podía más de sueño". Volvió a decir. "No quiso dejarte solo, a pesar de haberle explicado que hoy ya estarías bien, pero se sentía tan culpable, que si quedarse contigo lo hacía sentir mejor, dejé que lo hiciera".
No podía creerlo. Era la primera vez que Mitsui se mostraba preocupado por mi. Jamás hubiese pensado que él podría pasar toda una noche cuidando de mí y quizá aquello hubiese significado que me amaba, pero... Todo continuó igual. Luego de eso no se pronunció ninguna palabra por parte de él y ninguna por parte mía... Nuestra relación continuó igual, tan ilógica como siempre, rarísima... Como él, como yo.
Ahora ya no sé que pensar. Cada vez esto se me hace más insoportable y no quiero ni imaginar en que terminará. No será en nada bueno, ya lo sé, pero tengo miedo de no poder soportar cuando todo este juego termine. Mi 'amigo' cada vez me busca más seguido y eso me está destruyendo de a poco. Nuestros encuentros me hacen mal. No soporto tanta indiferencia de su parte, y preferiría no verlo, pero por más que trato, siempre termino yendo a donde él me pide.
¡¡¡ RINGGGGG.... RINGGGGG !!!
Ha sonado el timbre; todos comienzan a salir. Yo también lo hago, mientras el corazón me late con fuerza. ¿Debería escapar ahora?... ¿Debería huir?. Sin duda sería lo mejor, pero ya es muy tarde... Ahí está él. Me sonríe y comienza a caminar hacia donde estoy yo... Caí en el juego otra vez... Esto es una bomba de tiempo, lo sé, pero ya que no puedo escapar... prefiero no pensar en ello.
Ahí se acerca, respiro profundo y trato de no pensar... ahora sólo importa si el que se me acerca es mi amigo o mi amante... Ya mañana intentaré de nuevo alejarme, trataré de no pensar más en él, porque hoy ya no lo conseguí... Estoy entre los brazos de Mitsui, el amante, y por como me abraza, creo que ahora nos iremos directo a su departamento.
FIN