Capítulo 1
Rukawa tropezaba por las calles, una botella en la mano, su rostro enrojecido cuando el áspero frío viento lo golpeaba. El cielo estaba oscuro, ominoso y una neblina se había establecido en las calles, haciendo pobre la visibilidad. Pero a Rukawa no le importó. La atmósfera le sentaba a su humor perfectamente. Tropezó y cayó sobre sus rodillas, gruñendo cuando el dolor pasó a través de él. Tomó un trago de la botella, apreciando la ardiente calidez que ésta le suministraba mientras se deslizaba por su garganta y tocaba fondo en su vientre. Ah, la única calidez en su vida. Se levantó y continuó por la calle, no realmente seguro de a dónde estaba yendo, y sabiendo que no le importaba particularmente. Iría a dónde pies lo llevaran y encontrar una manera de sobrevivir. Justo ahora, lo único que él necesitaba era su botella y una calle para caminar.
Le tomó a su mente unos momentos para procesar el hecho de que no tenía idea de dónde estaba. Nunca se había aventurado a esa parte de la ciudad, la habría conocido mejor si estuviera sobrio. Pero el whiskey no estaba sólo encantándolo, estaba nublando también su juicio. Se detuvo y trató de pensar en cuantas botellas había consumido. No más de dos. Después de todo Rukawa Kaede no era un borracho. Le dio hipo. Por otra parte, quizá había tomado más de dos. Se encogió de hombros y continuó bajando por la calle, tratando de andar en línea recta. Miró hacia abajo a la línea pintada en la calle que dice a los conductores dónde finalizaba su camino y comenzaba el próximo. Puso un pie en ésta, y luego otro enfrente del primero, caminando lentamente con sus brazos extendidos, a ambos lados, bamboleándose hacia atrás y hacía adelante. Le dio hipo otra vez y dio un giro, tropezando fuera de la línea y del bordillo. Cayó y rió.
Se detuvo un momento y rió tontamente otra vez. ¿Cuándo fue la última vez que él había reído? Pensándolo bien, ¿cuándo fue la última vez que él había expresado una emoción? Rió tontamente y cayó hacia atrás sobre sus codos, la mano aún sujetando protectoramente el cuello de la botella. Caramba, ¿por qué estaba tan vacío? ¿Era esa la palabra correcta? Más bien frío. Él asintió.
Sí, soy un verdadero inclemente dijo en voz alta y maravillado del sonido de su voz. Había algo que se había dicho sobre el permanecer en silencio en todo momento. Después de un tiempo comienzas a olvidar como suenas. Sin mencionar que tu aliento comienza a apestar. Rukawa río tontamente otra vez, sin saber si era o no verdad pero gustándole la forma en que sonaba. Especialmente la palabra apestar.
Bien vamos a ponernos en marcha en ésta parada pronunció, levantándose y bamboleándose hacía adelante. Cayó de frente, tropezando con sus propios pies, los cuales nunca le habían parecido tan grandes y molestos antes. Se incorporó un poco y sostuvo su cabeza con una mano, alargando su cuello para mirar fijo sus pies, los cuales parecían muy lejanos. Sacudió uno apara asegurarse que eran realmente suyos. Cuando la acción traspasó sus pies se encogió de hombros y se levantó.
Hey. No tan activo como era cuando estaba sobrio. Le dio hipo y miró la botella, notando que estaba vacía. Maldición, tiempo de incursionar en el gabinete de medicinas de papi. Esto salió sonando como Tim-torig-gim-peppys-med-i-cine-nit (Nota: en inglés claro está). Lamió sus labios y pareció notar por primera vez la forma en que el viento golpeaba a través de su ligera chaqueta y camisa. Se estremeció y deseó la calidez del whiskey. Demonios por un momento él pensó que ahora mismo podría disfrutar de la calidez de su apartamento.
Sacudió su cabeza. *No* pensó, *Ella podría estar ahí*. Ella era la única persona en posición de herirlo. Y ella lo habría hecho, por supuesto. Rukawa hizo un gesto de despreció y continuó su caminata sin fin. Él debería de haberlo sabido. Los humanos eran todos parecidos, ellos eran amables cuando querían, pero al segundo algo llegaba que posiblemente haría sus vidas mejores y ellos iban a cualquier distancia para tenerlo...Incluyendo herir a aquellas personas que ellas supuestamente amaban. Volvió los helados ojos azules, sintiendo el mismo viejo dolor atravesar su pecho. La verdadera sorpresa era que a él le había importado esta chica, profundamente. O así pensaba él. La verdad era que se había enamorado de una chica que no existía. La chica que él amaba había resultado ser una máscara que ocultaba la concha egoísta en que se había transformado su novia. Tacha eso, su ahora *ex* novia.
Rukawa se detuvo a la vista de una ventana encendida. Una señal de neón colgaba en la ventana, declarando que ese bar estaba en verdad abierto. Rukawa se dirigió hacia éste, ignorando el frió que se filtraba por sus huesos y le hacia doler. Todo en lo que él podía pensar era en la calidez, la clase que provenía de una botella. Su mente se dispersó y comenzó a preguntarse si estaría volviéndose un borracho, pero lo ignoró, determinado a beber hasta que el dolor no estuviera más ahí.
Él abrió la puerta y se tambaleó adentro, rápidamente cerrándola. Los clientes se volvieron y lo miraron. Algunos lo miraron como si nunca hubieran visto a otra persona en sus vidas. Otros le dirigieron una mirada casi depredadora. El tragó, su lengua sintiéndose gruesa, su cabeza repentinamente palpitando.
Ignorando sus miradas, caminó hacia la barra y se sentó. Sus miradas nunca vacilaron. El de la barra lo miró con una ceja arqueada. Rukawa hizo contacto visual y rápidamente quedó boquiabierto.
El hombre estaba atónito, verdad. Su físico era increíble. Sus músculos ondeaban bajo su piel que Rukawa pensó podrían liberarse se su prisión en cualquier momento. Era alto, su cabello desgreñado y cayendo sobre frente y ojos.
Sus ojos eran lo que Rukawa no podía creer: una impresionante mezcla de marrón-plateado que eran sin igual a nada que él hubiera visto. Como si laguen hubiera tomado el sucio de la tierra y lo lanzara al cielo al cielo iluminado de estrellas, las estrellas se mezclaban en los granos de tierra marrón.
Su mirada vagó a su boca, y él casi se cae. Sus dientes caninos sobresalían sobre sus labios y estaban cubiertos con una gruesa sustancia roja. *Eso no es salsa de tomate...* La única parte restante que trabajaba era su cerebro, pensó.
Su voz estaba trabajando sin él. whiskey Se vio diciendo tranquilamente, su mirada fijó en los dientes de los clientes del bar.
¿Whiskey? Él soltó riendo, y Rukawa vio que todos sus dientes estaban manchados de rojo. El barman paró de reír y su voz se tornó un gruñido No tenemos nada de eso aquí.
Rukawa sintió la confusión recorrerlo, pero mayormente era pánico. Pánico en la forma en que el barman lo estaba mirando. Él se volteó y notó que la mayoría dela gente allí estaban dirigiéndole esa misma mirada hambrienta.
¿Sabes? No es frecuente que carne fresca venga aquí de la calle de era manera Él sonrió Tu lo has hecho extraordinariamente fácil para nosotros.
Rukawa tragó en seco y sintió una abrumadora urgencia de correr que lo baño. Su único temor era que si él trataba de correr en su estado de embriaguez, podría terminar contra la pared en el proceso.
¿Qué dicen chicos? ¿Deberíamos mostrarle lo que servimos aquí?
Un coro de afirmaciones se elevó cuando los clientes comenzaron a moverse hacia delante, saliendo de sus sillas. Rukawa se volteó de un lado y estaba a punto de correr cuando muchas manos comenzaron a sujetar sus brazos. Él pateó y golpeó como loco, deseando le hubiera hecho caso a su madre en cuanto a aquellas lecciones de auto- defensa.
Dudaba que lo hubieran ayudado mucho, considerando que estos tipos eran fuertes. Uno de ellos lo levantó como si fuera nada y lo lanzó en la mesa. Él sintió algo agudo entrar en contacto con su cabeza, seguida por una cálida sensación en la parte posterior de su cuello. Estaba sangrando.
Una de las chicas se adelantó y lo agarró por los antebrazos, inclinándose sobre él y pasando su lengua por el cuello, haciendo un ruido parecido a un ronroneo. Mmmm.... Rukawa casi se cae cuando se dio cuenta que ella estaba lamiendo su sangre. Se puso tenso cuando ellos se apiñaron al rededor de él.
Tu elegiste el lugar incorrecto para tropezar, chico, Dijo el barman, sonriendo ferozmente, mientras limpiaba un vaso. Mala suerte.
Las...cosas...surgían alrededor de él, todos con los mismos ojos coloreados, marrón-plateado, todos con las mismas miradas, un hambre depredadora, viniendo hacia él, sosteniéndolo desgarrando su camisa y tirando de su cabello para inclinar su cabeza, exponiendo su cuello sintió su estomago agitarse cuando ellos lo rodearon, agudos dientes llenaron su visión. Él cerró fuerte sus ojos y esperó.
...Y esperó. Escuchó un puñetazo, seguido por muchos más en rápida sesión, cada uno seguido por un gruñido y una murmurada maldición.
Maldición Sakuragi, ¿qué demonios estás haciendo?, Una voz, una alta, una femenina, chillona gruñó. Rukawa abrió sus ojos y se incorporó, notando que todos los clientes estaba inclinados contra la pared, gimiendo y gruñendo.
Un chico...hombre..estaba parado en la mitad de la habitación, sus ojos iguales a los de los otros, pero sin los agudos, amenazantes dientes a la vista. Él echó un vistazo a la habitación colectivamente, sus cejas cobrizas se fruncieron sobre sus ojos. Su cabello era del color de una hoguera y Rukawa sintió su corazón saltar.
Por supuesto, pudo haber su estomago agitándose, pero Rukawa no estaba en estado de decir la diferencia, sintió un dolor dispararse a través de su pecho y cuando se sentó. Miró hacia abajo y vio arañazos sin patrón particular por todo su pecho, su camisa y chaqueta estaba hecha jirones.
¿Qué les hace pensar que éste chico no es importante?. Él, a quien la chica se había dirigido como Sakuragi, preguntó apuntando tranquilamente a Rukawa. ¿Quieren un montón de gente buscándolo? Ellos eventualmente van a encontrar su cuerpo, y, oh mira, los reportes de la autopsia encuentran que la sangre ha sido succionada de su cuerpo. Sus manos volaron a sus cachetes en una simulación dramática y repentinamente la gente, se pone suspicaz. Él echó una vistazo otra vez Y todos saben que tan bien como yo que la gente suspicaz es peligrosa. Especialmente cuando ellos están juntos y comienzan a hablar. Especialmente cuando todos son supersticiosos.
Quédate fuera de esto, engendro.
Sakuragi volvió su cabeza repentinamente y la persona que había hablado, un grande y robusto hombre, ,voló por el aire, suspendido entre el piso y el techo por alguna fuerza invisible. Sakuragi inclinó su cabeza a un lado en un repentino movimiento, y el hombre fue volando hacia la pared, golpeándola con tal fuerza que las paredes temblaron.
¿Alguien más tiene una selección de nombres para llamarme? Vociferó, su rostro se tornó en una ligera sombra roja. Una balbuceante respuesta vino a través de la barra cuando la gente comenzó a levantarse y sacudirse. Pienso que no .
Entonces Sakuragi, ¿si no podemos vaciarlo lo dejamos ir? ¿Libre para correr por las calles y decirle a los otros sobre nosotros?
Sakuragi miró a la chica que habló y ella retrocedió. Déjenmelo a mí. El resto de ustedes si quieren un trago, consigan uno en la barra. Con aquellas palabras dichas, él se quitó su chaqueta y caminó hacia Rukawa.
Rukawa sintió una presencia en su mente cuando Sakuragi lo miró. Tu estás relajado ahora, nadie te lastimará, te lo prometo. Duerme. Duerme. Todo esto es un sueño, y cuando despiertes, no recordarás nada.
Los ojos de Rukawa se sintieron pesados. Cuando los cerró, sintió las brazos se Sakuragi alrededor de él, envolviéndolo con su chaqueta y cargándolo. ¿A dónde? A él no le importó. Todo lo que sabía era que repentinamente estaba demasiado cansado para hacer algo más que no fuera dormir. Y pensar sobre la tranquilizante voz que continuaba hablándole a través de sus sueños.