Parte 5: La historia de un ángel
Luis no estaba por ningún lado.
Peter se había acercado a Tony para preguntar al respecto, pero el muchacho se había mostrado muy sorprendido y después no pudo decirle nada por que había sido llamado por el director. Ben le había reclamado no haberle prestado ayuda y cuando Peter le dijo que no sabía de lo que le estaba hablando el chico había estallado en carcajadas.
Lo cierto es que Luis no estaba por ningún lado.
Peter tuvo que iniciar el entrenamiento sin él. Y mientras avanzaba el tiempo y había esperado verlo entrar a la cancha más se convencía de que debería salir corriendo a buscarlo.
Una mano le tocó el hombro justo cuando estaba dando instrucciones.
Peter volteó y se encontró a Luis acompañado de James.
No. Ese no era Luis.
Antes de que Peter pudiera decir algo ese chico le golpeó la cara con el puño cerrado logrando que perdiera el equilibrio y cayera.
-¡Maldito asqueroso! le dijo... ¿la chica?
Peter se llevó la mano a la mejilla sorprendido. ¿Ella era Luisa?
Luisa tenía los ojos llenos de lágrimas, sin embargo aun así se veía el odio en ellos. De nuevo se acercó a Peter y le agarró el cuello de la camisa.
-¡Su hubiese sabido antes de tu existencia ya estarías muerto! gritó Luisa llamando aun más la atención de los demás que se habían acercado -¿¡Como te atreviste a hacerle eso?!
-¿De que hablas? atinó a preguntar Peter.
-¡Desgraciado! gritó Luisa presa de la ira y lo volvió a golpear. Cuando estuvo en el suelo sintió que le pateaba el abdomen mientras continuaba gritando. -¡Eres un estúpido! ¡Te odio!
En algún momento James debió sujetarla.
-¡Suéltame! aulló Luisa -¡Todavía no termino con el idiota!
-Pero Luisa dijo James.
Luisa escupió a Peter y forcejeó aun más para liberarse.
Peter se levantó sin dejar de verla hasta que un profesor llegó para ayudar a James a sujetarla y llevársela. Ella no había dejado de gritar ofensas para él.
-¿Esa era tu novia? preguntó César con ironía.
Peter frunció el ceño y corrió detrás de ella. Sin embargo fue detenido por Tony.
-¿Adónde llevaste a Luis ayer?
-A ningún lado. No lo he visto desde anteayer.
-¡No mientas! Yo te vi pasar por él.
-Tony.
Tony murmuró algo y se dio la vuelta muy enojado.
-Esta en cama dijo antes de doblar por una esquina Tiene un tanque de oxígeno conectado por tu culpa.
-¿Qué? preguntó Peter al reaccionar.
Todo era tan absurdo que Peter llegó a pensar que estaba dormido justo en medio de la peor de sus pesadillas. El chico se agarró la cabeza intentando encontrar la lógica en todo eso. ¿Qué él había ido por Luis ayer? ¿Cómo?
De alguna manera tenía que arreglar todo ese asunto. Así que Peter ignoró las preguntas de sus compañeros y corrió hasta la dirección. James estaba sentado frente al escritorio de su padre con la cabeza recargada en las manos.
-¿Luisa? preguntó Peter.
-Se la llevaron a San Rafael dijo James Tal vez la expulsen. Mi padre la llevó personalmente.
-No entiendo nada. admitió Peter.
James le creyó e hizo un ademán para que se sentara.
-Ana venía camino a Santo Domingo para traerme un recado comenzó James Lo que no sabía es que yo ya estaba allá. Estaba con Luisa. No lo entendí muy bien hasta que escuchamos que alguien tocaba a la puerta desesperadamente. Cuando estuve a punto de irme entró Brenda y dijo que habían encontrado a Luis en el jardín. Al parecer tuvo un espasmo severo.
-Anoche llovió recordó Peter.
-Y al parecer Luis estuvo bajo la lluvia por un buen tiempo, lo que nadie entendía era la razón.
-Tony dijo que yo lo había sacado de la habitación.
-Y Ben te vio pasar hacia el pasillo de los primeros grados dijo James. Pero los dos sabemos que estuviste con Scot preparando un evento.
-Claro dijo Scot entrando a la oficina. Peter no pudo estar en dos lugares al mismo tiempo. No es posible.
-Sí es posible dijo Peter pálido.
-¿Qué? Scot parecía confundido.
-Su nombre es Paul James sonrió con burla a Scot Es el hermano gemelo de Peter. Sólo él pudo tomar el lugar de Peter y sacar a Luis en medio de una tormenta, pero hay algo que no encaja... ¿Qué razón pudo tener Luis para afectarse tanto por eso?
-Una muy simple dijo Peter enterrando la cabeza entre las manos Que Paul le halla hecho creer que yo lo odio.
-No me parece suficiente Scot cruzó los brazos.
-Lo es insistió Peter levantando la cara con los ojos llenos de lágrimas Yo amo a Luis... le prometí que lo cuidaría.
James suspiró y se recargó en el respaldo de la silla.
-Comprendo. Ayer tú...quiero decir, Paul, le rompió el corazón y él no pudo soportarlo. Entonces se dirigió a San Rafael en medio de la lluvia ignorando que su asma no le permitiría respirar bien por la infección que pescaría.
-Y ahora tenemos al arma secreta del equipo de fútbol con una mascarilla de oxígeno pegada al rostro ironizó Scot Parece tan conveniente para el capitán del otro equipo.
-Gabriel dijeron Peter y James al mismo tiempo.
-Se le agrega un ingrediente muy peligroso a la situación admitió James Tendré que hablar con ese idiota.
-¿Puedo ver a Luis?
James miró a Peter con pena y suspiró.
-Supongo que su hermana estará muy ocupada como para detenerte.
* * *
Luisa permaneció callada.
No había logrado tranquilizarse aun y estaba a punto de estallar justo en ese lugar. Pero había logrado permanecer callada mientras era inundada de preguntas. No quería responder porque sabía lo que habría podido pasar y se limitaba a frotarse los hombros e intentar tranquilizar el temblor de sus labios.
-Lo mejor será dejarla sola dijo finalmente la trabajadora social e invitó a los dos directores a salir. Se acercó de nuevo a Luisa y se arrodilló frente a ella No te preocupes, se pondrá bien.
Luisa murmuró algo para desviar la mirada y cruzar los brazos.
La trabajadora social suspiró y salió de la oficina.
* * *
Él estaba en un lugar que parecía cómodo. Tenía los ojos cerrados y al parecer respiraba de manera rítmica. Si no fuera por esa mascarilla que cubría casi la mitad de su cara Peter se atrevería a decir que sólo dormía placidamente. Sin embargo no pudo hacer tal cosa.
Desde que lo vio sintió que algo se le rompía y se acercó tembloroso.
Brenda miró confundida a James esperando una respuesta.
-Está bien dijo James. Este es Peter.
-Luisa dijo que le rompería los huesos y lo desfiguraría.
-Temo que Peter no puede permitir que eso pase James sonrió Para empezar él no tuvo nada que ver en lo ocurrido.
-Cuando Luis pudo decir algo sólo fue una cosa: Peter Brenda miró al chico de manera acusadora.
-¿Crees que Luis es el único que tiene un gemelo cerca de los alrededores? James le pasó una mano por el hombro y la guió fuera de la habitación. Yo no dejaría a Luis con alguien peligroso.
Peter respiró intentando eliminar el nudo que tenía en la garganta. Se acercó sentándose en la orilla de la cama y acarició el rostro de Luis. Cuando sus dedos chocaron con la mascarilla su mirada de ensombreció y desvió la mirada.
-¿Qué te han hecho? preguntó con voz quebrada y acercó la cara hasta besar la mejilla y llorar amargamente. En un momento sintió que Luis había despertado y levantó de nuevo la cabeza, pero descubrió asustado que no había sido así. -¿Luis?
James tocó la puerta y entró. Miró a Peter apenado y suspiró al ver a Luis.
-Si Luis no puede jugar, Gabriel no lo hará tampoco dijo James con determinación.
-El partido de mañana es lo que menos me interesa. Peter apretó las manos de Luis y las besó.
-Tienes que ganarlo... Hazlo por él.
-Iré contigo dijo Peter con seguridad.
-No necesitas que te expulsen conmigo replicó James.
-Necesito... Tengo que hablar con Paul.
James suspiró y aceptó.
* * *
Cada vez que levantaba la mirada al espejo veía el mismo reproche reflejado en el cristal.
¿Por qué?
De nuevo tenía que ver el rostro que tanto le había reclamado. El mismo rostro que le había pedido que recapacitara las cosas y al que no había hecho caso.
El cabello café caía en su frente acomodándose por sí solo. Los ojos cafés continuaban con ese reproche.
¿Qué se estaba reprochando?
El muchacho agarró un peine furioso y comenzó a cepillar su cabello hasta acomodarlo de lado. El ver que de nuevo lo tenía en la frente se dirigió al baño y lo mojó con agua para volverlo a acomodar y lograr que se quedara en su sitio.
¿Qué caso tenía? En cuanto se secara volvería a caerle en la frente recordándole a esa persona que le reclamaba con su mirada.
El muchacho suspiró y se sentó en la cama. Al levantar la mirada derrotada hacia el espejo descubrió finalmente una diferencia que le probaba que se trataba de su reflejo. Un lunar en su mejilla.
-Pero no somos totalmente idénticos... Yo tengo este lunar en la cara había dicho impaciente.
-¡Maldición! ¿quieres ayudar o no a tu hermano?... En verdad necesito esto.
-Se dará cuenta...
-¡Por supuesto que no! Con lo que le vas a decir no tendrá tiempo para fijarse en pequeñeces.
Él suspiró.
-¿Ayudar a mi hermano? ¿A que te refieres?
-Luis McAllister es homosexual.
-También lo eres tú ironizó el muchacho.
-Es diferente, Paul... Yo quiero a Luis, pero él parece estar más interesado en tu hermano.
Eso pareció hacerlo reaccionar.
-¿Esta detrás de mi hermano? ¿Peter le... hace caso?
-No digas estupideces Gabriel sonrió Si Peter estuviera de acuerdo con esto yo ya habría perdido las esperanzas... Lo que necesito es que Luis se desilusione de Peter... Que comprenda que no logrará nada con él... Que tú lo rechaces.
-¿Qué?
-Paul, siempre he dicho que eres inteligente... no me decepciones.
-Me incomoda esa idea admitió Paul -¿Qué pasará si intenta algo?
-No le des tiempo... simplemente recházalo.
Paul lo consideró detenidamente hasta que aceptó ayudar a Gabriel. Jamás se habría imaginado decir exactamente lo contrario a lo que tenía planeado una vez que pudo tener a Luis a solas. Jamás imaginó ver un par de ojos maravillosos en el acosador de su hermano ni escucharlo contener la respiración antes de decidir escapar y de pedirle perdón, declarando todo ese asunto como asunto de su hermano.
Peter no le estaba reclamando nada. Era él mismo quien se reprochaba haber herido a ese joven con crueles palabras que incluso a él le habían dolido. Por eso su mirada le reclamaba haberlo hecho. Por eso y por lo que acababa de descubrir.
Luis McAllister. Por supuesto que ya había escuchado el nombre, pero en el momento en que Gabriel platicó con él no recordaba donde. Luis era el nuevo integrante del equipo de fútbol de su hermano, por supuesto que Gabriel jamás le habría dicho eso por que sabía que sospecharía. Pero Peter si se lo había mencionado en una de sus frecuentes cartas.
Paul supo que acabada de estar frente a la estrella de Santo Domingo hasta llegar a su colegio y encontrar otra carta de su hermano. En ella de nuevo aparecía el nombre de Luis, esta vez Peter estaba contento por que habían ganado los dos primeros partidos y le comentaba que le había costado mucho trabajo conseguir que él se uniera al equipo.
Paul estaba al corriente de los frustrantes momentos de su hermano ante la negativa de Luis y con esa carta había marcado una notable diferencia.
Lo que estaba claro es que Luis no había perseguido a su hermano. Y con las palabras que le había dicho en la noche había comprobado otra cosa, Peter era quien perseguía a Luis y al parecer lo había conseguido.
¿Qué significaba todo eso?
¿Acaso él había ayudado a Gabriel en uno de sus estúpidos deseos? Y no un deseo simple, sino el deseo de conseguir al mejor jugador del equipo en el que el capitán había resultado ser su hermano mayor.
¿Por qué sentía que no había hecho lo correcto?
Paul salió de su habitación dispuesto a hablar con Gabriel al respecto, pero justo cuando dobló por la primera esquina se encontró de nuevo esa mirada cargada de reproche.
Esta vez no lo estaba imaginando. Peter estaba frente a él.
* * *
-Esta vez te has pasado.
Todo el equipo de fútbol se detuvo al percatarse de la presencia de James. La mayoría lo conocía por sus frecuentes visitas, sin embargo nadie le habló esta vez después de ver la expresión en su rostro.
Gabriel se quitó el cabello de la cara y sonrió con burla.
-No sé de lo que estas hablando.
-¿Te parece conocido el nombre de Luis McAllister?
Gabriel se frotó la barbilla como si intentase recordar hasta que comenzó a negar con un movimiento de cabeza.
-No... no lo conozco.
-Claro dijo James lamiéndose los labios y se acercó para golpearlo con el puño cerrado en la cara -¡¡Tal vez esto te refresque la memoria, idiota!!
Gabriel se limpió la sangre de la boca con la mano.
-Te arriesgas a ser expulsado advirtió.
-¿Crees que eso me importa? preguntó James con una sonrisa. Si Luis no puede jugar, tu tampoco lo harás...
-¿De que rayos estas hablando?... ¿Desde cuando te importa la vida sexual de los demás?
James palideció. Fue en ese momento cuando Gabriel comprendió que no estaban hablando del mismo tema.
-¿Luis se ha quejado por la manera en que lo traté? preguntó Gabriel con burla Oh, no lo creo... soy un espléndido amante y a juzgar por sus... jadeos... yo creo que se la pasó bien.
-Él no me dijo nada James bajó la mirada sólo para levantarla con furia -¡¡¿¿Cómo quieres que me diga algo si tiene una mascarilla de oxígeno pegada a la cara??!!
Esta vez Gabriel palideció.
-¿No lo sabías, Gabriel? preguntó James con notable enfado No me digas que olvidaste investigar datos tan importantes de nuestra estrella... ¿alguna vez se te ocurrió preguntarte por que sólo juega la mitad de los partidos?... Veo que no...
-Estas mintiendo gruñó Gabriel.
-Él no miente dijo Paul acompañado de Peter. Luis es asmático.
Peter no dijo nada.
James levantó la mirada a lo lejos y notó que los prefectos se acercaban.
-¡Vamonos! Después terminaremos esto.
Paul se acercó a Gabriel.
-Si juegas en el partido no jugaré yo...
-Paul...
-Decide, Gabriel... y decide bien advirtió Paul antes de seguir a su hermano para salir del colegio.
-Arma secreta por arma secreta murmuró Gabriel molesto mientras los demás integrantes del equipo lo miraban con desaprobación.
* * *
James emitió un quejido e intentó separarse de la enfermera que le estaba curando las heridas.
-Y no me digas que te caíste de algún lado dijo la mujer furiosa Estoy segura de que ese moretón en el ojo no te lo hiciste cayéndote.
-Ni se imagina la manera en que caí rió James para volver a gemir al sentir que le ardía la raspada en el codo que la enfermera estaba limpiando.
-Si me lo imagino dijo ella con sarcasmo Caíste encima de un puño.
-Por lo menos ese idiota quedó peor dijo triunfal.
La enfermera lo miró con ironía.
-¿Tendré que atenderlo también?
-No... No es de esta escuela.
-Pues lo lamento por la persona que tenga que curarlo dijo ella con enfado.
-Yo no... En Scalibur no tienen dentista.
* * *
Paul suspiró cuando todo terminó.
Gabriel no había jugado por que estaba en la enfermería. Y él había probado de nuevo que su hermano tenía una perfecta combinación entre inteligencia y fuerza.
Le había costado trabajo decidir jugar de nuevo en su colegio contra Santo Domingo, pero por petición de Peter lo había hecho. Ben se había mostrado sorprendido y como en todos los juegos aprovechaba para insinuársele. Todo había salido bien a no ser por un detalle. Luis no había aparecido para jugar en uno de los tiempos del partido.
La verdad es que Paul esperaba verlo correr con el uniforme puesto para empuñar su mano con la de Peter y hacer esa combinación de la que tanto le habían hablado. Esperaba verlo correr como el viento sin ser alcanzado por nadie y llegar a lograr la anotación que su equipo aplaudiría llevándolo en brazos. Esperaba que él pudiera hacer sonreír a su hermano.
Pero eso no ocurrió.
El equipo de Paul había perdido sólo por unos puntos. Definitivamente Peter había cumplido su promesa para dedicar esa victoria a la persona que amaba.
Paul levantó la mirada y miró a su hermano en la otra banca sin hacer caso de sus amigos. Se levantó y atravesó la banca para llegar hasta él.
-Buen partido.
Peter levantó la mirada y sonrió con tristeza.
-¿Mi hermano menor me alaba finalmente?
-Tengo mucho que aprender y que aceptar.
* * *
-¿Quieres jugar con nosotros?
Luis levantó la mirada y sonrió agradecido por la petición de ese niño que sostenía el balón con sus manecillas regordetas.
-Él no puede intervino otro y miró a Luis Está enfermo y le dará uno de esos horribles ataques.
-No lo sabía dijo el niño apenado y apretó el balón contra su pecho.
-Puedo jugar aseguró Luis.
-¡Claro que no puedes! gritó el otro niño Por tu culpa siempre perdemos y las niñas se burlan de nosotros...
-¡Puedo hacerlo! insistió Luis.
-No quiero que juegues con nosotros soltó el pequeño y agarró a su amigo No eres mi amigo.
Luis abrió los ojos sólo para cerrarlos de nuevo y comenzar a llorar.
-¡¡Llorón!!
-¡¡No llames llorón a mi hermanito!! gritó una niña y se acercó corriendo hasta el pequeño. Enojada le arrebató el balón al otro niño y lo mandó a la azotea de uno de los salones de una potente patada.
-Tonta, ya no podremos bajarlo par jugar.
-Si te disculpas con mi hermano lo bajaré yo misma, debilucho.
-El único debilucho es tu hermano.
Luis jamás había visto a su hermana tan furiosa. Y estaba seguro de que no lo olvidaría a pesar de sólo tener cuatro años. Ella mostraba con orgullo los moretones en la cara que le habían hecho y en especial el diente de su victima, pero además le gustaba ver ese balón en la azotea del salón que nadie había podido bajar y que no se atrevían a bajarlo con ayuda de una de las educadoras.
Desde ese momento supo que ella era el ángel del que su madre le había hablado antes de morir. Luisa era ese ángel que la mamá de Luis había dejado para cuidarlo.
El niño de los crayones, el niño del cuadro de honor... el adolescente de los medios tiempos en el equipo... el monstruo. Todo eso era el resumen de su vida y todo estaba bajo la sombra del mismo ángel que no había podido renunciar a él. Luis pronto comenzó a sentirse como una carga y por eso salió de la escondite que le brindaba su enfermedad. Por primera vez reclamó autonomía por parte de su hermana. ¿Y que había conseguido? Tal vez nada.
¿Por qué no podía ver claramente cada vez que abría los ojos?
Simplemente no lo comprendía.
La visión borrosa que había estado teniendo finalmente comenzaba a desaparecer. El mareo también se había ido y ahora podía voltear lentamente pare explorar ese lugar que desconocía por completo.
Lo primero que vio al mover lentamente la cabeza fue a James sentado en una silla donde no se veía nada cómodo. El lugar en donde estaba parecía una enfermería, pero sabía que no era la de Santo Domingo a la que conocía casi perfectamente.
Un suspiro escapó de su pecho y frunció el ceño intentando recordar la razón por la que estaría en una enfermería. Entonces fue consciente de la mascarilla alrededor de su nariz y boca.
-Un espasmo... murmuró finalmente.
¿Pero por que? No lo recordaba.
La imagen de una persona acudió a su mente. Era esa niña que siempre lo cuidaba en esas situaciones: su hermana mayor.
-Mamá ¿qué tiene mi hermanito...
-Un espasmo...
-¿Se va a morir?
-No, y para que así siga tienes que cuidar de él.
-Yo cuidaré de ti dijo Peter mirándolo con ternura antes de besarlo.
Luis abrió los ojos con sorpresa y se le llenaron de lágrimas al recordarlo perfectamente.
La imagen de Gabriel lo golpeó de nuevo e intentó evitarla desviando la cabeza violentamente sólo para lograr marearse.
-Aléjate suplicó Luis llevándose las manos a la cara para arrancarse la mascarilla y arrojarla -¡Déjame! Ya no me toques... ¡¡Ya no aparezcas en mi cabeza!!
Luis habría intentado levantarse pero algo lo detuvo y le agarró las manos para colocarlas a un lado de su cabeza.
-Tranquilo dijo James Ya no te hará daño.
Luis comenzó a llorar.
-¿Qué más puede hacerme? Me lo ha quitado todo...
-No te ha quitado nada replicó James No debes permitirle que te robe nada.
Luis dejó de luchar y desvió la vista fijándola en la mesilla de instrumentos. James levantó de nuevo la mascarilla y se la acercó.
-¿Qué día es hoy? preguntó Luis.
-Martes.
-El partido...
-Ha terminado James colocó la mascarilla a un lado y volvió a sentarse Nuestro equipo ganó... Peter ganó.
-Peter...
-¿Lo odias?
Luis miró a James sólo para volver a desviar la vista como si analizara cuidadosamente esa pregunta. Finalmente levantó la mano y con las yemas de los dedos se tocó la mejilla izquierda.
-Un lunar es lo único que los diferencia atinó James Hasta hace poco Paul tenía un corte de cabello distinto, pero alguien lo ha convencido de engañarte.
Luis se ruborizó.
-Gabriel...
-Él no volverá a hacerte daño prometió James.
A Luis se le volvieron a llenar los ojos de lágrimas y sonrió con tristeza. James sintió pena por él.
-Me he portado mal dijo el muchacho tomando de nuevo la mascarilla para acercarla a su cara y respirar por ella.
James no esperaba comprobar de esa manera que el Luis que ella describía era el Luis real. Hasta ese momento James sólo había visto a un joven fuerte que procuraba superar su estado físico, pero no al joven que requería de la protección de su hermana.
Lo que tenía en frente era una visión realmente escabrosa que reacomodaba todos los conceptos que se había formado hasta entonces. Gabriel se lo había dicho con burla cuando él lo interceptó en las puertas de Santo Domingo. Pero James no quiso creer que Luis había aceptado tan fácil ese ataque y había insistido en que Gabriel había usado la fuerza.
Pero ahora veía que no era así. Gabriel no había tenido que usar la fuerza cuando podía usar el convencimiento. Y de manera astuta atacó a Luis en el único lugar que nadie podía proteger y que él tenía tan vulnerable. Gabriel le destrozó el corazón y lo volvió a restaurar sólo para usarlo a su conveniencia, una vez que logró lo que quería dejó que ese débil corazón se destrozara de nuevo sin consideraciones.
James abrió los labios para preguntarle algo a Luis, pero los cerró de nuevo al ver que el muchacho se había quedado profundamente dormido.
* * *
Luisa se paró en seco para obstruir el paso de los gemelos. Con un gesto gélido levantó su mano y apuntó en dirección a ellos para después hacer una seña y darles a entender que la siguieran.
-James me explicó todo dijo Luisa sentandose en una piedra del jardín al que había ido a dar después de unos minutos Lo que no puedo entender es cómo fueron tan estúpidos para dejarse convencer...En especial tu hermano menor.
Peter parpadeó y desvió la vista.
-Estoy segura de que James no me lo dijo todo Luisa frunció el ceño.
-Estaba pensando algo similar admitió Peter.
Paul bajó la cabeza apenado comprendiendo la situación de James. Estaba seguro de que esa chica y su hermano reaccionarían de manera aun más violenta que James al enterarse de que Gabriel había hecho todo eso sólo para divertirse.
-Bueno, creo que no debe ser importante Luisa sonrió finalmente Mi hermano ha despertado... se le ve mucho mejor.
-Me alegra Paul suspiró.
Peter guardó silencio sin dejar de ver a Luisa.
-¿Él esta molesto?
-Esta indescifrable admitió Luisa -... triste, diría yo... Pero no parece querer que yo haga algo por él, no me ha dicho nada...
-Tal vez deberías ir a verlo dijo Paul a su hermano con animo.
-No.
Luisa y Paul miraron a Peter confundidos.
-No quiero hacerle daño otra vez.
-Pero, Peter... fui yo quien...
-Fui yo Peter interrumpió a su hermano Yo le prometí que lo cuidaría y no lo hice.
Luisa desvió la vista. Su hermano y Peter se comportaban de la misma manera. La chica se preguntó si Luis quería dejar de ser una carga también para el capitán de fútbol como pensaba que lo era para ella. Entonces reconoció que las cosas no estaban mejorando a pesar de que él ya estaba fuera de peligro.
* * *
Fredy tenía la razón al reprochar el proceder de Gabriel y lo comprobó una vez más al ver a Luis atravesar la puerta del salón. Nadie sabía lo que le había pasado al chico, todos pensaban que sólo se había tratado de ese severo espasmo, pero nada más. En cambio Fredy estaba consciente de lo que estaba detrás de esa falsa sonrisa y esos suaves movimientos. Sólo él podía contar la verdad.
Pero no lo haría.
Luis había demostrado una fuerza que hasta ahora él dudaba que tenía y no atentaría contra esa seguridad de papel que se había construido y darse el valor de volver a continuar su vida como si nada hubiese pasado.
En momentos había sentido la necesidad de apoyar a Luis, pero Fredy se había detenido por consideración. Entre menos gente demostrara saber lo que había pasado mejor. Así que permanecía lo más indiferente que podía sin dejar de admitir que se había zafado a tiempo del asunto.
Luis suspiró cuando la clase terminó. Recogió sus cuadernos y libros para guardarlos debajo de la banca y pensó un momento en lo que haría. Según su agenda lo que seguía era el entrenamiento del equipo de fútbol, pero él aun no podía hacer ejercicios rigurosos por su gripa... además no tenía deseos.
Había decidido no comportarse como la victima. Sin embargo tenía que admitir que eso era difícil cuando tenía el corazón tan herido.
Entonces Luis comprendió cuál era el problema. Tenía que curar a su corazón antes de que los moretones de su cuerpo curaran por sí solos y de que el dolor se esfumara. Así que salió del salón directo a la cancha de fútbol.
Cuando vio a Peter con el balón entre las manos rodeado de su equipo el corazón le saltó de alegría. Luis se burló de sí mismo admitiendo que su situación era en verdad patética al no poder odiar a quien se había prometido odiar. Sin embargo se justificó también al llevarse una mano al pecho y sentir cómo el calor le recorría el cuerpo anticipando el nerviosismo que sentía al pensar que dentro de poco le hablaría.
Él había prometido no ser una carga para Peter, pero su corazón le reclamaba esa visión que se levantaba hermosa entre los demás jugadores.
James le había explicado todo y ambos habían prometido no comentar nada que pusiera en problemas a Peter o a Luisa. Hasta ese momento Luis no había imaginado que Peter tenía un problema parecido al suyo y se sentía mejor al saber que se había mantenido en su promesa. Sin embargo Luis no quería retenerlo de esa manera y llegó a pensar que podía liberarse fácilmente.
Ahora comprendía que no era así.
-¿Entrarás a jugar?
Luis se sobresaltó al escuchar a César y negó con la cabeza. En ese momento Peter lo miró sin poder ocultar su emoción. Sin embargo no le dijo nada.
-Luis tiene gripa Peter apretó el balón Así no puede jugar.
Ben hizo un gesto desagradable.
-Que considerado eres al negarle pensar por sí mismo gruñó Ben Ahora también piensas por él, ¿no? ¿qué otras cosas has decidido en su nombre?
Peter miró a su amigo irritado.
-Lo hago por su bien.
-Pues yo creo que eres egoísta al negarle lo que quiere replicó Ben.
Peter se alejó furioso. Ben suspiró y palmeó el hombro de César.
-Luis no puede jugar por ahora, tal vez para el partido final pueda hacerlo. Ben miró a Luis sentado en la banca y lo saludó con un movimiento de mano. Luis no lo vio, tenía la vista en Peter.
* * *
-¿No me lo vas a decir?
James miró a Luisa fingiendo sorpresa.
-¿De que hablas?
-Mi hermano ha estado muy extraño. Si sabe que Peter no le hizo nada debe ser por que algo más le ocurrió.
-Tienes un hermano muy sensible justificó James Creo que el pensar que Peter le habló de manera tan cruel es suficiente... además aún no se han hablado.
Luisa no pareció muy convencida, pero no dijo nada más.
-¿Crees que ellos dos vuelvan? preguntó ella pensativa.
-No lo sé... Todo es posible.
-Luis nunca ha querido ser una carga... desde niño era así.
-Tu hermano comete un error James abrazó a Luisa Creo que piensa que es una carga hasta para él mismo.
-Eres muy observador, James... Por más que lo intento no puedo lograr que mi hermano se acepte.
-Él estará bien James le besó la mejilla Es un chico fuerte que puede levantarse de entre sus propias cenizas.
-¡Que poético! Luisa se burló.
* * *
-Parece que la gripa ya se ha curado.
Luis le sonrió a la enfermera y se abrochó de nuevo la camiseta.
-Me siento mucho mejor admitió el chico -¿Cree que pueda jugar en el partido de mañana?
-No lo recomendaría por tu asma, pero has estado jugando en esas condiciones, así que no le veo problema en tanto te retires si te sientes mal.
-Claro aceptó Luis.
Luis se levantó de la camilla agradecido por que los moretones de su pecho estuvieran casi desaparecidos y porque esta vez la enfermera no hubiese preguntado por ellos. Al salir se encontró con un espejo y miró de manera critica una marca en su cuello apenas visible. La tocó con sus dedos y deslizó la mano a través de su cuello hasta llegar a su pecho, en dirección de su corazón.
-Cobarde le dijo a su reflejo y desvió la vista para volver a caminar hasta su habitación.
* * *
-Luis va a entrar a jugar.
Peter levantó la mirada y vio fijamente a Ben.
-Pero él aun está débil.
-Pues yo lo vi muy bien Ben frunció el ceño -¿No crees que ya has controlado su vida por mucho tiempo?
-No quiero que le pase nada.
-Luis dijo que entraría a jugar... Si no lo dejas te odiaré por el daño que le estás haciendo advirtió Ben Lo dejarás jugar, porque es lo que él quiere hacer, ¿correcto?
-Ben...
-Y no me salgas con una de tus estúpidas excusas...Tú dices que estás protegiéndolo y lo único que he estado viendo es a un Luis más infeliz cada día entre esas risas suyas que se han convertido en su actuación diaria. ¡Estoy harto de todo eso!...¡Creo que ya es tiempo de que te perdones!
-¿Perdonarme?
-Si... Tú crees que no lo he notado, pero te estás castigando por no poder evitar que lo lastimaran... Eres un imbecil, porque al protegerlo de esta manera lo lastimas más...
Ben se fue al ver que Peter no decía nada a eso.
Tal vez esperaba que con esas palabras Peter se diera una oportunidad de abrazar de nuevo a Luis en cuanto lo viera entrar al equipo de nuevo, pero no fue así. Y hasta el mismo Ben pensó que no había sido muy brillante intentar eso al ver que Peter evadía a Luis aun dentro de la cancha y en pleno juego. Cuando Ben entró para sustituir un momento a Luis golpeó a Peter accidentalmente con la esperanza de que reaccionara, sin embargo, y para su desesperación, Peter sólo apoyaba a Luis cuando era horrorosamente necesario sin darse el placer de celebrar una anotación que se había logrado con ayuda suya.
Ben estaba decepcionado. Y esperaba que por lo menos Luis no lo notara, pero claro que eso era aun más inocente de desear ya que todo el equipo lo había notado.
Como Peter lo había dicho la ayuda de Luis había logrado que el juego se inclinara a su favor hasta que el partido terminó. Todos levantaron en brazos al capitán muy contentos menos Ben quien estaba realmente molesto con él. Y Luis que había optado por meterse a las regaderas.
Los muchachos comenzaron a bañarse con el agua de sabor entre risas. Al poco rato los demás alumnos se unieron a la celebración.
Ben ya no lo podía soportar. Se acercó hasta Peter y le dio un puñetazo en la cara.
Peter lo miró impresionado.
-¿Por qué tienes que ser tan estúpido? No comprendo por más que intento hacerlo...
Y Ben se fue sin decir más.
Peter le llevó la mano a la mejilla pensativo. Al dirigir la mirada a los vestidores descubrió que Luis lo estaba mirando con las mejillas bañadas en llanto.
Luis desvió la vista y se dio la vuelta para irse con su maleta.
Peter finalmente lo comprendió. Se había equivocado.
* * *
-¿Quieres saber porqué te sientes tan mal a pesar de haber ganado el partido de fútbol?
Peter levantó la mirada del libro que había estado intentando leer desde hace dos horas en la biblioteca y miró a James.
-Yo lo sé aseguró James Es por que dejaste pasar el resto del día de ayer y no hablaste con Luis.
-Bastante daño le he hecho ya murmuró Peter.
-¿Y piensas hacerle más?... Pero que idiota eres James se sentó a un lado de él. Te atribuiste el error de tu hermano.
-Luis no merece esto...
-¿Entonces por qué se lo haces?
-Yo... tengo miedo...
La mirada de James se suavizó.
-Luisa describió a su hermano en una sola palabra... antes no comprendía por qué lo había hecho así, pero ahora veo que no se equivocó... Luis es un ángel.
Ese ángel te robó el corazón e hiciste lo posible por tenerlo... pero un día pasó algo y ya no tuviste confianza en merecerlo
Ahora ese ángel esta sufriendo por que tú no crees merecerlo y él no sabe cómo hacer para hacerte ver que te necesita...
Peter cerró el libro, definitivamente no podría leerlo.
-Hay algo que no te dije James cruzó los brazos Tampoco se lo dije a Luisa por que no me pareció correcto... Pero Luis tiene tanto miedo cómo tú... al ver que Peter no reaccionaba, James continuó Yo platique con él e intenté convencerlo de que no había tenido la culpa... Entonces él me dijo que ya no te merecía, que estaba sucio...
-¿Qué quieres decir?
-Gabriel no quería separarlos... en realidad tenía otros planes...
Peter lo miró con los ojos muy abiertos.
-Si aceptó James Lo que sospechas es cierto... Luis perdió la confianza, no le quites lo que ama también... No lo merece.
James sonrió al ver que Peter se levantaba violentamente y salía corriendo de la biblioteca atropellando a quien se pusiera en su camino.
-Me debes una, Ben dijo orgulloso.
Lo encontró sentado en la fuente. Ya lo había buscado en su habitación y en su salón de clases, pero nadie le había podido dar razón de él. Finalmente se rindió y fue hasta ese lugar en espera de que su propia decepción no lo agobiara.
Luis jugueteaba con el agua mientras miraba atento un par de ardillas que habían escapado justo cuando Peter llegó.
Peter no tuvo el valor para ponerse frente a él y se mantuvo rígido esperando a que Luis volteara y lo viera con sus hermosos ojos verdes.
-Volví a enfermarme dijo Luis sin voltear. Peter sintió desesperación. Creo que fue por el clima de ayer... por las noches tengo voz nasal... es tan gracioso... Pero no puedo reírme. Aunque sepa que es gracioso no puedo reírme.
Peter extendió las manos con la intención de abrazarlo, pero se detuvo justo cuando estuvo por tocar sus hombros. ¿Y si él ya no lo quería? Bastante daño le había hecho ya.
Luis bajó la cabeza y sacó su mano del agua de la fuente. Se levantó lentamente para voltear y mirar fijamente a Peter.
-Mañana será el aniversario de Santo Domingo... mi hermana vendrá a bailar conmigo y me acompañará a recibir el premio con el resto del equipo...
Peter abrió los labios intentando decir algo, pero le temblaron y los apretó molesto.
-Voy a superarlo dijo Luis con una triste sonrisa Te lo prometo... Y cuando eso pase te sentirás orgulloso de mí... Entonces tal vez podamos ser... ami-
Luis se tapó la boca con ambas manos para reprimir un sollozo sin éxito y las lágrimas escaparon de sus ojos.
-Lo siento dijo entre sollozos Se supone que debería ser fuerte... se supone que podría ser fuerte, pero...
Y Peter vio como comenzaba a retroceder hasta que se dio la vuelta de nuevo y comenzó a caminar con la cabeza gacha.
-¡Espera! gritó Peter con tanta desesperación que su corazón dio un brinco.
Luis se detuvo, pero no volteó a verlo. Tenía las manos en la boca ahogando su llanto.
-Perdóname murmuró Peter sintiéndose estúpido por no poder decir más.
-Tú no tuviste la culpa replicó Luis.
El silencio que siguió a continuación fue insoportable. Peter buscaba en su mente una razón para intentarlo de nuevo. Algo que lo convenciera de que no volvería a lastimar a ese ángel que se había derrumbado frente a él y ya no deseaba volver a volar en los cielos.
Busca en tu corazón le dijo una vocecita.
-Eres tan hermoso murmuró Peter con los ojos llenos de lágrimas y una suave sonrisa. Repentinamente sus piernas aceptaron moverse para correr hasta Luis y abrazarlo por la espalda. Eres muy hermoso repitió.
Luis estaba muy sorprendido. Lentamente acarició las manos que se aferraban en su pecho y comenzó a llorar de nuevo de alegría.
-No me dejes, Luis... Yo... Yo te amo...
Peter volteó a Luis y le acarició la mejilla. Acercó su rostro para besarlo, pero un dedo lo detuvo.
-Escucha, Peter... esa noche yo fui...
-Shh Peter le tapó la boca con su mano Lo superaremos juntos...
Luis se sonrojó.
-¡Dios! Me encantan tus ojos exclamó Peter besándolo con suavidad.
Luis le pasó los brazos por el cuello para acariciarle el pelo.
* * *
-Y yo le dije que mis influencias eran suficientes para expulsarlo a él y a cuanto idiota se atravesara por mi camino dijo James con orgullo. Algo bueno salió de todo esto. Tengo una mejor relación con mi padre, hasta ha preguntado por Luisa.
-¿Y que le dijiste? preguntó la muchacha con mala cara.
-La verdad dijo James Que te amo y que pienso ser serio con nuestra relación, parecía muy contento por eso.
-Los padres son así murmuró Ben Lo que importa es que Gabriel ya no esta cerca. ¿No puedes deshacerte de alguien más por mí?
-Claro James rió -¿Algún gay no te hace caso?
Ben frunció el ceño.
-¡Hola a todos! saludó Luis entrando a la habitación Luisa, si te encuentran aquí te van a expulsar.
-James usará sus influencias argumentó ella agarrando el brazo del chico.
-No puedes meter en problemas a James... un día se van a enfadar con él por ser tan influyente dijo Peter entrando con un montón de libros, seguramente de Luis.
-No hay problema rió James.
-Bueno Luisa se levantó estirando su cuerpo Tengo que volver a mi colegio... ¿me acompañas, cariño?
-Claro James se levantó también y abrió la ventana, después miró a Ben quien no daba señales de querer irse. -¿Te quedas, Ben?
-Escaparé para otro lado dijo el pelirrojo logrando que Luis y Peter se ruborizaran Su compañía tampoco me es grata.
Luisa rió y salió junto con James. Ben levantó un pulgar y salió cerrando la puerta detrás de él.
-¿Qué clase de pervertido cree que soy? preguntó Peter molesto.
-Alguien que habla desnudo por teléfono no puede estar bien de la cabeza Luis sonrió. Por cierto, traje el celular...
-¿Y?
-Siempre me he preguntado cómo te ves desnudo hablando por teléfono conmigo.
Peter se puso rojo.
-¿Ah si? ¿Sólo hablar?
-Se te puede ocurrir algo dijo Luis mientras marcaba un número en el celular Confío en ello.
Peter sonrió y agarró su celular mientras se aflojaba la corbata.
-Estas loco.
-Enamorado nada más admitió Luis Y todo es por tu culpa...
-Esta bien... pero después haremos algo que he estado pensando desde que te conocí... Espero que te guste nadar...
-Soy experto...
* * *
-Simplemente creo que es una buena oportunidad de arruinar la victoria que acaban de obtener murmuró el muchacho con un tono de voz que mostraba que estaba perdiendo la paciencia.
Los tres hombres que le acompañaban se miraron entre sí sin convencerse del todo.
-Un incendio no sólo les arruinará a victoria dijo uno con tono jocoso.
-Limítense a hacer su trabajo... yo me encargaré de pagar su precio.
-Acepto lo del incendio... pero qué ganas cerrando la manera de salir.
-Eso es asunto mío.
* * *
-Esperaba que fueras más discreto recriminó Luisa cuando ella y James se alejaron de un alumno al que había sido presentada Esta debe ser tu novena presentación en menos de quince minutos.
-Quiero que rodos te conozcan argumentó James agarrándola de la mano Les sorprende que este acompañado de una chica tan bella.
-Creo que les sorprende ver a alguien exactamente igual en el otro extremo del salón dijo ella con ironía.
-Tonterías James rió. Les impacta tu belleza.
Luisa lo miró largamente hasta sentir que le halaban de la mano suspiró resignada para ser presentada a alguien más.
-No me gusta esta fiesta murmuró Peter rascándose la cabeza sin dejar de ver a casi todos sus amigos rondando al único grupo de chicas que cumplían con la mayoría de las características que querían de una mujer. El año pasado me hicieron bailar en el centro de una mesa para impresionar a una de ellas.
Luis miró con interés a las muchachas analizándolas cuidadosamente hasta que sonrió.
-Son unas chicas muy guapas admitió. Y una de ellas mira con insistencia hacia acá.
-Es Lilian Peter frunció el ceño. Ben me obligó a bailar con ella casi toda la noche.
-Pues es muy linda Luis sonrió y se recargó en la mesa de las botanas a la que habían ido a refugiarse.
Peter volteó para verlo con el ceño fruncido hasta que atinó a meterse un trozo de pan en la boca.
-¿No le vas a hacer caso? preguntó Luis un momento después.
Peter se atragantó con las boronas y comenzó a toser mientras se golpeaba el pecho.
-¿Estas loco? ¡Casi me matas!
-Un par de hombres juntos deben ser la victima perfecta para todo par de amigas Luis ignoró el comentario de Peter y continuó mirando a la tal Lilian riendo junto con una amiga suya.
-¿Eh?
-¿Bailaremos? preguntó Luis.
Peter comprendió que no estaba hablando de ella y miró con culpabilidad el lugar que estaba rodeado de todos esos alumnos y las alumnas de San Rafael.
-Lo haremos si quieres Peter sonrió.
-¿Aquí?
-No creo que noten que faltan precisamente dos muchachos.
-Ellas lo notarán Luis señaló discretamente a Lilian y a su amiga que estaban a sólo unos metros de ellos.
-Hola, Pete, querido saludó la joven. -¿Recuerdas a Marion?
-Claro Peter sonrió de manera forzada.
-¿Quién es tu amigo? preguntó Lilian interesada.
-Luis McAllister se presentó Luis al ver que Peter no reaccionaba. Es un placer.
La expresión de Peter empeoró y se aclaró la garganta.
-Si me disculpas un momento, Lilian, tengo que hablar con mi... amigo... a solas...
Y Peter lo agarró de la mano y comenzó a caminar hasta llegar a los baños.
-¿Te has vuelto loco? Esa mujer no te dejará en toda la noche si le das la oportunidad.
-Sólo soy educado replicó Luis.
-Deja de serlo masculló Peter.
Luis miró con cuidado el lugar y notó que ahí no había nadie.
-Estamos solos murmuró.
Peter recorrió el lugar y sonrió.
-¿Quieres bailar?
-Tengo sed.
-Traeré refresco y después bailaremos. dijo Peter guiñando un ojo mientras caminaba para desaparecer por el pasillo. Luis suspiró y se recargó en la pared jugueteando con sus manos.
Un extraño olor le hizo levantar la mirada en busca de lo que lo estuviera provocando y frunció el ceño. Caminó nerviosamente asomándose varias veces por la ventana sin ver nada hasta que intentó abrirla para ver hacia fuera. La ventana estaba sellada.
Luis se volvió para ver con detenimiento el largo pasillo que se extendía hasta el salón principal y se pasó una mano por la cara hasta cubrir casi completamente su nariz.
-Humo sentenció seguro y caminó hasta llegar a la salida y ver con detenimiento.
Por supuesto que pudo verlo. Era prácticamente una de sus peores pesadillas en donde no desearía estar atrapado por más de 10 minutos. Las flamas ya estaban avivadas por el aire y, a juzgar por el bote con que tropezó, eso no había sido un accidente.
Justo cuando iba a volver para dar aviso vio como todas las luces eran encendidas en el salón principal y escuchó que comenzaban a movilizar a los alumnos. Luis agarró algo para intentar romper una ventana, pero se detuvo al ver que sería inútil. También estaba sellada.
Nervioso regresó hasta la única salida y esperó. Miro con atención a todos los alumnos que salían de manera apresurada... seguramente el fuego llego hasta algún lugar flamable, ya que se dejó escuchar una explosión muy fuerte y el humo se hizo más denso.
No podía esperar a que su hermana saliera con todo eso. Y como pudo se metió entre la gente... Al estar en el interior sacó un pañuelo y se cubrió la boca.
Ya no había tantos alumnos, pero aun así sabía que ella no había bajado aun. La buscó y le gritó hasta el grado de no poder hablar... afortunadamente la encontró.
No sabía cómo habían hecho para dejar tirada a Luisa. Luis se arrodilló preguntándose donde estaba el inútil de James mientras la cargaba para llevársela. Pero para su pesar necesitaba que le ayudaran ya que no podía caminar y respirar todo el humo a la vez. De hecho ya no podía moverse.
Se arrodillo con su hermana en brazos y la movió bruscamente para que despertara, pero ella no respondía, finalmente comprendió que estaba en apuros y lamentó no poder hacer nada... ni siquiera podía hacer nada por sí mismo...el humo era muy denso y ya no podía respirar con facilidad... cielos, definitivamente eso estaba mal.
Cerró los ojos cuando su salvación llegó. Luis sonrió al ver que Peter estaba frente a él, sin duda había regresado a ver si había quedado alguien.
-Llévate a Luisa pidió con voz muy baja.
-Pero te ves muy mal...
-Iré detrás de ti dijo Luis para tranquilizarlo. Peter obedeció a regañadientes.
Pero cuando Peter le dio la espalda cayó al suelo sin poder respirar.
James miró con sorpresa a Peter cargando a Luisa. Hubiera jurado que ella ya estaba afuera.
-¿Hay alguien más? preguntó James.
-Luis no debe tardar en salir.
-Seguro...con este humo mas bien diría que no tarda en quedar varado respondió James y se metió ignorando la cara pálida de Peter.
Peter apretó los puños y depositó a Luisa en el suelo para después correr detrás de James. Pero le impidieron volver a entrar.
Como James había esperado Luis no podía salir, con mucho esfuerzo lo cargó y se lo llevó por las escaleras, cuando salió fue recibido por los socorristas, vaya hora para llegar.
Colocaron a Luis en una camilla y le pusieron oxígeno o al menos eso vio James, uno de los socorristas se acercó a él.
-¿Hay algo que deba saber de este chico? preguntó con preocupación.
-Sólo que tiene asma respondió James.
El hombre lo miró con seriedad y sin decirle nada dio instrucciones para que se llevaran a Luis de emergencia.
-¿Luis? le preguntó Peter cuando lo encontró.
-Se veía mal... creo que tuvo un espasmo señaló.
-No me dejó sacarlo Peter frunció el ceño.
-No me extraña.
* * *
Luisa levantó la mirada húmeda y aceptó levantarse de la cama para correr a abrazar a su padre. No había aceptado moverse de ahí por nada y hasta había amenazado con matarse si alguien se atrevía a molestarla. No había querido hablar con nadie ni razonar de nada. Sólo había querido llorar abrazada a la camisa blanca perfumada que usaba su hermano mientras se repetía que todo había sido culpa suya.
Sabía que no era la única que resentía la perdida, pero no tenía deseos de sentir otra pena que no fuera la suya y había gritado que era una egoísta cuando él resbaló por la puerta del lado de afuera y comenzó a sollozar.
Tres días... Había dejado pasar tres días para volver a ver la puerta abrirse sin amenazar su propia vida con la navaja de afeitar. Durante tres días escuchó las suplicas de James para que saliera... Escuchó la pena de Peter y lo culpó también por llevársela a ella cuando sabía que era él quien lo necesitaba.
-Ya no llores, mi pequeña murmuró Jan McAllister apretando a su niña y acariciándole la cabeza.
-No pude, papa... No pude cumplir con mi promesa...
-No fue culpa tuya... Fue Luis quien lo quiso así...
Luisa se separó y miró a su padre.
-¿Qué voy a hacer sin él, papa?
-Lo mismo que hice yo cuando tu madre murió... lo mismo que hiciste cuando ella te acarició la cabeza por última vez... Lo que debes hacer ahora que hemos perdido a nuestro Luis...
Luisa se secó las lágrimas con la mano y aceptó con un ademán. Se separó y levantó la mirada hacia la salida. Vio a James y se acercó para abrazarlo.
-Lo sé dijo James besándole el cabello. Pero no olvides que me tienes a mí.
* * *
-Por supuesto que no... No tienes derecho de hacerle eso.
Peter miró a Ben sólo para volver a fijar la vista en la fuente.
-Quizá... Pero no dejo de pensar que ella tiene razón.
-Él no debió meterse de nuevo... Era asmático, Peter, no estúpido... Sabía lo que estaba haciendo.
-Lo que hizo fue dejarme de nuevo Peter sonrió con tristeza. -¿Por qué lo hizo, Ben?
-Porque te ama respondió Ben sin dudarlo.
-¿Qué voy a hacer ahora?
-Continuar... Sigue por él hasta cumplir tus metas.
Peter se sentó en el pasto y se dejó caer para ver el sol entre las hojas de los árboles.
Cerró los ojos al sentir el aire sobre su cara y volvió a sonreír.
-Si... tienes razón... Se lo debo. Sin él no habría amado de esta manera.
Un prolongado silenció se extendió. Ben desvió la vista para ver a James y a Luisa a lo lejos. Saludó levantando una mano y regresó la vista a Peter. Se levantó de la pierna y se dio la vuelta para tener el edificio frente a él.
-Feliz aniversario, Santo Domingo murmuró bajando la cabeza. Disfruta tu regalo, ya que así lo has reclamado.
Cerca de una columna adornada de flores se puede ver un grabado reciente. En la base luce la única rosa roja de entre las blancas que ha sido dejada por el capitán del equipo de fútbol.
Esta es la historia de un ángel que vino a luchar y ganó la batalla... Luis McAllister
Fin