"Romances del amor perdido"
Por: Sailor Rukawa
Capítulo 12: Espejo doble
Entra a mí, como si fuera la primera vez.
Hanamichi se incorporó rápidamente, tomó aire y preguntó:
-¿Qué tal un último partido?
Rukawa fingió frialdad y aceptó. Ambos comenzaron a jugar bajo la luz de la luna, pues no había lámparas cerca. Al zorro todo le pareció un sueño...Entonces Kaede se dio cuenta. El pelirrojo había cambiado bastante, en su actitud, en sus maneras...Pero, sobretodo, en su manera de jugar basketball. Era bueno, endiabladamente bueno. Al súper lucky le costó bastante detener las continuas canastas del pelirrojo...Perdió ante él.
-Te gané, zorro-Dijo Hanamichi, alegremente, sin parecer presuntuoso.
Kaede murmuró algo y se acostó sobre el piso. Estaba exhausto. El pelirrojo rió un poco y decidió sentarse junto a él.
Ambos se miraron a los ojos, fijamente. Y, sin saber cómo, reconocieron en la mirada del otro un fuego que creían extinto. Sakuragi se inclinó sobre el zorro, éste colocó ambas manos alrededor de la cintura de su amante, y se besaron. Como en los viejos tiempos...No, con más pasión que antes. No les importaba si alguien los descubría, simplemente se dejaron llevar, y se perdieron en sus cuerpos y en la pasión...
Rukawa se sentía en el cielo. No quería separarse del pelirrojo y, por lo tanto, lo abrazaba con más fuerza. Por su parte, Hanamichi ya había introducido ambas manos en los pantalones del zorro, haciéndolo gemir a cada instante...
Y hubieran continuado hasta el final, si un grupo de personas no hubiera aparecido en la playa. Los amantes escucharon voces y se separaron rápidamente, fingiendo demencia.
-Vámonos...-Murmuró Rukawa.
-Te acompañaré a casa-Dijo Sakuragi, tomando el balón que estaba junto a ellos.
El pelirrojo y el zorro salieron de la playa, charlando y bromeando. Ambos estaban felices.
Al llegar a su destino, Hanamichi miró al zorro, con deseo frustrado, como preguntando si debía entrar...Pero Kaede dijo:
-Mi hermana está en casa.
-Entiendo...-Dijo Sakuragi, mirando a Rukawa con intensidad, suplicando por un último beso...
El zorro miró a ambos lados de la calle, después al interior de la casa, al ver que no había peligro, se acercó al pelirrojo y le dio un ligero beso en los labios.
-Adiós zorro, cuídate. Estoy seguro de que te irá de maravilla-Dijo Hanamichi, alegremente.
Kaede bajó la mirada y, con extrema dificultad, murmuró:
-Gracias...Cuídate...tú también...Y recuerda que...en algún lugar del mundo...Hay alguien que te quiere...hasta la neurosis...
Hanamichi Sakuragi no supo que responder a eso, así que se despidió con la mano y después se dio la vuelta, dejando al zorro con el corazón completamente agitado...
-Torpe...-Pensó Rukawa, intentando sonreír, pero sin mucho éxito.
El pelirrojo se detuvo a unos cuantos metros de ahí, miró hacia atrás, y gritó:
-¡No me dejaste tu dirección!
-Yo te escribiré-Dijo Kaede.
Hanamichi sonrió por última vez y, finalmente, desapareció. Rukawa suspiró y entró a la casa. Aún tenía mucho que empacar.
Al día siguiente, el zorro viajó a Estados Unidos muy temprano. Dejó Japón sin sentirse triste, al contrario, la euforia de haberse reencontrado con Hanamichi aún no abandonaba su corazón; y, por lo tanto, estaba feliz.
La nueva vida de Rukawa resultó ser bastante ocupada, y no podía dejar de maldecir dicha situación...Pasó una semana para que pudiera escribirle al pelirrojo, lo hizo por correo electrónico. Le abrió su corazón, por primera vez, escribió cuánto lo amaba...Tenía al pelirrojo impregnado en el alma, y no podía dejar de pensar en él. La vida le parecía insoportable sin ese torpe a su lado...
Todos los días revisaba su correo, con la esperanza de ver alguno de Hanamichi por ahí...No tuvo que esperar mucho, pues al poco tiempo lo tuvo en su bandeja de entrada.
Lo leyó con emoción...Pero al terminar de hacerlo, sintió su corazón, nuevamente, hecho pedazos.
La respuesta de Hanamichi fue fría y cruel, ya lo había dicho antes: No creía en el amor. Le recomendó al zorro que dejara de pensar en él y se buscara una nueva pareja, ya que nunca podría amarlo...
Entonces Rukawa se enfureció...¡¿Cómo podía pensar eso después de lo sucedido en la playa!? Él lo había hecho por amor...No como Sakuragi. El zorro sintió nauseas. Pero se controló bastante bien, y respondió el frío mensaje de Sakuragi, con palabras igualmente heladas, pero sin dejar de ser atento. Escribió cosas como: No me digas qué sentir, no tienes derecho. Después de todo, a ti no te afecta en nada.
En su respuesta, Hanamichi se disculpó y le contó a Rukawa sobre su vida diaria y demás tonterías...
Sin embargo, el dolor y el odio comenzaron a envenenarle el alma al zorro, cada día más, hasta explotar en su pecho y hacerle tomar una decisión muy importante para su futuro.