Rouge

 

Puedo ver la luna llena desde donde estoy acostado, quisiera que estuvieras conmigo y la viéramos juntos. Quisiera poder cambiarte esa expresión, quisiera saber cómo es tu cara cuando sonríes. Hacerte sonreír, quizá lo logre alguna vez con mis payadas, o cuando presuma otra vez de mi gran talento. Sin lugar a dudas, sé que amo ese rostro siempre igual. Aunque quiero cambiarlo. Quisiera  que te estremecieras  entre mis brazos, agotarte con mi amor. Quisiera, quisiera, quisiera...¡Oh, Dios!

Creo que espero demasiadas cosas de ti, ¿pero es pedir demasiado el querer tener a alguien que me ame y al que yo ame? Esta vez siento que me arriesgo aún más que en las otras cincuenta ocasiones. Porque ahora Haruko ya no cuenta para mí. Es gracioso. Últimamente no puedo dormir, siempre estoy pensando en lo mismo. Estoy pensando en ti.

Cuando recién entré al equipo y tuve que aprender todo lo básico, siempre te miraba a ti, porque se suponía que eras el mejor de todos. Te miraba, pero furtivamente, para que no te dieras cuenta. Te fastidiaba y aún lo hago cada vez que puedo. Y aquella  vez cuando nos enfrentamos a Ryonan, y tuvimos que marcar a Sendoh los dos, aunque nos negamos al principio, tuvimos que actuar juntos para  tratar de vencer. Tú quisiste enseñarme en esos pocos segundos a marcar. Me sorprendí  que me hablaras tanto indicándome lo que debía hacer ya que el muy maldito, se había dado cuenta que yo era un principiante y entonces trataba de eliminarme primero a mí. Aquellas palabras que me decías: " No te muevas a lo tonto, ve los movimientos del oponente, baja las caderas, mueve las piernas, ve los ojos del oponente..." ¿Me hablabas a mí? No podía creerlo, viniendo de ti, claro.No podía creer que te molestaras por mí. Creo que todavía no me repongo de la sorpresa, recordando este incidente ahora mismo.

Lo único que puedo hacer es fingir ante ti, porque una vez más el orgullo se vuelve más fuerte y no puedo consentir que sientas que ganas la partida, aunque en lo profundo de mi ser lo desee así. Me avergüenzan a veces estos pensamientos que tengo contigo. Después de todo ambos somos hombres. Deseo perder ante ti pero no sería realmente una derrota, sería la más grande de las victorias, porque podría ser feliz, por fin, aunque sea sólo por poco tiempo no me importaría. Quiero ser feliz ¿pero cómo.. ? Tú casi no me soportas, si no fuera que puedo ser útil al equipo creo que harías todo lo posible por tratar de que me echaran, para no compartir conmigo otro instante de tu vida. A pesar de todo, algo me has dado. Te he conocido pero uno siempre quiere más, y más y más, mas aún cuando hay un anhelo no satisfecho, un deseo no cumplido, un sueño imposible al que se trata de volver posible. Tantas noches he soñado que estabas en mis brazos, tantos días pensando en tus manos, en tu cuerpo, en tu pelo revuelto. Podría pintarte en mil posiciones si sólo tuviera el talento necesario. Podría dedicarte mil poemas si tan sólo alcanzara con la inspiración que me proporciona Erato. Te conozco tanto ya. Realmente soy un imbécil, en las cosas que me pongo a pensar. Poemas, pinturas... ¡Bah! ...Pero... ¿Por qué no, después de todo? Si en este lienzo que es mi mente me perteneces por completo.

Si me atreviera a decírtelo seguramente te darías la vuelta y seguirías encestando los tiros libres como siempre haces cada vez que crees que los demás perdemos el tiempo. O ni siquiera me mirarías. O te limitarías a decirme: "Vete, estúpido". Quizá mañana sea el día. El fuego diluye el hielo, y puede volverlo agua. ¿Qué es lo peor que podría pasar?. Que me rechazaras. Aparte de molerme a golpes, y con un poco de suerte evitar el hospital. Y... ¿lo mejor? Que de alguna forma me dijeras... "Sí"...

...Mañana...