Capítulo 10: Aprendiendo a vivir en el paraíso
Parte 1: Revelaciones del pasado
Steven abrió los ojos con desesperación en medio de la noche, más pronto llegó el alivio a su ser al sentir aquel peso ya conocido encima suyo, y al acostumbrar una vez más su vista a oscuridad pudo notar con agrado como su pequeño tesoro dormía apaciblemente sobre si, en un sueño visiblemente profundo (bueno, quien lo culpa; después de todo Kamatari no esta muy acostumbrado a cierto tipo de acción, y si con una vez ya esta cansado, pues con cuatro.... =v.v=UU); era como un sueño hecho realidad... no, mucho mejor aún que el mejor de sus sueños.
Ya más tranquilo, Steven se relajó y volvió a dormirse, por cuarta vez aquella noche... pero era que el simple hecho de saberlo entre sus brazos lo llevaba al mejor de los rincones del cielo; simplemente no podía ni quería evitar despertar para comprobarlo allí... si, el mejor de sus sueños.
**********
Kamatari comenzó a despertar lentamente, se sentía increíblemente cansado. Pudo sentir los rayos del sol pegar en su cara; y algo tibio brindándole calor por debajo suyo. Trató de abrir los ojos, pero estaba tan cansado... bueno, tal vez un intento más.
Cuando por fin logró abrir los ojos, Kamatari pudo ver el rostro sonriente de Steven observarlo, sintió como acariciaba con una mano suave sus cabellos, mientras lo miraba con aquellos ojos color cielo que lo hacían de alguna extraña manera sentirse confortable y protegido; y todos los recuerdos de la noche anterior surgieron una vez más, haciendo que sus mejillas se cubrieran de un color carmesí.
- "Buenos días." - pudo escuchar decir al rubio, con un tono bastante cariñoso.
- "Ohayoo" - logró decir Kamatari con nerviosismo... de pronto se había olvidado como saludar en inglés.
Steven lo miró divertido, le gustaba oír aquel idioma en los labios de su amor... pues fue lo que estuvo escuchando durante toda la noche.
- "Ohayoo entonces." - una sonrisa devastadora se formó en los labios del rubio.
Kamatari escondió el rostro en el hombro de Steven, ya ni siquiera podía mirarlo de frente... pero podía sentir su calidez, su olor, su piel; de pronto en su pecho estaba saltando su corazón como loco, estaba tan feliz de alguna manera, pero por otro lado...
Con algo de pesar Kamatari se levantó del lecho, intentando no mirar a Steven directo a los ojos; trataba de ordenar sus ideas, pero sabía que no podría hacerlo si le daba una mirada a esos profundos ojos color cielo; buscó su ropa, la cual había sido arrojada en el piso formando un montón, y empezó a vestirse lo más aprisa que pudo.
Steven miró casi aterrorizado a su amante dejar el lecho, y casi podía sentir de nuevo esa angustia que experimento la primera noche que ambos estuvieron juntos y su tesoro lo dejó; pero no era igual, él le había dicho que estarían juntos, se lo había prometido... Steven debía de saber.
- "¿A dónde vas?" - la nota de temor en su voz no pudo ser ocultada - "Es domingo... no es necesario salirse tan temprano de la cama; podría prepararte un muy buen desayuno y..."
- "Necesito irme." - Kamatari cortó las palabras de Steven en seco y sin siquiera mirarlo, más pronto un suspiro mal ahogado dio paso a que el oriental viese de frente a su pareja, y acercándose un poco dijo con voz gentil. - "Hay... hay algo que debo de resolver ahora, algo que no puede esperar... pero... yo no... yo no estoy arrepentido de lo que sucedió, ni me retracto de lo que dije anoche; si tu aún lo quieres, si aún me quieres..."
- "¡Claro que si!... yo te amo, por eso... por eso te apoyaré en todo lo que necesites, y por eso prometo no amarrarte en este mismo momento con la soga de emergencia que guardo bajo mi cama;..." - dijo Steven en broma, tratando de bajar la tensión del momento, y alegrándose al ver su logro de arrancar una sonrisa pequeña de los dulces labios de Kamatari - "...así que vaya usted a resolver ese asunto que yo lo espero... Te esperaré por siempre si es necesario."
Kamatari mostró entonces una sonrisa de agradecimiento, y con algo de vergüenza besó los labios de su koibito (amante), tras lo cual terminó de vestirse y se dispuso a irse; más al levantarse pudo sentir un terrible dolor en su trasero... al igual que Steven notó sus extraños movimientos, y no se necesitaba ser un genio para adivinar de que se trataba.
- "¡Mi Dios!, ¿Te lastimé anoche?" - preguntó preocupado Steven, mientras que comenzaba a levantarse para ayudar a Kamatari, más este lo detuvo con un movimiento de su mano.
- "Esta bien; debí de haberlo recordado... después de la primera vez... solo que..." - *Solo que esa vez Matt-san y Kate-san no me dejaron salir de mi cama para nada en días, y yo no tenía ganas tampoco* terminó de decirse Kamatari mentalmente. - "Estoy bien, no te preocupes... hasta luego."
Steven vio a Kamatari salir de su habitación luego de que este cogiese su cuaderno y sus notas de la mesita donde habían trabajado la noche anterior; y Steven se sentía de pronto por completo impotente, y como un niño se cobijó debajo de las sábanas; no tenía ganas de hacer cosa alguna. Sabía que debía de estar feliz por lo que acababa de suceder... ¡Estaba con la persona que amaba... aquél de quien se había enamorado!!!!; sin embargo, no se sentía feliz si él no estaba allí, entre sus brazos. Casi y haciendo un puchero, Steven se acomodó del lado de la cama donde había dormido Kamatari durante la noche, y hundió su rostro en la almohada... aún olía a él; y Steven tuvo aquella gran idea. Entonces Steven lo decidió... ¡No podía estar sin él de esa manera por Dios del cielo santo!... ¡¡¡LO AMABA!!!. Bien!, de ese día no pasaría, era algo que resolvería cuanto antes, ese mismo día en realidad. Steven abrazó la almohada apretándola más contra su propio cuerpo, al tiempo que susurraba...
- "Te amo."
**********
Kamatari llegó hasta el frente de la puerta de su habitación con pasos inseguros... pero era algo que debía de hacer; después de todo lo que había hecho por él, era lo menos que le debía a Matt-san, una explicación de lo que había decidido la noche anterior... solo esperaba que Matt-san no lo condenara demasiado rápido.
Kamatari aspiró hondo y sacó su llave para abrir la puerta, más antes de siquiera poder meter la llave, la puerta se abrió dejándolo frente a frente a Matt. Kamatari pasó sin siquiera ver a los ojos a su amigo, algo le decía que no había tenido que imaginar demasiado para saber lo que había sucedido la noche anterior. Lo peor vino cuando notó que también Kate-san estaba en la habitación; ahora sería mucho más difícil aún, pero de alguna manera, Kamatari supo que así sería mejor, después de todo lo que había sucedido entre los tres... se los debía a ambos.
A paso lento, Kamatari avanzó hasta llegar a su cama, y procedió a sentarse en ella; y pudo escuchar el crujido de la otra cama, por lo que supuso que la pareja también había tomado asiento en esta. Kamatari tomo aire profundamente una vez más... Oh, Kami-sama!, se estaba muriendo de nervios... pero...
- "Matt-san... yo..." - Kamatari calló un momento, pues la verdad que le costaba seguir... Matt-san había pasado tanto por su culpa.
- "¿Si?" - el tono de voz de Matt dejaba entreoír algo así como ... ¿ira?... a Kamatari le estaba doliendo tanto.
Por fin Kamatari alzó la vista, tenía que enfrentarlos de frente; más estuvo a punto de llorar al notar la dura mirada en los ojos de su amigo. Ya ni siquiera se atrevía a mirar a Kate-san, algo le decía que no podría soportarlo, así que volvió a bajar la mirada... y continuo
- "Yo, anoche... anoche, estuve con Steven... yo he decidido... aceptarlo... como mi pareja." - jamás Kamatari había sentido que frase alguna se le hubiese dificultado tanto, y lo que siguió fue peor aún.
- "¡MALDICIÓN KAMATARI!... ¡QUE DEMONIOS CREÍAS QUE... EN QUE MIERDA ESTABAS PENSANDO!... Con ese sujeto... con él... tú... " - Matt simplemente se volteó sobre su sitio, pues se había parado de golpe cuando comenzó a gritar... y dio una muy clara muestra de su desagrado por la situación... listo, Kamatari había perdido a su mejor amigo, ahora lo sabía; y lo más probable era que también a Kate-san... él...
Kamatari bajó la cabeza y se aferró a las frazadas de la cama casi con desesperación, mientras silenciosas lágrimas empezaban a surcar su rostro; más entonces algo cálido rodeo a Kamatari, y al abrir los ojos pudo distinguir a Kate abrazándolo con calidez y dulzura; y Kamatari no pudo hacer otra cosa más que abrazarse también a Kate y aferrarse a ella como una tabla en aquel momento en el que se sentía ahogar.
- "Esta bien Kamatari, todo esta bien. Si eso te hace feliz, si tu estás feliz; yo también estoy feliz por ti. Prometo apoyarte en todo lo que tu quieras amigo." - Kate sonrió de manera confortante para Kamatari, y este solo pudo mirarla con ojos agradecidos y aferrarse aún mucho más a ella.
- "Pero que demonios!... ¡¿Kate?!..." - Matt no podía creerlo, y pasó una mano con exasperación por su cabello... ¡No podía creerlo, y estaba a punto de continuar cuando una increíblemente dura mirada salió de los ojos de Kate y fue directo hacia donde él estaba, dejándolo cuasi helado en su sitio.
- "¿Yo que Matt?... ¿Acaso ahora también me vas a prohibir que le diga a mi amigo cuanto lo quiero y me alegra el que él sea feliz solo para que tu te sientas mejor?" - las palabras de Kate eran tan duras en el tono de su voz como la mirada que aún sostenía sobre su novio - "Pues en ese caso lo siento mucho por ti, pero yo me encuentro muy feliz de que 'MI' amigo sea feliz, después de todo lo que ha sufrido, después de que pensó que no encontraría jamás a alguien con quien sentirse amado; me siento dichosa de que se haya equivocado en aquello que creía, y pienso demostrárselo como lo debe hacer una buena amiga." - y dirigiéndose a Kamatari, y cambiando por completo la dureza de su rostro, así como el tono de su voz y su mirada - "No importa lo que pase Kamatari, yo te apoyaré en esto; por que ... ¿Eres feliz, cierto?"
Kamatari miró a Kate, casi y no podía creer lo que ella acababa de decir, pero aún con lágrimas en los ojos, Kamatari asintió... si, en ese momento, y a pesar de todo, él era feliz.
- "¡¿Pero es que acaso ambos se han vuelto locos!?" - rugió de pronto Matt - "Que no se dan cuenta que ese tipo dejará a Kamatari con el corazón destrozado para cuando se aburra de él... ¿cuánto demonios creen que durará esto?, una semana, un mes... tal vez dos o tres... ¡Maldición!"
- "¡Pues cuando eso ocurra yo estaré allí para apoyar a Kamatari, si es que eso en realidad sucede!, ¡¿Qué no puedes ser un poco menos....?!" - pero las palabras de Kate fueron cortadas por un murmullo de Kamatari.
- "Eso yo ya lo sé... estoy preparado para las consecuencias de mis actos."
- "Kamatari..." - Kate ahora si que no sabía que decir; Kamatari continuó.
- "Esta bien Kate-san. Yo... yo ya sabía eso; en realidad no espero que dure demasiado, aunque espero que dure todo lo que pueda durar. Yo... simplemente... quiero saber lo que se siente... unos brazos sosteniéndote cuando lo necesitas, alguien que te diga que te ama, alguien a quien tomar de la mano para no sentirte tan solo. Yo quiero poder guardar todo eso, quiero poder atesorar esas sensaciones, los recuerdos... el sentimiento... para que cuando muera y vaya al otro mundo, no me arrepienta nunca por no haber podido tener nunca alguien a quien decir que amé... aunque sea solo por un tiempo." - Kamatari alzó la vista hacia Kate, con los ojos inundados de lágrimas y una sonrisa débil en los labios. - "Sé que terminaré con el corazón destrozado, que Steven no se contentará solo conmigo porque él es alguien de mucho mundo y yo no tengo nada de eso, pero... quiero intentarlo."
Kate asintió, y Kamatari supo que sin importar que, él podría contar con ella; entonces ambos voltearon al escuchar un suspiro de derrota, y vieron a Matt mirarlos de una forma extraña por un rato, luego bajó la mirada y dijo con desgano...
- "Pero que conste que aún no me gusta todo esta... a la primera que ese idiota haga alguna estupidez... que ni sueñe con volver a acercarse a ti..." - y luego abrió la puerta retirándose de la habitación, al tiempo que lo escuchaban murmurar algo de - "Una sola vez, y... ese sujeto no me gusta nada." - y Matt desapareció por la puerta sin siquiera mirar hacia atrás, al parecer necesitaba tiempo para asimilar todo aquello.
- "No te preocupes, se le pasará. Tu sabes Kamatari, él te quiere mucho de verdad; una vez me dijo... pero no le digas que yo te lo dije..." - Kate de pronto tomaba una cómica actitud de seriedad - "Que tú eras algo así como su hermanito menor... se siente obligado a cuidarte."
Kamatari sonrió ante esta perspectiva sin poder evitarlo, después de todo Kamatari estaba seguro de ser mayor que Matt-san, y se abrazó una vez más a Kate. Les deparaba un largo día por delante, el cual iba a empezar con un buen desayuno... a Kamatari comenzó a gruñirle el estomago... se moría de hambre... hmmmm, le hubiese gustado desayunar con Steven.
**********
Ya casi eran las dos de la tarde, para cuando Kamatari volvió a la habitación del tercer piso. Había hecho de todo ese día para no pensar demasiado en lo que estaba a punto de enfrentar de ese momento en adelante (a pesar del dolor que tenía en sus partes traseras). Había limpiado toda la habitación; había alimentado, limpiado y sobreabrigado a sus bebes (el día estaba muy frío en realidad), había ido a lavar su ropa (no le gustaba que nadie tocase su ropa, en especial la que había traído de Japón, osea su bata blanca para dormir y su ropa interior... aunque a veces utilizaba ropa interior occidental), había preparado un almuerzo ligero, y por último había hecho un montón de nuevos apuntes para el trabajo... y ahora estaba de vuelta en la habitación de Steven; sentía mariposas en el estómago.
Kamatari tocó a la puerta, y no pasaron más de tres segundos antes de que esta se abriera en un dos por tres; y de paso de que Kamatari fuera jalado hacia adentro sin que el dueño de la habitación se preocupase de nada más.
Steven estaba demasiado feliz abrazando y besando por todos lados a Kamatari como para dejarlo decir palabra alguna; y estaba en este asunto cuando de pronto la puerta fue tocada de nuevo. Con gran desgano Steven soltó a Kamatari en un suspiro preguntándose quien sería, cuando encontró al abrir la puerta a Matt y a Kate fuera; ambos con una gotita sobre la cabeza y al primero algo... enojado.
- "¡Carter!, ¡Kate!... No me di cuenta de que estaban afuera cuando abrí... ¿Acaban de llegar?."
Matt solo soltó un gruñido antes de entrar seguido por Kate, murmurando algo acerca de que por si Steven no lo recordaba, tenían un trabajo pendiente.
- "Espero que no te moleste si vengo a acompañarlos... es que mis compañeras y yo no trabajamos el domingo." - dijo Kate con toda la calma que pudo mientras notaba la mirada asesina que le propinaba Matt a Steven al ver a Kamatari tratar de arreglarse un poco la, de pronto, arrugada ropa.
- "¡Claro!, no hay problema Kate; eres bienvenida por aquí cuando quieras.... ¿Té?"
Kate sonrió ante esto... por lo menos así se aseguraría de que Matt no mataría a Steven; mientras tanto por su parte Matt pensaba que no le gustaba para nada que SU novia y ese tipo se estuvieran tuteando... aunque claro que Kate le había dado permiso... pero igual.... grrrrr.
Steven preparó una enorme jarra de té, y la colocó sobre la mesita de trabajo junto a cuatro tazas; tras lo cual se sentó al lado de 'su' Kamatari, mientras que al otro lado del pobre oriental se encontraba un muy enfurruñado Matt. Kate solo se limitó a beber su té lo más calmada y silenciosamente que pudo, no sin dejar de paso de observar con detenimiento a su novio... y así el trabajo comenzó.
Kate debía de admitirlo, a pesar de todo esos tres trabajaban muy bien; aún con toda la coquetería de Steven hacia Kamatari... sí, aún así.
Las horas siguieron pasando, y Kate se dio cuenta que estaba aprendiendo mucho en realidad junto al grupo de chicos, cuando de pronto todo quedo paralizado ante una pregunta que Steven le hizo a Kamatari algo así como a la ligera; aunque Kate pudo sentir que Steven estaba nervioso.
- "Y entonces... ¿Cuándo te mudas para aquí Kamatari?"
Kamatari estuvo a punto de atorarse con la galleta que en ese momento estaba mordiendo... *Mu... mu... mudaaaaarrseee.... ¡MUDARSE!*
Steven asustado tuvo que golpear fuertemente la espalda de Kamatari...
- "¿Mudarme?" - preguntó Kamatari con un atisbo de incredulidad en los ojos una vez que logró respirar de nuevo.
- "Oh!, ya veo... no quieres..." - murmuró Steven sin poder evitarlo; más de pronto tratando de poner su mejor rostro dijo - "No importa... después de todo solo estamos a un piso de distancia, cierto?"
Kamatari seguía mirando a Steven como si no captara lo que acababa de suceder, y Kate por su parte miraba a Matt lista para cualquier cosa... aunque la verdad que Matt estaba tan impresionado como el mismo Kamatari por aquella pregunta.
- "¿Mudarme?" - volvió a preguntar Kamatari; y esta vez Steven se dio cuenta que la pregunta no estaba destinada a él, sino que Kamatari se la hacía a si mismo.
- "¿Si quieres?"- preguntó Steven con un toque de esperanza en la mirada.
Kamatari siguió mirando a Steven con aquel rostro de incertidumbre, más ya no volvió a decir nada, solo se limitó a mirarlo. Steven volvió a preguntar, pero esta vez un poco más lento.
- "¿Quieres?.... hmmm, ¿Te molesta la idea de vivir conmigo?" - Steven tomó el asunto desde otro punto de vista.
En ese momento Kamatari pareció despertar de su estupor, y respondió de prisa.
- "¡NO!, claro que no... es solo que yo..." - pero Kamatari no pudo seguir diciendo nada más, debido a que acababa de ser apresado en un fuerte abrazo de Steven, al tiempo que sus labios eran sellados por un fuerte beso... para completa turbación de Matt y Kate.
- "¡BIEN!, ¡Entonces cuando te mudas!"
Kamatari se quedó con las palabras en la boca... era imposible, al parecer, decirle que no a ese hombre. Fue entonces que , para sorpresa de todos, Kate tomó la palabra.
- "Tu solo decide cuando Kamatari; y Matt y yo te ayudaremos en lo que tu quieras.... ¿verdad Matt?"
Matt miró a Kate y con todo el dolor de su alma y su orgullo asintió; a pesar de todo, él lo admitía, quería que su amigo fuese feliz... ¡PERO A LA PRIMERA...!
Las cosas habían quedado arregladas a medias, pero entonces se le ocurrió a Steven otra pregunta que había tenido para su dulce desde hacía rato, solo que se le iba olvidando todo el tiempo.
- "Por cierto Kamatari... ¿qué significa Koi?"
Ahora si que a Kamatari casi le da un ataque o algo parecido; se puso rojo como un tomate maduro, y comenzó a balbucear algo sobre decírselo después... Y en cuanto a Steven, pues éste no entendía mucho, pero estaba extasiado y maravillado por aquello... le encantaba en realidad; sobre todo el saber que habría un después, y tal vez en su propio cuarto... juntos...
- "¿Te mudas conmigo ahora?" - dijo una vez Steven, volviendo a tomar por sorpresa a Kamatari, quien ya estaba a punto de estallar de la vergüenza.
- "¡STEVEN!" - Kamatari no sabía ni donde meterse a estas alturas... ¡Por Kami!, que vergüenza, y justo con Matt-san y Kate-san allí.
- "Por favor" - suplicó Steven poniendo ojos de cachorrito, al tiempo que se ponía de rodillas en el suelo y apoyaba la cabeza de manera lastimera sobre las piernas de Kamatari.
Kamatari ya no lo soportaba más, y solo para que aquello terminase de una buena vez... bueno, y por que en verdad le estaba comenzando a agradar la idea, casi grito...
- "¡De acuerdo!... de acuerdo; pero... será hasta mañana, ¿de acuerdo?"
- "¡Mañana!... entonces, ¿no pasarás la noche conmigo?"
Allí estaba de nuevo el rostro de cachorrito apaleado, justo frente al rostro ahora rojo luminiscente de Kamatari...
- "Yo... yo... aaahhh... yo..."
Bueno, a estas alturas ambos chicos se habían olvidado de que existía un mundo más allá de los 5 cm. de donde ellos se encontraba, y Matt estaba a punto de echar el grito al cielo, cuando sintió una mano en su hombro, y al voltear vio el rostro amable de Kate diciéndole que ya era hora de que ambos se fuesen de allí... ese día el grupo no avanzaría nada más de lo que habían avanzado hasta ese momento; y tomando su mano, Kate sacó a Matt del lugar.
Por su parte, Steven había comenzado a besar efusivamente a Kamatari, cualquier otro pensamiento había quedado atrás, ahora solo existía ese momento, y ese momento estaba hecho para amar.... esa noche estaba hecha para que ellos dos se pudiesen amar y para nada más.
**********
Kamatari pudo sentir nuevamente los rayos del sol inundando su rostro; y a diferencia de la mañana anterior, ahora no se sentía tan cansado... tal vez porque la noche no había sido tan agitada como la anterior a esa, bueno, tal vez; aunque por algún motivo que Kamatari no comprendía aún, sentía que no había pasado una tan buena noche al dormir, como si su sueño hubiese sido disturbado por algo, en fin.
Abrió los ojos lentamente, y observó al hombre que protegía su sueño en la seguridad de su abrazo... se sentía tan bien. Si no fuese porque Kamatari tenía clases a las 8, no le hubiese importado seguir en la cama, aunque estaba comenzando a extrañar el salir a correr por las mañanas; y eso que Steven aún lo hacía, Kamatari pudo sentirlo regresar casi al amanecer, y meterse de nuevo a la cama luego de ducharse, y pudo sentirlo cuando éste acarició su cabello y besó su frente. Kamatari había tenido ganas de abrir los ojos y mirarlo, a sabiendas de que aquel hombre lo volvería a amar hasta que ambos cayesen rendidos; pero no se atrevió a hacerlo... ya no era el mismo de antes, ya no era capaz de decir lo que sentía de aquella manera tan directa, ni de coquetear abiertamente como lo hizo hacía ya tiempo atrás... cuando Shishio-sama vivía; un par de lágrimas amenazaron con salir, más Kamatari se negó a si mismo a que aquello ocurriese; tenía clases, y tenía que asegurarse de despertar a Matt-san, sabía que este de seguro no estaría despierto aún, y ya era tarde.
Con cuidado, Kamatari se deslizó del abrazo de su hombre; y se metió al baño procurando asearse lo más silenciosamente posible. De todas manera tenía que volver al otro cuarto, pues no tenía su uniforme en aquel momento; tal vez lo más sensato sería bañarse allá; así que tomando sus cosas, el joven partió una vez más de aquella habitación, la cual pronto sería también su habitación... Kamatari se preguntó por cuanto tiempo podría decir aquello.
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El día fue tan ajetreado como cualquier lunes, y Kamatari cayó en la cuenta que no podría hacer la mudanza hasta el día siguiente. Tal vez eso fuese lo mejor después de todo, algo le decía que de alguna manera estaban apurando demasiado las cosas.
A las 4 de la tarde, el grupo estaba reunido por segunda vez en el día para seguir trabajando en la unión de la información, y su ordenamiento, y la posterior redacción de la monografía. Faltaba tan solo una semana, y tendrían que apurarse y comenzar de una vez con la redacción si es que querían terminar a tiempo, por suerte, estaban terminando con la reunión de los datos, aunque ahora existía un pequeño problema al respecto de la atención brindada al trabajo.
Matt se encontraba de lo más incómodo debido al pequeño espectáculo que Wildfire estaba dando al no dejar de coquetear con Kamatari... sin poder evitarlo, Matt se preguntó si Kamatari alguna vez se sintió también incómodo cuando se encontraba junto a él y Kate. Matt tuvo que carraspear fuertemente para que esos dos se dieran cuenta que él aún se encontraba allí; y una vez más, pudo observar como su amigo se ponía rojo de pies a cabeza sin encontrar la manera de disculparse del todo con Matt. Matt no pudo hacer otra cosa más que suspirar, eso se estaba yendo de mal en peor; y aún más desde que Kamatari le dijo al rubio que la mudanza se haría al día siguiente... si, eso iba para largo.
- "Bien Kamatari; ya entendí, no te preocupes... no me molesta. Solo que debemos de continuar si es que queremos acabar a tiempo... ¿De acuerdo todos?"
Un par de afirmaciones le siguieron a la pregunta... por lo menos Wildfire daba signos de querer terminar el trabajo aún después de obtener lo que quería... eso era bueno.
- "Bien" - continuó Matt -"Entonces creo que para lograrlo, debemos de trabajar aún más horas... sé que estamos en exámenes, así que debemos compartir nuestras horas de trabajo con horas de estudio, y lo que dormimos es ya de por si bastante poco, pero... si es que están de acuerdo los dos... creo que debemos de comenzar a escribir el trabajo por las noches. ¡Se que es pedir demasiado!; pero no nos queda otra opción, esto es para el próximo martes, pero ustedes deciden."
Tanto Steven como Kamatari se miraron, ellos también estaban conscientes de eso, así que ninguno dudó en aceptar, y Matt procedió a repartir entre los tres lo que hasta ese momento podían ir ya escribiendo (bueno, piensen que en esa época no tenían computadora, ni fotocopiadora, ni internet, ni máquina de escribir siquiera (bueno, no estoy muy segura respecto a este último punto)... todo era a mano, y tomaba más tiempo... así que escribir una monografía completa... yo lo tomo como una pequeña pesadilla). Luego de esto los tres siguieron trabajando, y para sorpresa de Matt, aunque Steven no se alejaba demasiado de su 'novio', había dejado de lado todos los jueguitos, y se había puesto a trabajar una vez más con la seriedad que había demostrado hasta ese momento. La media hora de descanso pasó, y los tres tuvieron que volver a sus clases.
Cuando la noche llegó, Steven no dudó en tratar de llevar a Kamatari de nuevo a la habitación; claro que aún estaba de por medio el hecho de que tenían que avanzar cuanto antes con la monografía, y que en lo posible tenían que comenzar avanzando lo más que cada uno pudiese hasta la noche... y ni Steven ni Kamatari iban a hace mucho estando juntos y solos, por lo menos eso pensaba Kamatari. Más la eterna cara de cachorrito que en los últimos días le ponía Steven, menguaban por completo la voluntad del oriental, así que a pesar de lo que su consciente le decía... terminó obedeciendo a su deseo, más una vez en el cuarto...
- "Steven...." - Kamatari susurró con cuidado el nombre del hombre que en aquel momento estaba abrazándolo.
- "Hmmm?" - Steven en realidad no parecía prestar mucha atención a nada, pero eso cambió cuando sintió a su niño zafarse de su abrazo.
- "Tenemos que avanzar... ¿Lo recuerdas?. Si no comenzamos ya nunca acabaremos."
Steven miró a su pareja con algo de renuencia, pero sabía que él tenía razón, así que ni modo pues, a trabajar. El rubio sacó unas cuantas hojas en blanco de una de las gavetas de su escritorio al igual que plumas y tinta, y lo llevó todo a la pequeña salita, colocándolo todo sobre la mesita; por su parte, Kamatari sacó los borradores que había guardado dentro de uno de sus cuadernos. Pronto ambos comenzaron a trabajar, aunque Kamatari avanzaba algo lento para no equivocarse al escribir.
El tiempo corrió lento mientras la pareja trabajaba afanosamente sentados sobre el suelo y apoyándose en la mesa, cuando de pronto Kamatari observó una de las líneas, y se dio cuenta de que necesitaría ayuda; e involuntariamente sus pensamientos fueron a Matt-san... él siempre lo había ayudado y acompañado... y ahora lo había dejado solo. Además, ellos eran un grupo, ¡Se supone que debían de trabajar juntos!.
Kamatari dejó lo que estaba haciendo y se levantó al tiempo que tomaba su abrigo; mientras que Steven, quien hasta hacía unos segundos nada más le había estado acariciando una pierna con la mano libre, lo miraba extrañado. Pero antes que el rubio pudiese preguntar nada, Kamatari lo miró con una sonrisa y anunció que volvía en un rato; diez minutos después regresaba tirando de la mano de un consternado Matt mientras anunciaba feliz que ahora si el grupo estaba completo. Steven solo tuvo que sonreír ante la ocurrencia.
**********
Martes por la mañana. El reloj de la torre sonó 7 veces despertando a Kamatari después de un rato, quien observó el reloj de pared que se mostraba frente a él, y casi le da un ataque al ver la hora... ¡Se había quedado dormido!!!!!!... ¡Eran las 7:30 de la mañanaaaaaaaaaa!. ¡Iba a llegar tarde!. ¡Iba a llegar tarde!. ¡Oh, Kami!
Kamatari se levantó de un salto de la cama y fue de inmediato al baño a asearse y cambiarse, saliendo completamente listo apenas 5 minutos después; y entonces lo vio... Steven seguía dormido. Increíblemente sobresaltado, Kamatari intentó despertar al rubio por todos los medios posibles, pero lo único que obtuvo fue ver a Steven voltearse hacia el otro lado mientras murmuraba algo de 5 minutos más. Kamatari miró el reloj, solo quedaban 23 minutos para llegar a clases, así que con los nervios ganándole la partida y sin poder evitarlo, Kamatari de pronto se encontraba levantando la cama del suelo y tirando a Steven al mismo, quien se paró casi al instante pero aún medio dormido mientras veía a todos lados murmurando... "De acuerdo, de acuerdo... ya me desperté, ya estoy despierto...". y como Steven se había caído del otro lado de la cama, y justo frente a la puerta del baño, se metió tambaleándose a este y pronto se oyó el sonido del agua.
Kamatari colocó lentamente la cama en su lugar, no podía creer lo que había hecho... no podía creer lo que le había hecho a él. Kami-sama, se sentía tan avergonzado. Kamatari se sentó sobre la cama mientras comenzaba a temblar sin control y las lágrimas salían de sus ojos. Él había utilizado la violencia con Steven, y de seguro Steven ya no lo querría ahora. Shishio-sama no lo había querido por eso... él había preferido a Yumi por se más delicada... y ahora se había mostrado agresivo con Steven. Kamatari no podía dejar de llorar, lo había arruinado todo; porque ese que había salido era el antiguo Kamatari... y Steven, al igual que todos aquellos que lo conocieron antes que él, no lo iba a querer.
Y fue así como lo encontró Steven al salir del baño unos minutos después, hecho casi un ovillo sobre la cama aún destendida, y con lágrimas surcando su ojos; y asustado por aquella actitud de su chico fue a atenderlo de inmediato.
- "Bebé..." - susurró el rubio abrazándolo - "¿Qué pasa?" - y se alarmó aún más al sentirlo querer desembarazarse del abrazo protector en el que lo tenía envuelto.
- "Lo siento" - lo escuchó susurrar casi en la exhalación de un aliento.
En un principio Steven no entendió muy bien de que se trataba, pero razonando un poco entendió.
- "Oh, vamos." - dijo casi con tono divertido mientras afirmaba su abrazo - "No lo dirás por el empujoncito que me diste para despertarme, ¿O si?. Seamos sinceros, ¿qué otra manera tenías para despertarme?."
Kamatari miró a Steven entonces, con los ojos llenos de lagrimas.
- "Pero... pero... yo; yo no debí... no se supone que yo..." - más no pudo continuar al ser silenciado por un beso que acalló sus pobres excusas.
- "Hey!; entonces para que se supone que estás aquí conmigo sino. Mira; hay cosas que yo no se de ti, así como aún hay cosas que tú no sabes de mi... y otras tantas que ni siquiera nosotros mismos sabemos de nosotros... pero esas cosas las vamos a conocer de a pocos; para eso vamos a vivir juntos; bueno, en realidad es una de las metas, aunque no la principal..." - Steven dijo esto con algo de malicia - "así que no te preocupes tanto por favor... además, si voy a tener a alguien que me despierte por las mañanas, aún botándome de la cama; pues la verdad que prefiero que seas tú antes que cualquier otra persona... ¿sabías eso?, ¿hmmmm?, ¿lo sabías?." - y mientras decía estas últimas palabras con travesura; Steven le sacaba pequeñas sonrisas a su koi (ya sabe lo que significa, créanme... no paró de preguntar hasta que Kamatari le dijo), mientras le hacía cosquillitas en los costados. Más de pronto vio el reloj y ahora fue él quien casi muere. DIEZ PARA LAS OCHO!!!!.
Steven de pronto salió volando del lugar (en deformet) con Kamatari tomado de una mano (volando tipo cometa también en deformet) y los útiles en la otra, y al llegar al segundo piso tocaron desesperados la puerta de Matt para ver si aún estaba allí o ya se había ido; algunas sonrisas salieron al verlo salir 5 minutos después sin siquiera haberse peinado. Los tres compañeros llegaron a las justas para sentarse en sus sitios 3 segundos después de que el profesor Jhonson había llegado, pero luego de tranquilizarse lo suficiente la clase fue igual que siempre.
Por su lado, Kamatari sonreía en su interior; de alguna manera, lo ocurrido minutos antes lo hacía sentirse ahora un 'poquito' más seguro de aquella relación. Claro que eso no significaba que iba a durar para siempre después de todo, pero tal vez si durar algo más de lo que él creyó que duraría en un principio; tal vez sus posibilidades de vivir un verdadero sueño junto a ese hombre no se desmoronasen en una horrible pesadilla al finalizar todo aquello.
Las clases del día martes terminaron para Kamatari; viéndose para después del almuerzo por completo libre, al igual que Steven; quienes luego de comparar lo avanzado la noche anterior junto a Matt, decidieron (bueno, Steven decidió) que ya era hora de efectuar la mudanza (algo me dice que Kamatari de nuevo va a tener que recuperar clases el día sábado =v.v=... hay estos chicos).
Steven ya había desalojado la mitad de sus muebles; bueno, en realidad había arrimado todo, pues aunque el chico es millonario, no suele tener muchas cosas, por lo que acomodar sus cosas le dio todo el espacio que consideró necesario para Kamatari.
Poco a poco, todo lo que Kamatari tenía en su habitación del segundo piso pasó al tercer piso; y al terminar esta mudanza, menos de una hora después; el espacio que Steven había designado para su amor estaba de sobra, Kamatari no tenía casi nada de ropa, y muchas menos aún pertenencias.
Kamatari estaba terminando de ordenar las cosas en un rinconcito (había decidido tratar de ocupar el menor espacio posible para que Steven no cambiase demasiado su forma de vida por su culpa), mientras que Steven lo observaba por detrás, sentado sobre el baúl que tenía enfrente de la cama y con el mentón apoyado sobre sus manos. El espacio para la ropa había sido ocupado con las justas. Solo estaban los dos uniformes de verano envueltos en lo que Kamatari había llamado papel de arroz, alegando que así no se maltrataban; luego estaba su otro uniforme de invierno, pues de los dos Kamatari utilizaba uno en ese momento; su uniforme de correr; un par de camisas y un par de pantalones; un chaleco, y algo parecido a una bata de algo colorida que Kamatari dijo que era su gi para ocasiones importantes (fiestas del barrio japonés). Luego estaban dos pares de zapatos y sus zapatillas de correr, al igual que un par de sandalias y por último una bata blanca que Kamatari colocó delicadamente en uno de los cajones... era su pijama (el cual le encantó a Steven, ya se podía imaginar a él mismo quitándoselo a su bebé... hmmm). Aparte de eso había colocado en dos de los cuatro cajones que Steven le había separado, sus dos toallas, enseres para el baño, 3 piezas de tela que Kamatari argumentó con sonrojo que se trataba de su ropa interior, tres pares de medias blancas, y un pequeño cuadernito que Kamatari le suplicó a Steven que no viera... era su diario... Steven no pudo evitar de pronto amar más a ese hombre, aunque no había razón para ponerse así solo por saber que él tenía un diario, pero igual. Aparte colocó una cajita donde guardaba su dinero, e hizo espacio para todos sus útiles universitarios. Y en la parte superior del mueble de tocador puso un estuche pequeño con unas mancuernas, y un frasco chiquito de colonia; su peine y un espejo... y eso era todo lo que Kamatari tenía.
Kamatari terminó de ordenar todo lo que tenía, pero aún le faltaba algo; así que volteando para hablar con Steven lo encontró mirándolo de una manera extraña, pero aún así continuó.
- "Steven..."
- "¿Hmm?" - Steven parecía distraído en alguna cosa.
- "Puedo pedirte un favor más." - preguntó Kamatari con voz casi tímida, lo cual para sorpresa suya, pareció sacar a su hombre de su ensimismamiento.
- "¡Por Dios!, sabes muy bien que tú puedes hacer lo que quieras, solo pídelo y yo te lo daré."
- "Puede Hime dormir aquí dentro. Es que está acostumbrada a dormir en el mismo cuarto que yo."
Steven miró un tato a Kamatari y luego tuvo que echarse a reír; ¡claro que podía!, si él prácticamente había adoptado a Hime desde el día que la vio por primera vez... era tan encantadora como su dueño.
- "¡Pero que preguntas haces bebé!. Por supuesto que si puede, si no lo decías tú entonces yo mismo me iba a buscar a esa pequeña cosita preciosa y me la traía hasta aquí de la colita." - la sonrisa de Steven pareció contagiarse a Kamatari, quien le agradeció feliz a Steven por ello... aunque Steven hubiese preferido algo así como que se le tirase encima o algo, y era que desde hacía un par de días podía sentir que su tesoro se reprimía por alguna cosa... como lo ocurrido aquella mañana. Steven estaba decidido a sacar el yo interno escondido de ese hombre que podía sentir tan claramente a flor de piel; pero antes... pues el lado de su muchacho se veía muy vacío desde el punto de vista de Steven, comenzaría por eso...
**********
Miércoles por la madrugada, y Kamatari no podía pegar los ojos. Luego de la mudanza se habían vuelto a reunir con Matt-san para avanzar todo lo que pudiesen, y continuaron hasta que el cansancio los agotó. Más no lo suficiente como para que Steven no pidiese algo de cariño esa noche también, aunque por lo cansado de ambos solo hicieron el amor una vez y luego los dos exhaustos amantes se quedaron dormidos uno en brazos del otro... temprano... lo suficiente como para que Kamatari pudiese descansar plenamente desde que su relación comenzase... lo suficiente como para descubrir que era lo que le había molestado las últimas dos noches y sintiese que no dormía bien por algún motivo.
Casi a las 1 y algo de la noche, un ruido extraño despertó a Kamatari; y una vez que este se aseguró no estar bajo ataque enemigo y tomar conciencia del lugar donde se encontraba... Kamatari lo comprendió. Allí, justo a su costado, el ruido más ensordecedor del mundo se estaba llevando a cabo: Steven estaba roncando... ¡Y que ronquidos!, una cueva llena de osos invernando era más pacífica de lo que era esa habitación en ese momento. ¡POR KAMI!, nunca escuchó Kamatari ruido más ensordecedor en su vida, Steven roncaba como si su vida dependiese de ello. Ya decía el oriental que nadie podía ser tan perfecto en este mundo (nota de la autora: sip, yo ya opinaba lo mismo =¬.¬=U).
Pasó casi una hora antes de que Kamatari se diese por vencido a la idea de volverse a dormir; por lo visto iba a tener que 'cansarse' mucho todas las noches para poder descansar en aquél cuarto, pero no iba a lograrlo ya esa noche (aunque la idea no le desagradaba del todo), bueno; al fin y al cabo el problema no era tan grave, de seguro que luego de vivir un tiempo juntos Kamatari podría acostumbrarse a dormir perfectamente con aquellos ronquidos... pero no lo iba a lograr es noche, de eso estaba bien seguro. Kamatari tenía que buscar alguna otra cosa que hacer. Con maestría se zafó del abrazo de su amante y se escabulló de la habitación tras envolver su cuerpo desnudo con su bata, y tomar una de las lamparas de aceite de la mesa.
Kamatari se dirigió hacia el librero que estaba en la sala... vaya y que le traía recuerdos. Era gracioso, no había podido coger un solo libro en todos esos día... bien, ahora necesitaba uno. Kamatari comenzó a recorrer con los dedos los libros que iban siendo iluminados por la linterna, tratando de decidirse por alguno; cuando de pronto se topó con uno de los libros que había llamado tanto su atención el día que observó con detenimiento por primera vez aquél librero... era un libro con caracteres en japonés... ¿cómo había llegado hasta allí?, ni idea; pero leer algo en lengua materna... si, no era mala idea. Kamatari decidió tomar el libro, y lo hizo con cuidado; se veía antiguo, no quería dañarlo. Una vez que lo sacó del estante, se dirigió con cuidado a la mesa donde habían estado trabajando y lo puso encima; pensaba leerlo acompañado de una buena taza de té, afortunadamente, había agua caliente guardada en uno de esos termos que Steven había comprado, así que prepararse el té no fue gran problema. Poniendo el té en la mesita, y acercando ésta más hacia el sofá de la habitación; Kamatari se echó en éste plácidamente mientras tomaba el libro entre sus manos y se decidía a darle una ojeada rápida antes de comenzar a leerlo (es un hábito muy común por cierto); más apenas y puso sus ojos sobre las primeras líneas de alguna página casi a la mitad del libro, de inmediato quedó prendado de éste. ¡Era un libro de artes de la espada!, y muy bueno por cierto; habían cientos de explicaciones y dibujos en cada hoja que daban un planteamiento total de los movimientos del cuerpo, e incluso de las sensaciones que se tenía al efectuar dichas técnicas.
El tiempo se pasó volando mientras Kamatari leía embelesado unas cuantas páginas con detenimiento, y para cuando se dio cuenta, ya había pasado casi una hora y su té estaba helado. Las técnicas presentados en el texto eran increíbles... ¡Sorprendentes!, tenían gracia y estilo, eran limpias y rápidas; pero sobre todo... eran por completos mortales para sus contrincantes. ¿Cómo llegó eso hasta la biblioteca personal de su koibito?, Kamatari no lo sabía; pero sintió gran curiosidad de saber a que estilo pertenecían dichos movimientos, así que le dio una mirada a la página. Kamatari palideció... ¡NO PODÍA SER CIERTO!... los Kaneda del clan de fuego... ¡El clan Kaneda!... eso era imposible... ¡Ese clan había sido por completo exterminado hacía mucho!... y si alguien hubiese sobrevivido, lo cual no era muy probable... pues... pues... no tendría nada que ver con su pareja... ¡STEVEN ERA AMERICANO, NO JAPONES!
Pero entonces sucedió; Kamatari comenzó a atar cabos... los Kaneda pertenecientes al famoso clan Kaneda... el clan del fuego salvaje... Fuego Salvaje... Wildfire. Kamatari respiró lo más hondo que pudo... ¡Nadie podía enterarse de aquello!; oh, Kami-sama... sino, si alguien se enteraba... se lo iban a matar.
Kamatari abrazó fuertemente el libro que tenía entre sus brazos mientras un miedo de antaño, el miedo de perder a alguien bajo el filo de la espada del gobierno japonés, volvía a fluir por sus venas; y comenzó a temblar sin control mientras que mentalmente se repetía una y otra vez, que absolutamente nadie, debía de enterarse de aquello... nadie.
**********
Cuando Steven se levantó para correr se llevó con la sorpresa de que no solo era tarde (bueno para él, porque eran las 4:50 de la mañana), sino de que su adorado chico oriental no se encontraba entre sus brazos; y mayor sorpresa fue notar que había una luz prendida en la sala, y al dirigirse a esta lo vio dormido en el sofá, abrazando uno de los libros que se había traído de casa. Steven sonrió, por Dios que se veía precioso. Steven se acercó lentamente con la intención de volver a llevárselo a la cama para que durmiese más cómodo... él ya había sentido lo incómodo que era dormir en el sofá; más ni bien se acercó unos pasos, Kamatari se levantó casi de un salto y con el libro increíblemente aferrado contra su pecho. Steven se sorprendió un poco, nunca había visto a nadie despertar de esa manera, su Kamatari había estado en verdad bastante alerta.... bueno, no importaba.
- "Hola cariño." - saludó Steven a un aún algo nervioso Kamatari, más sus besos lograron calmar al chico de cabellos oscuros.
- "Buenos días." - saludó Kamatari débilmente una vez que Steven cesó el beso.
Steven observó a su amor un rato... se vía raro; bueno, nada que un poco de cariño no pudiese solucionar. Steven entonces trató de tomar el libro que Kamatari tenía entre sus brazos para dejarlo por allí y llevarse a su chico a la cama; pero entonces sucedió algo que Steven no comprendió... Kamatari no quiso soltar el libro... por ninguna razón o motivo; simplemente no quiso. Y parecía tan, pues bien, preocupado.
- "¿Sucede algo cariño?- preguntó Steven algo intrigado poniéndose de cuclillas frente a Kamatari.
- "Steven..." - Kamatari comenzó a hablar con demasiado cuidado.
- "¿Hmmm?"
- "¿Dónde... dónde conseguiste este libro?." - bien, esa era la pregunta del millón de yenes.
- "Pues de mi casita... es de la familia." - Steven no entendía el por que de la pregunta, pero respondió algo divertido. - "Es uno de los libros que me mandó mi hermano; siempre dice que debo de interesarme más por la historia familiar... tu sabes, hermanos. ¿Por qué?, ¿lo quieres?... por que si es así por mi no hay problema y..."
- "¡No es eso!." - lo cortó de pronto Kamatari, más se quedó en silencio casi de inmediato; con la cabeza baja... Steven pudo notar la preocupación que su rostro presentaba.
- "Kamy... ¿qué pasa?."
- "No le digas nunca a nadie que tienes esto. Nunca lo lleves por el barrio japonés o a algún museo por favor. Esto debe de quedar en secreto." - entonces Kamatari alzó la mirada, lágrimas asomaban en sus ojos; y abrazando fuerte a Steven volvió a suplicar -"¡Por favor!." - el chico se oía en verdad desesperado.
- "Claro; lo que tu quieras... pero por favor, dime que pasa. ¿Si?." - Steven le pidió a Kamatari que le contase que sucedía porque se estaba muriendo de la angustia al ver a su amado en ese estado.
Kamatari bajó la cabeza hasta que esta quedó en el pecho de Steven, y allí pudo escuchar el sonido del corazón del rubio. Quería que ese sonido perdurase todo el tiempo posible, y la ignorancia no es un buen método para prevenir un desastre... si, era lo mejor contarle todo; por lo menos todo lo que él pudiese decir, aquello que se sabía en el medio en el cual él vivió tanto tiempo... era más que suficiente. Pero antes debía de tener más información para armar el misterio de cómo estaba ocurriendo aquello, si se suponía que todos los miembros del clan Kaneda fueron... Kamatari no quería ni siquiera pensar en aquello.
- "Steven... ¿tienes idea de cómo llegó este libro a tu familia?." - Kamatari preguntó con sumo cuidado mientras pensaba como había podido suceder todo en realidad... tal vez tendría que utilizar mucho su imaginación, era posible que existiesen muchos cabos sueltos.
- "Pues, claro. Hace muchas generaciones... mi tatara tatara tatara tatara tatara tatara... bueno, ya no me acuerdo cuantas veces tatara abuela llegó de Japón, y comenzó aquí una familia, la familia Wildfire... hasta donde sé ella fue madre soltera de un solo varón, era muy buena luchadora, trabajaba muy duro; y en sus ratos libres escribió muchos libros en japonés sobre artes marciales y técnicas de espada. Tardó toda su vida haciendo eso."
Kamatari parpadeó asombrado... en realidad no había tenido que atar muchos cabos que digamos. ¡No había tenido que atar ninguno!. Kamatari tembló, era demasiado fácil preguntarle a un Wildfire y que este respondiese... demasiado peligroso.
- "Steven, hazme un favor. No vuelvas a contar esa historia con tanta facilidad... es muy riesgoso para ti y para toda tu familia."
Ahora si Steven estaba intrigado, además de preocupado por la actitud de su amante. Pero esperó pacientemente a que Kamatari decidiera comenzar a contarle lo que estaba pasando, eso era lo mejor, no ganaba nada; y de suerte, no tuvo que esperar demasiado.
- "Ven." - Kamatari señaló el sitio vacío que se encontraba a su costado, haciendo que Steven se sentase en el sofá. - "Creo que vas a conocer un poco más de la historia de tu familia; pero necesito que me escuches con mucha atención, esto es importante... muy importante."
- "De acuerdo." - Steven estaba comenzando a preocuparse de verdad; Kamatari tomo aire.
- "Bien, esto se remonta a más de 100 años atrás... a varias generaciones atrás, cuando la Era Meiji ni siquiera se encontraba dentro de los sueños de persona alguna; cuando la Era Tokugawa, con el gobierno de los Bakufu, donde la ley de la espada del samurai era la que dictaba las normas que imperaban... era todo lo que importaba."
*****Comienza un flash back narrativo****
Fue en esa época donde los clanes más poderosos eran los que reinaban en las grandes ciudades y en las pequeñas villas; pero todos se encontraban bajo el mandato del gran Shogun, quien era el más poderoso de todos. Los miembros de los clanes eran por lo general hombres de mucho honor, que se esforzaban cada vez más en superarse a si mismos. Las batallas por nuevos territorios eran el pan de cada día, la ley del más fuerte era la que imperaba.
Uno de los clanes más fuertes que llegó a existir jamás fue el clan Kaneda... tanto así que hoy en día, cuando el gobierno Meiji instauró el derecho de todos los ciudadanos de poder portar un apellido propio, más de uno tomó el apellido Kaneda para su familia.
Bien, los miembros del clan Kaneda eran muy fuertes; increíblemente fuertes según la opinión de algunos; y siempre era el miembro más hábil y fuerte el que mantenía el liderazgo de todo el clan. Aún cuando no eran muchos para ser un clan en esa época, eran temidos por la mayoría, quienes en la medida de lo posible, evitaban enfrentarse a ellos. Pero llegó un día, en el cual llegaron a ser tan poderosos, que incluso el gran Shogun llegó a temerle al poder del clan Kaneda, y entre los gobernantes de aquella época comenzaron a hacer averiguaciones y a meter espías dentro del clan. Hicieron muchas conjeturas, e incluso llegaron a decir que había una fuerza sobrenatural que impulsaba a los miembros del clan a ser tan poderosos, y comenzaron a inventar historias sobre un espíritu que volvía a nacer una y otra vez dentro del clan, haciéndose así más fuerte con el objetivo de tomar todo el poder del gobierno en sus manos.
Era una época donde las creencias religiosas eran muy fuertes, muy importantes; tanto que incluso llegaban a matar a familias enteras cuando se rumoreaba que se habían aliado a algún tipo de demonio... pero el clan Kaneda era demasiado poderoso, así que si iban a atacarlos debían de hacerlo todos juntos, y con el apoyo del Shogun... y lo lograron.
Se decretó una especie de orden de ejecución para los miembros del clan; y todos los demás clanes se unieron gustosos para desaparecerlos... ni siquiera los eliminaron con honor... los llevaron a una trampa. Citaron a todos los varones del clan a una reunión con el Shogun, y allí los atacaron a traición... y aún así las perdidas en los otros clanes fue increíble; más no contentos con eso, otro grupo fue a atacar a los miembros restantes del clan... cada anciano, mujer o niño del clan Kaneda fue eliminado sin el menor remordimiento. Y se dice, que el último en caer fue el gran líder del clan, quien en sus últimas palabras echó la más terrible de las maldiciones hacia aquellos que los habían atacado a traición, jurando que el clan regresaría en el futuro, y con tal fuerza... que ningún hombre o bestia podría parar dicho regreso... o sus consecuencias.
No hubo uno solo de los implicados que pudiese sentirse seguro tras lo que se dijo, y eso incluyó al gran Shogun; quien temeroso de que su soberanía o la de sus descendientes fuese amenazada por aquello, promulgó un decreto sin límite de vigencia en el cual se estipulaba que ante la mínima creencia de la aparición de un miembro del clan Kaneda en tierras japonesas, era obligación de cualquiera que se enterase dar muerte a dicho ser. Luego de eso la historia del clan Kaneda fue por completo borrada de cualquier documento escrito dentro del gobierno, más no pudo ser borrado del recuerdo de las personas... y aunque ahora no muchos recuerdan lo que pasó en realidad, si saben que no existieron seres vivos más poderosos en todo Japón que los miembros del desaparecido clan Kaneda.
Más ningún Kaneda del clan del Fuego Salvaje volvió a aparecer nunca más en aquellas tierras, o tal vez no quiso hacerlo... porque el decreto de muerte para cualquier miembro del clan aún sigue vigente... por lo menos eso es lo que dicen los registros... que ningún Kaneda sobrevivió...
*****Fin del flash back narrativo*****
Kamatari terminó su historia lo más claro que pudo; y durante unos segundos se extendió un incómodo silencio en la habitación. Más pronto el silencio fue roto una vez más por Kamatari.
- "Sabía que la historia era cierta, y sabía cuales eran los hechos más reales... lo que no sabía era que hubiese una sobreviviente... eso no está en ningún archivo... o nada..." - Kamatari ya no pudo decir más, tenía un nudo en la garganta pensando lo que podría pasar si alguien se enteraba de aquello... alguien del gobierno Meiji.
Steven por su parte se mantuvo en silencio; jamás creyó conocer una parte de su propia historia por medio de alguien de quien nunca creyó posible... no tenía idea de que... simplemente no sabía que pensar. Kamatari trató de continuar para romper el muevo silencio, eso le afectaba los nervios sobremanera.
- "Bueno... lo que menos me imaginé fue que fuese una mujer... aunque tal vez fue alguien muy joven... tuvo que serlo para venir a este país y hacer toda una nueva vida... si, muy joven." - Kamatari calló por un momento, más sus nervios lo impulsaban a seguir hablando. - "Y.. wow, quiero decir... para que redactase todas las técnicas de su familia... debió de haber estado muy atenta a los varones... en esa época las mujeres ni siquiera podían tomar una espada y..." - más Steven cortó en ese momento a Kamatari.
- "Mi papá me dijo de pequeño que las mujeres siempre aprendieron lo mismo que los hombres en mi familia..." - Steven ni siquiera supo por que dijo eso, fue como un acto reflejo; pero de alguna manera lo devolvió a la realidad.
- "Oh!." - fue todo lo que dijo Kamatari.
Steven lo miró en ese momento, y una duda asaltó sus pensamientos.
- "¿Entonces?" - preguntó Steven con la voz afectada y mirando a Kamatari a los ojos, encontrando solo duda en ellos... Kamatari no sabía sobre que estaba preguntando, Steven aclaró - "Tú... vienes de allá; ¿dirás algo?." - Steven sentía el corazón en un hilo, y sorprendentemente lo último que le importaba era su bienestar o el de su familia; él solo necesitaba saber si la respuesta era si o no.
Kamatari solo miró a Steven unos momentos a los ojos, la mirada incrédula, las manos que aún se aferraban al libro temblando; y solo pasó un momento antes de que el libro cayese al suelo y Kamatari se arrojase al cuello de su pareja mientras temblando le susurraba desesperado que nunca lo haría, que lo que en realidad sentía era miedo. Y Steven sonrió, porque esa fue la primera vez que pudo sentir el verdadero amor y cariño y preocupación que su amante podía llegar a demostrar, pero que por alguna razón simplemente no quería dejar salir; así que con besos y abrazos y palabras susurradas tiernamente Steven calmó todo lo que pudo a Kamatari, prometiéndole una vida juntos, e incluso la luna y las estrellas si él así lo quería, por que en ese momento todo estaba bien.
Y ambos continuaron así hasta que Kamatari volvió a dormirse, esta vez sobre Steven, quien esta vez no se quejó por la incomodidad del sofá; pues lo que podría llamarse la primera crisis de aquella relación había en cierta medida superada. Pero entonces surgió una nueva duda para Steven, aunque estaba claro que no podría preguntárselo a Kamatari en ese momento pues él estaba dormido; pero, ¿cómo fue que él supo la verdad de lo que pasó si le dijo que todo el país había olvidado o trasgiversado aquellos acontecimientos?... ¿Cuál es el propósito por el que un chico de universidad tenga que saber de esas cosas?. Ahora Steven tenía muchas preguntas... tal vez más que antes; pero también estaba seguro de que su amado no le iba a dar las respuestas fácilmente... él estaba ocultando algo, y tendría que ser astuto para saber que era, y demostrarle a su niño que fuese lo que fuese; él estaría allí para aceptarlo. Pero ya no era hora para pensar en aquello, estaba a punto de amaneces y ambos tenían mucho sueño, así que Steven levantó a Kamatari en brazos y lo llevó a la cama; gracias a Dios que no tenían clases hasta las 12 ese día.
**********
El día miércoles amaneció muy tarde, eran casi las 11 cuando Kamatari abrió los ojos y se encontró al lado de su oso roncador... por lo menos ya sabía como diferenciar cuando estaba despierto y cuando dormido; y en un impulso que no pudo controlar, Kamatari abrazó con fuerza a su pareja despertándolo de pronto, pero fue un despertar feliz; algo había cambiado durante la madrugada, algo había echo que Kamatari se mostrase más abierto a aquella relación. Y Steven pensaba aprovechar y explotar eso al máximo pues lo había decidido, pasaría el resto de su vida con ese hombre.
Luego fue un miércoles común y corriente; desayuno, clases, estudiar para el examen del día siguiente, clases, avanzar con el trabajo del profesor Jhonson, cena-almuerzo, y por último seguir avanzando con el trabajo del profesor Jhonson en la habitación; aunque antes de seguir con el trabajo, Kamatari tropezó con el libro que había dejado caer durante la madrugada y lo tomó entre sus brazos con preocupación, y se paseo por la habitación algo distraído, por lo que se sorprendió ligeramente cuando un par de fuertes brazos lo envolvieron desde atrás.
- "Te asusté." - fue una afirmación pudo notar Kamatari - "Lo siento cariño."
- "Hm, no; esta bien... es solo que hoy estoy..."
- "Lo sé... lo sé." - Steven guardó silencio un momento y luego dijo con mucha seguridad. - "Enséñame japonés."
- "¿Qué?".
- "Enséñame japonés." - volvió a decir Steven con más confianza - "Enséñame para poder leer los libros de mi familia... quiero aprender lo que dicen, quiero conocer más... necesito saberlo.
Kamatari miró a Steven con ojos incrédulos un momento, más luego no pudo más que decir que si... en el lugar de su koibito, él también estaría deseoso de saber más acerca de su familia.
- "De acuerdo."
- "Hmmm... gracias; ese es mi pastel de fresas." - dijo Steven abrazando a Kamatari con más fuerzas; pero este último volteó extrañado por el nuevo apelativo... nunca antes lo habían llamado de una forma parecida.
- "¿Disculpa?"
- "¿Te molesta que te llame así?."
- "¡NO!... no; no sé... es que nunca... yo... ¿por qué pastel de fresa?." - a Kamatari solo le quedó preguntar eso al no tener una respuesta clara de su propia reacción. Steven solo sonrió.
- "Por que si. Es que eres mi dulce preferido, ¿no sabías eso?."
Ahora Kamatari estaba seguro de que se había sonrojado.
- "¿Te gustan... las fresas...?" - preguntó algo inseguro Kamatari mientras que Steven lo cargaba en brazos y lo llevaba al sofá, donde lo sentó justo encima de sus piernas al sentarse él mismo.
- "Oh, si; son mis favoritas... en especial las que tengo aquí." - Steven había recuperado su picardía de siempre.
- "Las... de aquí..."
- "Aja. Me gusta esta..." - señaló Steven al acariciar sobre el saco una de las tetillas de Kamatari, haciendo que éste suspirase despacito - "... y esta..." - Steven acarició la otra tetilla sonriendo al notar el rubor en las mejillas de Kamatari- "... me gusta también esta..." - y pasó la mano por la región del vientre, mientras que con un dedo señalaba el ombligo - "... y esta..." - y le dio una lamida a la nariz del oriental - "..., pero en especial... me gusta ésta... " - y Kamatari tuvo que terminar de ponerse rojo al pensar en cual 'fresa' era la favorita de Steven, más con una risa ante la turbación de su amante, cuyo motivo era muy fácil de notar; el rubio aclaró - "oh, si; también me encanta esa fresa... pero mi preferida es ésta." - y acto seguido beso con pasión a Kamatari justo en su 'fresa' preferida.
Kamatari se aferró al cuello de Steven durante el beso; y entonces pensó que ya sabía que sería lo que sucedería luego; después de todo era lo que había estado sucediendo desde el sábado... claro que teniendo en cuenta que acababan de comenzar, se suponía que aquello era lo normal; pero en ese momento Kamatari no tenía muchas ganas, no después de lo que había ocurrido... pero no quería perder a su pareja por algo como eso, así que si Steven quería, él simplemente accedería.
Steven por su parte casi pudo sentir el casi rechazo de su pareja; y no por gusto podía decir que era un hombre con experiencia, sabía lo que estaba sucediendo; y que el cielo se le cayese encima si algún día alguien dijese que obligó a aquél que más le había importado en la vida a hacer algo que no quería. Steven pensó que más bien era un buen momento para conocer un poco más de su pareja, y por que no hacerlo siempre... Steven no solo quería una relación física, lo quería todo, y planeaba obtenerlo de la mejor manera... con todo el amor que pudiese brindar.
Kamatari se sintió sorprendido al no sentir un avance de su pareja hacia el próximo paso. ¿Sería que ya no lo deseaba?; no, hubiese sentido un rechazo si así fuese, y lo único que ocurría era que Steven no avanzaba. En realidad no era tan malo, después de todo él prefería estar allí abrazado al rubio en ese momento más que cualquier otra cosa; así que Kamatari se relajó y decidió disfrutarlo mientras durase... solo ser abrazado.
Steven sintió aquel cambio, la manera en que su tesoro se abandonó en sus brazos... hora de empezar; y siempre es bueno hacerlo con pequeños detalles...
- "¿Y cual es tu dulce preferido.?" - preguntó Steven tomando de sorpresa al muchacho que estaba pensando con los ojos cerrados en lo bien que se sentía estar allí.
- "Ah?, dulce?... bueno... no estoy seguro..."
- "¿No te gusta ninguno?. ¿No hay ningún bocadillo en especial que te guste?."
- "Pues si... me gustan... pues... hmmm.... los pasteles de arroz."
- "¿Pasteles de arroz?... ¿y son dulces?."
Kamatari lo pensó un rato antes de responder.
- "Pues no, en realidad son salados, eso creo... pero igual me gustan."
- "Hmmm, pues tu te pones salado a veces... y también me gustas... mi pequeño pastelito de arroz." - Steven en verdad se estaba divirtiendo mucho; y la verdad que le agradaba el nuevo apelativo de su querido koibito (esa palabra también le gusta =^.^=), a ver si se podía conseguir otro; aunque iba a hacer que a Kamatari se le quite el sonrojo, pero igual - "¿Pero no te gusta nada dulce?, algún dulce de por allá... tal vez uno de aquí... cualquiera."
- "Pues... " - Kamatari no estaba muy seguro de responder... pero aún así. Bueno.-"... bueno, no he comido muchos dulces en mi vida... aunque una vez una amiga mía me invitó un dulce de naranjitas chinas... eso me gustó mucho, son muy dulces."
- "¿Naranjitas chinas?... "- preguntó Steven en deformet, no entendía como una naranja puede ser 'muy dulce', para él podían ser dulces pero igual eran ácidas. - "¿Qué es una naranjita china?." - quiso saber Steven aún en deformet.
- "Pues... son unas naranjas muy chiquitas que sirven en China... pero nunca aprendí la receta... tal vez si pregunto en el barrio chino." - Kamatari comenzó a divagar pensando en voz alta.
- "¿Naranjas?... ¿enanas?... hmmm, yo quiero una de esas." - y entonces fijó su vista en el pantalón de Kamatari, quien al seguir la mirada del rubio casi empieza a echar fuego. - "Si, esas son también muy dulces." - dijo Steven acariciando por encima de la tela los testículos de Kamatari, haciendo que éste saltase de sobre las piernas del ahora carcajeante rubio mientras le gritaba que era un 'Echi', un 'hentai' (pervertido). Y entonces ante el asombro de Kamatari, Steven se levantó y palmeando el trasero de su muchacho dijo simplemente - "Vamos a trabajar naranjita." - y se adelantó a Kamatari para sacar los materiales.
Y Kamatari quedó de pronto tontamente feliz, Steven no le había echo el amor, pero le había demostrado que lo deseaba; y de alguna manera aquella tonta conversación sobre dulces lo había echo sentir mejor... mucho mejor, sentía que en realidad le importaba. Kamatari sonrió y siguió a Steven sorprendiéndolo por detrás, siendo ahora él el que lo abrazó, mientras que le susurraba que sus clases empezaban en sábado después de las clases de recuperación que tendrían.
- "... y voy a ser un maestro muy exigente." - dijo Kamatari plantando un beso en la mejilla de Steven antes de irse del cuarto mientras anunciaba que iba a buscar a Matt-san para avanzar.
Y al irse Kamatari por la puerta Steven sonrió para sus adentros, porque lo estaba consiguiendo... él iba a sacar a ese Kamatari desinhibido que casi podía tocar en su pareja, lo iba a lograr.
**********
Jueves por la noche, y Kamatari se encontraba una vez más en los brazos de su amante. Estaba tan cansado que una vez más no había tenido ganas de tener sexo con Steven, pero igual lo hubiese aceptado; más en lugar de eso Steven le quitó la ropa con delicadeza, y luego lo abrazó y beso, pero no con pasión; fue... diferente, y a Kamatari le gustó. Luego de eso Steven lo mantuvo muy junto a sí mismo, ambos abrazándose; e hicieron exactamente lo mismo que la noche anterior... hablar. Kamatari estaba fascinado.
La noche anterior habían hablado de tonterías en realidad, Steven había iniciado una super conversación sobre los gustos de cada uno en realidad, y Kamatari había descubierto muchas cosas que no sabía de su pareja; al igual que Steven que había memorizado todo lo que Kamatari le había dicho de a pocos. Además Steven le contó a Kamatari que tenía aparte de su padre y madre, un hermano varón y tres hermanas; todos mayores que él. Y además mencionó que en su casa se llevaba de maravillas con un tal barón, o 'El Barón' como lo llamaba Steven... quien le simpatizó mucho a Kamatari, pues le gustaban los perros y los gatos, y también mencionó constantemente a un tal 'Max', al parecer el culpable de que Steven tuviese tanto gusto por los dulces, y si Kamatari iba a ser sincero consigo mismo... el tal Max no le gustaba para nada. ¿Qué era aquello?, ¿celos?... no, no podía ser... ¿o si?.
Más esa noche estaban tocando de un tema un poco más profundo; Steven había decidido hablarle a Kamatari sobre su familia... y de vez en cuando hacía una que otra pregunta también. Pero en ese momento estaban hablando sobre uno de los aspectos que incitaron a la destrucción del clan Kaneda en el pasado.
- "... ¿entonces, si había un espíritu en la familia?."
- "Bien, supuestamente si lo hay; se supone que aquel que demuestre grandes habilidades desde una temprana edad, ese es el escogido como cabeza de la familia; aunque no siempre hay grandes luchadores en la familia, en realidad eso solo aparece cada dos o tres generaciones; en ese caso es el varón mayor el que ocupa el cargo de cabeza de la familia."
- "Ah. ¿Y la cabeza de tu familia en este momento es...?"
- "Mi hermano mayor, Nick... Nicholas. Es tan serio a veces... si no fuera por que ambos somos parecidos a mamá y entre nosotros, dudaría que somos hermanos. Él no me entiende."
- "Pero debe de ser un guerrero formidable para que lo eligieran como cabeza de familia... después de todo tu también eres bueno con la lucha, y no fuiste es escogido."
Un raro rubor apareció en las mejillas de Steven, las cuales eran apenas iluminadas por la luz de la lampara de aceite.
- "Bueno... la verdad... pues... nadie en casa sabe que yo tengo habilidad Kamy... manténlo en secreto, ¿de acuerdo?."
- "¡Entonces!... el espíritu de los Kaneda... está en ..."
- "Si, eso creo. Pero no quiero tomar el mando de la familia, eso sería esclavizante y no estoy de acuerdo con que eso suceda con mi vida. En cambio Nick... " - ahora Steven miraba hacia el techo con la mirada perdida, como buscando las palabras que necesitaba en esos momentos... Kamatari solo lo observaba. - "... mira, Nick adora la idea de ser el líder; casi y podría decirse que nació para eso, lo ha deseado toda su vida, desde que éramos niños. En cambio yo... no me gustó nunca la idea, no quiero hacer lo que se supone que tengo que hacer... SI!, lo admito suena egoísta, pero mi idea de vida no es formar una familia con una mujer con la que seguramente me casarían, lo cual es parte de la tradición, para luego meterme a tener hijos y vivir para siempre en la misma casa. Yo quiero la libertad de poder tomar mis propias decisiones, viajar cuando quiera y a donde quiera sin preocuparme, quiero elegir el lugar donde vivir y pasar el resto de mis días; y quiero, sobre todas las cosas, poder elegir a la persona con la que pasaré el resto de mi vida sin que mi decisión afecte a la familia, porque de seguro la hará... y es que yo ya elegí... te elegí a ti Kamy, quiero pasar el resto de mi vida contigo."
Kamatari se encontraba profundamente emocionado, era la primera vez que Steven hablaba de su relación de esa manera, colocándola en un 'para toda la vida'; aunque Kamatari estaba seguro de que eso en realidad no iba a suceder... aunque su corazón estaba comenzando a saltar de emoción.
- "Ya veo... pero ... que sucederá entonces con el espíritu familiar; quiero decir... se perderá y..."
- "Shh, shh, shh... no, no se va a perder... porque no pasa necesariamente de padres a hijos u nietos; por ejemplo... se creyó que el espíritu familiar no se había presentado en generaciones, pero en realidad luego de la muerte de mi tío abuelo, todos nos enteramos por una carta que él dejó que el espíritu estuvo con él todo el tiempo... pero era un soñador, y le encantaba viajar... no le gustaban las ataduras, así que dejó que mi abuelo... su hermano mayor... se encargara. Y ya ves, yo he sido el siguiente."
Bien, eso era todo; vaya historia. En su pareja residía el espíritu del que se creía un clan perdido... toda aquella fuerza. Steven le había contado un gran secreto en verdad, uno muy importante en verdad, tal vez el más importante de su vida; y sin embargo él... pero Steven lo odiaría si supiera esa verdad. Kamatari suspiró al aferrarse al pecho del rubio.
- "¿Y tu familia Kamy?, ¿tienes hermanos... y tus papás?." - Steven tomó en realidad por sorpresa a Kamatari.
- "¿Mi familia?."
- "Si, los Kamatari... es el apellido de tu familia."
- "Oh, eso... no, no es el apellido de mi familia..." - respondió Kamatari aún algo alterado, arrepintiéndose casi de inmediato por se tan hablador.
- "¿No lo es?"
- "Bueno... si lo es... en cierto sentido. En realidad es el apellido de la familia que me..."
- "¿Qué te...?"
Kamatari se zafó del abrazo de su amante y se sentó en la cama, apoyándose contra el respaldar y encogiendo las piernas contra el pecho.
- "Mira Steven... en mi país las cosas no funcionaban como hoy en día cuando yo era niño... incluso hoy en día hay ciertos lugares donde la vida no es una vida en realidad... las personas hacían cosas por necesidad... y... " - Kamatari trataba de hablar lo más calmado que podía, pero jamás pensó llegar a discutir sobre aquel tema con alguien, y menos con... tal vez no lo entendería.
Steven observó a Kamatari asustado, sabía que su chico era algo cerrado, pero de pronto podía ver como empezaba a formarse un cerco amurallado alrededor de éste.
- "¿Kamy...?. Por favor... quiero saberlo, pero solo si tu quieres contarlo... si no quieres, está bien..."
Kamatari se secó las lágrimas que habían empezado a aparecer en sus ojos, y reunió valor; pero tenía que hablar sin detenerse para hacerlo, de lo contrario. Y Steven lo entendió.
- "Antes, en la Era Tokugawa, muchas de las tierras le pertenecían a las grandes familias, así que los que trabajaban en ellas tenían que pagar tributos, para lo que se tenía que obtener dinero como se pudiese. Hubo una época en que mis padres no tuvieron para pagar, yo tenía unos... 8... 10... no sé, no recuerdo; en realidad, no sé con mucha certeza mi verdadera edad... yo creo tener 25... tal vez sea uno o dos años mayor... o menor... no sé. Pero... tengo dos hermanas y dos hermanos... todos menores que yo... y mis padres necesitaban el dinero, o por lo menos saldar parte de la cuenta; y en esa época era costumbre ... bueno, no costumbre... pero si una opción... el vender a los hijos o hijas si con eso se podía pagar las deudas... o en todo caso darlos en parte de pago; así que... los Kamatari eran los dueños de la tierra en ese entonces, y dijeron que necesitaban gente que trabajase en su mansión, que mis padres podían hacer un trueque por alguna de mis hermanas... pero mi padre no quiso... él estaba avergonzado de mi porque decía que yo era muy delicado... así que me dio para pagar la deuda... dijo que solo para eso serviría. Hmmm, en realidad creo que me alegré de salir de allí... pero también me dio tristeza por dejar a mi abuelo... " - el rostro de Kamatari perdió algo de su tensión- "él si me quería, me quería mucho; incluso después... cuando volví... a él no le avergonzó mi apariencia o mis elecciones... decía que sin importar que, yo lo enorgullecía mucho." - el chico lloraba sin control, pero aún en medio de sus lagrimas soltó una ligera sonrisa al recordar aquello. - "Incluso me dijo que si buscaba una pareja, que fuese un buen chico... que primero tendría que pasar por su aprobación... me lo dijo el mismo día que me mandó llamar... se sentía mal... y entonces... murió... ¡Extraño tanto a mi abuelo!" - Kamatari se soltó a llorar como hacía mucho que no lo hacía... desde la última vez que fue a visitar la tumba de su abuelo, justo unos pocos días antes de partir en aquel viaje. No fue un llanto amargo, simplemente dejaba salir toda esa tristeza que uno tiene al perder a aquellos que alguna vez lo amaron... solo eso.
Steven abrazó fuertemente a Kamatari, tratando de consolarlo casi a duras penas... Dios, le dolía tanto verlo así; pero por sobre todo... no podía creerlo. Sabía que aquello era algo que podía suceder potencialmente en cualquier país; también hubo una época en los Estados Unidos, pero que le haya pasado a él... haber sido casi vendido... De pronto las campanadas del reloj empezaron a sonar... eran las 11 de la noche.
- "¿Te maltrataron acaso?." - la pregunta salió entre sollozos sin poder ser detenida.
El rostro de Kamatari salió del hombro protector de Steven y lo miró con los ojos enrojecidos, más no era el dolor del maltrato lo que pintaba en su rostro.
- "¿Maltratarme?... oh, no; ellos fueron en realidad muy buenos conmigo... incluso me quisieron mucho... me dieron su apellido por voluntad, me dejaron usarlo... ellos eran en realidad muy buenos." - y fue entonces que Kamatari decidió continuar. - "Ellos eran una pareja de señores algo mayores... pero aún así bastante activos y alegres. Cuando entré a trabajar en la mansión me pusieron a limpiar, yo limpiaba primero las habitaciones vacías de la mansión... los pasillos, a veces la cocina o el comedor; luego me dejaron hacerme cargo de la vajilla fina también. Me gustaba mi trabajo, me trataban muy bien, me daban buena comida, e incluso tenía un bonito futón y un par de trajes que alguna vez habían pertenecido al hijo mayor de los señores. El siempre estaba de viaje, ya era un hombre adulto." - Kamatari aún sollozaba de vez en cuando, pero de alguna manera se sentía protegido por el abrazo de Steven. - "Luego, un día; una de las criadas que trabajaba en la casa enfermó, y ella era la encargada de limpiar el cuarto de los señores y la señorita, que era la hija de los señores... era una joven muy delicada... siempre tenía que estar en su cuarto y casi nunca hablaba con nadie, no porque no la dejaran... ella no quería. Ese día me encargaron a mi hacer su trabajo, así que me esforcé al máximo... los señores me habían tratado tan bien que quería hacer lo mejor que pudiese por ellos, y así lo hice; así que cuando el médico que trató a la criada encargada dijo que ella no podría seguir trabajando, pues estaba embarazada, yo me quedé trabajando en su lugar.
Me gustaba limpiar el cuarto de los señores, en especial las cosas de la señora... debo admitir que comencé a probarme sus adornos. Yo tenía el cabello bastante largo en ese entonces, pues no me había preocupado por cortármelo, así que un día no me resistí y me hice un arreglo en el cabello... y debo de admitir que me gusto, me gustó muchísimo; y aunque dejaba todo en su lugar y en completo orden, lo hice muchas veces más. Hasta que un día la señora me descubrió... aunque luego me enteré que me había descubierto hacía mucho tiempo en realidad, pero dijo que no había dicho nada porque le divertía mucho, y porque en realidad me veía bien con los adornos de cabello. Recuerdo que se rió de mi al verme tan asustado, pero yo no entendía que ella no estaba enojada; y al querer pedirle perdón me resbalé y golpeé un mueble que casi cae encima de nosotros, pero lo detuve... siempre fui más fuerte de lo normal, y más rápido... pero no le tomaba importancia." - Kamatari ya no lloraba más, pero aún se mantenía aferrado al abrazo de Steven, quien no pensaba moverse por ningún motivo... jamás creyó tener la oportunidad de conocer tanto de su koi.- "Pero la señora si le tomó importancia, mucha en realidad; me llevó casi de inmediato con el señor y le dijo cosas que en ese momento no entendí, pero él me miró y sonrió, y me dijo que desde ese momento era un Kamatari... Kamatari Honjo, y que enorgullecería al apellido... y entonces me enseñó todo lo que... me lo enseñó todo... jamás había sido tan feliz en la vida, el señor fue en realidad estricto, pero me trató como a un hijo; y la señora... ella me cortó el cabello con el estilo que llevo ahora, dijo que así me vería mejor; y me dio un lindo traje, uno muy flexible... era increíblemente cómodo, aún cuando pareciese el traje de una mujer, y eso era lo que más me gustaba... me enseñó a moverme con él y a arreglarme como yo quisiese, como me hiciera sentir cómodo. Nunca ninguno de los dos me puso trabas para ser como yo era, todo lo contrario, me alentaron a hacerlo; me sentía tan libre... como nunca había sido... creo que entonces tenía unos 13, tal vez 14... aún hacía la limpieza de la casa... pero era mucho muy feliz. Incluso me enseñaron más cosas que no creí que llegaría a aprender... la señorita me enseñó a leer y a escribir... ella era muy buena también.
Recuerdo que una de las veces que entré a su habitación la vi mirando hacia la ventana desde su futón, pero esta estaba cerrada, así que al final no se podía ver nada. Yo nunca le había hablado, me daba miedo hacerlo; creía que si le hablaba muy fuerte se rompería y se moriría... yo era muy pequeño, y ella se veía muy delicada; pero aún así me le acerqué con cuidado y le pregunté si quería que abriese la ventana... ella me miró un rato sin decir nada, y me asusté pensando que había echo algo malo... pero ella sonrió y me dijo que sí. Me gustó tanto su sonrisa que al día siguiente le volví a hacer la misma pregunta solo para oírla y ver su sonrisa... me hacía sentir bien. Pasaron muchas semanas desde que yo le comencé a hacer la misma pregunta todos los días, y un día me sorprendió al pedirme ella misma que abriese la ventana apenas yo llegué a limpiar su cuarto... ella dijo que me había sonrojado y se rió mucho. Nos hicimos buenos amigos ese día; no le decíamos a nadie, pero limpiaba su cuarto rápido para poder conversar con ella y que me enseñase a leer y luego a escribir... y luego comenzamos a jugar. Le arreglaba el cabello y las manos... soñábamos que íbamos juntos a lugares donde nunca habíamos estado... grandes fiestas con mucha música... enormes bosques donde acampábamos al aire libre... soñábamos muchas tonterías en realidad... cosas que ella no podría hacer, pues estaba muy enferma. Era un milagro que estuviese viva, porque había nacido muy débil, y no podía moverse mucho sin agitarse. Recuerdo que le pregunté si no había alguna cura, y ella dijo que si, pero que tenía miedo pues su hermano, el señorito, no estaba con ella... se sentía insegura. Tal vez fue una tontería, pero le prometí que yo siempre estaría con ella, y ella dijo que lo pensaría; le había tomado el cariño que estoy seguro se le tiene a una hermana mayor... seguimos conversando así por mucho tiempo más, muchos días... semanas, cuando un día me demoré más que de costumbre y la señora fue a ver que pasaba, no la culpaba por estar preocupada ante cualquier accidente... se sorprendió al verme con un cuaderno en manos, escribiendo algo en éste. Ambos nos sorprendimos al ver a la señora tan feliz, dijo que no había recibido una noticia tan grata en mucho tiempo, su hija tenía un amigo; la señora dijo que podía acompañarla todo el tiempo que quisiese en mis ratos libres. Luego de eso ella aceptó seguir el tratamiento... duró mucho tiempo, casi 7 años; pero cuando la vi haciendo cosas que antes no podía... la vi casarse y tener hijos, y ahora puede trabajar, hacer lo que le gusta... es maestra. ¿Sabes?, la visité antes de venir para aquí; tiene una niña y un niño que me llaman tío, es maravilloso."
Kamatari guardó silencio entonces... nunca había hablado tanto sobre si mismo, y de alguna manera se sentía liberado. Steven nunca dejó de abrazarlo, ni disminuyó la fuerza de su abrazo. El reloj de la torre volvió a sonar, eran la 1 de la mañana. Steven ahora tenía muchas nuevas preguntas; quería saber más acerca de todo aquello, quería saber y preguntar sobre aquello que lo inquietaba, esas preguntas que habían surgido de aquello que le contaba en ese momento y todo lo que había sucedido anteriormente. ¿Cómo era que su ángel sabía tanto de batallas?, ¿qué clase de cosas pudieron haberle enseñado en aquella mansión en las cuales la fuerza y agilidad tuvieran una participación tan importante?, y sobre todo... ¿tenían que ver acaso las respuestas a esa pregunta con la barrera tras la cual se resguardaba su niño?, ¿aquella barrera que de alguna manera impedía que se le entregase por completo?... ¿A que le tenía Kamatari tanto miedo como para no decirle todo aquello?... ¿Qué era tan terrible?.
Steven no sabía muy bien como enfocar aquellas preguntas, si su pareja se lo estaba ocultando de aquella manera, corría el riesgo de perderlo al mostrarse demasiado curioso... era una posibilidad. Entonces se dio cuenta de que llevaba demasiado tiempo sin decir una palabra... su ángel podría tomarlo a mal después de todo lo que había compartido con él. Más al fija Steven su atención en Kamatari, lo observó profundamente dormido, aún abrazado a su pecho... la velada había sido agotadora, mentalmente agotadora; y pensándolo bien él también necesitaba descansar, los viernes las clases empezaban a las 8 después de todo. Así que con Kamatari apoyado aún sobre él, se acomodó para dormir, acomodando así también al hombre con quien compartiría esa noche su lecho... y el resto de las noches de su vida si es que el destino se lo permitía.
**********
El viernes fue como siempre... Steven se levantó tarde sin poder así, no solo no hacer su rutina de las mañanas una vez más; sino que tuvo que salir corriendo con Kamatari volando detrás suyo mientras ambos corrían en deformet a sus clases luego de levantar a Matt... bueno, en realidad Matt era jalado por Kamatari que era jalado por Steven, pero al final da lo mismo.
Llegaron a las justas a clases, tomaron notas en la primera y rindieron un examen en la segunda; y para las doce del mediodía todos estaban con ganas de ir a tomar un buen baño de agua caliente; pero no se podía, había otras cosas que hacer.
- "¡¿Qué queeeee?! - el lamento de Steven bien podía ser comparado con el de un cachorrito lastimero, sobre todo por los ojitos y los pucheritos que estaba haciéndole a Kamatari.- "¿Por queeeeeeee?" - volvió a lamentarse Steven.
- "Gomen... lo siento. Yo ya había quedado con alguien para una diligencia hoy; si quieres pregúntale a Matt-san y Kate-san si no me crees." - dijo entonces algo dolido Kamatari - "Pero no puedo faltar, es un compromiso impostergable el que tengo hoy."
- "Snif... snif... y... snif... ¿ni siquiera te puedo acompañar?... snif... " - el corazón se le estaba haciendo de gelatina a Kamatari, Steven podía ser bastante persuasivo cuando quería, y sobre todo sabía como utilizar las debilidades de cada persona para lograr sus fines. Aunque si era sincero, Kamatari no quería dejar a su koi allí solo ese día, después de todo lo que habían compartido la noche anterior, luego de que ese hombre lo había abrazado y dado tanto cariño depués de todas las revelaciones que le hizo, y no lo rechazó tal y como Kamatari pensó que iba a suceder. Kamatari quería en realidad quedarse todo ese día junto a su chico de cabellos dorados, Steven en realidad se lo merecía; sin embargo...
- "No, lo siento. Pero es algo a lo que no me puedes acompañar... debo de cumplir con una promesa que es muy importante. ¿Es que acaso no confías en mi?" - bien, si Steven podía jugar con esas reglas, Kamatari también podía hacerlo... y al parecer en realidad dio resultado.
Steven dejó casi... casi.... de lado su expresión lastimera para ponerse un poco más serio. ¡Por supuesto que él confiaba en ese hombre!... le confiaba su corazón, su alma... ¡Le confiaría su vida si fuese necesario!... pero de allí a que lo dejase solito... cuando se suponía que la iban a pasar los dos juntitos en el cuarto... comiendo algo rico... tal vez de paso él se comería a Kamatari de postre... hmmm ... snif.
- "¿Entonces?... ¿Confías en mí?" - ahora era Kamatari el que usaba un tonito semilastimero que empezaba a partir el corazón de Steven en pedacitos.
- "Hmmm... si; claro que si... confío en ti... ;__; ... snif"
- "Entonces puedo irme a hacer lo que tengo que hacer."
- "Hmmm... si... supongo que si... T__T... snif"
Kamatari, quien se encontraba en la habitación con Steven en ese momento; le dio las gracias con un besito efusivo en la mejilla (bueno, una pequeña compensación para el rubio no estaba para nada de más en ese momento); y tomando sus cosas dejó la habitación, no sin antes mandarle a Steven un besito volado que el rubio trató de atrapar lo mejor que pudo. Más una vez que la puerta se cerró detrás del oriental, Steven suspiró pesadamente... estaba solito una vez más, y eso no le gustaba naaaaaadaaaaaa.... más 'snif' ;__;. ¿Qué hacer?... hmmm... bueno, de seguro mamá Garret no se incomodaría si se iba con ella de compras esa semana... era mejor que nada. En realidad era muchísimo mejor que cualquier cosa; así que tomando su abrigo, Steven se dispuso a salir también de la habitación.
**********
Kamatari salió lo más presuroso que pudo; no debía de llegar tarde, pues incluso hasta el más mínimo segundo de retraso podría costarle la importante cita que tenía ese día. Pero antes, tenía que despistar a un guardián muy celoso...
Kamatari llegó al primer piso y comenzó a avanzar cauteloso hasta que escuchó una masculina voz que reconoció casi al instante.
- "¿Seguro que quieres ir al muro de afuera?... ahora no hay viento, pero más tarde... Voy a estar en clases extracurriculares al otro lado del campus hasta las 2 y no podré ir a recogerte rápido si es que comienza a correr mucho viento."
- "No te preocupes Josh." - la vocesita de Ryan se escuchó débil a través del pasillo. - "¡Mira!, tengo mucha ropa abrigadora encima, y además... recuerda que soy un duendecito de viento... el viento y yo nos llevamos bien... ¿verdad que si?."
El silencio que le siguió a aquel instante dejó ver que Josh no estaba muy de acuerdo; pero no podía decirle que no a Ryan. Aunque solo por si acaso se apuraría lo más que pudiese con sus clases y volvería antes de la dos de la tarde si fuese posible.
- "De acuerdo." - el suspiro de Josh dejó ver que se consideraba derrotado en aquella batalla. - "Pero ten cuidado con ese muro; no quiero que te caigas o te lastimes de ninguna manera. ¿De acuerdo?, no te arriesgues con las ráfagas de viento."
- "Siiiiiiii!!!!!!!!!!..." - como siempre Ryan parecía en extremo feliz - "Ay!, casi me olvidaba. Necesito otro cuaderno más de dibujo. Si. Y un lápiz y otro carbón por si acaso."
- "¿Otro más?... ¿Para qué?" - Josh se sentía algo desconfiado respecto al pedido de su amado.
- "Por que el mío ya se me está acabando; y sería terrible que se me acabase y no pudiese dibujar lo que me interesa... ¡Como te contaría entonces todo lo que vi!." - la manera en la que habló Ryan dejó ver que aquello sería catastrófico si algún día llegase a ocurrir.
Otro suspiro de derrota se dejó oír; y Josh volvió con todo y Ryan a la habitación, saliendo de nuevo un par de minutos después. Durante todo el camino hacia el exterior del edificio, Kamatari pudo oír claramente todas y cada una de las explicaciones y precauciones que Josh le repetía una y otra vez a Ryan en caso del más mínimo cambio de clima o de un accidente, o del más mínimo detalle que la mente de Josh pudiese concebir en relación a cualquier cosa que le sucediese a Ryan; y continuó así hasta que lo dejó en lo alto del muro.
- "Bien, entonces ya sabes que cualquier cosa yo estaré aquí lo antes posible; y a más tardar a las 2 de la tarde... ¿entendido?."
- "Si Josh... te quiero."
- "Y yo te quiero a ti Ryan... tienes que estar bien, ¿de acuerdo?." - las últimas palabras de Josh fueron casi una súplica, al igual que la mirada que posó sobre su más preciado bien. Y luego de un ligero roce de labios con su pareja, Joshua bajó del muro y dio una última mirada al niño que lo miraba sonriente desde la parte superior de este, y se despedía con una sonrisita encantadora. Si algo le llegaba a pasar algún día a su Ryan... Josh no quería siquiera pensarlo, así que con paso rápido, se dirigió presuroso hacia el lugar donde tendría lugar aquella odiosa clase de una hora... si no fuera porque necesitaba recuperar créditos a causa de tantas faltas que a veces tenía en su clases... ¬_¬
Ryan observó a Josh alejarse... los nervios lo estaban matando, jamás en su vida pensó hacer algo tan alocado, y sin embargo, a pesar de todo su miedo... quería hacerlo... quería ir a aquel lugar cuanto antes... quería comenzar a recuperar su vida si con ello la vida de su amado Josh se mantenía a salvo. El pequeño suspiró... seguía nervioso... incluso había hecho ya un lindo bosquejo de la espalda de Josh yéndose por el camino... Josh; le dolía haberle mentido, pero lo conocía, no le hubiese dejado... Josh se había vuelto muy desconfiado con el pasar de los meses cuidando a Ryan, no quería que nada lastimase a Ryan, ni siquiera que le diesen lo que él llamaba falsas esperanzas que luego destrozaran el corazón de Ryan... ni aún eso... y no iba a confiar en medicina natural de oriente... no lo iba a hacer. Pero aún así, le dolía mucho el haber tenido que engañar a Josh de esa manera... y su segura reacción al no encontrarlo donde lo dejó... Ryan suspiró... si todo salía bien...
Entonces la conocida voz de Kamatari sacó a Ryan de sus pensamientos. Era hora. Con movimientos ágiles, Kamatari se subió al muro y luego bajó de éste con Ryan alzado en vilo.
- "Listo para ir a tu primera cita."
- "¡Si señor Kamatari!... aunque estoy algo nervioso." - dijo animado Ryan con un ligero rubor en las mejillas, y entonces Kamatari pudo notar como el pequeño respiraba rápido y pudo sentir por todo el cuerpo el latido rápido en demasía de aquel delicado corazón... no solo estaba algo nervioso, los nervios lo estaban consumiendo... el niño estaba a punto de sufrir un ataque.
- "Shh... ya Ryan... tranquilo; será un viaje lento... verás muchas cosas bonitas en el camino... verás como todo sale bien." - comenzó a susurrar Kamatari de manera lenta y tierna al oído de Ryan mientras trataba de tranquilizarlo un poco, logrando su objetivo poco a poco, tras lo cual comenzó a caminar lento hacia la puerta de salida de la universidad; mientras aún arrullaba a Ryan como a un bebé al que se intenta calmar el llanto.
- "Si..." - respondió Ryan en un susurro ahogado a Kamatari, mientras que podía sentir como su corazón se tranquilizaba de a pocos.
Por fin los dos muchachos llegaron a la puerta, y Kamatari detuvo una carroza.
- "Al barrio japonés; no hay prisa, vaya lento por favor."
- "Si señor, lo que usted ordene." - respondió el conductor dándole un ligero golpecito al percherón blanco que halaba de la carroza, comenzando a alejarse así lentamente de la universidad.
Ryan estaba encantado mientras observaba todo lo que podía por la ventana de la carroza y lo dibujaba en un abrir y cerrar de ojos. Se desesperaba cuando sucedía algo que él no había observado como cuando un niño había lanzado una pelota a otro niño, o un perrito había pasado por la acera; la verdad era que no había salido muchas veces de paseo desde que llegase ese año a estudiar, y mucho menos había pasado nunca por aquellos lugares.
Pronto los lugares por donde pasaban comenzaron a cambiar en los estilos de decoración, y los ojos y manos le faltaban al risueño muchachito para capturar todo lo que veía. Primero pasaron por el barrio italiano, y Ryan pudo ver a alegres señores y señoras saludarse efusivamente, muchos de los mayores con prominentes estómagos, y los jóvenes llenos de vida y ánimo, todos los caballeros vestidos con pantalones de tirantes, las jóvenes con largas faldas floreadas... y el aroma del lugar, era simplemente delicioso, una mezcla de carne, verduras y especias; luego por el barrio chino, y los colores e indumentarias cambiaron; pudo ver graciosos conjuntos de dos piezas tanto para varones como para damas, en colores pardos, verdes o blancos algunos, al igual que azules y cremas; otros con atuendos algo vistozos, y todo lleno de hermosos adornos en puertas y ventanas, además la gente iba en graciosas carretas en miniatura tirados por personas que corrían muy rápido... y el aroma del ambiente, también debía de admitirlo, era simplemente delicioso.
Finalmente, luego de unos minutos más, llegaron al barrio japonés; y Ryan no puso creer lo que sus ojos le ofrecían, era sencillamente perfecto. Tanto color... tanto movimiento. Los trajes de las damas eran como un sueño, llenos de hermosos diseños que Ryan no había observado nunca antes en una indumentaria femenina; y los varones iban ataviados por todos lados con batas de pijama... ¿acaso siempre tenían sueño?... en realidad los trajes de las damas también parecían pijamas, pero con esas cosas atrás no les sería muy fácil dormir cómodas... que raro era todo.
- "...¡¡¡Mire señor Kamatari!!!... ¡¡¡Mire el cabello de esa señora!!!... ¡¿cómo hacen para tenerlo así y que no se le caiga?!... ¡Y mire ese otro pijama de la señora de allá!, ¡Tiene un árbol entero que le rodea todo el cuerpo, y hojitas cayendo por todo el traje!... tengo que dibujarlo también... ¡Ah!, ¡MIRE!... ¡Ese señor de allí está haciendo algo con esa espada de madera... y esos niños lo están imitando!, ¡¿Es una escuela o algo parecido?!... ¡¿Usted estudió en una igual?!..." - y así las preguntas habían iniciado desde que el viaje comenzara, y no habían parado casi para nada, solo cuando a Ryan le faltaba el aire.
Kamatari solo sonreía ante todas aquellas preguntas, respondiendo brevemente aquellas que podía antes de que otra ansiosa pregunta lo interrumpiera urgiendo por ser respondida. Ryan simplemente se pegaba al vidrio de la carroza y luego dibujaba a toda velocidad... aunque dudaba de poder mostrarle sus dibujos a Josh como siempre ^__^vvv ; y así continuaron hasta que Kamatari le indicó al chofer donde parar, y de pronto un ligero escalofrío recorrió a Ryan haciéndolo ponerse más pálido de lo normal. Kamatari lo abrazó con fuerza susurrándole que todo iba a salir bien, y alzándolo en vilo, lo llevó al interior del recinto; en la entrada del cual podía leerse claramente 'Sensei Hiroshi Kasaki'.
**********
Pero antes, mucho antes de que los dos muchachos pasasen siquiera por el barrio italiano; pasaron primero por el mercado, donde otras dos personas estaban realizando sus compras.
- "¡Aja!, ¡Lo sabía!... hmmm, muchacho; ya caíste en las redes del amor... no te va a ser fácil liberarte de ellas."
- "¡Mejor!, porque no pienso liberarme nunca mamá... soy muy feliz atado así como estoy. Ah!, ¡Mira que bonitos tomates!... servirían muy bien para un pollo en salsa de tomate para el miércoles... tal vez unas 30 cajas... tal vez 35."
- "Si, tienes razón. Por eso me gusta venir contigo; reconoces casi al instante lo que es bueno en este lugar... ¿y que dices de esas papas?, tal vez un puré para acompañar la carne asada del miércoles..."
- "Hmm... si, unos 60 sacos en todo caso... siempre se utiliza papas para otros platos... mejor 80 sacos. Habrá que pedir un buen descuento... eso si."
- "Tienes espíritu de comerciante, tu podría hacer cualquier cosa... entonces, ¿es cierto eso de que te lo llevaste a vivir contigo?."
Steven se puso de pronto en deformet, y unas curiosas orejitas de zorrito aparecieron sobre su dorada cabellera.
- "Jojojojojojo...." - Steven rió topándose la boca con una mano mientras sus mejillitas se cubrían de un gracioso rubor- "Lo hice lo más rápido que pude mamá... yo quiero a mi caramelito a mi lado para siempre... jojojojojo."
Mamá Garret meneó al cabeza de un lado al otro, ese chico no cambiaría mucho ni siquiera enamorado... seguía siendo un zorrito ladino que conseguía siempre todo lo que quería; más en ese momento mamá pudo ver a un par conocido en cierta carroza.
- "Dime mi niño... ¿qué no es ese tu caramelito.?"
Steven miró hacia donde se le indicaba, ¡Y si!... ¡Era él!.... y andaba con el niño de la otra vez... hmmmmm.... snif.... Steven comenzó a hacer pucheritos de nuevo.
- "Ay!, niño..." - mamá Garret suspiró - "Solo ve detrás de ellos... ¡Vamos, no pierdas tiempo!."
- "Si mamá Garret." - dijo Steven aún haciendo pucheritos, tras lo cual paró a otra carroza y dijo aquella clásica frase. - "¡Rápido!. ¡Siga a esa carroza!." - y pues... el conductor siguió a la otra carroza... que más se suponía que iba a hacer.
Steven vio con interés los lugares por donde pasaban, nunca había estado por aquellos lares; más en ningún momento apartó su vista de la otra carroza, y cuando la vio detenerse y vio bajar a los ocupantes, le dijo al conductor que se detuviera un poco después y luego de pagarle se bajo... y aquí de pronto comienza a sonar de fondo la música de Misión Imposible... =-.-=vvv esteeeee.... bueno... y comienza la persecución.
Kamatari y Ryan entraron al consultorio con Kamatari alzando a Ryan en vilo... suerte para Steven que era un establecimiento de una sola planta... pero no le gustó para nada ver a su koibito alzando así al otro niño... pero no por eso todo le pareció demasiado extraño. Debía de saber que era lo que estaba sucediendo allí.
Por su lado Ryan no quería perderse de absolutamente nada de lo que estaba a su alrededor, y al voltear la cabeza sobre el hombro de Kamatari lo vio... el señor Steven estaba allí, haciendo cosas muy raras como andar a gatas entre los coches de caballos allí estacionados, o sino caminar de puntillas pegado a las paredes de las casas... que gracioso.
- "Señor Kamatari." - la vocesita dulce de Ryan lo sacó de sus pensamientos.
- "Dime Ryan-chan." - a Kamatari le era tan difícil pensar que ese niño no tuviese en realidad ninguna oportunidad... de seguro que aquí hallarían la que le salvaría la vida.
- "¿Usted y el señor Steven ya son novios ahora si?" - Ryan tenía aquella sonrisa eterna en el rostro. Kamatari se sonrojó un poco.
- "Hmmm... pues si... ya somos... novios."
Ryan sonrió divertido, ya sabía entonces por que el señor Steven actuaba tan gracioso... esperaba poder dibujar el momento una vez que el señor Kamatari lo pusiera en alguna silla o algo.
- "Con razón su corazón suena tan alegre hoy señor Kamatari." - dijo el niño con el rostro pegado al pecho de Kamatari... eso también era algo que había notado.
- "Si... eso creo. Gracias Ryan-chan."
Ryan volvió a sonreír... también tenía que dibujar el rostro sonriente del señor Kamatari cuando lo dejara en alguna silla, también ese era un momento que quería recordar. Entonces Ryan pudo observar una rubia cabellera pasar rozando el alféizar de una de las ventanas... pobre señor Steven, de seguro estaba muy preocupado porque no podía escuchar lo que el señor Kamatari le decía. Ryan se relajó un poco más en los brazos de Kamatari.
Entonces llegaron a una sala de espera donde una linda y joven señorita, vestida con un kimono color perla, los recibió y les pidió que esperasen un rato; y luego de un momento más los hizo pasar a la siguiente habitación. Allí los recibió un señor de edad; con una barba, según Ryan, muy chistosa... tenía que dibujarlo también.
Kamatari dejó a Ryan en un asiento y saludó respetuosamente al doctor con una reverencia, mientras le hablaba en susurros palabras que Ryan no entendía... el pequeño estaba fascinado. Pronto el doctor volteó hacia Ryan y le ofreció una sonrisa bonachona... el señor le cayó muy bien a Ryan por aquello.
- "Bueno, que tenemos aquí... eres un jovencito muy interesante. Bien, comencemos; soy lo que ustedes llaman un doctor, soy sensei Kasaki... puedes llamarme sensei Kasaki si así lo deseas, o doctor Kasaki si eso te hace sentir más a gusto."
Ryan miró al doctor maravillado, sensei era una palabra que le encantó, simplemente le encantó.
- "Si señor sensei Kasaki; yo soy Ryan Merrel, pero si quiere me puede llamar Ryan-chan... el señor Kamatari dice que soy un Ryan-chan." - dijo Ryan con una enorme sonrisa en el rostro y las pálidas mejillas apenas coloreadas por una ligera capa de rosa.
El sensei sonrió, y miró a Kamatari quien estaba sonrojado también, y luego volvió su atención a su nuevo a risueño paciente.
- "Bien, entonces será Ryan-chan... y la verdad que a mi también me lo pareces, así que el señor Kamatari estaba en lo cierto. Pero ahora Ryan-chan, porque no me cuentas el motivo de tu visita." - dijo el sensei mientras jalaba una silla y se colocaba justo en frente de Ryan.
Ryan miró al doctor, y luego su mirada buscó a Kamatari, quien estaba tomando otra silla y se colocaba al costado del pequeño.
- "Vamos Ryan-chan... cuéntale al sensei lo que me contaste a mi el día que nos conocimos." - dijo con ternura Kamatari mientras le tomaba una mano al muchacho para reconfortarlo.
Mientras tanto, en la calle; mirando apenas por un pequeño espacio por debajo de las persianas, Steven miraba a su koi tomar la mano del niño, mientras éste le hablaba al señor de barba que Steven estaba seguro que era un doctor... pero no estaba celoso, ya no; había algo más, algo importante por lo que ellos dos estaban allí. Simplemente ahora quería saber que era aquello tan importante... y tal vez una taza caliente de algo... ¡SE ESTABA CONGELANDO ALLÍ AFUERAAAA!!!
- "Hmmm, ya veo... bien, si conozco los síntomas, y he tratado un par de veces casos como estos; pero debo comenzar diciendo desde un principio que son casos que toman mucho tiempo, así como también cuestan mucho dinero; y aún así no es seguro que al final resulte como uno quiere... puede que el tratamiento resulte mal para ti, como puede que resulte bien... y puede que te cure a la larga y te de una vida normal, como puede que solo extienda unos cuantos años tu vida pero siempre igual de delicado. ¿Estás seguro de querer someterte a este tratamiento Ryan-chan?." - el doctor era bastante sincero al respecto, Ryan lo miró detenidamente y luego sonrió una vez más.
- "Si señor sensei Kasaki, quiero curarme. Además el señor Kamatari me dijo que podría ser largo, pero la verdad que a mi no me parece mucho tiempo unos 10 años... cuando él me dijo mucho tiempo yo suponía de 20 años para arriba." - sentenció Ryan con una sonrisita dulce.
Sensei Kasaki abrió los ojos ante tales afirmaciones, y luego sonrió divertido.
- "Pues entonces no hay ningún problema al parecer... veo que eres un jovencito muy paciente y valiente también, será un verdadero honor tratar tu caso. Bueno, ahora auscultaremos un poco. ¿Qué tal si te sacas la ropa Ryan-chan?, en realidad solo la parte superior."
- "¿Seguro sensei?, Ryan-chan puede recibir una onda de frío o algo." - intervino preocupado Kamatari.
- "No se preocupe, si su amigo allá afuera puede sobrevivir, el pequeño podrá hacerlo aquí adentro."
¿Amigo allá afuera? se preguntó a si mismo Kamatari, al tiempo que dirigía su vista hacia donde el sensei señalaba; y una gran vena se formó en su frente al notar el manojito de cabellos rubios que asomaban por encima de la ventana.... ¡¡¡¡STEVEEEENNNNNN!!!!!
- "El señor Steven ha estado allí desde que llegamos. El pobre debe de tener mucho frío señor Kamatari, ¿puede venir aquí adentro que está más calientito?."
Kamatari seguía mirando hacia la ventana con aquella gran vena, cuando un vaso de té verde caliente apareció frente a él.
- "Dígale a su amigo que pase mientras que yo ausculto al paciente, podría darle un feo resfriado por eso."
- "Si sensei" - respondió Kamatari mientras tomaba el vaso de humeante líquido y decidía traer a ese rubio tonto de las orejas, y al salir sonrió al escuchar al pequeño preguntar con inocencia y alegría.
- "Señor sensei... ¿puedo dibujarlo luego?, me encantaría dibujarlo en verdad."
- "Oh, jojojojo... pues solo si tomas mi mejor ángulo pequeño; claro que puedes hacerlo. Ahora alza las manos para poder sacarte todo eso que llevas encima, muy bien... así."
Por su parte Steven estaba de espaldas a la pared, tratando de infundirse un poco de calor al cuerpo mientras frotaba sus manos; tras lo cual volvió a ver por la rendija y observó al doctor palmear la espalda del chiquito rubio mientras este respiraba al parecer lo más hondo que podía... Steven pudo observar que hacía un gran esfuerzo al intentar aquello, entonces algo caliente pasó cerca de su mejilla y de pronto tenía realizado su deseo... entonces ¿por qué sentía que estaba en problemas?. Pues al voltear supo el porque, al ver a un enojado Kamatari mirarlo.
- "¿Entonces?."
- "Errr..." - Steven suspiró en derrota al tiempo que tomaba el vaso de té que le ofrecía su enojado koi... si iba a enfrentar la muerte por lo menos lo haría caliente.
Sin decir nada más que "Sígueme", Kamatari se volvió a meter al consultorio del doctor, con Steven siguiéndolo; y al llegar pudieron ver al niño encima de un futón, al parecer dormido, mientras el doctor seguía masajeándolo, pero ahora sobre el pecho.
- "¿Sensei?".
- "No se preocupe Kamatari-san; solo le di unas cuantas hierbas para dormir, el efecto pasará en unos cuantos minutos. No decía nada, pero creo que sentía algo de dolor. Bien, lo primero será estimular un poco sus músculos, pero para eso debemos de asegurarnos que las vías respiratorias no sean obstruidas al menor esfuerzo... tal vez acupuntura, podríamos intentarlo... ya veremos. Ahora lo dejaremos dormir un rato mientras busco entre los medicamentos de mi bodega lo que voy a recetarle. Por favor cuídelo por mientras."
- "Si sensei."
- "Ah, un placer Steven-san." - se despidió travieso el doctor al salir del consultorio, haciendo que Steven se tornase algo rojo.
Al dejar el sensei el lugar, Kamatari se acercó al futón donde descansaba Ryan y se arrodilló en el suelo a su costado, mientras tomaba su mano protectoramente. Ni una sola palabra surcó el ambiente hasta que un carraspeo por parte de Steven cortó el silencio, prefería que lo matasen a patadas a soportar aquel silencioso castigo.
- "¿Entonces?" - fue todo lo que volvió a preguntar Kamatari, esta vez Steven si tenía la respuesta correcta.
- "Entonces... lo siento."
- "Debiste de confiar un poco más en mi, y no seguirme desde la habitación hasta aquí. Te dije que tenía algo importante."
- "¡¡Pero yo no te seguí desde la habitación!!... yo te vi por el mercado." - dijo ahora Steven más bajito. -"Estaba con mamá Garret y ella te vio en la carroza... y de pronto estaba detrás de ustedes... no pude evitarlo... Me sentí celoso en un principio, pero luego... Supe que no era algo malo... él... ¿Él está enfermo, cierto?."
Kamatari cambió su actitud entonces, ya no estaba enojado, la verdad que le era difícil enojarse con Steven ahora...
- "Si, Ryan-chan está muy enfermo. La verdad es que esta es su última oportunidad de recuperar la salud... y necesita recuperarla, es muy importante para él... más que por el hecho de sobrevivir." - Kamatari ahora estaba acongojado, y Steven no pudo resistir el ir hasta él y abrazarlo para tratar de confortarlo.
- "Hola." - una voz débil interrumpió el momento, y Steven observó entonces esos pequeños ojos claros observarlo con detenimiento. Estaban tan completamente desprovistos de malicia o resentimiento, era una mirada pura y clara como el mismo color de aquellos ojos. - "Señor Steven... hola, es lindo conocerlo... que bueno que el señor Kamatari y usted ya son novios, él estaba muy triste cuando hablamos la primera vez, pero ahora está muy feliz." - Ryan sonrió con aquella sonrisa pequeña y dulce que ya tanta veces Kamatari había visto en aquel rostro.
- "¿En serio?, pues entonces que bueno que somos novios en verdad... no me gustaría que mi Kamy siguiese triste." - respondió Steven con un nudo en la garganta... era un niño muy lindo, no podía creer que estuviese enfermo... no era justo.
Ryan trató entonces de levantarse, pero el aire le faltó ante el esfuerzo... había sido un día de tantas emociones.
- "Tranquilo Ryan-chan, déjame ayudarte." - ofreció Kamatari mientras que lo incorporaba y le comenzaba a colocar todos los abrigos que le había sacado anteriormente sensei Kasaki.
- "Gracias." - murmuró distraído Ryan mientras buscaba algo, y luego comenzó a estirar la mano tratando de alcanzar su cuaderno de dibujo y sus carbones. Kamatari se apresuró en darle al pequeño lo que quería, y pronto Ryan estaba haciendo un dibujo de la pareja tal y como estaban en ese momento, con Steven detrás de Kamatari y ambos de rodillas al costado de su futón... estaba demasiado ocupado dibujando para darse cuenta de la cara de interrogación que tenía Steven en ese momento... Kamatari solo sonrió.
Entonces llegó sensei Kasaki con una bolsita de papel y lo que parecía un papel escrito y doblado en cuatro.
- "Veo que el paciente ya despertó, que bueno. Entonces, eso es todo por hoy, aquí están los medicamentos que te receto para los próximos 15 días y las instrucciones. Ahora hay otra cosa que quiero discutir contigo pequeño."
Ryan, quien ya había terminado el dibujo de la pareja, se encontraba ahora muy atento a lo que el doctor tuviese que decirle.
- "¿Si señor?"
- "Bien, no creo que sea conveniente que tu vengas aquí debido a tu condición, así que lo mejor sería que yo fuese hasta tu centro de estudios para la próxima consulta. Además, quiero hablar con ese novio tuyo porque él también va a tener que ayudar si es que queremos que esto resulte." - dijo el buen hombre, quien ya había aceptado el hecho de que aquel niño tuviese a un hombre por pareja, al igual que Kamatari-san (seamos sinceros, que más podía hacer el doctor más que aceptarlo).
- "Si señor sensei Kasaki... entiendo. Yo hablaré con Josh para que también lo entienda; él es muy bueno, y siempre hace cosas par que yo esté feliz... también va a entender esto para que yo sea feliz, ya lo verá."
- "De acuerdo... entonces todo bien, iré si te parece el domingo para no interrumpir ninguna clase."
- "¡Si señor!." - respondió Ryan feliz al tiempo que tomaba de nuevo su cuaderno de dibujo y sus carbones y comenzaba a dibujar al doctor y al consultorio, tras lo cual le enseñó el dibujo al sensei quien dijo que sin lugar a dudas había captado su mejor ángulo, haciendo sonreír con esto a un muy feliz Ryan.
- "¡¿Tiene novio?!" - preguntó Steven creyendo que no había escuchado bien.
- "Shh!... si, tiene novio; no eres el único con ese derecho ni yo tampoco."
Steven decidió mejor guardar silencio, si que había recibido muchas noticias increíbles ese día. Luego de eso los tres muchachos se fueron del consultorio y tomaron una carroza de vuelta a la universidad. Ryan se quedó dormido en el camino y Kamatari empezó a acariciar aquel cabello suave, mientras rogaba internamente a Kami-sama que nada le sucediese al pequeño, que todo resultase bien.
- "Recuerdas a la señorita, la hija de los señores Kamatari." - preguntó de pronto Kamatari a Steven.
- "Si, claro que la recuerdo."
- "Ryan está igual de enfermo que ella en esa época... solo quiero que se mejore, que sea feliz."
Steven abrazó a Kamatari fuertemente, y se mantuvo así hasta que Ryan despertó poco antes de llegar a su destino; ante lo cual el pequeño se quejó por no poder haber dibujado nada. Más aún así se lo notaba bastante feliz.
Claro que el problema vino al llegar, cuando de encontraron con un más que furioso Josh, quien casi y había organizado una búsqueda digna del servicio de inteligencia; y luego de que pudieron calmar sus gritos (cortesía de las sonrisas de Ryan), escuchó lo que había sucedido ese día.
- "Siento mucho haberte engañado Josh... pero no me ibas a dejar ir, y yo quería hacerlo. ¿Me odias?" - preguntó el niño con algo de miedo.
Josh miró a su pareja y un nudo se le hizo en el pecho.
- "No... no; yo no sé como odiarte."
- "¿Entonces me ayudarás con esto?. Por favor, es una oportunidad para mi... por favor."
Josh miró a su pequeño, y luego a la pareja que tenía delante. Todos esperaban expectantes su respuesta. Así que tras un suspiro de derrota aceptó.
- "¡Si!, gracias Josh, te quiero mucho, mucho, mucho, mucho. Ahora mira lo que tengo... ¡No podrás creer todo lo que vi hoy!. Ah!, y aquí tengo unas medicinas que el señor sensei Kasaki me dio, dice que tienes que leer las instrucciones conmigo. ¡Mira este dibujo!, es de un lugar donde vive gente que viene de Italia... Todos los señores grandes son panzones... ¿no es gracioso?..." - y así continuó Ryan contándole a Josh todo lo que había visto mientras éste lo llevaba cargado hasta la habitación. Bien, por lo menos ese era un asunto ya resuelto.
Notita: Konnichiwa minna...Si se preguntan por que corté este capítulo aquí...¡Es que está muy largo! Pero no se preocupen que continúa, así que sólo tienen que ir a la segunda parte de este capítulo para seguir leyendo que tal le va a nuestros muchachos...¡Que lo disfruten!...