Capítulo 9: Mientras tú así lo quieras...estaremos juntos para siempre
Una mano acariciaba suavemente aquella desnuda piel temblorosa; los labios hambrientos se acercaban de manera inexorable hacia aquel apetecible cuello, expuesto sobre la camisa casi por completo abierta, el cual daba señales de ser lo necesario para satisfacer las ansias impuestas; una sola frase... "No tengas miedo"... y todo temor se desvaneció, haciendo que Kamatari se mostrase deseoso de complacer al dueño de aquellos labios, ante lo cual el rostro de Steven Wildfire apareció entre los lienzos de oscuridad impuestos ante aquella incomprensible noche. El cuerpo más grande cubría al otro frágil y tembloroso; los pulsos se incrementaron, las respiraciones se aceleraron....
Kamatari se levantó jadeante en medio de la noche, y mientras trataba de hacer que su respiración tomase su normalidad, alargó una mano sobre su propio cuerpo, descubriendo con vergüenza que la sensación de dureza de sus partes bajas no era solo obra de su imaginación... esta era la tercera noche que le pasaba lo mismo, la verdad que ya no lo podía soportar; miró hacia donde se encontraba Matt... *Por favor que Matt-san no se despierte... que no se de cuenta de nada*; suplicó en silencio el joven mientras se cubría el rostro con las frazadas al tiempo que sentía una ola de rubor inundarlo.
Desde que se despertó el domingo por la mañana, aquella 'pesadilla' lo había estado atormentado una y otra noche.... y no solo de noche. Todo comenzó cuando al despertar sintió un aroma familiar inundando su propio cuerpo, y luego ropas extrañas cubriéndolo... el pijama de Steven-san... ¿cómo?... Matt-san se lo explicó... él se había desmayado y Steven-san lo había asistido... en todo el sentido de la palabra... incluso le habían cambiado la ropa... y Kamatari se estuvo imaginando durante todo el día y hasta el lunes como le 'habían' cambiado la ropa... hasta que el lunes por la tarde llegó el doctor que Steven-san aseguró haber llamado por la tarde del sábado... y Kamatari quiso creer que fue el doctor quien había hecho todo... pero aún así aquello siguió.
Matt-san no lo había dejado incorporarse en tres días... ni el domingo, ni el lunes, ni el martes... y no había podido asistir a clase alguna... encerrado entre esas cuatro paredes se estaba volviendo loco... en especial porque se sentía 'tan caliente'; y no precisamente por la fiebre, la cual encima había sido su única compañera durante los momentos de soledad... pero ya no aguantaba nada más.
Kamatari lo decidió ese mismo día... dijeron entre tres a cuatro días en cama... tres eran suficientes; además... necesitaba utilizar sus energías; gastarlas por completo.... ¡¡¡NECESITABA UN DESFOGUE RÁPIDO!!!. Ese mismo día volvía a clases.
Aún estaba oscuro afuera; Kamatari trató de encontrar su reloj de bolsillo. Una vez localizado lo tomó y asomó ligeramente por la ventana, tratando de captar un rayito de luna... solo necesitaba ver donde estaba la manecilla pequeña. Un poco a la derecha... no, a la izquierda... así.... ajá.... hmmmmm, casi las 5:30 a.m.; Kamatari suspiró, y al reacomodarse volvió a sentir su miembro aún un poco endurecido, y al recordar el motivo este se endureció por completo, haciendo que esto le produjera un dolor en la entrepierna... necesitaba desfogarse rápido de verdad... ¿pero como?.
Con sus ojos ya acostumbrados a aquella oscuridad, Kamatari comenzó a arrastrar su mirada por la habitación, hasta que sus ojos sin querer chocaron contra aquello que había comprado sin siquiera estar seguro de por que lo había hecho. Desde un cajón asomaba insolente una de las mangas del uniforme de gimnasia que se había comprado la semana pasada... jamás creyó que aquello le hiciera falta en realidad; pero el mismo Matt-san le había dicho que le ayudaría a dejar de sentirse tan 'duro', y el joven oriental pensó en ese momento que su amigo no se llegaría a imaginar nunca que tanta veracidad pudieron llegar a tener sus palabras. Por otro lado, Kamatari estaba casi seguro que era su inactividad la causa de su mala aquella temporada... era porque había hecho de todo menos permitir que su cuerpo se aclimatase a aquél clima extraño para él. Una pequeña carrera de unos cuantos kilómetros durante la madrugada por algunos días, y mataría dos pájaros de un solo tiro; la aclimatación, y también....
Kamatari se mordió el labio inferior mientras que se volvía a tapar el rostro avergonzado, al mismo tiempo que sentía aquel dolor en sus zonas bajas; todo esto en conjunto no hizo más que afianzar su decisión; y, aplicando la mayor destreza posible, se deslizó de entre sus propias frazadas, y se cambió en sumo silencio... diez minutos después abandonaba la habitación ataviado por primera vez con aquellas extrañas y a la vez cómodas ropas de tela holgada; además de un par de botines de cuero flexible que había utilizado para correr durante las competencias interfacultades, y que por haber ganado en tantos eventos se los habían dado.
Al llegar al exterior del edificio, Kamatari pudo sentir una ola de frío golpear de manera brusca contra su cuerpo entero, a la vez que un escalofrío recorría su espina dorsal; así que no pudo evitar un estremecimiento violento ante dichas sensaciones. Definitivamente tenía que comenzar cuanto antes para calentase un tanto. Kamatari empezó a trotar de manera suave al principio, y luego poco a poco fue aumentando la velocidad, y pronto se encontraba corriendo a gran velocidad en medio de la noche, y sin rumbo fijo; mientras que sentía que con cada gota de sudor se iban esfumando poco a poco todos y cada uno de los motivos de sus tensiones. Kamatari corrió y corrió adonde sus piernas lo llevaran, hasta caer rendido por completo casi una hora después. Definitivamente había perdida gran parte de sus habilidades y su forma para haberse cansado después de tan solo una hora de correr a su mayor velocidad. Kamatari se dejó caer al suelo, mientras que inhalaba bocanadas de aire para regularizar su respiración, y trataba a la vez de orientarse un poco para saber en que lugar exacto del campus se encontraba en ese momento; y estaba en dicha empresa cuando el sonido inconfundible de un grito llegó hasta sus oídos.
Olvidando su cansancio, el joven oriental corrió a toda velocidad hasta el origen de aquella exclamación, cuando para su sorpresa se topó de pronto con que estaba en frente del gimnasio del campus; y fue entonces que volvió a escuchar un grito, y este provenía del interior del gimnasio.
La curiosidad del joven pudo más que cualquier otra cosa, incluyendo su instinto de la prudencia y el de autoconservación, de los cuales, el último le indicaba que la voz que exhalaba aquellas exclamaciones le era demasiado familiar, y que tal vez lo más conveniente sería no entrar. Solo por si acaso, el joven entró prácticamente a hurtadillas al recinto, arrastrándose por los suelos, y sintiéndose torpe de a momentos; más su cuerpo y su corazón se detuvieron en seco ante el espectáculo que de pronto se extendió ante sus ojos.
Digamos que el lugar es como un anfiteatro; uno de esos donde el que está en escena no puede ver a los espectadores que están en ciertas posiciones, más no hay espectador que no pueda ver al que está dando el show. Pues bien; Kamatari se aseguró de situarse desde una posición donde no pudiese ser detectado, y en aquellos momentos daba gracias por eso; pues justo frente a sus ojos, un muy sudado Steven Wildfire estaba en medio de una Kata (1) que dejó al pobre oriental peor de cómo se había levantado esa mañana.
Por el aspecto del suelo cubierto de sudor (todo un charco diría yo), Steven debía de llevar allí varias horas ya; y afuera recién estaba amaneciendo. Kamatari no podía dar crédito a sus ojos al presenciar los movimientos suaves pero firmes que expresaban el cuerpo del rubio; era casi perfecta la manera en la cual equilibraba su cuerpo en cada arremetida contra el oponente imaginario que en ese momento luchaba contra él. Kamatari hubiese dado un poco más de énfasis en estos puntos, en relación al profesionalismo que demostraba el joven como luchador, si no hubiese estado tan ocupado en contemplar anonadado la perfección de aquel cuerpo que se dejaba vislumbrar sin dejar nada a la imaginación debido a lo pegadas que estaban las húmedas ropas; al, en exceso, sudado cuerpo del muchacho americano. Kamatari podía sentir el calor inundando de manera preocupante su cuerpo; calor que estaba llevándolo a tocar partes de su propio cuerpo en las cuales le daba vergüenza de tan solo pensar, por lo menos de la manera en la que se estaban llevando las cosas; aunque no se dio cuenta hasta que sintió su propia mano masajeándo su, de nuevo, endurecido miembro entre casi imperceptibles suspiros ahogados. Tal fue el susto que se llevó el propio muchacho, que ante un movimiento brusco, se dejó oír un perceptible alboroto por todo el lugar; haciendo que este se escondiera aterrado ante la posibilidad de ser descubierto por aquél hombre; la cual en dichas circunstancias era más que 100% seguro.... estaba perdido.
Steven para con sus práctica... no podía ser... no podía creer que incluso en ese lugar lo encontraran... ¿Es que acaso los muchachos no se cansarían nunca de mandarle esos 'regalitos' que ya tan claramente había expresado que no deseaba?; después de todo, no por las puras se estaba matando cada mañana en esos entrenamientos privados; pero él lo había prometido... no volvería a involucrarse con nadie más, por lo menos no como antes... la próxima vez que alguien volviese a entrar a su cama... y viceversa... sería con un verdadero sentimiento de amor de por medio, se lo había prometido... por él, se lo había prometido... aunque de la manera en que el pequeño ángel oriental se había metido en su corazón, una siguiente vez no se daría en corto plazo... ni siquiera a mediano plazo. Y para poder cumplir con aquella promesa, debía de esforzarse de esa manera todas las mañana; y es que después de todo, él era humano... y tenía necesidades.
Steven suspiró una vez más, recordando lo que habías pasado tan solo un par de días antes, ese mismo lunes, aquel jovencito de ojos dulces y cabellos claros se había acercado hasta él con las mejillas arreboladas y la mirada baja. Michael Ross... un jovencito bastante tímido, bastante lindo... de tan solo unos 23 añitos... bastante inteligente, un pequeño ratoncito de biblioteca; un novato de primer año de leyes, ... un novato que había mirado y admirado en su totalidad a Steven desde el día que sus ojos se posaron sobre este; hecho que no paso inadvertido ni para Steven ni para su grupo... ¡Como se habían divertido por este hecho más de una vez!. Más de una vez, debía admitirlo, por la mente de Steven había pasado la idea de que aquel jovencito hubiese sido un bonito trofeo para si mismo... su primer virgen... no hubiese estado mal; al niño seguramente, no le hubiese importado. Sin embargo, la manera de pensar de Steven había cambiado de manera radical; esos ya no eran sus pensamientos con respecto al tema... el ya había tenido al primer virgen de su vida... y literalmente hablando, la experiencia fue un arma de doble filo que cambio su vida... ahora ya no podía pensar en nadie más... y sin embargo una gran cantidad (demasiados en realidad, incluso para alguien como él) de chicas, y chicos, se habían presentado ante él, y de manera literal se le habían puesto en bandeja de plata. Sin estar muy seguro de lo que sucedía a su alrededor, el rubio los había rechazado a todos... a unos de manera directa, a otros con suavidad, a otros simplemente los había mirado y los dejaba con la palabra en la boca, y el regalo de deseo que le ofrecían entre las manos y sin desenvolver. Pero no había sido hasta ese lunes que lo había comprendido.
*****Inicio del Flash Back*******
El pequeño Michael de pronto se presento la noche de lunes frente a él, justo en su propia puerta... casi en un susurro le había pedido permiso para entrar. Steven no dijo que no, no tenía por que hacerlo. El niño entró... tomo aire como por cinco minutos seguidos, y luego dejo a Steven sin aliento cuando en un tierno gesto unió sus labios a los de él mismo... Steven no podía creerlo; y cuando se deshizo de la sorpresa inicial, una nueva se apoderó de él al notar al niño tratando de quitarse a si mismo la camisa con manos temblorosas que no lograban sostener los botones lo suficiente como para lograr su objetivo.
Con una mano firme posada sobre la más pequeña y temblorosa, Steven detuvo al muchachito de sus infructuosos intentos; y trató de decirle de la manera más dulce que pudo que aquello no era lo que deseaba, que era algo que no iba a suceder. Pecho le falto para contener el llanto que se inicio en los ojos del niño frente a él; abrazos y susurros fueron necesarios para detener los temblores del pequeño; y casi dos horas después, luego de hablar a conciencia con el niño, luego de decirle que alguien más estaría esperando allí afuera por un amor tan puro como el suyo... luego de sacarle entre suspiritos ahogados que prometía guardarse puro para aquel o aquella que estuviese destinado/a a llenar su vida; Steven averiguó que era su antiguo grupo de 'amigos' el que había estado mandando a toda aquella 'horda' de gente detrás de él. Mientras de manera mental el rubio comenzaba a pensar en mil y un maneras de hacerles entender que su antiguo yo ya no existía; Steven y Michael encontraban cada uno un buen amigo en el otro; Steven ayudó al pequeño a acomodar su ropa y limpiar su rostro; y luego lo acompañó hasta uno de los edificios al otro lado del campus, que era donde estaba la habitación del niño; y no paró de hablar con él hasta dejarlo en la puerta de su propio cuarto...
- "... y no lo olvides... nada de tonterías como estas de nuevo, ¡¿Me oyes?!.. o allí si me molestaré contigo de verdad"
Michael sonrió feliz mientras que asentía, y trataba de abrir su habitación; y ese rostro iluminado fue lo que Steven vio hasta que la puerta se cerró; que fue cuando se dirigió nuevamente hacia su habitación, preparándose para lo que viniera... preparándose para enfrentar a esos tres... y tratando de no preocuparse demasiado por su pequeño ángel quien aún se encontraba delicado en cama.
******fin del Flash Back******
Steven sonrió meneando la cabeza de manera ligera; las cosas si que habían cambiado... tan solo un par de meses atrás él jamás hubiese dicho que no ante una situación como la del lunes, y sin embargo... su mente volvió al presente... de seguro que habían enviado a otra chica o chico; aunque ignoraba como se habían enterado de sus prácticas diarias durante la madrugada. La sonrisa se alejó de sus labios cuando idea la manera de alejarse de la casi inminente situación.
Luego de estirarse ligeramente (de manera algo fingida pero que se le iba a hacer), Steven dijo en voz alta...
- "Hmmmm.... creo que ya es suficiente por hoy..... Aaaahhhhh... bueno... creo que mejor me retiro" - y tomando sus cosas... las cuales estaba en una bolsa de tela a un costado... se dirigió fuera del gimnasio... lamentándose por no haber podido cumplir con su horario habitual de nuevo entrenamiento... y suplicando que las energías gastadas ese día fueran suficientes para mantenerlo 'tranquilo' por el resto del día... y es que, una vez más lo repito, es tan solo un ser humano... y uno con 'demasiadas' necesidades en lo relativo a cierto campo... no es fácil pasar de su modo de vida al celibato... eso era algo que el mismo Steven estaba viviendo en carne propia.
Cuando Steven salió del lugar, Kamatari pudo sentir claramente como le volvía el aire al cuerpo... y es que todo el aire se le había escapado del cuerpo durante aquellos tensos segundos... o tal vez minutos... quien podría decirlo. Casi sin pensarlo, el joven oriental también emprendió la retirada, corriendo sin dirección fija y hacia ningún lugar, mientras trataba de alejarse lo más posible de aquel rubio y todas sus consecuencias. Y no paró hasta llegar a algún lugar donde se sintiera tranquilo; no paró hasta darle prácticamente la vuelta completa a todo el gimnasio y situarse justo a la espalda del lugar por donde había ingresado. Tomó algo de aire y comenzó a caminar de manera un poco más natural... pero nuevamente quedó parado en seco detrás de unos matorrales al extenderse frente a él la perfecta figura de un hombre de espaldas que se encontraba completamente... desnudo.
El hecho de quedar paralizado en su sitio, y el haber estado detrás de unos arbustos fueron lo único que evitó que el joven oriental fuese descubierto por el rubio... quien unos segundos después se metió a la regadera. En el gimnasio habían dos lugares donde se encontraban las duchas... uno de esos lugares era en el interior; en un bonito baño con todos los lujos que alguien pudiese desear... incluyendo una bella y enorme tina para relajarse después de los ejercicios. El otro lugar estaba afuera, eran pequeñas regaderas cubiertas con paredes de madera; el agua salía fría y estaba en medio de la nada, cada quien tenía que acordarse de llevar su propio jabón, su toalla, y aguantar el hecho de desnudarse en medio de la nada... este era el que Steven prefería, le gustaba bañarse en medio de plantas y aves cantando, no importaba si el agua estaba fría, no importaba si la regadera tenía una que otra pequeña oruga buscando donde convertirse en mariposa (a las cuales siempre dejaba convertirse en crisálidas en paz), o si un avecilla instalaba un nido en una de las vigas superiores (lo que siempre era un gusto observar), o si encontraba pequeñas sorpresitas de aves o de ardillas por allí ... siempre le gustó sentirse libre.
Ante aún atónito Kamatari, una melodía suave se dejó oír desde debajo del agua que corría toscamente en aquella regadera; y de pronto las piernas ya no le respondían al pobre chico, y cayó de lleno sobre el piso de tierra y hierbas que estaba debajo suyo, y se quedó mirando aquella puerta de madera cerrada en la nada, mientras suspiraba pesadamente. Por alguna razón, ese día, el destino había empezado empujándolo hacia Wildfire... en aquellos momentos Kamatari estaba odiando al destino... ¿Cómo podía ser que lo tratase de esa manera tan cruel?. Sacudió la cabeza con incredulidad ante sus propios pensamientos... eran estúpidos, lo único que tenía que hacer en aquel momento era pararse e irse, así de simple. Y fue lo que hizo, se paró y empezó a irse cuando un peso familiar se poso sobre su cabeza... Hime... y el sonido característico de su gorgojeo se dejó escuchar; pero claro, el gorgojeo de una paloma no era nada demasiado increíble, Kamatari continuo su camino, cuando la puerta de madera se abrió haciendo que Kamatari se escondiera rápido en algún lugar .... ¿Qué demonios había hecho él para tener aquella maldita suerte?... entonces las palabras que se distendieron en el aire lo dejaron frío.
- "Hime bonita... ¿eres tú?"
Y el ave voló de la cabeza de Kamatari hacia el origen de aquella voz.
*¡¡Traidora!!*- pensó de pronto Kamatari, arrepintiéndose casi de inmediato por pensar eso de su pequeña. Entonces escuchó.
- "¡Si eres tú!... vienes a buscar más ramitas... eso podría jurarlo.... Hmmm, ¿cómo esta tu papito?. ¿Ehhhh?... yo no lo sé.. tal vez le pregunte a Carter hoy... esperemos que no me mande lejos... ¿Lo extrañas?... yo sé que si; yo también lo extraño... le mandas saludos de mi parte y un piquito, de acuerdo?; y prometo guardarte más migajas de los bollos que me compro... solo tienes que pasar por mi ventana como siempre... bueno, ahora me tengo que terminar de bañar para llegar a clases."- y entonces un aleteo se dejó oír, al igual que aquella puerta de madera cerrándose de nuevo; y Kamatari de pronto se sintió en un mundo diferente; y fue en un estado casi de trance que volvió a su habitación.
Mucho fue lo que el joven tuvo que concentrarse para no hacer ruido y darse un buen baño para quitarse todo el sudor... un buen baño de agua fría que le quitara algo más que el sudor; y al salir de la ducha vio a Matt mirarlo mientras se tallaba los ojos con pereza y le preguntaba en un hilo de voz que era lo que hacía; Kamatari solo pudo contestarle que volvía a clase, porque estaba demasiado atontado observando a su querida Hime parada en el alféizar de la ventana; y Kamatari solo pudo sonreír al abrir la ventana para dejar entrar al animalito, y recibir cierto encargo puesto en el piquito del ave... era extraño sentir tan diferente en un acto tan cotidiano; y sin embargo, ya ni siquiera se preguntó a si mismo que estaba haciendo, eso ya no importaba.
**********
El día pasó tranquilo; lo único diferente fue que Kamatari volvió a clases... desesperado por ponerse al día de todo lo que estaba atrasado por haber faltado. Eso y el hecho de que Kamatari se sonrojaba ligeramente cada vez que Steven se cruzaba por el camino de su mirada... pero nadie se dio cuenta, ni siquiera el mismo Steven, fueron lo único diferente del día... por lo menos hasta que llegó el descanso de las 4 de la tarde, el cual el grupo de trabajo estaba aprovechando para avanzar un poco del trabajo; sobre todo Kamatari, quien se sentía terrible por no haber ayudado en nada... aunque para ser sinceros, el trabajo no solo no estaba atrasado, sino que como por acuerdo común tácito, tanto Steven como Matt habían adelantado bastante, cada cual pensando por su lado en dejar lo menos posible para Kamatari, quien seguramente no estaría de muy buena salud que digamos; era por ello que ahora estaban trabajando de tarde y no de noche, lo último que querían ambos chicos era que Kamatari volviese a recaer enfermo.
Estaban los tres chicos trabajando, ya armando el trabajo de a pocos, sacando lo mejor de la información para cada punto... cada quien con un punto de diferente; cuando llegaron Kate, Vivian y Mallory se acercaron a los tres chicos llenas de emoción, pero ninguno se dio cuenta hasta que la joven enamorada se abrazó efusivamente a su hombre por la espalda.
- "Hoooooooolaaaaaa"
- "Hola"- respondió el joven acomodándose los lentes con una sonrisa, pues el movimiento brusco casi hace que estos caigan al suelo.
- "Hola también a ustedes chicos"- saludo feliz la chica, recibiendo los respectivos saludos de cada uno de estos y al igual que para sus amigas.
Luego de los respectivos saludos (muchos en verdad, ya me estaba mareando), Kate de pronto se puso delante de Matt, con una actitud increíblemente sumisa, sobre todo teniendo en cuenta que de sumisa ella no tiene absolutamente nada; e incluso puso unos ojitos de cachorrito completamente adorables, que pronto hicieron que Matt se quedara babeando e incluso empañara los lentes.
- "Matt"- dijo la joven arrastrando de manera lenta aquel nombre.
- "¿S-s-si?" - preguntó el joven con la voz en un hilo.
- "¿Me harías un favorcito?"
- "Cla- claro"- aceptó el muchacho sin siquiera preguntar de que se trataba; y es que una de las cosas que había aprendido Kate con su chico, era que eso de el arte de controlar a los hombres era por completo una realidad, e incluso un don con el cual se podía nacer.
Tanto Kamatari como Steven miraban la escena con sonrisas disimuladas, más antes de que cualquiera de los dos pudiese pensar en algo más, Kate se acercó de manera arrebatadora hasta el rostro de Kamatari y le hizo exactamente la misma pregunta; más el joven si sentía curiosidad por saber en que se metía, y aunque de antemano sabía que aceptaría, quiso saber de que se trataba.
En pocas palabras, Kate explicó que ella y algunas otras chicas de otras facultades habían estado en la comisión organizadora del fin de año; y que justo su grupo había estado a cargo de la decoración del ambiente, y la verdad era que esto había gustado muchísimo, así que las habían vuelto a elegir a ella y Vivian, que habían sido las principales encargadas de esto; y tenían que hacer las compras de los artículos necesarios... y para eso se necesitaba de cierta fuerza... para poder acarrear todo lo que iba a ser comprado.
- "¡Vamos de compras!; que emocionante"- exclamó a esto Kamatari con emoción; la verdad que no había tenido mucha oportunidad de comprar cosas desde que llegara a aquel lugar; la verdad que nunca en su vida había ido a un día de compras, su antigua profesión no le permitía lujos como aquellos; una sola presentación en el mercado y un número ilimitado de policías se hubiese arremetido contra él... y antes de aquello, pues no había tenido oportunidad alguna. Ah!, un día completo en el mercado solo para comprar; para comprar cosas lindas para una noche especial; esas eran la clase de cosas con las que alguien como Kamatari soñaba de vez en cuando, momentos tranquilos, haciendo cosas simples y sin mucha importancia... sin muchas preocupaciones.- "¡¡¡CLARO QUE ESTARÉ ENCANTADO DE IR KATE-SAN.... PUEDES CONTAR CONMIGO!!!" - expresó emocionado el joven, sin importarle mucho las miradas que se posaron sobre él luego de sus alegres gritos.
- "¡¡¡Bien!!!"- dijo a su vez con entusiasmo la joven - "Entonces Kamatari, tú irás conmigo; y Matt ira con Vivian; y con Mal también ..." - dijo la joven refiriéndose a la tímida Mallory, ahora escondida detrás de Vivian- "... ya que ella también esta dentro de la comisión, las tres somos las encargadas principales de la decoración este año. Será este viernes, nos vamos desde el mismo medio día para aprovechar todo el día"
Ante tales palabras, Kamatari no pudo más que sorprenderse; no entendía porque Kate-san no quería ir con Matt-san; más con algo de sonrojo Kate despejó sus interrogantes en un murmullo, tras lo cual también Matt se sonrojó.
- "Es que... si voy con Matt.... al final no voy a comprar mucho... o nada"
No hacían falta más palabras; Kamatari entendió muy bien a lo que Kate se refería, y no la culpaba; si él pudiese pasar todo un día junto a la persona con la cual estuviese su corazón, poco le importarían una lista de compras o un baile... lo único en lo cual pensaría sería en caminar al lado de aquella persona, en respirar el mismo aire que él... en sentir su fortaleza sosteniéndolo en cada paso... si, eso sería lo único importante después de todo.
- "De acuerdo"- dijo entonces el oriental con una gran sonrisa en el rostro; pero en ese momento se acordó de algo... importante - "¿Dijiste el viernes?, ¡pero no podemos!... y las clases..."
- "¿Es que no lo sabes?.... Matt" - dijo entonces la joven con el ceño fruncido y mirando a su novio.
- "Jeje... creo que se me olvido decirle".
- "A veces eres tan distraído... por los preparativos para el baile, siempre dan desde el mediodía de los viernes del último mes de clases libres; y las clases que se dictaban los viernes por la tarde pasan a cualquier otro día que este libre... creo que esta vez pasa a los martes por la tarde para los alumnos de derecho del segundo año, porque es el día que más horas libres tenemos la mayoría... los que tengan alguna actividad extracurricular o problemas de otra naturaleza ..." - Kate paró un rato para tomar aire -"...pueden pasar a los grupos de recuperación de los sábados."
- "¡¡OOOHH!!!" - expresó con asombro Kamatari, mientras que su cerebro trataba de resumir todo lo que Kate le había dicho; y fue entonces que se dio cuenta de que ... -"Ay, no!!; entonces también perdí mis clases del viernes por la tarde porque se dictaron ayer... snif... tendré que recuperar el sábado T_T"
Y durante un ratito más, Kate se tuvo que quedar para, entre risas, consolar a su amigo.
**********
Luego de dejar a los muchachos, las tres chicas se dirigieron hacia el edificio de las damas; y allí cada quien se separo del grupo tomando su propio camino. Kate fue por un par de cuadernos, pues tenía que estudiar para su próximo examen, y pensaba hacerlo en la tranquilidad del bosquecillo; por lo menos hasta que se fuese el sol, de verdad que le gustaba ese lugar.
Ya había salido del edificio y estaba en camino cuando al pasar por un sitio algo apartado, se dio cuenta de que la estaban siguiendo; así que apuró el paso un poco, pero se percató de que su seguidor hacía lo mismo; así que hasta de aquel jueguito tonto, se dio media vuelta para esperar a aquel/la que la estaba siguiendo... pero nadie apareció. Demonios!!!, ¡Aquello ya estaba colmando su paciencia!.
- "¡Muy bien!, esto ya fue suficiente... ¡¡¡Salga quien quiera que este allí!!!"
Y la persona que estaba escondida detrás de los arboles que adornaban uno de los lados del camino salió....
- "Eve... debí suponerlo..." - murmuró con desgano la joven.
- "Hola Kate... tiempo sin vernos"- dijo la chica rubia de manera... ¿seductora?.... en fin...
- "¿Qué demonios quieres ahora Eve?"- preguntó sin ganas la joven... tal vez esa rubia al principio, del asunto que se estaba desarrollando, llegó a asustar un poco a Kate, sin embargo ahora solo era motivo de fastidio... el juego había ido demasiado lejos para la fiera muchacha... era hora de que terminara.
- "¿Qué modales son esos Katty?"- respondió de manera zalamera la otra joven - "¿Sabe acaso tu noviecito que tienes una boquita tan maleducada?"
- "Si Eve... 'mi novio' sabe perfectamente como soy... y le encanta" - dijo la joven de manera tajante, haciendo que la otra chica cambiara su expresión de altanería por una de enojo, mientras se acercaba de manera amenazadora a Kate.
- "Te lo advierto Kate... más te vale recapacitar acerca de lo que te he propuesto; de lo contrario... "
Oh, por Dios!; Kate simplemente ya estaba hasta la coronilla de ese... 'de lo contrario...'
- "¿De lo contrario QUE Eve?" - preguntó la chica con un tono de aburrimiento único en la voz; y esta pregunta dejo por completo fuera de foco a la chica rubia.
Ahora era Kate la que se acercaba de manera amenazadora a Eve, y mientras lo hacía volvió a repetir una vez más... "¿De lo contrario que...?"; y ahora fue Eve la que no sabía que decir, y Kate pudo constatar en ese momento que sus suposiciones no estaban del todo erradas, y que las amenazas de aquella mujer solo iban de la garganta hacia fuera. Ya era hora de acabar con aquello de una vez por todas.
Kate arrinconó a Eve contra un árbol; y se acercó a ella lo suficiente como para que cada una pudiese oír los latidos del corazón de la otra (los de Kate por completo calmados; los de Eve sonaban por el contrario como el galope de un corcel desbocado). Eve pudo sentir contra su cuello el aliento de Kate cuando esta volvió a repetir una vez mas la misma pregunta... "¿De lo contrario que...?", la cual fue dicha con tanta frialdad que la dejó casi congelada.
Kate entrecerró los ojos, y luego dijo aquello que había deseado decir desde hacía ya mucho...
- "Es suficiente Eve. Aquí se acaba todo"
- "No!" - Eve trató desesperadamente de utilizar cualquier recurso que pudiese, pero no encontró ningún argumento que utilizar.
- "¡Ya basta por el amor del cielo!... Entiéndelo Eve; tú no me gustas... enfréntalo, ¡ni siquiera tienes lo suficiente como para poder con alguien como yo!."
- "Pero..."
- "¡Pero nada!. ¡Mírame!, yo quiero a alguien que pueda luchar contra mi carácter, alguien que me pueda dominar, que sea más fuerte que yo... y tu no cumples los requisitos... y además de eso, a mi no me gustan las mujeres. Mira Eve, te lo digo por tu bien, busca a alguien que se sienta feliz de estar contigo... tal vez alguien con menos carácter, alguien más fácil de dominar... por que conmigo... tu no puedes."
Y sin decir una palabra más, Kate se alejó a paso firme de aquel lugar, dejando a la rubia con lágrimas de amargura en los ojos, sobre todo porque sabía que lo que ella el había dicho era verdad.
**********
Jueves, mediodía, y Kamatari prácticamente había huido de Matt y Kate... no sentía ganas de estar con nadie, quería estar solo. Llego hasta el edificio de habitaciones, pero la verdad que ni siquiera quería entrar a su cuarto. Suspiró y con un movimiento rápido se sentó sobre uno de los dos muros semialtos que se encontraban al frente del edificio, y que eran lo suficientemente anchos como para que una persona se sentase cómodamente en ellos. Kamatari suspiró. De pronto el familiar a aleteo de Hime se dejó oír, y pronto esta se encontraba posada sobre sus piernas.
- "¿Hola Hime-chan, viniste a acompañarme?... ¿Trajiste algún otro encargo para mi?"- terminó de preguntar el oriental casi sin pensar. La verdad que desde el día anterior después de haber presenciado y oído todo aquello; besar el piquito de su Hime era ahora algo por completo diferente a lo que siempre había sido.
Hime gorgojeó de manera natural sobre las piernas de Kamatari, y luego emprendió el vuelo una vez más, dejando a Kamatari con un suspiro ahogado en los labios.
- "Ahhhhh!!!.... (suspiro)... a veces me gustaría saber que es lo que debo de hacer"- se quejó el joven ante su propia inutilidad para resolver su vida en aquellos instantes.
- "A veces la mejor manera de resolver algo es simplemente dejando que suceda" - dijo de pronto una débil vocesita a espaldas de Kamatari; y al voltear este se preguntó si no estaba viendo una ilusión... tal vez un fantasma... ¿Pero a pleno día?
De pronto Kamatari vio a su costado el sonriente rostro de un muchachito que la verdad no parecía ser de este mundo. Era bastante menudito, y estaba bastante bien abrigado, pero era notorio que la ropa llenaba más que él mismo su abrigo; de ojos claros, tez increíblemente pálida, cabello rubio, aunque era tan delgadito y claro que más bien parecía translucido, como hondas de viento y nieve acomodadas sobre aquella cabeza por arte de magia; al parecer bajito (no podía asegurarlo ya que el niño estaba sentado al igual que él), y se veía tan frágil que parecía que a la menor ráfaga de viento fuerte se caería y rompería en mil pedazos (mismo Hompty Donty). Kamatari tuvo que parpadear varias veces e incluso pesñiscarse, para asegurarse de que en realidad no estaba soñando despierto.
- "Hola" - dijo de manera natural el niño.
- "Hola"- saludó Kamatari aún medio atontado.
- "Ryan Merrel... primer piso; estudio Arte y también Historia" - se presentó el niño extendiendo una mano... entonces... ¡¿Él estudiaba allí?!.
- "Kamatari... eeerrr segundo piso, Leyes" - se presentó simplemente Kamatari algo confundido.
- "Si, sé quien es usted señor Kamatari; lo he visto varias veces subiendo y bajando las escaleras... además ganó varios de los concursos deportivos durante las fiesta... cuando lo vi de veras que quise poder correr como usted... aunque fuese una sola vez; lástima que no me pude quedar a verlo en todas sus competencias... Josh me trajo de vuelta a la habitación porque dijo que no debía seguir expuesto durante tanto tiempo."
Kamatari parpadeó incrédulo... oh, Kami... este niño le hablaba con tanta naturalidad... ¿en serio era real?... ¿qué edad tenía?
- "¿Qué edad tienes?" - preguntó de pronto Kamatari sin poder evitarlo.
- " Tengo 21 años... con suerte cumplo los 22 en enero... pero no se. ¿Quiere venir a mi funeral?"
Ahora si que Kamatari estaba por completo sacado de honda... ¿Funeral?.
- "¡¡¡¿¿Ah??!!!"- preguntó Kamatari sin poder, una vez más, evitarlo.
- "Que si quiere venir a mi funeral... es que me voy a morir, y sería muy triste para mi familia si nadie más que ellos va al funeral; bueno, Josh también va a estar; pero sería bonito que vaya más gente que me haya conocido... solo que no hay mucha gente con la que haya conversado."
- "Bueno..." - comenzó Kamatari sin estar muy seguro de que decir - "... todos al final nos tenemos que morir tarde o temprano; es parte del ciclo de la vida. Pero eso no significa que tú... "
- "Pero es que yo si me voy a morir pronto... bueno, la verdad que se supone que debí de haberme muerto hace mucho, pero aún no lo hago... así que tal vez llegue a los 22... aunque me gustaría por lo menos terminar mis estudios, son divertidos. Me gusta mucho estudiar. ¿A usted le gusta estudiar señor Kamatari?
- "Pues... si, supongo que si..." - terminó de decir Kamatari y de pronto no tenía mucho de que conversar... excepto...
- "Yyyyy... ¿Exactamente por que se supone que te vas a morir? ... ¿puedo llamarte Ryan?"
- "Claro, no hay problema... y se suponía que me tenía que morir desde el día que nací, pero mi mamá me cuidó mucho y por eso sobreviví... pero según mi tío soy un caso perdido y mi mamá perdió el tiempo... de todas maneras me voy a morir. Pero no me importa porque tengo hermanos y hermanas, así que cuando me muera mi mamá y mi papá no se van a sentir solos... también quiero mucho a mi papá... él siempre es muy bueno conmigo... y mis hermanos también... ¿qué edad tiene usted señor Kamatari?"
- "25... creo" - respondió Kamatari algo fuera de foco. - "Entonces... hmmm... no creo que te vayas a morir ahora... has sobrevivido mucho, eres un sobreviviente, por lo menos eso creo."
Ahora Kamatari de verás estaba metido de lleno en aquella extraña conversación de la cual no estaba muy seguro de entender, ni siquiera la mitad; y que sin embargo lo había envuelto por completo, haciendo que olvidase todas sus anteriores preocupaciones.
- "Además..."- continuó Kamatari - "se nota que tienes mucha gente que se interesa por ti... no creo que sea justo que pienses en morirte ahora"
- "Bueno... "- comenzó el pequeño a hablar... ¿en serio tenía 21?... ¡si parece de no más de 16! - "... creo que al final no estoy muy seguro de nada... pero no hay cura para lo que yo tengo, así que de todas maneras me voy a morir pronto."
A Kamatari como que no le cuadraba muy bien el asunto... sobre todo porque él...
- "A ver Ryan-chan" - dijo el oriental sin poder evitarlo... ¡y es que parecía un niño! - "dime exactamente cuales son tus síntomas"
Ryan sonrió.
- "Señor Kamatari... ¿qué significa Ryan-chan?"
Kamatari se cubrió de rubor, no se dio cuenta.
- "Ay!, lo siento; no debí llamarte así sin tu permiso. Es... es algo así como un diminutivo del nombre... se usa en Japón... tal vez Ryan-kun te siente mejor..."
- "No, Ryan-chan me gusta" - dijo el niño con ensoñación - "Hasta ahora el único que me ha puesto un diminutivo aparte de mis papás y hermanos es Josh... pero él más bien dice que soy un duendecito de viento; ... porque nadie se da cuenta nunca del hecho de que estoy a su lado... me encanta ser un duencecito de viento... y también me gusta ser un Ryan-chan..."
Las mejillas de Kamatari volvieron a teñirse de rosa y escarlata; él tampoco se había dado cuenta de que el pequeño estaba a su costado... ¿Y quien era ese Josh a quien tanto mencionaba?.
- "Ryan-chan... ¿quién es Josh?" - preguntó por fin Kamatari - "Ah!, él... pues es mi novio... como lo es el señor Steven de usted."
Ahora si; ante tal afirmación, Kamatari tuvo suerte de no caerse de espaldas del muro o algo parecido... ¡¡¡¿¿DE DONDE RAYOS ESTE NIÑO HABÍA SACADO ESOOOOO??!!!... Un momento...¿Él tenía novio?.
- "Este... Ryan-chan... eeeeerrrr... Steven-san y yo no somos... novios... ¿De donde sacaste algo como eso?"
- "¿Entonces no son novios?" - dijo el niño con un dejo de ¿tristeza? en la voz - "Hmmm... y yo que pensé que ustedes dos ya se habían amistado por lo que sucedió... el señor Steven parecía muy feliz últimamente... yo creí que... pero parece que no es así... que lástima."
¿Lo que pasó?... ahora si que Kamatari se estaba asustando. ¿Qué era lo que este niño sabía?...¡¿Y QUIEN ERA JOSH?!... (muchas preguntas =¬.¬=UUU)
- "Exactamente que se supone que 'sucedió' Ryan-chan?"
- "Oh, pues lo que sucedió... bueno, solo lo escuché... pero creo que sé lo que escuché ... fue una noche que me sentí con ganas de irme para algún lugar donde Josh no me encontrara (a veces me gusta hacer esas cosas), así que me metí a una de las habitaciones vacías... recuerdo que me vino un ataque y me quedé sin poder moverme hasta la mañana siguiente... Josh estaba muy molesto conmigo cuando lo llegue a ver al día siguiente, hmmmm, si... y luego comenzaron los ruidos encima mío... y reconocí la voz del señor Steven, y luego la suya... bueno, en realidad estaban gritando... creo que así era... ¿estaban haciendo el amor, verdad?... ¿Hmmm, se siente bonito?... yo no puedo hacerlo con Josh, mi salud no me lo permite... y creo que es mejor así, porque él tiene que buscarse una linda novia para después que yo me muera... me prometió que buscaría hasta encontrar a su otra mitad perfecta y quedarse con ella para siempre... la verdad que lo único que hacemos es besarnos... me gusta que me bese, es lindo... ¿a usted le gustan los besos señor Kamatari?" - ahora Ryan-chan lo miraba con ojos expectantes, esperando una respuesta a su pregunta... y Kamatari en todo lo que podía pensa era en lo mareado y avergonzado que se encontraba en aquel momento.
- "Tu nos..." - *Ay!, Kami-sama...*, mejor cambiar el tema - "¿Cómo... como es eso que tu novio se tiene que buscar una linda novia?... no entiendo"
- Ah, pues es que no se va a quedar solo después de que yo me muera... verdad, además él solo es mi novio porque yo se lo pedí, así que supongo que luego de que yo me muera conseguirá una novia."- dedujo alegre aquel extraño jovencito con aquella gran sonrisa siempre iluminando su pálido rostro.
- "¿Cómo así?, quiero decir, nadie puede estar con otra persona sin quererlo... seguro que Josh te quiere... de lo contrario no estaría contigo." - insistió algo confundido Kamatari.
- "Señor Kamatari... ¿me ayudaría a bajar por favor?, me gustaría mucho poder estar en el suelo."
- "Eh?, si claro"
Kamatari se acomodó un poco mejor y tomo a Ryan por la cintura colocándolo encima de sus piernas; tras lo cual bajó suavemente del muro, llevando al muchachito con él... era tan ligerito, casi y no sintió su peso.
- "Gracias señor Kamatari... pues, ¿le aburriría si le cuento como conocí a Josh?... nunca se lo he podido contar a nadie, creo que sería muy lindo poder hacerlo... además me sería más fácil de responder su pregunta."
- "Si... supongo que si... claro"
- "Pues... a ver... yo conocí a Josh cuando mis papás me dejaron en el tren para venir para aquí... yo insistí que quería venir solito... ¡¿Sabe que esa fue mi primera gran aventura?!... No solo fue la primera vez que viaje en tren... ¡Lo hice yo solo!... pero me llegue a sentir mal en el camino, así que quise ir a algún lugar donde alguien me pudiese dar algo para ver si me sentía mejor,... porque yo estaba en un compartimento privado; pero no llegué lejos,... y me caí unos metro después, y Josh me encontró... fue muy amable conmigo, me llevó de nuevo a mi compartimento, me consiguió un té y sacó las medicinas de mi maleta que estaba muy alta y no pude alcanzar cuando estuve solo. Luego hablamos mucho, bueno; yo hablaba y él escuchaba... es muy bueno para escuchar... y, allí me dijo que él también venía para estudiar aquí... él está en la facultad de Letras, estudia Literatura... ¡¿Sabe que quiere viajar por todo el país recogiendo el folclore literario?!... su sueño es hacer una recopilación de las historias de cada lugar de todo el país, y que luego todo el mundo las sepa... dice que es importante que las personas sepan todo sobre su país, y no solo lo que conozcan aquello que se da en su entorno social... Bueno, cuando llegamos aquí, no se como se las arregló para que nos quedásemos los dos en un mismo cuarto... dijo que alguien debía de cuidarme así que era él quien lo haría... y luego se portó muy atento y lindo siempre... así que me llegó a gustar mucho... y un día le pedí que fuese mi novio y él aceptó... así que ahora somos novios y se quedará conmigo hasta que me muera... luego buscará una linda novia."
Kamatari aún no entendía que tenía que ver la historia que el niño le había contado con el hecho de que se iba a buscar una novia luego de que Ryan-chan se muriese... por lo menos ya sabía un poco mejor quien era ese Josh... la verdad que le caía bien.
- "Pero Ryan-chan, ... no entiendo... quiero decir... no tienes fundamento para decir que Josh se va a buscar una novia después de... tu sabes... si no ¿Por qué aceptaría ser tu pareja?"
La mirada del niño fue un claro... '¿Qué?, no es obvio'.
- "Es que me voy a morir" - dijo el niño por toda respuesta, y al notar que Kamatari aún no captaba la idea añadió... - "Es muy difícil decirle que no a alguien que se va a morir... sobre todo para alguien como Josh... él es muy bueno."
Kamatari ya no dijo nada... al parecer el niño estaba muy seguro de aquello...
- "Por eso... "- continuó el pequeño - "Tal vez sea lo mejor morirme al final... aparte del hecho de que no tengo remedio... no puedo atar a Josh a mi lado para siempre." - la hasta entonces risueña actitud del muchacho se tornó de pronto algo triste, pero luego volvió a su antigua actitud y dijo - "Pero por lo menos me moriré habiendo sido feliz... hubiese sido muy triste llegar al otro mundo sin siquiera haber sabido lo que era amar... aunque solo fuese un poquito... y es que nadie tiene derecho a privar a su propio corazón de estar con la persona que te gusta... creo que no hubiese sido justo ... para mi... no decirle a Josh ... lo que sentía... por él... nos hubiese mentido... a los dos." - Ryan de pronto paró de hablar; mientras comenzaba a respirar con dificultad; se notaba que el aire ahora si le estaba faltando de manera preocupante; y eso teniendo en cuenta que el niño no había podido hablar seguido desde un principio de la conversación.
- "¡¡Ryan-chan!!... ¡¿Estás bien?!"- preguntó con preocupación Kamatari.
- "No... no debí de... haber bajado del muro... pero quería hacerlo... lo siento mucho..."
- "Esta bien"- dijo Kamatari con tono conciliador y sujetando al niño una vez más, y subiéndolo con movimientos diestros de nuevo al muro, donde ambos se quedaron por un momento tranquilos, mientras el pequeño recuperaba el aliento.
Aún cuando Ryan pareció haberse tranquilizado ya, Kamatari lo mantuvo contra su pecho; intentando tranquilizarlo un poquito más todavía, más luego de un rato una la débil vocesita surgió una vez más, deseosa de poder dar a conocer lo que aquella mentecita pensaba.
- "Señor Kamatari..."
- "Hmmmm...."
- "Usted también debería de darle una oportunidad a su corazón... suena demasiado triste, creo que necesita que lo deje amar."
Bien, Kamatari no se esperaba aquello; en definitiva no lo esperaba, pero inesperadamente esas débiles palabritas se quedaron en su mente, y comenzaron a hacer eco mientras que revoloteaban insistentes en su cabeza. Pero, tal vez por su propia tranquilidad mental, Kamatari decidió cambiar una vez más el tema.
- "Ryan-chan, ¿me cuentas sobre tus síntomas?... "
- "¿Para que quiere saber?..."
- "Pues... porque tu me recuerdas mucho a un caso al que yo estuve muy cercano cuando era más joven."
- "Y... ¿Esa persona se curó?"
- "Si, ella se curó."
Ryan pareció pensarlo un momento, pero luego le relató al oriental sus síntomas... y Kamatari pudo reconocer que si eran bastante parecido a los de 'La señorita'; y ella se había curado... después de muchos años de tratamiento, era verdad; pero ahora llevaba una vida normal, con un esposo e hijos. Ella era ahora muy feliz.
- "Ryan-chan... si yo te dijese que tal vez haya un tratamiento que puedes seguir para curarte... ¿Te gustaría intentarlo?" - era extraño como ese muchachito había despertado en Kamatari aquel instinto sobreprotector... pero es que se veía tan frágil.
Ryan Merrel levantó entonces la vista hacia Kamatari, con los ojitos de pronto anhelantes de saber más, y al mismo tiempo temerosos de lo mismo.
- "¿Yo... podría curarme?"
- "Esa es la idea... aunque demoraría algún tiempo... no existe cura inmediata para este tipo de casos (estamos hablando de un caso de debilidad física extrema por si acaso)."
- "¿Mucho?. ¿Cuánto?"
- "Bueno... la persona de la que yo te hablo tardó un promedio de 7 años. Pero por si te interesa, conozco a un buen médico en el barrio japonés que te podría tratar."
- "¡Solo 7 años!... Eso no es mucho... Perooo... tal vez sea mejor quedarme como estoy" - de una completa emoción el niño pasó a mostrar un poquito de tristeza.
- "¿Ryan-chan?" - dijo Kamatari mientras el niño se separaba de su pecho.
- "Tal vez sobrevivir no sería no mas justo para Josh... no sería justo atarlo a mi." - terminó de decir una vez más el niño con dejo triste.
Kamatari miró al niño, y el corazón se le encogió. Si él no quería no podía obligarlo; así que Kamatari trató de cambiar a un tema un poco más alegre.
- "¿Así que eres un duendecito de viento, ne?" - dijo Kamatari con una sonrisa... y el niño también sonrió - "Pues en verdad debes serlo para que yo no me hubiese dando cuenta de tu presencia esta vez"
- "Si... y con esta ya van dos veces."- dijo el niño entusiasmado.
- "¿Dos?"
- "Aja!, también la vez que el señor Steven se desmayó encima de usted no se dio cuenta de que estaba en el descanso de la segunda escalera, Josh me dejó allí cuando tuvo que ir a hablar con alguien que ahora vive en el tercer piso." - la alegría del niño solo podía equipararse en aquel momento con el rubor de Kamatari, quien no podía creer que encima de todo el niño también se hubiese ganado con ese momento.
Kamatari estuvo a punto de contestar algo, cuando una masculina y seria voz se dirigió hasta donde ellos estaban.
- "Ryan; ¿te encuentras bien?"
- "¡Josh!"- exclamó con emoción el pequeño, y Kamatari pudo ver justo debajo de él a un joven de unos 23, alto, no muy delgado; de cabello oscuro, de tez bronceada; y que en esos momentos lo miraba de una cierta manera algo desconfiada.
Ryan hizo el intento de bajar el muro, pero al final fue asistido por Josh, a quien no pareció hacerle mucha gracia que su novio intentara aquello.
- "Hola Josh; mira, te presento al señor Kamatari, él es mi nuevo amigo. Señor Kamatari, le presento a mi novio Josh."
- "Un placer." - dijo el muchacho extendiendo una mano hacia Kamatari, y sin parecer afectado por el título que obtuvo en la presentación que le hizo Ryan. - "Joshua Hiking, para servirlo."
- "Honjo Kamatari, el placer es mío."
Y después de las presentaciones, el joven se disculpó al tiempo que alzaba en vilo a su noviecito, y lo llevaba al interior del edificio. Kamatari no podía creer el haber conocido a una pareja como aquella, que verdad que era peculiar... y ese muchachito, esperaba que la vida no fuera muy dura con él... era tan risueño.
Kamatari volvió entonces a la realidad, al escuchar el sonar del timbre de reloj, que anunciaba que ya eran las dos de la tarde... ¡Oh, Kami!... ¡Tenía clases!... ¿Cómo se pudieron pasar hora y media tan rápidamente?, no importaba. Kamatari corrió hacia su clase, sin pensar en nada más que en llegar a tiempo.
**********
Ya eran las cuatro de la tarde; y todos salían del salón. Kamatari, Matt y Steven se iban a reunir una vez más para seguir arreglando el trabajo, faltaban poco menos de dos semanas para entregarlo, y tenían que utiliza ahora cada momento libre si es que deseaban presentar solo lo mejor.
Matt y Kate estaban preguntándole al joven oriental el porque de su tardía llegada a la clase (de suerte llegó como 5 segundos antes que el profesor), cuando de pronto un alboroto a espaldas del grupo interrumpió la conversación; y al voltear pudieron ver a un jovencito aferrado al cuello de Steven mientras que colocaba la mayoría de su peso sobre la espalda del mismo.
- "Hola Steven." - saludó alegre el muchachito, a la vez que agitaba un papel frente a las narices del rubio. - "Mira lo que me saqué... ¡Mira, mira, mira!"
- "De acuerdo Miky, de acuerdo... estoy mirando... veamooooossss.... ¡Oye, que buena calificación!... ¡felicidades!"- exclamó Steven con el muchacho ya parado a su costado, al tiempo que le desordenaba el cabello, para completa felicidad de 'Miky'.
Steven de pronto pareció volver a la realidad al ver a Miky observar a las tres personas que lo observaban con tanta curiosidad... y casi de inmediato como que se medio escondió detrás de Steven, mientras que susurraba un "Hola". Steven volteó y muy divertido presentó a todos.
- "Les presento Michael Ross, del primer año; Michael es un buen amigo mío, ¿verdad Michael?" - preguntó con suma diversión Steven, a lo que el muchacho asintió con la cabeza, aún mirando al grupo por detrás del hombro de Steven. - "Y ellos Michael, son Matt Carter y su novia Kate Wallace; y él" - dijo refiriéndose con algo de cariño hacia su ángel- "...es Honjo Kamatari."
Michael saludó una vez más... ahora con un poco más de confianza; y luego volvió a colgarse del cuello de Steven, y en voz bajita (mucho, muy bajita) le murmuró...
-"¿Él es tu novio... verdad?, dile que no se enoje conmigo."
Steven observó a Miky, y una gotita apareció en su cabeza mientras en el mismo tono de murmullos que el pequeño había utilizado para con él le respondía...
- "Miky... él no es mi novio; y aunque lo fuera... no hay razón para que se moleste contigo..."
Y el pequeño observó nuevamente a Kamatari, y asintió sin estar muy seguro de creer del todo que Kamatari no estaba molesto con él; pero por otra parte no tenía porque no creerle a Steven... Steven nunca le mentiría.
Por su parte Kamatari en realidad no estaba muy feliz de ver a aquel muchachuelo colgado del cuello de Steven como si este fuese un perchero o algo parecido... *¿Es que ese niño no tenía nada mejor que hacer?*... claro que eso Kamatari no lo iba a admitir por nada del mundo; ni siquiera hacia si mismo (=V.V= UUU); pero fue un gran alivio para el oriental cuando Matt señaló que se les pasaba el descanso y que debían de avanzar un poco del trabajo si es que querían terminarlo para antes de Navidad.
- "¡Es cierto!" - y con ello Steven volvió a despeinar al alegre niño de ojos color caramelo; mientras le aseguraba que se volverían a ver pronto, y le decía de paso que quería seguir viendo tan buenas notas como la que le había mostrado.
Ya en camino hacia un aula vacía para avanzar, Kate le señaló a Steven que ese niño actuó como si fuera su hermanito menor; a lo que Steven respondió divertido que era justamente así como sentía al pequeño Miky, a quien llamó con cariño 'ese revoltoso'; y Kamatari tuvo que suspirar para ahogar esos feos pensamientos que surcaban por su mente, en los cuales 'el revoltoso' tenía que enfrentarse solo a todos los Juppon Gatana (incluyéndolo a él) con una espada de bambú; después de todo, el niño no tenía la culpa... aunque culpa de que... no existía culpa de nada allí... simplemente tuvo que admitirlo al final, estaba celoso. Y con este terrible descubrimiento a cuestas; Kamatari y el resto del grupo trabajaron y discutieron sin parar hasta las 6 de la tarde, que era cuando tenían de Historia del Derecho Romano... ¿quién manda poner los curso más aburridos siempre al final del día cuando la gente ya esta con sueño y a punto de dormirse?
**********
Durante la clase de aquella noche de jueves, Kamatari se sentía algo intranquilo; estaba como ansioso sin estar muy seguro del porque; y al avanzar más la noche (eran casi las 10 de la noche) decidió ir por una vez en aquel día hasta su azotea, pensó que sus nervios se relajarían un poco atendiendo a sus pequeños; o por lo menos los que le habían quedado, ya que una parte había migrado poco después de comenzado el fuerte frío otoñal, solo que había sido durante los días que se había encontrado en cama que había comenzado aquello, y por ni ponerlo triste Matt-san no le había nada (ya que fueron Matt y Kate los que le estuvieron cuidando a sus bebes), Kamatari no veía la hora de que volviese el clima cálido para volver a ver a los que se habían ido y recibirlos con los brazos abiertos.
Kamatari decidió por fin subir hasta el tercer piso; subió lento, de manera acompasada tratando de no pensar en demasiadas cosas, recordándose a si mismo que debía revisar las frazadas que cubrían los nidos de sus bebés, aún cuando ya las había revisado a conciencia tan solo unas cuantas horas antes (menos mal que Hime dormía con él en la cabecera de su cama), y Kamatari siguió hasta que las escaleras se terminaron, y al llegar al final se quedó helado en su sitio, estupefacto ante la imponente y a la vez hermosa presencia del hombre que miraba distraído la hacia la luna desde la ventana que estaba justo en el extremo opuesto terminando las escaleras. Kamatari se quedó paralizado observando el semblante algo triste del rubio, quien miraba a la luna como si esta pudiese responder cada una de sus más profundas preguntas, estirando sus dedos hacia esta como si pudiese de alguna manera tocarla aunque fuese solo con la punta de los dedos. Kamatari casi dejó de respirar cuando posó su mirada en la camisa de seda morada que en ese momento lucía aquel dios con cuerpo mortal... y la manera como le quedaba aquel pantalón negro ajustado ... (chibi necesita urgente OXIGENOOOO =^+.+^=)
- "El señor Steven parece muy triste esta noche" - dijo una vocecita ligera por detrás del joven oriental, y al voltear este se encontró con el rostro siempre dulce del pequeño Ryan.
- "¡Ryan-chan!" - susurró Kamatari entre sorprendido y preocupado, sorprendido por encontrar al jovencito a sus espaldas cuando ni siquiera lo había sentido (lo cual no era nada del otro mundo si hemos de ser sinceros =¬.¬=UU), y preocupado al verlo sudando y jadeando en demasía, como si hubiese corrido una maratón. - "¿Estás bien Ryan-chan?"- volvió a susurrar Kamatari al tiempo que extendía una mano para que se sostuviese, porque no parecía poder durar mucho tiempo de pie.
- "No, creo que no... pero es que..." - más el joven no pudo seguir porque le faltó el aire para poder continuar hablando.
- "¡Por Kami-sama pequeño... ¿qué te pasó?"
Ryan miró a Kamatari con una sonrisita en los labios...
- "No mucho señor Kamatari,... es que necesitaba hablar con usted... pero no creí encontrarlo hasta mañana... luego Josh me dejó en el segundo descanso (osea en la saliente de la ventana entre el segundo y tercer piso)... y lo vi pasar... pero estaba tan concentrado en lo que pensaba que no me escuchó... pero de verdad necesito hablar con usted... así que salté hasta el suelo y lo seguí hasta aquí... solo que no le hable antes porque me faltó un poco el aire... pero ya estoy bien."
*¿Bien?*... si era un milagro que el muchacho pudiese decir cuatro palabras juntas sin ahogarse por la falta de aire. Kamatari ayudó al niño a colocarse sobre su pecho para que descansase un poco el peso (según yo misma casi inexistente) y no hiciera de esa manera tanto esfuerzo... y fue entonces que vio en una de las manos del muchachito un cuaderno de dibujo pequeño (digamos tamaño carta, de esos que solo tienen hojas blancas); pero no fue eso lo que llamó su atención en realidad, sino el dibujo casi estaba representado en la página que en aquel momento estaba sobre el resto. Era la representación casi perfecta de cómo Kamatari había visto a Steven hacía tan solo unos momentos antes. Ryan siguió el camino de la mirada de Kamatari y una vez más volvió a sonreír.
- "¿Le gusta?... necesitaba tranquilizarme un poco y casi siempre puedo hacerlo cuando dibujo... por eso es que Josh siempre me deja un cuaderno de dibujo y unos carbones y lápices a la mano... Espero que no se moleste conmigo por haber tomado al señor Steven como modelo... es que se veía tan triste que no pude dejar pasar en momento... ¿quiere este dibujo?"
Ante la última pregunta, Kamatari salió de su aturdimiento, y se negó aludiendo que él no podría recibir algo como aquello, lo cual seguramente tanto trabajo le había costado realizar.
- "Oh, no; no se preocupe señor Kamatari; hice dos dibujos, el señor Steven estuvo así durante mucho tiempo... y usted también." - añadió el niño tan dulcemente como siempre, al tiempo que le enseñaba un dibujo prácticamente idéntico en la hoja anterior del cuaderno de dibujo; a lo cual Kamatari ya no pudo replicar, aceptando el regalo y sintiéndose extraño al recibirlo en sus manos. Entonces el oriental recordó que el muchachito dijo que lo había estado buscando.
- "¿Y para que me buscabas que es tan urgente Ryan-chan?" - preguntó con curiosidad Kamatari, sorprendiéndose al ver de repente los asomos de lágrimas en los tiernos ojos de aquel jovencito.
- "Recuerda... recuerda usted esta mañana señor Kamatari... cuando le dije que no importaba mucho si me recuperaba o no porque al final ... tal vez era mejor que no y que tal vez ... si me moría y..." - pero el niño ya no pudo hablar más porque el cuasi llanto estaba a punto de ahogarlo.
- "Si... si, lo recuerdo bien... fue hoy después de todo... pero no deberías preocuparte tanto por eso, si tu no quieres yo no me voy a sentir mal por ello, es tu decisión después de todo, es tu salud."
- "No, no es eso... es que yo... ahora si quiero ir a ese tratamiento, ¡tengo que!... "- insistió el niño casi al borde de las lágrimas - "... porque si no él... Josh va a..." - el niño estaba de pronto casi a punto de una ataque o algo así; Kamatari se estaba asustando de verdad.
- "Ya, ya... de acuerdo; iremos al barrio japonés la próxima semana, ¿de acuerdo?; además no creo que Josh-san haga nada que te ponga triste Ryan-chan; ¿Qué cosa podría hacer él que pudiese ser tan terrible?"
El niño sorbió un poquito antes de sacar un papel que tenía guardado en uno de sus bolsillos; era un papelito guardado bastante bien escondido, y doblado en un montón de partes.
- "Es que él... en la tarde... esta tarde después de que llegamos al cuarto, él me dijo que porque estaba tan cansado, y yo no supe que decirle... entonces me dijo que debía de cuidarme más... y luego me dijo... que si algo me pasaba... que él no lo soportaría... " - el niño paró un rato para tomar aire, mientras con movimientos delicados se quitaba de manera infructuosa las lágrimas de los ojos, tratando de no mojar la camisa de Kamatari sin lograr su objetivo; mientras que por su parte Kamatari trataba de tranquilizarlo con movimientos lentos. El pequeño continuó - "... entonces... me dio un beso y me dijo que era hora de dormir... y yo me dormí cuando él me abrazó... como siempre... siempre me duermo abrazado a él... pero luego... hubo un ruido y me desperté... pero Josh no se dio cuenta... y yo lo vi, él escribía algo; no se que era y no me importó... hasta que él dijo que así estaba bien... que nunca dejaría que nos separaran... que no podía ni quería vivir sin mi... y esta después... " - y el niño no pudo hablar más, y comenzó a temblar de manera alarmante entre los brazos de Kamatari mientras que estrujaba la nota entre sus débiles dedos....
- "Shhh... de acuerdo; ya todo pasó... ya todo esta bien" - murmuró con preocupación Kamatari, tratando de tranquilizarlo de alguna manera, y entonces fijó su mirada en aquel papel que tanto había alterado a Ryan-chan -" ¿Puedo?" - pregunto entonces el joven japonés, a lo que el niño entre su brazos asintió con un movimiento de cabeza, y Kamatari abrió la nota y la leyó; y al hacerlo la sangre que circulaba por sus venas casi se heló.
"Yo Joshua Hiking dejó en la presente mis últimos deseos, los cuales espero sean cumplidos por la persona que encuentre esta carta.
La razón de mi deceso no se debe a causas naturales, es cierto; pero tampoco se debe de culpar a un tercero; yo mismo fui causante de mi propia muerte y mi primer deseo es que así sea dado a conocer.
Mi segundo deseo radica en el hecho de que también quiero que sean dadas a conocer las razones de mis actos; y estas se resumen en una sola; cuyo nombre es Ryan Merrel, junto a quien seguramente habré sido hallado. Si esta carta esta siendo leída es porque él, la única razón de mi vida falleció; así es, Ryan es la persona a quien más amé durante mi vida, y deseo que sea esto conocido, pues su muerte es la causa de mi muerte, pues sin él para mi la vida no existe en realidad. Amarlo fue algo que decidí desde que lo vi, y vivir a su lado aún sabiendo que tarde o temprano, más temprano que tarde, su vida acabaría fue algo que acepté. No pretendo que entiendan el hecho de un hombre que amó a otro hombre, pero si el de una persona que amó a otra persona.
Y aquí es donde doy a conocer mi último y tercer deseo; porque así como lo amé y prometí estar con él hasta el día de su muerte; también le prometí estar con la persona que amara después de su muerte y pienso cumplirlo; así que pido por favor que sea avisado a nuestras respectivas familias de nuestros decesos, y del hecho de que seremos enterrados juntos en la misma tumba, y compartiremos el mismo lecho por el resto de la eternidad.
Doy gracias a aquel o aquella que lea esta carta y cumpla los últimos deseos de alguien que a pasado hacia la otra vida, donde deseo de corazón seguir al lado de aquel quien es dueño de mi corazón.
Sin más que decir quedo de usted profundamente agradecido.
Atentamente
Joshua Hiking"
Kamatari se encontraba estupefacto ante lo que acababa de leer; por un lado no podía creer que existiese alguien capaz de cometer una locura semejante; por el otro lado se sentía algo celoso por el hecho de que aquel pequeño fuese el dueño de aquel corazón que cometiese semejante locura pero por un completo, puro e incondicional amor. Pero luego de pensar en aquello entendió por fin la magnitud de lo que de pronto tenía entre su manos... se trataba de una vida. Volteó en ese momento a ver al pequeño que se encontraba protegido entre sus brazos y su pecho, y pensó en el ahora enorme peso que se cernía sobre sus frágiles hombros.
- "Señor Kamatari..." - dijo entonces la débil vocesita - "... ya no me puedo morir."
Kamatari reconfortó lo mejor que pudo al pequeño; y sin pensar en nada más lo alzó en vilo y lo llevó camino al primer piso, para llevarlo a su habitación y asegurarse de que su tranquilizase un poco, mientras tanto repetía una y otra vez que todo iba a estar bien.
- "Shhh... ya.. tranquilo; vas a ver que la próxima semana nos vamos al barrio japonés y comenzamos con tu tratamiento... todo va a estar bien... ya, ya... shhh."
Mientras tanto, de no muy lejos; Steven pronto se había percatado de la presencia de ambos jóvenes, y debió de admitir que casi muere de celos al ver a su ángel abrazando a otro hombre... y sin embargo al ver la escena un poco más detenidamente pudo observar que más que otra cosa, parecía que su ángel estaba confortando al muchacho más joven que tenía entre sus brazos... y al escuchar algo de lo que dijeron ambos al final... *¿Qué ya no se puede morir?... ¿Tratamiento en el barrio japonés?...* algo muy raro estaba pasando allí; y él necesitaba saber de que se trataba; sobre todo, debía de admitirlo, ... por que los celos lo estaban matando.
**********
El viernes amaneció temprano coma siempre; y Kamatari hizo su rutina de cada mañana, ahora habitual, de darle 2 vueltas completas al campus. Había en definitiva, llegado consigo mismo a la conclusión, de que hacerlo era un gran alivio, (siempre y cuando no se acercase al gimnasio... pro que si no...).
Al volver a su habitación procedió a bañarse y cambiarse; y antes de despertar a Matt para ir a clases, Kamatari se detuvo un momento y tomó su preciado diario un momento. Tan solo la noche anterior le había hecho una adición importante. Lo abrió en la última página, y pudo observar el dibujo que Ryan-chan le había regalada anoche (y él había pegado en la parte interna de la contraportada)... el cual presentaba ahora algunas ligeras modificaciones... ahora habían pequeños pétalos de cerezo cayendo por afuera de la ventana, y Kamatari sintió por esto a aquel hombre un poco más cercano a su hogar que ninguna otra cosa en aquel país... pero claro era imposible, Steven y Japón no tenían nada que ver el uno con el otro. Kamatari sonrió ligeramente al recordar como había mencionado los pétalos por decir cualquier cosa que alejara un poco los problemas de la mente del muchachito... y al parecer lo había logrado, al final de haberle preguntado de todo acerca de lo cerezos (forma, tamaño, color, textura, olor, y un gran etc...), el niño pronto dijo que era una planta muy emocionante, que iba a averiguar un poco más sobre ella y sobre otras cosas del Japón... y diciendo aquello adicionó los pétalos al dibujo, y luego se durmió apaciblemente, luego de quedar con Kamatari para ir el viernes de la próxima semana al barrio japonés... Kamatari suspiró; cerró con delicadeza su diario y luego levantó a Matt-san. Otro día de clases había comenzado.
Pero fue un día de clases que se pasó volando, y a las doce del día, Kamatari estaba listo para su gran día de compras. Pronto el grupo se reunió levando cada uno una gran canasta de mimbre para lo que comprasen, y todos se pusieron en camino al mercado. Tomaron un camino corto, pues habías decidido ir a pie; y mientras lo hacían conversaron y rieron entre los 5 como hacía mucho ninguno de ellos lo hacía, e incluso la tímida Mallory se unió en más de una ocasión a las risas soltándose un poquito de esa manera.
Al llegar a su destino cada grupo se separó con una lista de cosas que debían de tratar de conseguir para ese mismo día... o de lo contrario lo comprarían la semana siguiente (aunque Kamatari ya había avisado que él tenía planes para ese día).
Kamatari y Kate se paseaban animados entre todos los puestos, mirando precios y cosas hermosas que aunque no tenían razón de ser compradas, pues era bonito imaginarse comprándolas... Kate soñó con unos hermosos vestidos que vio en un aparador, y la manera en la que seguramente Matt se quedaría babeando por ella si la viera en ellos; Kamatari no pudo dejar de admirar una preciosa daga con mango de marfil, pero la verdad era que su precio era casi ... imposible de pagar para él. Siguieron observando mientras buscaban los listones de colores rosa y blanco perlado que habían decidido poner en la decoración; así como la tela para los manteles que iban a preparar las chicas del club de bordado.
Caminaron y caminaron hasta que en un puesto encontraron el color perfecto de perlas de fantasía que iban a ser parte del decorado de los centros de mesa que el club de joyería de fantasía había ideado en conjunto con el club de cerámica en frío; y estaban tratando de elegir el tamaño que fuera con la bolita que les habían dibujado en el papel, cuando una voz familiar se escuchó a espaldas de ambos, pero al voltear solo vieron el otro negocio que estaba justo al frente de donde estaba, y tras un poco más de atención se dieron cuenta que dicha voz provenía desde detrás del mencionado puesto.
- "¡Pero mi querida señora!; ¿En serio me va a hacer cargar todo eso a mi solito hasta el campus?.. pues en ese caso tendrá usted que pagar la cuenta del médico." - Steven parecía de muy buen humor, y dicho estado de ánimo fue aún más evidenciado por la risa cristalina que emitió segundo después de su comentario.
- "En definitiva no hay nada mejor que cuando tú me acompañas a hacer las compras mi niño... me he estado aburriendo mucho sin ti estos días que he venido a comprar sola... solo te perdono por que se que estás sacando ahora muy buenas notas; por que si no....; así que creo que te salvas de llevar todas las compras 'tú solito' hasta mi cocina... creo que por esta vez buscaremos a alguien más para que las lleve" - y la voz femenina que acompañaba a Steven también rió con ganas.
Tanto Kamatari como Kate reconocieron la alegre y ruidosa voz femenina; era sin duda la señora Garret, la encargada del comedor de la universidad. Una señora ya mayor, morena y algo regordeta; la cual trataba a todos como si fuesen sus hijos, y llamaba a todos sus niños (sin importarle mucho si lo fueran o no... incluso un par de profesores caían bajo esta descripción). Era muy buena, y caía bien a todos; y aún cuando era un poco tosca para hablar, siempre tenía el consejo indicado para cada ocasión... y por esto y muchos otros motivos, más de uno había tomado a la gentil dama como una madre adoptiva en aquel enorme campus (según ella tenía espacio para todos... más de una vez se le escuchaba decir que luego de haber soltado 3 hijos fuertes y productivos en el mundo, tenía espacio para unos mil más por cada uno de los suyos... y parecía decir la verdad).
Kamatari y Kate se quedaron quietos en su sitio para poder escuchar lo que estaba sucediendo al otro lado de la barrera de puestos de comerciantes, la cual los estaba separando de las dos personas que en aquel momento conversaban tan jovialmente.
- "Y entonces mi niño... ¿Me vas a decir por qué traes esa cara de bobo que no te había visto antes?... ¿No serán ciertos los rumores que he escuchado por allí?." - se escuchó decir en tono pícaro a la señora.
Cuando Steven miró de frente a la buena señora, pudo notar su mirada inquisitiva; como siempre su 'Mamá Garret' sabía más de lo que aparentaba.
- "Bueeeeeenoooo... no sé... depende... ¿Qué es exactamente lo que ha escuchado por allí?".
- "Aaaaa!, no te hagas el santo mi niño, que no te cae para nada ese papel conmigo; te conozco demasiado bien. Entonces; ¿es cierto que estás enamorado de ese pequeño que vino de Japón?. Y no me vengas con tratar de negarlo que ya te lo dije, yo te conozco bien... conozco tus gustos; pero de allí a que estés enamorado de verdad. Bueno, eso es algo que quiero que tu mismo me confirmes en mi presencia."
Steven observó a la dama que tenía en frente... de verdad que no la podía engañar; por eso nunca había pensado siquiera en hacerlo. ¿Para qué?.
- "Bueno; creo que si estoy enamorado."
- "¿Crees?; mi niño, en este tipo de cosas o estas o no estas enamorado... pero eso de creer, eso de estar a medias; eso no sirve para nada."
- "Bueno... entonces si estoy enamorado; ¡Tengo que estarlo!, quiero decir, jamás había sentido nada como esto, tal vez por eso dudo a veces... pero son muy pocas las veces que dudo. Aunque me gustaría que alguien me dijera lo que es en realidad estar enamorado... " - terminó de decir el rubio con algo de preocupación, como si aquello fuese lo más importante en su vida (y la verdad era que si era lo más importante de su vida).
- "A ver..."- dijo entonces la amable señora con tono bonachón - "¿Por qué entonces no le dices a esta vieja que es lo que sientes?... tal vez algo de mi sabiduría te ayude a despejar un poco tus dudas... no en vano he vivido tantos siglos, eh?" - terminó de decir la mujer de manera pícara.
Steven sonrió... lo último que pensaría de aquella buena dama era el considerarla una vieja.
- "Bueno... " - comenzó Steven de manera un poco insegura- "A veces no tengo una precisión total acerca de lo que siento... pero intentaré describir mis sentimientos ... veamos... pues a veces, a veces ... cuando estoy junto a él... no puedo quitarle los ojos de encima... me parece tan bonito, incluso es difícil mantener mis manos alejadas de él y con mucho esfuerzo."
La buena mujer negó de pronto con la cabeza, e indicó con voz algo apagada...
- "Pequeño, eso no es amor; eso es lujuria...; ¿algo más?"
El corazón de Steven de pronto se fue por los suelos; pero aún habían muchas cosas más que sentía cuando tenía a Kamatari delante suyo, así que continuó...
- "Pues; también cuando lo veo... cuando esta frente a mi, siento que el corazón me da un gran salto en medio del pecho..."
Nuevamente, la señora Garret volvió a menear la cabeza, y con un tono divertido expresó...
- "Pues lamento comunicarte que eso no es amor mi niño... eso es pasión."
Bueno; sentir pasión no era tan malo, pero no era amor, y el corazón de Steven estaba cruzando la barrera del suelo y se dirigía justo al más profundo de los infiernos... otra cosa.
- "Hmmm, cuando estoy a su lado, pues me siento como más seguro..."
- "Eso es confianza."
- "Y cuando lo veo cometer algún error... pues no me importa; no digo nada para no verlo triste..."
- "Y eso... es amistad"
Ahora si, el corazón de Steven se sentía por completo desvalido... y él que creía que había estado enamorado; ahora resulta que se había equivocado. Steven de pronto tenía la mirada triste y el ánimo caído. Entonces las siguientes palabras salieron de sus labios.
- "¡Vaya!, y yo idiota que pensé que estaba enamorado; y lo peor es que aún lo pienso... pero no tengo derecho a cortejarlo si no es así, cierto?. ¿Sabe que mamá Garret?; debe ser porque jamás sentí con otra persona lo que he sentido con él. Cuando lo he visto triste por alguna razón, he sentido que mi corazón lloraba; las veces que sus ojos han mirado los míos podía sentir que él podía tocar mi alma... tanto así que incluso dolía; cuando estoy con él no extraño demasiado el resto de las cosas sin las que antes creía que no podía vivir; y cuando no lo veo, aunque sea por solo un minuto, me siento triste y desolado; incluso llegué a sentir que por él podría dar mi vida, e incluso mi muerte si fuese necesario. ¿No es absurdo?" - preguntó el chico rubio con un dejo de burla para consigo mismo.
La buena señora lo observó; y con una sonrisa genuina pintada en los labios dijo alegre...
- "Yo creo que no; por que si es así, ¡felicidades mi niño!... tú estás enamorado. Y es mejor así, porque un amor sin amistad y confianza; no vale de mucho al fin de cuentas... y sin un toque de lujuria y pasión, al final resulta muy aburrido. Bien, vamos que aún nos faltan un montón de cosas para los almuerzos de toda la semana; mira que todavía tenemos que visitar muchos más lugares donde dejar nuestras listas de pedidos, o los chicos se quedaran sin buenos almuerzos... así que quita esa sonrisita idiota y comienza a mover el trasero que no tenemos todo el día."
- "S- si!!!, expresó el rubio con entusiasmo, tras lo cual le ofreció alegre su brazo a la buena señora, y se fue junto a ella en su recorrido de compras acostumbrado.
Mientras tanto al otro lado de la barrera de puestos; Kate abrazaba a un consternado Kamatari, quien no estaba muy seguro de si reír o llorar ante lo que acababa de escuchar; y sin embargo mientras sus emociones decidían por él, se echó a llorar como un niño aún entre los brazos de su amiga; pues ahora si, más que nunca... no sabía que hacer.
**********
El sábado había sido un día algo atareado para Kamatari durante la mañana, pues no solo había tenido sus clases regulares de la mañana, sino que también había asistido a dos clases recuperatorias... por lo que había terminado a las 6 de la tarde al final; y se moría de hambre, pues en el receso de las 4 de la tarde había ido a ayudar a Matt-san a vestirse para ir a la ópera con Kate-san; y encima de todo había quedado en ir a trabajar con Steven-san luego de las clases... ¿Se molestaría este si le pidiera un poco de tiempo para buscar algo de comer?... seguro que no, pero no sería muy justo dejarlo esperando; además... Kamatari sentía la necesidad de... estar junto a él.
Cuando Kamatari llegó donde Steven con sus cuadernos y apuntes; lo hizo todo agitado por la carrera que había efectuado desde la facultad hasta su habitación, y de allí hasta el tercer piso; tocó a la puerta cansado y cuando la puerta fue abierta todavía respiraba pesadamente. Rápidamente Steven le preparó una taza de té bien caliente pues lo vio temblar un poco, y Kamatari agradeció el gesto por que por lo menos así llenaría un poco el hueco que tenía en el estomago por la falta de almuerza; más esto no resultó del todo porque cuando se estaba tomando el té su estomago lo traicionó sonando de manera estrepitosa, logrando que el japonés se pusiera rojo de pies a cabeza.
- "¿Has almorzado?" - le preguntó Steven con el ceño fruncido, a lo que con el rubor aún visible en sus mejillas Kamatari negó con la cabeza.
Kamatari pudo escuchar como Steven se quejaba mientras se ponía de pie, y un par de minutos después estaba al parecer picando algo en su pequeña cocinita, y luego un delicioso olor inundó los sentidos del muchacho, haciendo que los ruidos de su estomago volvieran aún con más fuerza. No pasó mucho tiempo antes de que un plato de puré, huevos estrellados y tocino frito se colocara frente a los ojos del muchacho.
- "Primero comes y luego comenzamos a trabajar"- sentenció Steven increíblemente serio, tanto que en lo último que pensó Kamatari fue en contradecirlo; además del hecho de que se estaba muriendo de hambre; así que Kamatari comió con gusto lo que le habían servido, tan concentrado en ese momento en la comida que no se percató de las mirada soñadora que Steven mantuvo sobre su ser durante todo aquel tiempo. Luego ambos comenzaron a 'trabajar'.
Llevaban ya casi dos horas sentados haciendo resúmenes para el trabajo; pero en realidad ninguno de los dos estaba muy atento a lo que estaba haciendo en realidad, sino que más bien cada quien estaba más al pendiente de la persona a su costado que de cualquier otra cosa.
Kamatari había notado una que otra mirada color cielo posada sobre él; y se preguntó si no estaba imaginando cosas... también pudo notar que Steven estaba como alejado de la realidad por ratos, durante los cuales se quedaba viendo a la nada, ensimismado en sus pensamientos.
- "Steven-san... "
- "Hmmm?" - preguntó el joven de manera disimuladamente distraída, preguntándose a su vez si Kamatari se había dado cuentas de las miradas que no había podido evitar posar sobre él.
- "¿En que estás pensando tan detenidamente desde hace tanto rato?" - la pregunta de Kamatari fue directa, tal vez demasiado... sobre todo por la mirada que mando directo a sus ojos.
Steven se quedó algo shockeado por esto, y sin evitarlo, sin siquiera pensar en lo que decía, tan solo respondió...
- "En lo mucho que me gustaría besarte en este momento"- más casi de inmediato lamentó haber dicho aquello; ahora de seguro su ángel se molestaría con él y se iría, y Steven había soñado con por lo menos disfrutar de la compañía de este durante las horas de trabajo.
Los segundos pasaron de manera irremediable, casi parecieron una eternidad; y Kamatari no decía palabra alguna, Steven se estaba a punto de volver loco. Fue entonces en el momento crítico cuando escuchó que el joven oriental decía casi... 'casi'... de manera natural...
- "De acuerdo".
*¿De acuerdo?* - Steven estaba a punto de preguntarse a sí mismo acerca de su propia salud mental, pues creyó estar escuchando lo que no se dijo nunca; y de manera inconsciente repitió lo que había escuchado.
- "¿De acuerdo?".
- "Aja... es solo un beso, ¿verdad?; no creo que un beso sea algo tan terrible"
Steven estaba tratando de calmar un poco su pulso, el cual ya amenazaba con salirse por completo de control y llevarlo directo a un ataque de taquicardia. Y para ser sinceros, no era el único. Sin importar cuan calmado pareciera Kamatari, la verdad era que temblaba más que una hoja por dentro. Prácticamente estaba dando pie para que Steven lo tomara, y es que sabía muy bien que si el hombre que tenía delante lo besaba, no se quedarían solo en un inocente beso los sucesos que ocurriesen esa noche, y no por la culpa de Steven exactamente; los deseos reprimidos eran ya demasiado fuertes... por ambas partes; eso era algo de lo que Kamatari estaba 100% seguro; si Steven lo besaba, ambos terminarían en la cama, y Kamatari lo estaba aceptando. Había sido ya demasiado lo que había pasado, demasiado lo que había pensado; y si tenía una oportunidad de probar el amor, aún cuando este no estuviese completo, aún cuando lo más probable fuese salir de aquella posible relación con el corazón hecho pedazos... ahora lo entendía, todos tenían razón, debía de darle a su corazón la oportunidad de sentir, de amar y ser amado, aún cuando fuese una sola vez; no quería morir y llegar al otro mundo sin haber sentido nunca una caricia bien recibida por alguien a quien pudiese llamar amor; y teniendo en cuenta todo lo que Steven le había demostrado, ese era el momento en el cual podía llamar 'amor' a Steven, y mientras durara sería 'su' Steven... Mientras durara, ¿qué oportunidades tenía de estar con un hombre que tenía ya tanto camino recorrido, tanta vida vivida?... ¿Quién era Kamatari Honjo para pretender a alguien como Steven Wildfire?, ¿Un hombre de mundo? ... nadie tal vez, pero debía intentarlo, estaba tomando una decisión y aceptaba los riesgos... *Juro que no me enamoraré demasiado... Juro que intentaré no ilusionarme con él... que lo dejaré volar libre cuando decida ya no seguir a mi lado...*
Kamatari volvió a fijar su vista en Steven una vez más, pues la había bajado para evitar que este notara su turbación; fue entonces que pudo reconocer la pregunta pintada en los ojos del rubio... *¿Me aceptas?*... y respondió de la misma forma en la que la pregunta fue formulada, su mirada expresó aquello que a Steven le costaba aceptar, pero que rogaba que fuese cierto... *Te acepto*.
- "S- solo un beso... lo juro"
- "De acuerdo" - murmuró el joven de cabellos más oscuros.
Y Steven se acercó de manera lenta, y posó sus labios tan suavemente que lo único que sintió Kamatari al principio fue el roce de las alas de una mariposa en ellos; más fue pronto cuando el beso se profundizó, ambos podían sentir como si se fundieran en un solo ser; sus alientos mezclados, el sabor de cada uno mezclado con el otro. El beso duró casi toda una vida, y sin embargo pareció demasiado corto cuando terminó; y los segundos que pasaron antes de que Steven volviese a tomar posesión de los labios del hombre frente a él parecieron una eternidad.
Pronto el besarse no pareció ser suficiente para el rubio, y la imperiosa necesidad de descubrir al otro con exigentes caricias fue inevitable; atrás quedaron las notas y libros, los cuadernos y plumas y tinta; y una suave melodía comenzó a oírse en el lugar cuando Steven tumbó a Kamatari sobre el sofá, colocándose justo encima de él; y mientras besaba exigente los ya hinchados labios, las notas de "Iris" inundaban el ambiente. Sosteniendo su propio peso sobre sus piernas flexionadas y apoyadas sobre el sofá, una a cada lado de las caderas de la delicada figura de su ángel; Steven comenzó a exigir aún más de este, acariciando sobre el saco y la camisa, pronto bajo estos y directamente sobre la piel; la pasión dentro de su ser estaba por completo fuera de control.
Kamatari tuvo que hacer un gran esfuerzo para no comenzar a gemir de manera descontrolada cuando Steven partió el beso y deslizó sus labios hasta el lóbulo de una de sus orejas; el chico se estaba, literalmente, muriendo de miedo... miedo por aceptar lo que estaba a punto de pasar, miedo por sentir de aquella manera que estaba nublando por completo su lucidez... miedo de que el hombre que ahora se deleitaba con su cuello despertara de aquel encanto al sentir sus gemidos, que lo rechazara al darse cuenta de que era lo que estaba a punto de suceder... Kamatari lo sabía, Steven había decidido no volver a tomarlo... no volver a lastimarlo; pero el joven oriental no podía pensar en otra manera de darle a entender directamente lo que estaba sintiendo, porque el mismo Kamatari no lo entendía... y de pronto pudo sentir claramente como el rubio abrió su camisa entre caricias, con manos y dientes; y un gemido largo y profundo salió de su garganta al sentir la exigente boca posarse sobre su tetilla derecha y succionar de manera fuerte y a la vez delicada... todo pensamiento se esfumó de ambas mentes, solo existía el momento... el ahora.
Steven estaba por completo fuera de sí; una vez más, más que cualquier otra vez. Tocar ya no era suficiente; el espacio entre la boca y el cuello de su amante ya no era suficiente, él necesitaba más, mucho más. Casi sin pensarlo, comenzó a desabrochar la camisa del joven debajo suyo, y sus labios pronto descubrieron la pequeña tetilla endurecida... tan sonrojada... tan caliente... tan irresistible; y no pudo pensar en otra cosa que sentirla, saborearla... tomarlo todo; lo necesitaba todo. Trazó un camino de besos y lamidas hacia su objetivo, y sintió la corriente casi eléctrica que recorrió el cuerpo de su amante bajo sus labios; fue entonces que un momento de lucidez pasó por su mente... algo no estaba bien; pero de pronto un sonido ahogado... un gemido se dejó oír, y sus sentidos reaccionaron de manera casi instantánea... el quería oír más, necesitaba escuchar mucho más... y la oportunidad se dio al sentir una mano sobre su cabeza, unos dedos enredándose en sus cabellos que le exigían que no se detuviera en su tarea, que siguiera adelante con su cometido; y pronto olvido todo y continuó con la tarea que sus deseos le obligaban a cumplir. Lamió cada milímetro de aquel pecho, pasando de una tetilla a otra, torturando sin piedad a aquella piel temblorosa... pero aún así no fue suficiente... él necesitaba mucho más... más la barrera de unos pantalones cerrados se interpuso en su camino... barrera que pronto fue superada por su deseo y su pasión... y por las ganas de escuchar aquellos gemidos que le decían que su pareja recibía tanto placer como el que él mismo estaba obteniendo... oh, si!... aquello era por sobre todo lo más importante, darle placer a su pequeño amor. Fue entonces que su cuerpo y deseo pararon en seco, cuando frente a él se extendió el sexo de aquel muchacho precioso en todo su esplendor... Oh, Dios!; su ángel estaba tan excitado... tan hermosamente excitado. Steven de pronto supo lo que tenía que hacer... y lo hizo, y mientras caía de rodillas al suelo, sacaba de un tirón el pantalón de su amante.
Kamatari no podía creer todo lo que sentía, su cuerpo se movía por voluntad propia ante las insistentes caricias de los labios y manos de Steven; los gemidos salían de su garganta ya entrecortados, ya extensos; obligando a su cuerpo a agitarse, a sus manos a pedir más al enredarse sobre aquel cabello de oro. Pero lo indescriptible llegó al sentir por primera vez aquel toque intimo que lo obligó a arquearse por completo bajo un mar de puro placer y excitación; cuando sintió aquellos labios firmes cerrarse de manera posesiva sobre su propia masculinidad. De pronto la boca de Steven se cerró sobre su miembro, y Kamatari gritó como nunca pensó hacerlo; y en un acto involuntario abrió las piernas ante su amante, dejándose por completo al deseo del otro. Y más aún llegó cuando Steven comenzó a mover de manera rítmica su cabeza, haciendo que el cuerpo de Kamatari comenzara a moverse en la antigua danza que ya una vez había experimentado con aquella misma persona.
Steven se amamantaba de aquel miembro con sumo placer; era extraño, solo una vez había hecho aquello anteriormente, y lo único que podía recordar de la experiencia fue que no le agradó del todo, que incluso se había prometido a sí mismo no volver a hacerlo; y sin embargo ahora, no podía pensar en forma mejor de saborear a su pequeño amante... lo necesitaba todo, absolutamente todo. Pudo sentir como el miembro delicado de su pequeña joya de Oriente se hinchaba bajo la exigencia de sus caricias... y aquellos gemidos; oh, cielos!... en realidad se estaba excitando; y de pronto sus pantalones parecían demasiado apretados en ese momento. Casi con desesperación, Steven hurgó a tientas su propia ropa, hasta encontrar en botón y cierres correctos, y con la mayor de las urgencias liberó de manera rápida su propio miembro, empezando a masturbarse a sí mismo casi de inmediato, tratando de sentir algo alivio ante aquella situación; y entonces sus mismos actos lo llevaron a lamer y chupar aquel dulce manjar aún de una manera más exigente. Fue entonces que lo sintió, sintió como el miembro de su amante precioso explotó en su boca, y el sabor de aquel dulce se extendía en su interior... y Steven tomó, lo tomó absolutamente todo, y liberó el miembro de su aprisionamiento solo para lamerlo por completo, lamer cada centímetro de este... la punta, el cuello... los testículos, y seguir la dulce ruta, esta lo llevó hasta aquel pequeño orificio en el que Steven no pudo evitar la tentación de meter un dedo, y luego otro más... pudo sentir a Kamatari tensarse sobre él con aquella intromisión, puedo sentir como sus dejos eran apresados dentro de aquel dulce cuerpo. Steven se estaba volviendo realmente loco de placer, y manteniendo las piernas de Kamatari abiertas sobre sus hombros, acercó sus labios hasta aquel orificio, el cual comenzó a lamer con urgencia, introduciendo alguna que otra vez su lengua dentro, al tiempo que movía los dedos en aquel mismo interior, donde cada vez se hacía más fácil el ingreso... Steven introdujo un dedo más.
Kamatari prácticamente se dobló en dos al arquearse sobre el sofá... jamás había sentido nada como aquello. Sus gritos eran cada vez más fuertes, y el aire ya amenazaba con abandonar sus pulmones por completo. Una de las manos que tenía posada sobre la cabeza del rubio se aferró con fuerza al sofá, justo a sus espaldas... el dolor producido por el deseo era demasiado, y él ya no sabía siquiera de que manera moverse para apaciguarlo... podía sentirlo, estaba a punto de correrse una vez más, la segunda vez esa noche... una nueva convulsión llegó hasta su cuerpo... y él que estaba al filo del sofá terminó de caer de este por completo... encontrándose de pronto frente a frente con aquella mirada azul cielo, sintiendo entonces su propio sabor en los labios.
Steven se sentía en medio del paraíso... acariciando de aquella manera tan íntima a su querido, saboreándolo en su totalidad... entonces lo sintió... era la convulsión más grande que su niño había tenido en toda la noche, el grito fue deliciosamente ensordecedor; y entonces Kamatari cayó sobre su cuerpo... las piernas del oriental alrededor suyo, ambos rostros a la misma altura, y Steven no pudo evitarlo... simplemente lo besó. Fue un beso ardiente, afiebrado, tal y como ambos estaban en aquellos momentos; y Steven pudo sentir a su pequeño moviéndose encima suyo, llamándolo a unirse con él... ambos sexos acariciándose el uno al otro... y Steven una vez más no pudo evitarlo.
Muy despacio separó sus labios de los de su niño, y lo miró a los ojos mientras con una mano alzaba el desnudo trasero y con la otra preparaba su propio miembro en el camino que estaba a punto de seguir; y son un suspiro ahogado de parte de su amante, sintió como entraba por aquella apretada fisura de manera lenta, y no pudo suspirar de placer al sentirse dentro de aquella calidez una vez más.
Steven necesitaba creer, necesitaba saber que aquello no era un sueño; y con un abrazo posesivo, se aferró al cuerpo tembloroso y húmedo de su amante, atrayéndolo hacia él mismo mientras disfrutaba del hecho de encontrarse dentro una vez más... y entonces de sus labios escaparon las palabras que tanto tiempo había tenido guardadas y que clamaban ser dichas a gritos, pero solo pudo susurrarlas...
- "Te amo"
Y fue entonces que comenzó a moverse, e incitó a su pareja a seguir el mismo ritmo que él; ritmo que aumentó de a pocos; hasta llegar a niveles por completo fuera de control para ambos. Steven experimentó una vez más la dicha de poseer aquel cuerpo, ahora afiebrado por la pasión, que nuevamente lo llevaba entre las puertas del paraíso y las más ardientes llamas del infierno. El vaivén era cada vez más rápido, cada vez más exigente... y el rubio supo que no resistiría demasiado tiempo; pero como siempre la necesidad de darle placer a su pareja antes que a él mismo estaba presente; así que a pesar de la locura de su excitación, buscaba tocar el punto interior que mayor placer le diera a su amante, y la verdad parecía estarlo logrando.
Kamatari gemía y lloraba de puro placer, mientras que entre palabras entrecortados pudo escucharse decir a sí mismo un par de veces... "Motto... motto (más... más)"; se sentía perdido en ese instante, y a la vez seguro al estar protegido por los brazos del rubio en aquel momento. Fue entonces que lo sintió, pudo sentir aquella corriente una vez más... no se había corrido por segunda vez cuando cayó sobre las piernas del rubio, el momento parecía haberse extendido un poco más, al parecer justo hasta ese momento. Sin percatarse de sus actos, Kamatari mordió el hombro de Steven, probando de esta manera el sabor de la tela que lo cubría... y en aquel momento sucedió, pudo sentir la corriente volando por su cuerpo y miembro una vez más; y de manera casi simultánea pudo sentir al rubio explotando en su interior, y el grito ahogado del hombre que lo estaba poseyendo inundar el ambiente... todo había terminado.
Steven cayó de espaldas de lleno sobre la alfombra, arrastrando al oriental consigo en la caída, aún abrazados con fuerza los dos. Las respiraciones de ambos eran rápidas e irregulares, pero poco a poco se fueron tranquilizando; y Steven que aún se encontraba dentro de su amante, se movió con cuidado saliendo de aquel húmedo interior. Los minutos pasaron y ninguno se movió de su posición, más las respiraciones por fin volvieron a sus niveles de normalidad; fue entonces que ambos tomaron conciencia por fin de lo que había sucedido.
*Oh, Dios!.... OH, POR DIOS!!!!... ¡QUE HE HECHO!... me va a odiar; ahora mismo se ira de mi lado para siempre... ¡¡¡Yo solo dije un beso!!!... y después... ¡¿Cómo pude ser tan increíblemente estúpido?!.* - pensaba Steven con el corazón estrujado por el miedo de perder al objeto de su amor, con lo cual inconscientemente lo abrazó de manera posesiva contra él, mientras que las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos color cielo.
Kamatari también se había tranquilizado, y ahora podía sentir perfectamente todos y cada uno de los movimientos del hombre debajo suyo, y los cambios de humor, y la tensión de sus músculos; y ante el fuerte y posesivo abrazo casi podía sentir cuales eran los rumbos que tomaban los pensamientos del rubio. Tomó aire antes de comenzar a separarse del abrazo del rubio, y pudo sentirlo tensarse aún más por este hecho; Kamatari terminó de deshacerse del abrazo, pero yació a un costado del otro hombre, comenzando a preguntarse si lo que hizo fue lo correcto.
Steven observó casi con terror al joven oriental posarse a un costado; con la mirada esquiva, perdida en algún lugar entre ambos cuerpos. Steven tuvo miedo, mucho miedo en realidad; pero no podía dejarlo irse así, no de esa manera; simplemente no quería perderlo. Con movimientos toscos y temblorosos trató de levantarse un poco sobre su propia posición; y con voz insegura murmuró un ...
- "Lo- lo siento.... yo... yo...."- pero no se le ocurría absolutamente nada que decir al respecto de lo que había sucedido, simplemente había sido algo que sucedió... y no tenía, por primera vez, ninguna explicación para sus propios actos; más las palabras que escuchó salir de los labios del oriental lo dejaron helado, era lo último que esperaba escuchar.
- "Debes pensar que soy un cualquiera... un chico fácil... No te culparía si no quisieses volver a verme."
Y así era como pensaba Kamatari, de pronto se sentía sucio y fácil; era cierto que en un primer momento creyó que aquella era la forma, pero ahora sentía que si el rubio llegaba a pensar en él como en un chico fácil tendría toda la razón.
- "N- no!... yo jamás... tú no eres... ¡¿Cómo puedes decir eso?!... " - Steven se acercó a Kamatari un poco más, lo suficiente para tomar su rostro y poner frente a frente las miradas.- "...tú... eres la persona más maravillosa, más... derecha... honesta... y hermosa que conozco... , y además, si alguien tuvo aquí la culpa... ese fui yo."
Kamatari lo observó, pudo ver el sentimiento en aquellos ojos celestes, y algo se movió en su interior; y fuerzas le faltaron para decir...
- "No; yo... yo también soy culpable... yo también permití que esto sucediese... yo... yo también lo deseaba." - terminó de decir Kamatari con las mejillas rojas de pura vergüenza; y al alzar la mirada pudo observar aquella extraña luz en los ojos del rubio.
- "T- tú... ¿Tú también... lo querías?"- era difícil para Steven contener su emoción.
Kamatari asintió con la cabeza, las mejillas aún encendidas; y desviando la mirada hizo un movimiento para levantarse, al tiempo que se abrochaba torpemente su camisa húmeda de sudor, y buscaba con la mirada su pantalón seguramente tirado por allí en algún lugar del suelo.
- "¡¿Qué haces?!- preguntó Steven casi con terror al ver lo que el otro joven hacía.
- "Creo que lo mejor... será que me vaya. Yo... no quisiera molestarte más..." - pero no pudo terminar su frase debido a que fue arrastrado y envuelto en un fuerte abraza.
- "No te vayas" - suplicó el rubio con la voz en un hilo- "Te lo suplico... quédate conmigo esta noche"... *quédate conmigo para siempre*- suplicó el rubio de manera mental.
Kamatari se encontraba tenso bajo el abrazo del rubio; más de a pocos se obligó a si mismo a tranquilizarse... y con un murmullo casi inaudible aceptó quedarse en aquella habitación; tras lo cual el rubio se movió lentamente hasta que ambos rostros quedaron uno frente al otro...
- "¿E- en serio?"
- "Hai"
Steven sonrió; y tomó aire y fuerzas para hacer la pregunta que ya no podía soportar en su interior... necesitaba saberlo, necesitaba estar seguro de que aquello no sería solo algo de una noche...
- "¿Y... tu... te quedarías por más tiempo... si yo te lo pidiese?"
Kamatari aspiró hondo... antes de volver a responder... "Hai" una vez más; haciendo que el suspiro que soltara Steven de alivio fuese tan grande que no pudo evitar sonreír ante la mueca que hizo.
- "¿Entonces... significa eso que tu... y yo... somos... novios?"- esta última pregunta Steven la hizo con sumo cuidado; como si de aquello dependiese su vida entera (y a su entender así era)
Kamatari lo observó una vez más; los ojos puestos en el otro; las respiraciones contenidas... y luego de lo que pareció un tiempo tan largo como la eternidad... Kamatari simplemente dijo... "Hai"; tras lo cual se desató una tormenta entre aquellos dos hombres; y antes de que el oriental siquiera se diese cuenta de lo que estaba pasando, se encontraba alzado en vilo, camino a la habitación del rubio mientras era besado con pasión; y luego se encontraba por completo desnudo y metido dentro de las sábanas frescas de la cama donde ya dos veces se había encontrado anteriormente; y antes de que siquiera pudiese tomar algo más de conciencia de lo que sucedía a su alrededor, pudo sentir sobre sí el ahora también desnudo cuerpo de su amante. Estaba por completo seguro, el rubio lo iba a poseer una vez más; y mientras esto sucedía... Kamatari llamó por primera vez a su amante ... "Koi (amor)".
- " ¿Hmmm?"- preguntó el rubio entre besos, abrazos y caricias; pero no había tiempo de averiguar que significaba aquello en ese preciso momento.
Kamatari pudo sentir nuevamente los besos exigentes, las caricias sobre su piel... y mientras todo aquello sucedía, ahora con la conciencia de ambos respecto a los sucesos; Kamatari no pudo evitar pensar... *Ahora... ahora estamos juntos como pareja; y tú me estas amando de nuevo... Oh, por Kami-sama, lo que tu me haces es... si, esto era lo que quería, alguien que me hiciera sentir menos solo, alguien que me hiciera sentir un poco más completo... y así será mientras tú me quieras a tu lado... estaremos juntos... mientras tu así lo quieras...*
Steven se sentía en medio del paraíso mientras abrazaba y besaba a su amante, a su amor... y mientras saboreaba cada centímetro de la salada y húmeda piel, por su cabeza fluían los pensamientos que en algún momento solo pensó que podrían darse en sueños... *Oh, Dios!, no puedo creer que esto sea cierto; que por fin mis más caros sueños se hayan vuelto realidad... estoy a tu lado amor mío... estoy a tu lado y nunca me alejaré de allí; porque ahora estamos juntos, porque me has aceptado por fin... porque de ahora en adelante siempre será así; de ahora en adelante... estaremos juntos para siempre*
Y mientras ambos cuerpos buscaban un ritmo propio y único que los llevara una vez más hasta aquel lugar donde cada cual y ambos a la vez se sentían completos siendo parte del otro... las notas de la melodía de "Iris" continuaban surcando el ambiente y llenando ambos corazones con un poco de aquello que necesitaban.
Fin del noveno capítulo
Notas de la autora:
Hola de nuevo con todos... una vez más aquí con todos ustedes con un capítulo dos en uno .. (de lo contrario nunca voy a terminar... =¬.¬= VVV).
Bueno, bueno; en este capítulo se cierra un ciclo y uno más comienza; y es que para los que no se han dado cuenta todavía... este fic aún no termina (sip, aunque eso signifique una muerte demasiado próxima para mi... este fic aún no termina...). En fin, nuevos personajes y nuevas historias se entrelazan en esta historia; y la próxima vez que nos veamos, terminaremos con un trabajo que a más de uno sacó canas verdes, y nos relajaremos un poquito con el final de los exámenes y por consiguiente del ciclo... y para celebrarlo, asistiremos a un baile muy especial de fin de año. Además también iniciaremos junto a Ryan un tratamiento que le dará la esperanza de obtener una posible mejoría en su salud; y por sobre todo, nuestra nueva pareja tendrá que comenzar a superar las venturas y desventuras de comenzar a conocerse el uno al otro; como dicen por allí... en las buenas y las malas. Entre esto y más; espero poder sacar pronto el capítulo 10... ¡Espérenlo!
Y ahora si, por arriba había cierta palabrita que necesita explicación acerca de su significado... así que aquí va...
1. Kata: Serie de movimientos que se hace en artes marciales, que se efectúan en contra un enemigo imaginario.
Y ahora; en cuanto a la canción que sirve de fondo para el momento cumbre de nuestra pareja principal... he aquí la letra...
IRIS
Interprete : Grupo Goo Goo Dolls
Canción del Soundtrack de "City of angels"
And I'd give up forever to touch you
'Cause I know that you feel me somehow
You're the closest to heaven that I'll ever be
And I don't want to go home right now
And all I can taste is this moment
And all I can breathe is your life
'Cause sooner or later it's over
I just don't want to miss you tonight
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
And you can't fight the tears that ain't coming
Or the moment of truth in your lies
When everything feels like the movies
And you bleed just to know you're alive
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
I just want you to know who I am
I just want you to know who I am
I just want you to know who I am
Bueno... entonces espero que el capítulo les haya gustado de verdad... y si, ya se que no es una canción de anime; pero la verdad es que dentro de las canciones no anime que conozco, esta es una de las que más me gusta, y la verdad que caía muy bien con el momento, por lo menos yo no pude visualizarlo con otro fondo musical.
Un gran bechito felino a todos, y nos vemos en el siguiente capítulo.
Sugerencias, comentarios y críticas constructivas a [email protected] , y nos veremos pronto (eso espero =¬.¬=VVV) una vez más.
chibineko =^.^=
¡¡¡Una vez más al loco mundo de la autora!!! =©.©=
chibineko se paseaba de manera preocupada de un lugar al otro del pequeño recinto; mientras repetía de manera constante...
chibineko: ¡No debí haberle dejado ir sola!!!... kawaii no llega; de seguro que le sucedió alguna cosa mala... ¡¡¿Por qué le di esta misión?!!.
******* Escena retrospectiva, unas tres horas antes*******
En algún lugar de la guarida de los nekos... (redoble de tambores y una melodía militar)
chibineko: Muy bien equipo... así es como procederemos para conseguir la preciada imagen para este capítulo. kawaii-chan, confiamos en ti; recuerda que tienes dos horas... te estaremos esperando con el scanner listo.
kawaiineko: De acuerdo (la voz melodiosa y dulzona de la gatita se deja oír antes de que esta parta con ¿alegría? a cumplir con su misión.)
*******Fin de la escena retrospectiva*******
chibineko estaba a punto de terminar de morderse todas garritas (y de paso las de sus hermanos pironeko y seiyaneko también), cuando una pequeña melodía se escuchó llegando; y unos 30 segundos más tarde, kawaiineko entraba a la habitación con un pequeño tubo para portar dibujos encima del lomito (aunque la verdad que la gatita es tan chiquita que el tubo sujeto a su lomo se ve enorme).
chibineko: ¡¡¡KAWAII!!!, ¡Estás a salvo!, ¡Y trajiste la imagen!.
kawaiineko mueve la colita mientras que dejando el tubo encima de una pequeño mesa que estaba en el centro de la habitación responde...
kawaiineko: Pero claro; si solo me mandaste a recoger esto, ¿verdad?.
chibineko: Si, si; bueno, debemos apurarnos. piro-chan, seiya-chan; ustedes vayan escaneando la imagen. Yo iré abriendo el archivo y luego insertaremos la imagen... debemos ser muy rápidos.
Mientras que chibi-chan da un montón de órdenes, kawaii mira a todos con un gran signo de interrogación sobre su felina cabecita... no entiende por que todo el mundo se apura tanto.
kawaiineko: ¿chibi-chan?.
chibineko: Ahora no kawaii-chan, debemos apurarnos antes que nos descubran.
kawaiineko: ¿Pero chibi-chan?.
chibineko: ¿Si kawaii... que pasa?
kawaiineko: No tienes porque apurarte tanto, no tengo que devolver la imagen hasta dentro de un par de horas.
Entonces pironeko se acerca a su hermana asombrado.
pironeko: Vaya kawaii-chan; no sabía que fueses tan eficiente como para aprenderte incluso el horario de ese chico... estar así tan segura como para no preocuparte de que descubran que la imagen no esta.
kawaiineko: No, no es por eso. Lo que pasa es que el joven Ryan me dijo que no tenía que devolverle la imagen que hizo del joven Steven hasta dentro de un par de horas. Es un chico taaaaaannnn lindo; incluso hablamos de galletitas durante un ratito; la verdad que me cayó muy bien.
Entonces puede verse sobre la cabeza de los otros tres gatitos una gran gota...
chibineko: kawaii-chan... ¿Le pediste de frente a Ryan el dibujo?
kawaiineko: ¡Por supuesto que si!, ¿¿No irias a pensar que lo iba a tomar sin pedir permiso, verdad???, eso es de muy mala educación.
chibineko: Errrr.... por supuesto; bueno muchachos... mejor seguimos con lo nuestro.
kawaiineko: ¡Y yo voy a hacer unas galletitas!. El joven Ryan me dio una nueva receta que sonaba delicioso. ¡Hasta luego!
chibi meneó la cabeza, mientras que le decía a sus hermanos...
chibineko: Recuérdenme nunca darle una misión importante.
Ambos gatitos: Hecho.
En fin... así es este mundo... esta medio loco
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