Capítulo 5: Paseo dominical


Al día siguiente era domingo, y Hanamichi y su zorro decidieron ir a pasear por la ciudad. A pesar de que Rukawa aún recordaba los vergonzosos sucesos de la noche anterior, se esforzó enormemente por no hablar sobre el tema.

-¿Adónde iremos, zorro?-Preguntó el pelirrojo, sonriente, estaba de buen humor-Con eso de que conoces tan bien esta ciudad.

Rukawa gruñó un poco, y caminó hacia el parque Pingüino. Sakuragi lo siguió, mientras hablaba sobre el clima como un periquito australiano. Cuando llegaron al infantil lugar, las quejas del pelirrojo no tardaron en oírse:

-¡¡WAAA!! ¡¿Pero qué demonios es esto!? ¡Ve eso, es un pingüino enorme! ¡Qué cursi, wajajajajajaaja! ˆ0ˆ

-Uggghh...-Gruñó Rukawa, antes de sentarse en una banca.

Hanamichi se sentó a su lado, y continuó:

-¿Desde cuándo te gustan los parques cursis, eh? ¿Acaso tienes algo que esconder? Últimamente has actuado de una manera demasiado sospechosa...Dime...¿Acaso tienes a alguien más?

-No seas paranoico-Murmuró el zorro, con su voz fría.

-¡¡WAAAA!! ¡¡¿LO VES?!! ¿¡¡LO VES!!?

-¿Ver qué?

-¡¡Siempre me tratas mal!!

Rukawa desvió la mirada y suspiró, entonces pudo ver a Touya y a Yukito sentados cerca de ahí; el chico de lentes comía un helado de fresa y su acompañante miraba distraídamente a su alrededor, hasta que su mirada se topó con la del zorro.

-Ese tipo-Pensó Rukawa, mientras fruncía el ceño.

-Ese tipo-Pensó Touya, alzando una ceja.

De pronto la voz de Sakuragi sacó al zorro de sus pensamientos:

-¿Qué estás viendo? Waaaa...¡Pero si son el salvaje y el cuatro ojos!

La voz de Yukito también hizo regresar a Touya a la realidad:

-Mira, Touya, son tus vecinos.

-Demonios-Pensó Rukawa.

-Demonios-Pensó Touya.

***

Mientras las parejas se miraban desde sus respectivas bancas, Sakura y su tribu entraban al parque.

-¿Por qué venimos aquí, Kinomoto?-Preguntó Mei Lin, pues a ella tampoco le gustaba ese lugar tan infantil y aburrido.

-Porque a Kero se le antojó un helado de los que venden en este parque-Respondió Sakura, sonriente.

-¡¡Sííí, son deliciosos!!-Exclamó el bicho volador no identificado, desde la mochila de su ‘protegida’.

Tomoyo grababa todos los movimientos de su adorada Sakura, al tiempo que exclamaba:

-¡¡Ohhh, qué feliz soy!!

Li caminaba, molesto, junto a las tres niñas (y la mascota de una de ellas); además suspiraba constantemente.

-Hace tiempo que no siento la presencia de una carta Clow...-Pensó Li, mientras sus acompañantes compraban varios helados.

-¡¡Toma Syaoran, tu favorito!!-Exclamó Mei Lin mientras le ofrecía un helado de cierto sabor a su amado.

-Gracias-Murmuró el niño, distraídamente.

-¿Qué les parece si nos sentamos en aquella banca?-Preguntó Sakura.

Todos asintieron y se sentaron en dicho lugar. Sakura, Tomoyo, Mei Lin y Kero hablaban sin parar; mientras Li miraba a su alrededor, esperando ver algo maravilloso, como a Yukito, por ejemplo.

-¡¡Oh, oh, pero si es esa persona!!-Pensó Li, cuando su mirada descubrió al chico de lentes y cabello grisáceo; estaba tan nervioso que casi se le cae el helado sobre Sakura.

-¡Cuidado, Li!-Exclamó la joven Kinomoto, esquivando el helado.

-¿¡Syaoran, qué pretendes!?-Chilló Mei Lin.

-Perdón...-Murmuró Li, mientras una gota de sudor le resbalaba por la frente.

***

Los gritos de Mei Lin rivalizaron con los de Hanamichi, y éste gritó:

-¡Cállense, chiquillos latosos!

La prima de Li estaba furiosa, y se acercó al pelirrojo, diciendo:

-¡¡¿Acaso nos dijiste chiquillos latosos?!!

-¡SÍÍÍ!-Exclamó el desvergonzado Hanamichi, levantándose de la banca y acercándose a su nueva enemiga.

-¡¡Repite eso!!-Chilló Mei Lin.

Rukawa observaba el vergonzoso suceso con ojos indiferentes, pero en realidad estaba casi muerto por dentro.

-¿Por qué?-Pensó el zorro, decepcionado.

Sakura y el resto de su tribu se acercaron al par que discutía.

-Por favor, tranquilícense...-Dijo Sakura, completamente apenada.

-Mei Lin...-Murmuró Syaoran, con terror.

Tomoyo sólo grababa todo, muy de cerca. Entonces Hanamichi reconoció a Sakura y se tranquilizó:

-¿Esta escandalosa es tu amiga?

-Sí-Dijo la joven Kinomoto.

El pelirrojo comenzó a reír tontamente, como cuando estaba cerca de su antiguo amor: Haruko; había algo en Sakura que le recordaba a la dulce hermana del Gori y sus antiguas preferencias. Le dio varias palmadas en la cabeza a Mei Lin, y exclamó:

-¡Discúlpame Sakura, no sabía que esta fastidio...niña fuera tu amiga!

Mei Lin se molestó aún más y le dio una patada al pelirrojo en el tobillo.

-¡¡¡WAAAAAA!!!-Gritó Hanamichi, el dolor era insoportable.

-Chicos...Mejor vámonos...-Recomendó Sakura-Hasta luego, Sakuragi.

La joven Kinomoto salió rápidamente del parque, acompañada por su tribu y la furiosa Mei Lin.

-¡¡Pero qué mocosa tan detestable!!-Dijo Sakuragi, entre dientes; después se sentó junto al zorro, que lo miraba con ojos perezosos.

-Te lo merecías-Murmuró Rukawa, con voz grave.

-¡Bah, ya vas a empezar a criticarme!-Exclamó Hanamichi, reincorporándose-Iré por un helado, ¿quieres uno?

-No-Murmuró el zorro.

-¡Como quieras!-Agregó el pelirrojo, antes de caminar lejos de Rukawa y su banca.

Kaede Rukawa suspiró profundamente y después, quién sabe por qué, miró hacia la banca de Touya y su supuesto amigo. Aún estaban ahí, indiferentes a todo lo que sucedía a su alrededor. El zorro los envidió, sabía que eran pareja, y caminó detrás de su pelirrojo.

***

Touya y su Yukito charlaban en el otro extremo del parque, el chico de lentes comía su helado, completamente feliz; mientras Touya observaba de vez en cuando a aquel chico callado y huraño de la otra banca. Yukito dijo de pronto:

-Sakura controló bastante bien a Sakuragi.

-Sí-Dijo Touya.

-Creo que iré por otro helado, ¿vienes?

-No.

-¿Eh?

-Mejor vayamos a otro lugar.

-Como quieras, Touya.

Y de esa manera, Yukito y su pareja abandonaron tranquilamente el parque; donde el pelirrojo y su zorro discutían.