Capítulo 7: ¡Nos vamos de vacaciones!


Poco tiempo después, llegaron las vacaciones de verano y el señor Kinomoto decidió llevar a su familia (y a Yukito) a la misma cabaña del verano pasado. Entonces recordó a sus jóvenes vecinos y decidió invitarlos. No le harán daño a nadie, pensó, pero estaba muy equivocado. Los seis apenas cabían en el auto de los Kinomoto. Sakura y su padre iban en  los asientos delanteros, mientras que las dos parejas iban atrás, casi aplastadas, entre sí. Fue un viaje largo y aterrador.

-¡¡¡Waaaaa!!! ¡No me toques, salvaje!-Exclamó Hanamichi al poco tiempo de partir, pues el pobre Touya iba debajo de él.

-Cállate-Murmuró el joven Kinomoto.

Por otro lado, Yukito y Rukawa estaban en una esquina, muy ‘juntos’. El chico de lentes reía nerviosamente de vez en cuando, y el zorro no hacía más que suspirar. Sakura miraba hacia atrás de vez en cuando y sentía pena por aquellos cuatro. Kero estaba oculto en la canasta que llevaba con ella.

-Ya falta poco, muchachos-Decía Fujitaka continuamente-No se desesperen.

***

Muchos kilómetros después, los seis llegaron a su destino y bajaron rápidamente del auto.

-¡¡POR FIN!! ¡¡AIREEE!!-Exclamó el pelirrojo, felizmente.

-¿Te gusta este lugar, Sakuragi?-Preguntó Sakura.

-¡¡Sííí, es muy bonito!!-Respondió Hanamichi.

-Me alegra que te guste-Agregó Fujitaka.

Mientras ellos cambiaban impresiones, los otros tres bajaban las maletas.

-Gracias, Rukawa-Dijo Yukito, sonriente.

-Hmmm-Murmuró el zorro, y después continuó ayudando a la pareja.

Touya no dijo nada.

***

Ya adentro de la cabaña, el pelirrojo y el zorro hablaban en su habitación.

-¿Habrá algún lugar para nadar?-Preguntó Hanamichi-¡¡Quiero nadar!!

Rukawa gruñó algo desde la cama. Sakuragi se acostó junto a él, y dijo:

-¿No me digas que piensas dormir todo el tiempo, zorro apestoso?

-Pues sí-Murmuró Kaede, con su voz perezosa.

-¡Grrrr!-Gruñó el pelirrojo, mientras comenzaba a golpearlo.

-Está bien-Dijo Rukawa, alejándose de su fastidiosa pareja-Saldremos un rato.

-¡¡SÍÍÍ!!-Exclamó Hanamichi, con emoción.

***

Junto a la habitación de esos dos, estaba la de Sakura y Kero.

-¿Qué estarán haciendo esos tipos?-Preguntó el bicho volador-¿Se estarán matando?

-Es que ellos pelean todo el tiempo-Respondió Sakura, completamente avergonzada.

-Vaya vecinos que tienes...-Suspiró el pequeño animal-Ese chico de cabello negro es demasiado antipático y el pelirrojo es insoportable...Además ambos son demasiado ordinarios. 

-¿Qué quieres decir con eso?

-¡Son demasiado comunes, Sakura! Cuando me dijiste que tendrías nuevos vecinos, imaginé a unas personas más interesantes.

-¿Cómo?

Kero movió la cabeza un poco, y chilló:

-¡Si por lo menos tuvieran poderes mágicos, como el mocoso...!

-Creo que es algo imposible-Murmuró Sakura, pensativa-Ellos sólo juegan basketball...

***

Y en la habitación de Yukito y Touya...

-Fue un viaje muy interesante, ¿no?-Preguntó el chico de lentes, con su usual sonrisa.

El joven Kinomoto murmuró algo, se acercó a la ventana y miró a través de ella.

-¿Quieres salir un rato, Touya?-Preguntó Yuki, mientras se acercaba a su pareja.

-Está bien-Murmuró el chico de cabello castaño, abrazando a su ‘amigo’ por la cintura-Pero antes descansemos de ese viaje infernal.

Yukito sonrió y ambos se quedaron un buen rato junto a la ventana.

***

Una hora después, el señor Fujitaka estaba charlando con Sakura, a pocos metros de la cabaña.

-¿Adónde vas, Sakura?-Preguntó el señor Kinomoto, cerrando el libro que estaba leyendo.

La niña sonrió, y dijo:

-Iré a la casa del anciano.

-Está bien...¿Qué llevas en esa canasta?

-¿Ehhh? Ahhh...Hmmm...Unos libros-Mintió Sakura, pues no podía mostrarle a Kero-Regresaré pronto.

-Que te vaya bien.

Sakura sonrió por última vez y salió corriendo. En ese instante, Touya y Yukito salieron de la cabaña.

-¿Adónde va Sakura?-Preguntó Touya-¿Acaso irá con el anciano del año pasado?

Fujitaka asintió.

-¿Dónde están Rukawa y Sakuragi?-Preguntó el chico de lentes.

-Salieron hace media hora. Creo que iban a nadar-Respondió el señor Kinomoto-¿Qué harán ustedes?

-Saldremos a caminar un rato-Dijo Yuki.

-No tardaremos-Agregó Touya.

-Que les vaya bien-Dijo Fujitaka y después continuó leyendo.

Touya y Yukito caminaron lejos de ahí. Hasta que se toparon con un decepcionado pelirrojo y su zorro. Ambos estaban sentados junto a un arroyo, se veían algo abatidos.

-¿Sakuragi? ¿Rukawa?-Preguntó Yukito, al verlos-¿Qué les sucedió?

-¡Olvidé mi traje de baño en la cabaña!-Exclamó Sakuragi-¡Y este zorro apestoso no quiere regresar!

Yukito miró al zorro, pero este desvió la mirada, como siempre.

-Oye Touya, ¿por qué no acompañas a Sakuragi hasta la cabaña? Así Rukawa no se quedará solo-Dijo Yuki.

-Pero...-Murmuró el joven Kinomoto.

-Tú conoces el camino mejor que yo, ¿cierto?

-Está bien-Murmuró Touya, resignado; pues no podía decirle NO a su Yukito.

Hanamichi rió como loco y siguió a Kinomoto por el sendero. Yukito se sentó junto al zorro, sobre la hierba, y comenzó a hablar:

-¿Por qué no quisiste acompañar a Sakuragi?

Rukawa suspiró. Yuki rió un poco, y continuó:

-Él me contó hace poco que conocías muy bien la ciudad de Tomoeda...¿Antes vivías ahí?

El zorro movió la cabeza un poco, y se vio forzado a hablar, pues había ‘algo’ en ese chico de lentes y por lo tanto era imposible negarle una conversación:

-Antes la visitaba muy seguido.

-¿Y cuándo fue la última vez que la visitaste?.

Rukawa suspiró:

-Hace unos tres años.

Yukito estaba a punto de decir otra cosa, cuando Sakuragi y Kinomoto aparecieron nuevamente.

-Pero...-Dijo el chico de lentes, confundido.

-No preguntes-Murmuró Touya, intercambiando una mirada asesina con el pelirrojo.

-Cierra la boca, salvaje-Gruñó el pelirrojo.

-Siempre lo mismo-Pensó Rukawa.

Pocos minutos después, los cuatro regresaron a la cabaña.

***

Esa noche, Fujitaka preparó una cena al aire libre. Pronto los seis se sentaron en la mesa y comenzaron a comer.

-¿Y...Cuándo regresarán a Kanagawa?-Preguntó Sakura.

 El pelirrojo miró al zorro, y éste dijo:

-En cinco días.

Fujitaka, Yukito, e incluso Touya, se sorprendieron un poco.

-¡Pero...! ¡Ese día regresaremos a Tomoeda!-Exclamó la pequeña Kinomoto, confundida.

-¡Zorro, creí que nos quedaríamos por más tiempo!-Chilló Hanamichi.

Rukawa no dijo nada, y continuó comiendo en silencio. A decir verdad, acababa de tomar esa decisión. Pero...¿Por qué?