Capítulo 9: La despedida


Varias horas después, las personas que estaban festejando partieron hacia la estación, para despedir al pelirrojo y el zorro. Pero al llegar, se dieron cuenta de que el tren se retrasaría un poco...

-¿Qué les parece si vamos a comprar unos helados?-Propuso el señor Kinomoto.

Hanamichi se acercó a él y le dio una fuerte palmada, mientras decía:

-¡Qué buenas ideas tiene, señor Sakura!

-Qué tonto...-Murmuró Mei Lin, con los brazos cruzados.

-Oye Sakura, ¿aún te parece lindo ese pelirrojo?-Le preguntó Tomoyo a su adorada amiga, en voz baja.

-Pues...Pues...-Respondió la joven Kinomoto, al tiempo que reía nerviosamente-Mejor vayamos por los helados...

-Está bien-Dijo Tomoyo, sonriendo.

Li escuchaba la conversación, mientras observaba a Yukito y suspiraba.

-Yo me quedaré aquí-Dijo Rukawa.

Todos lo miraron, confundidos. Touya murmuró:

-Yo también.

-Pero...-Dijo Fujitaka.

-¡Naaaa! ¡Si ese zorro apestoso y ese salvaje no quieren ir...pues que no vayan!-Exclamó Sakuragi, dirigiéndose a un puesto de comida rápida.

Sakura, su padre y los demás fueron a comprar los helados, mientras que Rukawa y Touya se quedaron solos. Kinomoto estaba decidido a conocer la verdad, pero el zorro se le adelantó:

-¿Por qué te quedaste?

Touya gruñó un poco, y dijo:

-No terminamos la plática de hace unas horas.

Rukawa le mostró a Touya una de sus misteriosas sonrisas, y dijo:

-La primera vez que te vi fue en el parque Pingüino...

-Pero...¿Por qué yo?-Interrumpió Kinomoto.

El zorro observó fijamente a Touya, y dijo:

-Eres único. Tú puedes ver lo que la mayoría de la gente no.

Kinomoto suspiró. Kaede siguió hablando:

-Regresé a Tomoeda porque quería verte. La última vez que lo hice, tenías una novia pelirroja...Me dolió, y decidí que nunca más regresaría. Pero últimamente tenía esa duda...

-¿Cuál?-Preguntó Touya, completamente impresionado.

-De si seguía queriéndote o no...Porque...Me enamoré de ti, con tan sólo verte...Fueron unos meses muy dolorosos...

Los ojos de Touya se abrieron de par en par, entonces comenzó a recordar...Rukawa era ese muchacho que lo había mirado con ojos fríos en el pasado. El zorro siempre se sentaba en la misma banca, en el parque. Sus familiares eran vecinos de los Kinomoto...Recordó haberlo visto en el templo Mizuki...Rukawa era él...El que lo miraba todo el tiempo...Touya siempre se había preguntado el por qué...pensaba que ese muchacho lo odiaba, pero no, tres años después descubrió que no era así. Cuando Rukawa lo veía, su corazón solía acelerarse y su mente se tornaba en blanco. Pero ahora...No sentía nada. Rukawa pareció adivinar sus pensamientos, y dijo:

-A partir de aquel día, cuando te vi con la pelirroja, no pude evitar sentirme miserable...Pero entonces conocí a ese torpe pelirrojo...Creo que...Es muy tarde...Nuestra oportunidad pasó hace mucho.

-Rukawa...-Murmuró Touya.

El zorro se alejó de Kinomoto, le dio la espalda, y susurró:

-Sólo quiero saber una cosa...

-Dime...-Murmuró Touya.

-Tú...¿Qué pensabas de mí en aquel entonces?

Kinomoto suspiró un poco, y respondió:

-A decir verdad...Al principio me molestaba tu mirada y cuando me topaba contigo por la calle, te evitaba...Pero...Hubo un momento en el que tu presencia me hizo sentir un poco angustiado...Comencé a sentir curiosidad...Pero Kaho se te adelantó...

-Ya veo...Supongo que debí habértelo dicho-Dijo Rukawa-Pero...Quiero olvidarme de esto...

-¿Qué

El zorro se dio la vuelta, y murmuró:

-Con esta despedida, espero perdonarnos a ambos...

Touya no comprendió, hasta que Rukawa se acercó a él y le dio un beso. Fue una suerte que no hubiera más personas por ahí en ese momento. Las voces de los demás se escucharon a lo lejos, Kaede se alejó de Kinomoto, le sonrió por última vez, y le dio la espalda.

-¡El tren acaba de llegar, vámonos zorro apestoso!-Exclamó Hanamichi, con desesperación.

El zorro asintió y caminó junto al pelirrojo.

-¡Adiós!-Exclamó Sakura-¡Que les vaya bien!

-¡No vuelvan!-Exclamó Mei Lin.

-¡Hasta luego!-Dijo Fujitaka.

-¡Buena suerte!-Exclamó Tomoyo.

-¡Adiós, Sakuragi y Rukawa!-Agregó Yukito.

Sakuragi miró hacia atrás y despidió a todos con ambas manos. Rukawa siguió caminando, con la vista al frente, pues tenía la impresión de que si miraba hacia atrás, no tendría deseos de irse. Poco después, ambos subieron al tren. Y los demás abandonaron la estación. Touya recordó la mirada misteriosa de Kaede, y se sintió un poco angustiado.