Capítulo 1: Empezando a conocerse...


Era una tarde como cualquier otra, pero era un día muy especial para Hanamichi Sakuragi, al fin había terminado el tratamiento de la clínica. Aun no lo podía creer, aunque sabía que la rehabilitación sería algo larga y tediosa esperaba terminar pronto para reunirse una vez más con la pelota de basquet...

Aunque al principio lo había hecho por otras razones, era cierto que ahora el Basquet Ball había empezado a gustarle de verdad, había empezado a sentirlo con el corazón... quería hacer de aquello su carrera...pero en aquel último partido contra Sannoh, una lesión lo había dejado fuera de las canchas por un largo tiempo, su espalda de hecho, había quedado bastante resentida. El tratamiento había sido muy largo y doloroso pero su deseo de volver a jugar lo había sostenido todo este tiempo, eso más las cartas y visitas de Haruko quien no dejaba que él cayera en una profunda depresión.

Siempre había tenido una relación medio complicada con su familia, así que no era de extrañar que lo dejaran solo. De no ser por su "ejército", algunas visitas esporádicas de Akagi, Kogure, Ayako y alguna que otra vez de Miyagi y Mitsui sin olvidar por supuesto al profesor Ansai quien seguía de cerca su recuperación, si no fuera por todo eso se hubiera sentido muy solo y deprimido...

Si hasta había empezado a extrañar a su "enemigo" Kaede Rukawa...Este último nunca lo había ido a visitar, lo cierto es el que pasaba trotando de vez en cuando por la playa, coincidiendo siempre con la hora que Hanamichi estaba tomando un poco de aire fresco frente al mar y al pasar siempre lo saludaba desde lejos para seguir luego con su rutina de entrenamiento...Sabía que no podría esperar más de él, no lo pretendía tampoco...sencillamente el zorro era así...

Pero en ese día la esbelta figura del pelirrojo estaba parada en el medio de aquella cancha, inmóvil, tal como si fuera un poste, con la mirada perdida en el firmamento...

En sus ojos almendrados se reflejaba el sol de la mañana, la brisa otoñal alborotaba aquella melena rojiza que había comenzado a crecer nuevamente, un mechón rebelde caía despreocupado sobre su frente, como queriendo acariciarla...

Su pelo había crecido hasta tomar casi la misma forma que tenía antes del corte radical que se había hecho, producto claro, de la culpabilidad que sentía por haber errado aquel pase  en el partido contra Kainan. Vestía sencillo, con tan sólo una campera deportiva azul y un pantalón largo, de estilo deportivo negro, nadie diría a simple vista que aquel pelirrojo estaba en recuperación...su aspecto se lo veía muy saludable.

Su mirada se había perdido en aquel aro, al cual observaba hipnotizado, como sumergido en su propio mundo, recordando tal vez sus grandes momentos en la duela y lo que le había costado progresar hasta llegar hasta allí. Como con gran esfuerzo se había convertido en un verdadero jugador de Basquet.

De pronto una pelota había llegado hasta sus pies girando a través de la cancha. Se había agachado y la había tomado con una sola mano...Unos chicos se le acercaron para pedirle que la devolviera, pero él no los oía...El espíritu del Tensai seguía vivo en su cuerpo y en su alma, así que en un pase rápido hizo una magistral clavada, dejando así el tablero temblando La pelota había entrado en el aro con facilidad, asombrando así a sus jóvenes espectadores, quienes se habían quedado admirados ante aquella magnifica jugada. Aún tenía la capacidad para saltar muy alto...era experto en eso. Pero al caer en la duela nuevamente, una punzada muy grande en su espalda lo había hecho morderse los labios de dolor. El pelirrojo disimulaba al máximo tratando de sonreír hacia el grupo y pasarles la pelota, cuando uno de los chicos se le había acercado para agradecerle y decirle aun admirado

-- ¡¡¡¡Guauuuu!!!!  ¡¡¡Eso estuvo realmente fabuloso!!! --

-- Claro que sí... ¿Creías que no podría?... Aún soy el Tensai Hanamichi Sakuragi...El rey de los rebotes...Seguro que fue fabuloso...-- Le contestaba sonriendo a medida que el chico se alejaba con el balón

Pero cuando el chico ya se había ido, se había agachado y llevándose la mano a la cintura murmuraba adolorido

-- "Demonios... ¿Es que esto nunca va a dejar de dolerme?"... --

Aún seguía agachado cuando vio un par de zapatillas blancas que se le habían acercado parándose frente a él, una voz un poco fría pero definitivamente conocida le decía a la vez que le tendía una mano:

-- ¿Estás bien Doaho... ? --

-- ¡Rukawa! ¿Zorro qué estás haciendo por aquí? --

-- ¿Tú qué crees que puedo estar haciendo por aquí? --

-- Supongo que practicando --

-- Supones bien, torpe... --

Hanamichi se levantó con rapidez, no quería, ni podía dejar que él lo viera sufrir, él era su enemigo desde siempre. Disimulando su malestar se había incorporado, le dolía horrores...

Le habían advertido que no debía entrenar o hacer ningún esfuerzo fuera de la rehabilitación y que tal vez por ese año no podría jugar Basquet pero que con entrenamiento si lo haría el siguiente...Por primera vez sufría en carne propia la misma angustia por la que había pasado Mitsui y esta vez entendía perfectamente a su compañero de equipo.

Rukawa se había sentado en la duela a descansar, estaba visiblemente agitado, había estado jugando en una cancha al otro lado del parque, cuando había visto lo que estaba pasado con aquel pelirrojo que había dejado el tablero tambaleándose en aquella fabulosa clavada...Sus ojos azules brillaban bajo aquella cabellera negro azabache despeinada que estaba también algo mojada por la transpiración, tenía puesto un equipo deportivo de verano y un buzo de abrigo atado descuidadamente a la cintura.

Sakuragi no era del todo de su agrado pero sentía pena por lo que había pasado, de verdad, en aquel último juego había entendido que con él en la cancha todo era más sencillo...Realmente había empezado a extrañar a aquel pelirrojo molesto que no hacía otra cosa que pelearle  y fastidiarlo constantemente...El equipo no encontraba rumbo ese año... todavía no habían podido reemplazar ni a Akagi, ni a Kogure, mucho menos habían encontrado quien pudiera conseguir los estupendos rebotes que recuperaba el pelirrojo...

-- ¿Oye Zorro?... ¿Tú no deberías haberte ido a Nueva York? Haruko me dijo que tenías que irte pronto, pensé que ya no estarías por aquí... -- Preguntaba Hanamichi con curiosidad

-- ¿Haruko?... ¿? --

-- La hermana menor del capitán Akagi --

-- Ahhhhh...No es de tu incumbencia Doaho...pero, té diré igual...Decidí esperar un par de años mas hasta terminar los estudios...Así que lamento defraudarte, deberás aguantarme un tiempo mas por aquí... --

-- ¡¡¡¡Guauuuu!!!!...De verdad no lo puedo creer... --

-- ¿..........?  ¿Qué cosa no crees? -- Preguntaba intrigado

-- Que tu hables mas de dos palabras juntas ¡¡¡Jajajajaja!!! -- La risa contagiosa del Doaho le había llegado al corazón, en sus frías facciones aparecía el esbozo de una sonrisa...Hanamichi era el único que conseguía que él sonriera, aunque no lo demostraba jamás delante de nadie, mucho menos de él, cosa que le costaba bastante porque lo divertían bastantes sus tonterías.

De verdad lo había extrañado...esa risa tonta le alegraba los entrenamientos...hasta cierta parte de su vida, entrenar se habían vuelto bastante aburrido sin él. Aquella rivalidad le ponía cierto condimento especial a sus días. No sabía qué le pasaba, pero se sentía a gusto con aquel Doaho, lo había odiado mucho pero en él ultimo tiempo no hacia otra cosa que pensar en él y en sus tonterías...

-- ¿Y tú? ¿Qué te ha dicho el doctor? -- Le decía Rukawa cambiándole el tema

-- Nada en especial, debo empezar con la rehabilitación poco a poco...¡Demonios!...Por qué tenía que pasarme esto a mí... -- Decía el pelirrojo muy consternado golpeando el suelo con el puño demostrando su frustración...

--  No te preocupes doaho, podía haberle pasado a cualquiera... -- Lo consolaba Rukawa sorprendiéndolo y sorprendiéndose también por lo que acababa de decir.

-- Pero verás que me recuperaré y nos veremos en la duela -- Desafiaba amenazante tomándolo de la ropa.

-- ¡¡¡Jajajaja!!! Hay cosas que no cambian nunca, ¿no? -- Esta vez no se había podido contener y se había echado a reír descolocando al pelirrojo quien lo miraba asombrado sin entender qué le estaba pasando.

-- ¿Por qué estás tan amable conmigo?  -- Preguntaba intrigado Hanamichi ante la risa espontánea del Kitsune...

-- ................ - 

Hanamichi se levantó una vez más de manera rápida y a parte de la punzada en la espalda por haberlo hecho de forma tan brusca, sintió que algo se le había aflojado.

-- ¡¡¡¡Demonios, demonios, demonios!!!!...Este maldito vendaje que se me ha vuelto a soltar, maldita sea... -- Se quejaba

Rukawa lo miraba sin entender bien que le estaba pasando, pero comprendió que algo le estaba molestando y en sus ojos se reflejaba claramente.

-- ¿Puedo ayudarte? -- Le preguntaba con amabilidad

-- No necesito tu ayuda, ni la de nadie... --

-- ....... --

-- Ya déjame tranquilo Kitsune... No quiero compasión de nadie... --

-- Deja ya de decir estupideces Doaho.. No es compasión. Si quieres te ayudo, si no vete al cuerno -- Decía Rukawa enojado y ofendido, parándose y alejándose de ahí, cuando la voz de Hanamichi lo llamaba arrepentido.

-- Está bien Kitsune...Perdóname, la verdad es que si necesito tu ayuda...Debo ponerme los vendajes con fuerza y no puedo hacerlo solo...Haruko me ayuda a veces pero siempre termino poniéndomelos yo mismo...así es como se me aflojan y se salen de lugar... --

-- Esta bien... Mi casa está cerca... ¿Quieres ir hasta allí para arreglarlos? --

-- No quisiera molestarte... --

-- Que no es molestia torpe, si no, no te lo ofrecería...Vamos ya... --

Hanamichi asentía con la cabeza y comenzaba a caminar junto al que en otra época consideraba su mayor enemigo...Rukawa, por su parte, se olvidaba por ratos que aquel quien hablaba tan suavemente ahora, había sido el mismo antipático y gruñón que lo volvía loco en los partidos y en las practicas.

Habían llegado hasta su casa, un pequeño departamento de pocas habitaciones, decorado con lo justo. Se notaba a la legua que aquel lugar era como carácter de él...frío y seco.

Pero la verdad es que estaba muy ordenado, limpio e impecable. No le extrañaba sin embargo que en una repisa hubiera una veintena de cassettes de vídeo con él logo de la NBA, o que numerosos pósters, aludiendo a la poderosa liga Americana, completaran la decoración.

-- Vivo solo, así que no te preocupes por incomodar a nadie -- Decía el joven de los ojos azules, indicándole también que tomara asiento en el sillón.

-- Prácticamente yo también vivo solo...así que te comprendo. Sólo mi tía viene de vez en cuando para hacer un poco de limpieza general. ¡¡¡Jejeje!!!...Es que soy un poco desordenado --

-- Me lo imagino, jajaja... -- Decía riéndose sin pensar .

Esta actitud asombraba profundamente al pelirrojo, lo había visto contento al pasar a las semifinales pero jamas lo había oído reír.

-- ¿Kitsune? ¿Té estas riendo?... No puedo creerlo...-- Preguntaba con curiosidad

-- Así parece Doaho... --

-- Deberías hacerlo mas seguido la risa te sienta bien... --

-- Lo tendré en cuenta...ahora dime cómo te ayudo. ¿Quieres recostarte en la cama para ajustar las vendas? --

-- Seria lo más fácil --

Rukawa le indicó el camino a su habitación, caminaron hasta allí y el se había sentado en la cama, todo el lugar olía como Kaede, podía sentirse... El pelirrojo se sentía un poco extraño, pero por algún motivo estaba muy a gusto allí, hacía mucho que no se sentía tan bien...Hanamichi se levantó la ropa quitándosela con cuidado y se retiró las vendas dejando libre su torso. El joven de los ojos fríos se había quedado conteplandolo y viendo las cicatrices que quedaban de la lesión, un sentimiento extraño le surgía en el corazón, una mezcla de pena y admiración por todo lo que había tenido que soportar...Hana se había dado cuenta que lo miraba y se había puesto un poco colorado, en realidad le daba un poco de vergüenza ver los ojos azules de Rukawa mirándolo así, fijamente...

-- Me tienes que enrollar con fuerza los vendajes para que la espalda tenga poco movimiento y evite así que me duela ¿Me entiendes? -- Le decía serio.

-- Creo que sí, a ver... Recuéstate -- 

Hana apoyaba la cabeza en la almohada, mientras Kaede se apoyaba al lado suyo. Acercándose hasta el pelirrojo y tomando las vendas con ambas manos lo vendó con tanta rapidez, que él apenas si había tenido tiempo para quejarse. Al tocar con su mano la piel de Hanamichi había sentido un extraño hormigueo en el estomago, el cual no entendía bien, pero por primera vez sentía que sus mejillas se enrojecían y un calor le subía desde aden.tro del cuerpo, por suerte Sakuragi estaba dado vuelta y no podía verle el rostro

-- Maldición Zorro, es la primera vez que me hacen un vendaje tan bien hecho desde que salí de la clínica --

-- ¿En serio? --

-- Sí, esta perfecto, aprieta pero no me ahoga, tampoco está flojo y se cae como los otros --

-- No te acostumbres Doaho...que no soy enfermero... -- Le decía un poco frío

-- Ya lo sé, igual te lo agradezco, de verdad...Oye zorro que cómoda es tu almohada... -- Decía volviéndose a poner el buzo -- Bueno mejor me voy, Gracias por tu ayuda, no quiero molestarte más --

-- Espera...No te vayas...No quisiera que pienses que soy mal anfitrión...¿Quieres algo de tomar, o de comer? -- Ofrecía amablemente.

-- Gracias Kitsune...Pero ya has hecho mucho por mí hoy, debo volver a casa... --

-- Como quieras Doaho... --

Hanamichi se despedía a medida que se alejaba de allí con la mano en alto mientras que Rukawa lo saludaba desde su ventana, estaba intrigado por la actitud amable del Zorro para con él ¿Seria que su accidente realmente le había importado?...Mientras tanto solo en su casa de nuevo, Rukawa ponía un poco de música mientras se preparaba un baño, estaba realmente cansado, había estado todo el día entrenando pese a ser domingo...El súbito encuentro con el pelirrojo lo había dejado intranquilo, pensó que alguien estaría con él, pero al imaginarlo solo en aquel departamento sin nadie que lo ayudara, lo preocupaba bastante...Se había apoyado en la almohada y sintió de repente el perfume del Doaho, aquella fragancia Marina que lo caracterizaba, había quedado impregnada en ella Disfrutando de ese aroma se había quedado profundamente dormido...

Hanamichi en cambio ya estaba llegando a su casa cuando una figura femenina salía de la obscuridad para reclamarle

-- ¿Se puede saber dónde estuviste metido todo el día, Sakuragi?...Llevo horas esperándote aquí... --

-- ¿¿¿Haruko??? ¿Estabas preocupada por mí? -- Le decía él sonriéndole.

-- No sabía dónde te habías metido...¿Qué querías? -- Le recriminaba echándose al cuello del pelirrojo quien la abrazaba también.

En ese momento ella había acercado su cara para besar aquellos labios carnosos con ternura, él aún no podía creer lo que le pasaba...Haruko, su Haruko, hace un tiempo que le había correspondido, aunque nadie lo sabía aún...Bueno nadie, nadie...no. Si lo sabía Yohei y por supuesto, el Gorila, quien les mantenía el secreto

Pero el miedo de Hanamichi siempre estaba presente, al fin y al cabo ella siempre había estado enamorada de Rukawa y dudaba que ella al volver a verle lo dejara de nuevo y con el corazón destrozado esta vez. El beso se estaba prolongando y haciendo un poco intenso a la vez así que Hana decidió terminarlo.

-- Mmmmmmmm... ¡Ay Hanamichi!... ¡Qué bien besas!...Nunca imagine que besarías de esta forma -- Le decía ella abriendo los ojos poco a poco, saboreando aun los labios del pelirrojo.

-- Me haces poner colorado...¡Jajajaja!...Y claro que beso bien, soy el Tensai ¿O no lo recuerdas?... ---  Decía él divertido.

-- Al final...No me has dicho donde te habías metido...-- Le preguntaba una vez más mirándolo a los ojos...

-- Si te lo dijera no me lo creerías...En realidad...estuve con...un viejo amigo, Digamos...  ¡¡Jajaja!! --

Hanamichi reía solo, sabía que Haruko nunca le creería si le decía que había estado con su peor enemigo...Así que era mejor dejar eso por la paz. Estaba muy contento, pero sentía que algo faltaba en su vida, creía que con Haruko encontraría la felicidad plena...pero algo le estaba faltando para ser completamente feliz...