Capítulo 5: Algo más que amigos


Dos días después de aquel beso no se habían vuelto a encontrar, el zorro había literalmente desaparecido. Hacia días que no asistía ni a la escuela, ni a los entrenamientos, mucho menos se había cruzado con él para poder ir a correr...

Hanamichi había empezado a extrañarlo...Se sentía un poco culpable de esta actitud de Rukawa, algo dentro de su corazón estaba creciendo a medida que pasaban los días sin verle...Nunca creyó extrañarlo tanto...Quería ir hasta su casa, pero no se animaba...¿Cómo hacerlo después de lo que había pasado entre los dos?

De pronto había recordado la ropa que él había dejado el día de lluvia...La excusa perfecta para reencontrarse. Así que colocándola en un bolso salía rumbo a la casa del Kitsune...

Al llegar se había detenido por un momento, sintiendo que el corazón le latía muy fuerte, era una sensación muy extraña, nueva e indescriptible...Había tocado a la puerta varias veces sin obtener respuesta, un rato después alguien parecía moverse dentro del departamento. La puerta se había abierto de repente un Rukawa somnoliento le abría la puerta.

-- ¿Doaho? -- Preguntaba Rukawa mirándolo un poco asombrado.

-- Kitsune...Yo...He venido a traerte tu ropa...-- Decía con rapidez.

-- ¿Ropa?...¿Que ropa?

-- La que se te quedó en mi casa, el día de la tormenta...

-- ¿Y has venido sólo para eso? -- Preguntaba el Zorro un poco enojado.

-- Mmmmm No...En realidad...Estaba preocupado por ti, no has venido por el gimnasio, ni por la escuela en dos días...

Al oír la respuesta Rukawa se había corrido de la puerta, haciéndole señas e indicándole que ingresara. Hana ya había entrado cuando se percataba algo no estaba bien en casa del zorro... El departamento estaba visiblemente desordenado, cosa que era muy raro en él...

Una vez dentro, se había dado cuenta que él traía puesta su sudadera y eso lo reconfortaba porque pensaba que el zorro no estaría tan enojado con él, si la estaba usando...

-- ¿Te ha pasado algo Kitsune? ¿Porque no has ido al gimnasio últimamente? -- Preguntaba Hanamichi con curiosidad.

-- No... no me he sentido muy bien...últimamente... -- Habiendo dicho esto Kaede se fue acercando al pelirrojo quien estaba de espaldas, cuando sintiendo un fuerte golpe de dio vuelta para ver que Rukawa había caído desmayado al piso.

Hanamichi se paralizo, pero inmediatamente logro llegar hasta su lado... Tomándolo entre sus brazos y lo llevaba a la habitación, para colocarlo con suavidad en la cama.

-- ¡¡¡¡Kitsune!!!! ¡¡¡Kitsune!!!... ¡¡Kaede!!... ¡¡Zorro despierta!! Esto no es gracioso... -- Le gritaba sacudiéndolo para poder despertarlo. Pero al tocar su cara se había dado cuenta que estaba muy caliente -- ¡¡¡Dios mío esta volando de fiebre!!!...

Lo primero que atino fue en llamar a un doctor por teléfono, las piernas le temblaban y estaba muy asustado, tenia el miedo reflejado en los ojos almendrados.

El Kitsune estaba transpirado y caliente así que antes de que llegara el Doctor lo había desvestido metiéndolo bajo la ducha fría, sosteniéndolo entre sus brazos, quedándose a su lado, para bajarle un poco la fiebre... Luego llevándolo hasta la cama nuevamente lo vestía nuevamente colocándole solo una sudadera y unos boxers, para recostarlo otra vez esperando así la inminente llegada del doctor.

Rukawa aun no reaccionaba y solo balbuceaba incoherencias... tenia las mejillas tan rojas que contrastaban perfectamente con su blanca piel.

El pelirrojo no podía pensar en nada estaba demasiado nervioso, solo había tomado ropa del zorro para quitarse la suya la cual se había mojado en la ducha.

Habiendo escuchado el timbre supuso que el doctor por fin había llegado...

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Una vez que el Doctor se había retirado, habiendo primero hablado con Hanamichi para darle instrucciones, este se había tranquilizado al fin. Acercándose otra vez hasta la cama del zorro se había sentado a su lado esperando que se recuperara.

Un rato después el se despertaba.

-- ¿Do... Doaho?

-- Cálmate, estoy aqui... Debes descansar...

--¿Que?... ¿Que ha pasado?...

-- Tenias mucha fiebre y te habías desmayado... El doctor dijo que te pondrás bien una vez que el medicamento te haga efecto... Es solo una gripe viral, cálmate...

-- ¿Quién lo llamo? ¿Tu?

-- Si cuanto te vi caer me preocupe mucho y lo llame... Luego te metí en la ducha fría para bajarte la fiebre y ya ves... estas mucho mejor.

-- Gracias... pero...¿Ya te vas? -- Preguntaba el zorro viendo que el se había puesto de pie.

-- No... solo iba a buscarte el remedio, duérmete, si descansas te recuperaras más rápido

-- ¿Te quedaras conmigo un rato?

--¿Tu quieres que me quede? -- Preguntaba Hanamichi viendo a los ojos suplicantes del Kitsune con una mezcla de cariño y algo que no sabia definir.

-- Si... No tengo a nadie... Tu lo sabes...

-- No te preocupes por eso, pensaba quedarme de todas formas, aunque no quisieras... para poder cuidarte... -- Se burlaba él.

-- Hanamichi... Hana, perdóname por lo del gimnasio del otro día -- Se disculpaba Kaede.

-- No es momento de hablar de eso, cuando te recuperes hablaremos con tranquilidad.

Sentándose al lado del Kitsune, Hanamichi le ponía en la mano una pastilla y un vaso con agua. Kaede se incorporaba para beberlo pero luego de tomarse el remedio, lo miro y se abrazo con fuerza a el, tomándolo de la cintura, escondiendo su cara en el regazo del pelirrojo.

El pelirrojo se había sorprendido mucho, pero luego de un rato le estaba respondiendo el abrazo con uno cálido y lleno de afecto. En ese momento había sentido que el zorro lloraba, aun no lo podía creer, pero era la primera vez que lo veía llorar... Que alguien lo veía llorar. Kaede se sentía muy feliz, había creído que después de lo del gimnasio Hanamichi no lo perdonaría nunca, que él estuviera allí, ayudándolo cuando más mal se sentía, le daba un pequeño hilo de esperanza y sosiego a su alma...

Hanamichi lo acunaba lentamente entre sus brazos, hasta que volvió a quedarse dormido.

Varias horas mas tarde, Kaede ya se sentía mejor así que se había levantado hasta el baño...

Caminando por el pasillo había podido ver que la otra habitación tenia la puerta abierta y al asomarse dentro había encontrado al pelirrojo desparramado en la cama... Estaba profundamente dormido.

Se había quedado a dormir allí... Evidentemente estaba preocupado por él...

Hacia frío así que entrando como un gatito a la habitación, había sacado una manta de un mueble se acercaba lentamente para taparlo... El pelirrojo parecía un niño grande, era tan inocente y tierno.

El Kitsune podía sentir el corazón latiéndole con fuerza y un sentimiento de ternura que inundaba su corazón...

Sonrío levemente y siguió su camino al baño.

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Hanamichi estaba aun dormido cuando había empezado a sentir ruidos dentro de la casa. Despertó asustado, serian como las 6 de la mañana...

Se había levantado de repente, creyendo que se habría metido un ladrón, tomando lo primero que había encontrado como arma para protejerse...

Tenia la cabellera roja sumamente despeinada, a pesar de no estar muy largo su pelo parecía rebelarse contra su dueño, estaba en ropa interior a pesar del frío y caminaba descalzo, acercándose lentamente y en puntas de pie... Por fin había llegado a la cocina para encontrarse cara a cara con el Zorro, completamente vestido, comiendo algo...

-- ¿Kitsune?... -- Lo llamaba el pelirrojo respirando más tranquilo...

-- Doaho... ¿Qué haces con ese jarrón en la mano? ¿Pensabas dármelo por la cabeza? -- Reía Rukawa preguntándose si todas las mañanas traería esas fachas, porque a pesar de todo se lo veía sumamente atractivo.

-- ¡¡¡Naaaaaaaa!!!... ¿Cómo puedes creer eso? Escuche ruidos y creí que era un ladrón...

-- ¡¡¡¡AH... !!!!

-- ¿Que demonios crees que estas haciendo levantado, maldito Kitsune desobediente?...

-- Iba a salir a entrenar... -- Respondía él diciéndolo de la forma más natural del mundo...

-- ¿Acaso te has vuelto loco?... El doctor te ha mandado reposo por lo menos por tres días hasta que te recuperes, ya mismo te vas a dormir... ¿O quisieras verme enojado?-- Decía Hana bastante enojado

-- ¿Tres días? ¿Que voy a hacer yo en tres días?

-- ¿Que te parece dormir?

-- Buena idea, pero me aburriré igual...

-- No sé, alquilaremos unos videos... no sé...

-- Mmmmm, esta bien... Pense que estaría yo solo... ¿No té molesta quedarte aqui?...

-- Que no... ya te lo he dicho... Tu me has ayudado cuando más lo necesitaba, no puedo abandonarte ahora... --Decía el pelirrojo convencido.

-- Esta bien... pero no me debes nada Doaho... -- Respondía el zorro, pensando si esa seria la única razón de Hanamichi para quedarse allí...-- ¿No tienes frío en esas fachas?

Hanamichi se miro y si, estaba helado... Había saltado de la cama sin ponerse siquiera algo en los pies, Kaede se quito la uno de los buzos deportivos que traía puesto y se lo extendió, junto con el par de pantuflas que acababa de quitarse, también le extendió una taza de café caliente. Hana se lo agradecía poniéndose un poco colorado, pero el zorro sonriente le decía.

-- Avisare a la escuela que no voy a ir...

-- No te preocupes por eso...Ya les avise yo, hable con el profesor Ansai anoche --

-- Bueno gracias, mejor me iré de nuevo a dormir... En realidad tengo bastante sueño.

Rukawa se acercaba al Doaho lentamente y con mucha suavidad pasando su mano por entre los cabellos desordenados de Hanamichi, se agachaba para decirle al oído.

-- Gracias Doaho, por ocuparte de mí...

Hana se había quedado petrificado, pero esta vez no estaba enojado con el Zorro, por el contrario... Aquel susurro en su oreja lo había hecho estremecer con furia... Se había quedado mirándolo a medida que se alejaba...

Hanamichi se había ruborizado hasta las orejas, y no volvió a la realidad hasta que el café que tenia en las manos había comenzado a quemarle los labios...

Luego de beberlo había corrido a vestirse un poco, colocándose ropa de dormir pero cuando estaba por volver a dormirse, el timbre de la puerta había empezado a sonar...

Hana abrió la puerta, esta claro que no esperaba encontrarse con él...

-- ¿Sakuragi?... No sabia que cuidabas de Rukawa... -- Decía sonriendo.

-- ¿Sendoh?.... ¿Que...? -- No podía creer que él, justamente él, estuviera allí en la casa de su Kitsune... ¿Qué demonios tenia que hacer ahí él?....

-- Perdona Sakuragi... el profesor Ansai me ha dicho ayer que Rukawa estaba enfermo y como necesitaba hablar con él... me ha dado su dirección -- Le decía Sendoh con su sonrisa amistosa de siempre... Hanamichi asentía de mal modo dejándolo entrar.

-- Esta en su habitación... la segunda por el pasillo, pero no sé si ya estará dormido -- Le decía señalando hacia el pasillo en dirección del cuarto del Kitsune.

-- Gracias -- Decía Sendoh emprendiendo su camino, llegando hasta donde estaba Rukawa.

Sendoh se había alejado por el pasillo, dejando al pelirrojo nervioso y confundido... ¿Qué querría ese maldito de Sendoh en casa de su Kitsune? Un momento... ¿Desde cuando le interesaba tanto Rukawa?...

La duda lo comía dé tal forma que lo llevo a poner su oreja pegada a la puerta a ver si escuchaba algo, pero nada... Ellos hablaban tan bajito que no podía escuchar nada...

Rukawa estaba recostado mirando la televisión cuando Sendoh entraba sonriéndole...

-- ¿. ? ¿Que estas haciendo por aqui? -- Preguntaba el joven de ojos fríos de forma seca.

-- Hola Rukawa ¿Cómo te encuentras?

-- Engripado ¿Qué no ves? -- Respondía bruscamente.

-- Esta bien, esta bien... No te enojes...He venido a hablarte de algo importante.

-- ¿. ?

-- Me ha llegado una petición de los colegios de Estados Unidos para que te convenza de que viajes allí... becado por su puesto, te invitan a participar en uno de los equipos de la NBA.

-- ¿Por eso has venido?

-- Fui a hablarte a la practica pero Ansai me dijo lo que te había pasado...

-- Esta bien, gracias... Pero no voy a irme...

-- No desperdicies esta oportunidad... Tu sueño siempre ha sido jugar en la NBA, es una oportunidad de oro... No seas tonto.

-- ¿Que sabes tú de mis sueños?...

-- Bueno yo creí que teníamos el mismo... -- Admitía Sendoh no tan sonriente, el no quería viajar solo, aunque Rukawa fuera su enemigo allí, sabia que en Estados Unidos se sentiría muy solo si el no lo acompañaba...

-- Por ahora no quiero hacerlo, lo decidiré después.

-- No te entiendo nada te ata aqui... Piénsalo por lo menos...

-- .................. -- Definitivamente el ya lo había decidido hace mucho tiempo pero no podía explicárselo...

-- ¿Es él, verdad?...

-- ..................-- Otra vez no le contestaba, solo miraba la televisión con la vista fija.

-- ¿Crees realmente que el vale la pena para que sacrifiques todo?

-- No lo sé... Pero no perderé la oportunidad de averiguarlo...-- Respondió por fin sorprendiendo a Sendoh quien había visto en el rostro de Rukawa un signo de felicidad.

Hanamichi mientras tanto caminaba como león enjaulado por el pasillo, ese idiota de Sendoh estaba en la habitación con su Kitsune, solos ¿Qué interés podía tener él en hablar con su Zorro?...

Preparo con rapidez un te y cuando lo tenia listo había entrado sin mas a la habitación para interrumpir la conversación a ver si se enteraba de algo.

-- ¿Sé puedeeeee?... -- Canturreaba Hanamichi haciéndose camino con la bandeja.

Sendoh estaba agachado y parecía estar muy cerca de Rukawa, tenia ambas manos al lado de la cara del Zorro.

Hanamichi sintió que una rabia interna lo llenaba y dejando caer la bandeja, gritándole enardecido a Sendoh lo tenia agarrado por la ropa alzándolo del piso.

-- ¿Que demonios crees que estas haciendo maldito Puercoespin?... ¡¡¡Quítale tus sucias manos de encima!!!...-- La cara de Hana estaba tensa de rabia y en un movimiento fuerte lo había arrojado contra la pared...

-- ¡¡¡Cálmate Hanamichi!!!... -- Gritaba Rukawa aprisionando al pelirrojo contra la pared contraria, haciendo un esfuerzo sobrehumano para sostenerlo, tomándolo de los brazos con sus manos mientras el pelirrojo luchaba por liberarse, para romperle la cara a Sendoh...

-- ¡Vete Sendoh! Yo te avisare si cambio de opinión -- Gritaba Rukawa despidiéndose.

Sendoh se alejo rápidamente de allí, no era tan tonto para enfrentarse a Sakuragi cuando estaba enojado... Lo sabia bien. el pelirrojo podía ser un verdadero demonio...

Ni siquiera le había dado tiempo de explicarle lo en realidad había pasado entre ellos...

-- ¡¿¡¿Que mierda te esta pasando Doaho?!?!... -- Gritaba Rukawa...Él estaba enojado de verdad y miraba a Hanamichi sin entender.

-- ¡¡¡¡Ese maldito puercoespin aprovechado!!!!... ¡¡Lo detesto!!.... ¿Me las va a pagar! -- Decía furioso intentando liberarse nuevamente.

-- Solo me estaba acomodando la almohada, no sé que demonios crees... -- Lo calmaba Ru liberándolo lentamente mientras el pelirrojo se iba tranquilizando.

-- ..................-- Avergonzado por su comportamiento no sabia que decirle.

-- No te entiendo... de verdad que no te entiendo... Primero te enojas cuando te beso, me dices a los gritos que no eres como yo y ahora estas celoso por Sendoh...-- Decía el Zorro acercándose suavemente una vez mas...

-- ¿Celoso yo? ¡¡JAmAS!.... ¿De quien? ¿De ti? ¡Jajajaja! -- Reía Hanamichi en un intento desesperado por disimular lo que realmente estaba sintiendo.

-- ¿Dime una cosa?... Si la otra vez no te gusto el beso ¿Porque me lo respondiste?

-- Yo no te lo respondí... -- Refunfuñaba Hana...

-- ¿Ah no?... -- Preguntaba acostándose nuevamente en la cama.

-- No definitivamente no... --Gruñía él.

-- Eso no me parece cierto... te había gustado tanto como a mí -- Afirmaba el Kitsune.

-- No... eso es mentira... -- Hanamichi se había enrojecido pero por alguna razón le seguía el juego.

-- Te apuesto a que si te beso otra vez te va a gustar mucho...

-- Que no.

-- Que sí.

-- Que no.

-- ¿Acaso me tienes miedo? -- Lo retaba Rukawa desde la cama, mirándolo fijamente, clavando sus ojos azules en los de el.

Hanamichi detestaba que lo retaran, siempre accedía. Ese era su punto débil, el zorro lo sabia y lo sabia muy bien...Lo conocía, lo amaba así...

El pelirrojo tenia aun la cara tensa del enojo y desde ya que detestaba perder, así que apoyándose en la cama, se había acostado al lado del Kitsune y tomándolo con fuerza de la cara había cerrando los ojos para besarlo...

Los labios de Kaede eran suaves, tiernos y le devolvían a el en una caricia, el beso mas dulce que hasta ese momento le habían dado... Hana estaba soltando la presión de su mano para aflojarla en una caricia tierna... Entreabrió sus labios para poder besar al Zorro con su lengua, pero al abrirla se encontró con otra dispuesta a hacer lo mismo, el corazón de ambos latía con fuerza acompasándose uno con el otro...

Ya era tarde, no podía seguir mintiéndose mas...

Un escalofrío había recorrido a Hanamichi, excitandolo como nunca le había pasado antes... Lo supo en ese momentos, Kaede le gustaba y no podría negarlo por mucho más tiempo... Era evidente, lo sentía a flor de piel.

Ninguno de los dos estaba dispuesto a cortar la seguidilla de besos en los que estaban enfrascados. Pero, por fin Hanamichi se detuvo...

Al abrir los ojos, Rukawa estaba mirando a su Doaho mas que sorprendido.

En vez de moverse, el pelirrojo seguía en la misma posición, apoyado sobre su codo en la almohada sosteniendo su cabeza con la mano, mientras que con la otra mano libre acariciaba lentamente la cabellera negra que descansaba sobre su brazo.

Mirándolo fijamente a los ojos, recorriendo la blanca piel y las largas y sedosas pestañas del Kitsune... unas pequeñas lagrimas traicioneras escapaban de sus ojos almendrados...

-- Doaho... -- Lo llamaba suavemente Rukawa intentando que le respondiera.

-- Tu ganas zorro... Ya no puedo seguir ocultándomelo mas...Tú me gustas... Me gustas demasiado -- Reconocía Hanamichi finalmente derrotado.

Kaede había extendido su mano para quitar las lagrimas que habían caído en las mejillas de Hana. El joven de ojos fríos había sentido que por primera vez alguien había llegado a su corazón, rompiendo la barrera que el mismo había formado para que no lo hirieran. Hanamichi lo miraba con cariño, con suavidad... acariciándolo con ternura. Nunca hubiera creído que el zorro despertara en él ese tipo de sentimientos, pero así era.

-- Tu también me gustas mucho, Hana... -- Le susurraba suavemente al oído, al tiempo que respondía a sus caricias con pequeños besos en la oreja y el cuello del pelirrojo.

Comenzaron a besarse una vez mas, primero suave casi rozando sus labios como con cierta timidez pero luego se convertía en un beso apasionado, fuerte, excitante, controlado por sus instintos y sus deseos. Hana lo había empezado a besar en el cuello, presionando con sus labios y jugando con su lengua, sacando del Kitsune unos gemidos placenteros que retumbaban en el silencio de la habitación, ninguno pensaba bien lo que hacían, solo se sentían, se deseaban, empezaban a amarse...

El zorro se las había arreglado para quitarle la sudadera, besándolo en el pecho y sumergiendo a Hanamichi en un mar de deseos contenidos. Mientras lo besaba acariciando sus pezones con la lengua, con su otra mano acariciaba su espalda de arriba abajo recorriéndola con placer...

Su corazón latía con fuerza, la habitación giraba, solo sabia que al fin él le estaba correspondiendo y esta vez no era un sueño.

Se había acomodado entre sus piernas, mientras lo acariciaba con suavidad, sintiendo su piel con la yema de sus dedos. El pelirrojo se mordía ligeramente el labio, gozando y sintiendo las caricias suaves del Kitsune, ya no iba a poder aguantar mas, se estaba excitando demasiado...

Entre gemidos de placer había comenzado a llamarlo, casi como un ruego desesperado.

Su cabeza le decía que se detuviera, pero su cuerpo y su corazón no le respondían, actuaban solos guiados por una extraña fuerza que n él entendía. Aunque el zorro también estaba muy excitado había logrado escuchar su suplica habiendo decidido detenerse.

-- ¿Realmente quieres que me detenga? -- Le susurraba suavemente al oído mientras mordisqueaba su oreja, con profundo placer.

-- Nnnno... no me hagas caso... mmhh... Sigue... Mmmmmhhh... Me gusta mucho... Me estas volviendo loco... Te deseo ahhh -- Gemía Hanamichi respondiendo a sus besos con otros de igual pasión.

Rukawa lo había liberado de la ropa que le quedaba y se había sorprendido cuando el pelirrojo intentando sacarle la sudadera, en la desesperación generada por la pasión, la había desgarrado para terminar rompiéndola. En ese momento ni le importo, solo quería disfrutar de la piel de su Zorro, blanca, suave, apetecible...

El roce de sus cuerpos los excitaba aun más, afuera hacia mucho frío pero en esa habitación reinaba la pasión y el calor descontrolado...

El zorro se contorsionaba con cada caricia tal como un gatito cuando le acarician el lomo, nunca lo había hecho antes, en realidad nunca creyó que se enamoraría de el. Solo sabia que lo deseaba y no podía pensar en nada más. Los brazos bronceados y fuertes del Doaho lo acariciaban con infinita ternura de la misma manera que lo sostenían con fuerza, se sentía como una masa a la cual él moldeaba a su gusto.

Ru bajo sus manos para ofrecerse colocándose debajo del pelirrojo...Hanamichi no sabia bien como hacer... Nunca había estado todavía con una mujer, mucho menos con un hombre, pero de alguna forma el instinto le había ganado. Primero empezó suave mientras Kaede había gemido en una mezcla de dolor y placer, entregando su virginidad y todo su ser.

El zorro se había tomado de las sabanas, mordiéndose los labios con fuerza. Su cuerpo se había tensando de dolor, sentía que todos sus músculos se habían distendido, pero su deseo era tan grande que lo fue aflojando lentamente y para cuando el ritmo empezaba a aumentar, sentía que ya lo disfrutaba más. Unos minutos mas tarde el pelirrojo ahogaba un suspiro a medida que acababa... al mismo momento que el zorro acababa también...

Hanamichi se había desplomado sobre las sabanas, retirándose suavemente para no aplastar a Kaede, mientras que una cabellera negra aun mojada de sudor se apoyaba gentil sobre su pecho...

El Kitsune no podía creer lo que acababa de pasar, su corazón latía aceleradamente pero se sentía increíblemente bien, por primera vez en mucho tiempo ya no se sentía tan solo.

En cambio el pelirrojo se sentía confundido, estaba muy feliz aunque no entendía esta avalancha de sentimientos que lo dominaban cuando estaba al lado de aquel al que alguna vez odio con toda el alma pero que ahora reconocía estar empezando a querer mas allá de sus propias expectativas.

Extendiendo su brazo, Hanamichi lo rodeaba con cariño, aun con la respiración entrecortada y un ligero sudor que empapaba su piel tratando de apagar el fuego que aun ardía en él...

Extendió el otro brazo para manotear la sabana, la cual se había caído en aquel momento de pasión y sosteniéndola tapaba cariñosamente al zorro, quien creía dormido, ya que yacía entre sus brazos.

-- Hana... -- Murmuraba el suavemente al sentir las frías sabanas rozando en su piel aun ardiente de pasión.

-- ¿Kae?... Pense que estarías durmiendo... Te cubrí para que no tomaras frío... Después de todo aun no estas curado de esa gripe -- Decía el pelirrojo en forma paternal.

-- En tus brazos no siento nada de frío... hablando de la gripe... ya te habrás contagiado a esta altura -- Decía suavemente.

-- No importa, sé que tu me cuidaras si me enfermo. ¿Verdad?

-- Por supuesto pero yo no cocino nada bien, a lo sumo te haré una sopa...

-- Oye... ¿No tienes sueño?... Al fin y al cabo es bien temprano aun...

-- No... tengo demasiadas cosas en mi cabeza para querer dormir...

-- ¿..... ?

-- ¿Enserio sientes tu eso por mí? -- Preguntaba curioso.

-- Me gustas mucho...Creo que en el fondo de mi corazón siempre te he querido.

-- ¿Doaho... ?

-- ¿Huhh?

-- Yo te quiero, de verdad... -- Le confesaba el joven de ojos azules mirando a Hanamichi con una ternura que el pelirrojo desconocía, Era evidente que nadie conocía realmente a Rukawa.

Hanamichi era un hombre de sentimientos a flor de piel y haber escuchado de sus labios decir que lo quería, lo había conmovido hasta lo mas profundo de su corazón...

Siempre había estado un poco solo y a pesar de estar de novio con Haruko, nunca había sentido el calor que le brindaba Rukawa a su lado.

Kaede volvía a besarlo con avidez, insaciable... Como un zorro en busca de su presa. Esta vez era él quien había tomado la iniciativa de besarlo y acariciarlo llevándolo nuevamente a un clímax... Acercándose a los oídos de su Doaho le susurraba lentamente a medida que mordisqueaba nuevamente su oreja...

-- Ya sabes lo mucho que te quiero... me has hecho sentir tantas cosas que no te lo podría explicar con palabras.

El pelirrojo se estremeció y dejo que todo sucediera con normalidad...Disfrutando, compartiendo, siendo uno una vez mas y esta vez fue mejor porque ya se sentían mas relajados, tomándolo con suavidad pero con mas pasión.

Mientras el día recién comenzaba dos amigos habían dejado paso a lo que sentían, abandonándose uno en brazos del otro, disfrutando del placer que les brindaba esta reciente relacion.