Capítulo 6: Frutillas y visitas
Serian como las dos de la tarde cuando Rukawa se había despertado. Estaba un poco cansado pero se sentía muy contento, aun no podía creer lo que le había pasado hacia unas horas atrás...
Sus sueños se habían cumplido... Se habían hecho uno con el pelirrojo, por fin había contestado sus besos, su amor, su pasión...
Instintivamente dio un giro para encontrarlo, pero el no estaba, su almohada aun estaba tibia, no debería estar muy lejos.
--"¿Doaho?"-- Llamaba suavemente tratando de que él le contestara.
Al no oír ninguna respuesta se había impacientado. Observando la habitación comprobaba que el no estaba allí... ¿Se habría ido?
Se había levantado con sumo desgano hasta que sintió un ligero aroma que provenía de la cocina. Olía sumamente delicioso...
Con el calefactor prendido la casa se encontraba tibia y agradable, así que calzándose solo las pantuflas y vestido con un pijama, salió en busca del pelirrojo.
Al llegar a la cocina lo encontró de espaldas, con las piernas cruzadas y removiendo en una olla una especie de guisado, el cual olía fantásticamente.
Llegando por detrás, como un pequeño gatito, lo asió por la espalda abrazándolo con ternura, Hanamichi sonreía plácidamente mientras le decía suavemente.
-- Hasta que al fin abriste los ojos, Zorrito...
-- ¿Mmmmmm? Si, pero cuando los abrí tu no estabas Doaho... -- Le contestaba besándolo seductoramente en el cuello, mordisqueándolo suavemente.
-- Me había dado hambre y he venido a cocinar algo para los dos... -- Decía entre suspiros.
-- Huele delicioso... No sabia que también cocinabas... -- Kaede no se había movido ni un centímetro y no dejaba de mimar al pelirrojo a quien le habían empezado a temblar las piernas y su corazón a latir con fuerza.
Rukawa había pasado su mano por la camisa de Hanamichi, acariciándolo con la yema de los dedos, sintiendo la piel firme y bronceada de su Doaho.
-- Ahhh... Kitsu... Kitsune...Si me sigues distrayendo así, mmmhhh, sé... Se me va a quemar irremediablemente la comida... -- Murmuraba el pelirrojo quien había cerrado los ojos para disfrutar los mimos...
-- No me importa, la comeré quemada igual...
Hanamichi había apagado el fuego tapando la olla para que no se enfriara, mientras se daba vuelta para contestar a los mimos del Kitsune.
Había comenzando a besarlo profundamente en los labios, en un beso dulce y apasionado. Cuando por fin se separaron el Zorro se cobijaba en los brazos del pelirrojo.
-- ¿No estas arrepentido Hana? -- Le pregunto con temor a su respuesta.
-- No merecerías que te conteste esa pregunta tan tonta pero lo haré igual, no lo estoy, por el contrario lo he disfrutado mucho.
-- Mmmmm...Doaho... Tu comida huele muy bien y me ha abierto el apetito ¿Comemos?
-- Jajajajaja, parece que el fabuloso Hanamichi Sakuragi tenia razón ¿No?... Soy tan buen cocinero como basquetbolista.
-- Entonces no, gracias. -- Bromeaba Rukawa dándose vuelta.
-- ¿Te atreves a decir que el Tensai es un mal basquetbolista? -- Preguntaba el pelirrojo.
-- ¿La verdad?... No... pero lo que sí, eres un excelente amante...
Hana le seguía sonriendo poniéndose, algo rojo también, mientras le servia un plato de comida, y sé servia uno para él.
El zorro había echado una mirada a la casa con asombro, algo había cambiado.
Parecía otra desde que Hana lo estaba cuidando, allí se sentía un extraño olor a hogar, ya estaba todo medio desordenado, en la heladera había comida y realmente el pelirrojo parecía llenar con su dinamismo todo el lugar.
Estaba muy seguro de no haberse equivocado, el realmente sabia que de irse a Estados Unidos aceptando la beca, se hubiera perdido de Hanamichi.
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Dos días después Kaede estaba completamente recuperado y muy feliz...
El Kitsune estaba mirando la Tv tranquilamente en la cama cuando el pelirrojo había aparecido trayendo consigo un tazón de frutillas. Sentadose en la cama al lado de el.
Hana le ponía en los labios cada tanto, una frutilla al Kitsune, quien estaba absolutamente encantado con eso, hasta que por su mente se le había cruzado una divertida idea.
-- ¿Que intentas hacerme Kitsune? -- Preguntaba Hana a medida que el zorro le quitaba la camisa que traía puesta.
-- ¿Huhhh?.... Ya veras... Tu solo disfruta... -- Decía mirándolo con picardía.
-- Kaede... Cuando tú pones esa carita, es que algo raro te traes entre manos... -- Reía Hanamichi.
-- Que bien me conoces en tan poco tiempo... Doaho...Mi Doaho... -- Repetía Rukawa a medida que lo besaba apasionadamente, dejándolo casi sin respiración -- Tus labios saben a frutillas, Hana... ¿Y sabes que?... Las frutillas me vuelven loco... -- Decía Kaede tomando del tazón una de las más grandes...
Había comenzando a recorrer con la frutilla el pecho de Hanamichi dejando caer su jugo, utilizando su lengua para limpiarlo. El pelirrojo no podía creer las mañas que podía tener el Kitsune para excitarlo, pero cuando lo hacia, siempre lograba su cometido.
Con la cabeza en la almohada, la cabellera roja desordenada y su piel que se estremecía al contacto con la de el, se asía con fuerza a la sabana cada vez que Kaede mordía alguna de sus tetillas, o cuando sentía el frío jugo de la frutilla en su piel ahora ardiente.
Apenas lo acariciaba y ya lo estaba haciendo perder el sentido... El pelirrojo había dejado de cuestionarse su sexualidad, porque hacia tres días que estaba viviendo el romance más apasionado y grandioso que había sentido hasta el momento.
Se sentía aislado, como si en el mundo si solo existieran ellos dos, ahora entendía perfectamente a Mitsui y lo que debería estar sufriendo estando separado de Kogure.
Las manos del Zorro lo acariciaban por arriba de los boxers y él sentía que iba a explotar en cualquier momento.
No se había dado cuenta en que momento Kaede se había quitado la ropa y estaba perfectamente desnudo, arriba de el, provocandolo.
Su piel blanca era suave y resplandecía bañada por la luz ambiente, como si quisiera iluminar la habitación, su pelo negro profundamente despeinado caía despreocupadamente en su piel, ocultando de a ratos aquellos ojos azules que a veces parecían fríos pero que ahora se encontraban absolutamente encendidos de pasión.
Hanamichi le había mordido el cuello en un súbito arranque de excitación ¡Le gustaba tanto su cuello!... Era blanco, suave y sumamente apetecible.
Cuando estaba con él, Rukawa no era el mismo zorro despreciable que los demás conocían, con él era cariñoso y apasionado, sí hasta reía y le hacia bromas.
Ya estaban los dos sin ropa y muy excitados compartiendo caricias cuando se escuchaba que alguien estaba tocando el timbre insistentemente.
¡¡¡¡¡ Ding Dong !!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡ Ding Dong !!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡Dinggggggggg Donggggggggg!!!!!!
-- Ka... Kae... es el timbre... -- Murmuraba Hana entre suspiros, porque el zorro no había dejado de besarlo en ningún momento cortándole la respiración.
-- ....No... me... importa, solo quiero estar contigo... Quien sea... que se valla, ahhh -- Gemía Ru cuando el Doaho acariciaba su sexo provocandolo.
De pronto unos gritos provenientes de la puerta los había asustado haciéndolos saltar de la cama como si esta quemara. No podía ser verdad lo que estaba por pasarles...
-- Abre Rukawa... Somos nosotros, el equipo de Basquet, hemos venido a verte... -- Gritaba Miyagi preguntándose porque tardaba en contestar.
-- ¡¡¡¡ Demonios... !!!! Justo en este momento... -- Rezongaba Ru dando un salto, colocándose un pantalón de jean y un buzo, tapándose un poco para que no se dieran cuenta que aun estaba bastante excitado. No sabría que decir ante las burlas y así se descubriría todo.
Hana había volado al baño para hacer exactamente lo mismo, no importaba lo que vieran, de todas formas sabrían que él estaba allí, ya no podía ocultarse, así que había llegado la hora de las explicaciones, justamente lo que él había querido evitar que pasara...
Rukawa llego hasta la puerta abriéndola, asombrándose por la cantidad de gente que había venido a visitarlo, sí hasta estaba con ellos el profesor Ansai.
Asombrándolos como nunca, lo miraban de arriba abajo sin entender cuando Él les había abierto la puerta con una sonrisa invitándolos a pasar.
Habían llegado a visitarlo, Miyagi, Ayako, Mitsui, Kogure y el profesor Ansai... pero claro no podía estar completo sin flacucha tonta, Haruko también estaba allí.
Hana había salido del baño cuando ya estaban todos sentados en la sala, aun estaba nervioso y un poco onrojado, pero disimulo lo mas que pudo.
Esta claro que el resto se había quedado sorprendido al verle allí.
-- ¡¿Sakuragi?!... -- Coreaban Miyagi y Ayako asombradisimos ante la presencia del pelirrojo.
-- Esteee...yo... siiii...yo... -- Se había empezado a poner muy nervioso ¿Qué clase de explicaciones daría? Era evidente que Hana no sabia que hacer, hasta que Ansai dándose cuenta de parte de la situación se echo a reír sorprendiendo a todos.
-- No se asombren muchachos... Estos muchachos están juntos por orden mía, Jojojojo... La verdad es que creo no haberme equivocado cuando le pedí a Sakuragi que se ocupara de Rukawa... Si hasta he logrado que ya no se peleen, Jojojojo... -- Reía Ansai divertido.
-- Basta que no se les dé por matarse... -- Reía Mitsui, pero Kogure estaba mas que callado, algo en el ambiente le resultaba absolutamente conocido pero aun no sabia que era...
-- ¿Cómo estas Rukawa? ¿Ya te sientes mejor? -- Preguntaba Kogure.
-- Mucho mejor gracias, mañana ya iré a entrenar... -- Contestaba el Kitsune con cara de satisfacción...
-- Hanamichi... Amigo, la ropa esa, te queda muy bien... Es más mucho mejor que la tuya ¿O que... ? ¿Tratas de que se te pegue algo del talento de Rukawa utilizando su ropa? -- Se burlaba Ryota riendo de las fachas del pelirrojo, quien tenia puesto un jean azul y una camisa color natural semiabierta que dejaba ver parte de su pecho, toda ropa del zorro, ya que el no había vuelto a su casa desde el día que había venido a visitar al Kitsune, cuando lo había encontrado enfermo.
-- ¡¡¡¡¡Ryotaaaaaaaaa!!!!! ¿Como te atreves a burlarte así del talentoso Hanamichi Sakuragi... Al tensai no le hace falta mas talento que el que tiene... -- Bufaba Hana haciendo reír a todos.
El pelirrojo estaba morado, tenia los ojos inquisidores de Haruko que lo miraban con una mezcla de enojo y odio que nunca había visto en ella, sintió un sudor frío que le recorrió la espalda...
¿Acaso Haruko estaría sospechando algo? ¿O simplemente estaba enojada?
-- No he podido ir hasta casa a buscar mi ropa, pero bueno, ya hoy regresare por allí... -- Se excusaba Hanamichi calmándose -- Perdónenme, con permiso... Iré a prepararles un té.
Desapareciendo tras la puerta de la cocina, el pelirrojo respiraba tranquilo, tomando en su boca una gran bocanada de aire para poder calmarse... La excitación se le había pasado del susto que había sentido al ver la cara de enojo de Haruko.
Mientras, en la sala, ella se había puesto de pie encaminándose hacia la cocina tras los pasos del pelirrojo, claro que no había notado que un par de ojos azules que se habían clavado en ella, fríos y desafiantes.
Ojos llenos de celos y rencor que solo habían sido vistos por una persona en extremo sensible y que vivía una situación similar...
Kogure había empezado a sospechar lo que estaba sucediendo entre el pelirrojo y el super rokie... pero por alguna razón no le sorprendia demasiado.
De espaldas Hanamichi, no se había dado cuenta de su presencia en la cocina.
-- ¿Podrías decirme porque no me habías avisado que estabas aqui Hanamichi Sakuragi? Estaba sumamente preocupada por ti -- Le recriminaba una voz femenina la cual él conocía muy bien. Ella mantenía su mirada observándolo fijamente.
-- ¡Haruko! -- Murmuraba asustado.
-- Hace tres días que no se nada de ti... He estado en tu casa varias veces, He vuelto locos a tus amigos preguntándoles si sabían algo de ti, hasta creí que te podría haber pasado algo grave... Te odio Hanamichi Sakuragi, como no vas a avisarme de algo así... ¿Porque siempre te desapareces? -- Le decía Haruko sumamente irritada rompiendo en lagrimas...
Hanamichi no podía verla llorar... Se le había acercado con algo de temor, para abrazarla cariñosamente y poder contenerla. Él era un hombre que no podía ver llorar a nadie porque eso lo hacia sentir muy mal.
-- Ya no llores por favor... Te lo ruego, Sabes que no puedo verte llorar... Perdóname Haruko, no fue mi intención hacerte daño, pero fue Rukawa quien me ha ayudado a recuperarme, no podía dejar que estuviera solo en su enfermedad... -- Decía el pelirrojo tratando de disimular y calmarla.
-- ¿Que? ¿Que Rukawa te ha ayudado? ¿Cuando? No entiendo lo que me estas diciendo...
-- Haruko... Yo... Yo nunca he ido a rehabilitación... Fue él quien me ha ayudado a recuperarme de la lesión, entrenando conmigo y haciendo que mis músculos se recuperaran por completo, sé que te resultara extraño pero esa es la verdad...
-- ¿Porque nunca me habías dicho nada?
-- No creí que me creyeras, por eso no lo hice... ¿Quien creería que el Zorro y yo estamos entrenando juntos?... Nadie...Solo el profesor Ansai conoce la verdad de lo sucedido... -- Confesaba Hana.
-- Pero si siempre han sido enemigos declarados... Realmente no entiendo nada... ¿Se llevan bien? ¿No se pelean?... -- Preguntaba curiosa sin entender el porque del cambio de los dos.
-- B- Bien... Ya ves... jajajaja... Si hasta uso su ropa... -- Murmuraba mostrándole con su mano la camisa que llevaba puesta y que era del Kitsune.
-- Y lo bien que te queda... -- Decía Haruko acercándosele seductoramente. Ella lo había asido de cuello, pasando su pequeña mano por dentro de la camisa del pelirrojo, acariciándole el pecho con sus dedos haciendo pequeños círculos, poniendo a Hanamichi en una situación muy incomoda.
-- Haruko no hagas eso... por favor... -- Rogaba ruborizándose.
-- Si no hay nadie aqui... ¿Qué? ¿Acaso no te gusta?... -- Preguntaba a medida que corría con su otra mano la camisa dejando la piel del pelirrojo al descubierto y besándole el pecho.
-- No es ni el mejor lugar... Ni el momento para esto, alguien podría venir, por favor... detente... -- Rogaba nuevamente Hana, gimiendo suavemente.
Aun se encontraba muy excitado por lo que había pasado antes con Rukawa como para ponerse nervioso ante esos mimos que solo estimulaban aun más su deseos.
No hacia falta mucho, era como colocar un fósforo al lado de un bote con pólvora.
-- Hana... Mmmmm... Sabes rico ¿Has estado comiendo frutillas? -- Le preguntaba saboreando sus labios pasando su lengua por ellos.
El pelirrojo se había puesto morado una vez mas, esta vez no sabia que decir.
¿Cómo explicarle una situación así?...
En ese momento había entrado el superior Kogure a ofrecerle su ayuda, salvándolo de dar explicaciones, como si hubiera intuido que el pelirrojo necesitaba su ayuda.
-- Sakuragi ¿Quieres que te ayude a llevar las cosas?
-- ¿Cuatro ojos?... UPS... perdón, la costumbre... Si superior Kogure, de verdad te lo agradecería mucho... -- Decía Hanamichi suspirando aliviado... Pero Haruko en cambio lo miraba con cierto resentimiento incomoda con la interrupción.
Alejados de lo que sucedía en la cocina, en el living, todos los demás mantenían una charla acerca del próximo partido. Rukawa solo miraba sentado desde uno de los sillones mientras que escuchaba la conversación sin mucho entusiasmo, porque en realidad su atención estaba en la cocina. Estaba preocupado por el que estarían haciendo su Doaho y esa niña tonta, él habría ido a interrumpirlos de no ser porque había visto a Kogure quien había entrado allí en ese momento, eso lo terminaba de tranquilizar...
Mitsui había echado un vistazo a uno de los casettes de Basquetball que descansaban en la repisa y lo había tomado para mirarlo, cuando algo le llamo la atención, estaba seguro que eso era...
Acercándose disimuladamente a Rukawa con el casette de video en la mano se sentaba en el sillón a su lado, como queriéndole mostrar algo del video en cuestión, pero murmuraba suavemente entre dientes, para que solo él pudiera oírle, mientras se tapaba los labios con el casette...
-- Oye Rukawa... Debes levántate el cuello de la polera, tienes una marca allí y podría prestarse a malas interpretaciones de los demás.
Rukawa se había enrojecido tanto como el cabello de Sakuragi, y disimuladamente se levantaba la polera. Ese Dohao se las iba a pagar caro por haberlo mordido tan fuerte, mas en un lugar tan obvio, se decía refunfuñando.
Mirando nuevamente a Mitsui, se había dado cuenta que él lo sabia... o por lo menos lo sospechaba, porque le devolvía la mirada con una mueca cómplice llena de picardía.
-- Gracias... -- Decía Kaede tímidamente, no estaba acostumbrado a darle las gracias a un amigo, definitivamente el pelirrojo lo estaba cambiando.
-- De nada... Deben tener mas cuidado si no quieres que los demás se den cuenta.
-- Hey... Mitsui... ¿Cómo te... ?
-- De repente tu casa sé esta pareciendo tanto a la mía... -- Canturreaba Mitsui sonriendo, cuando en ese momento entraban Hanamichi, Kogure y Haruko con los té y una torta.
-- Guauuu Hanamichi Sakuragi... ¿No vas a decirme que también has cocinado un pastel?... -- Preguntaba Ayako bromeando, pero jamas imagino que Hana se pondría rojo y diría que sí con su cabeza...
-- ¿En serio Hanamichi? ¿Tú lo has hecho? -- Preguntaba Ryota.
-- Si lo hice ayer... Pero bueno, bueno, bueno... Ya esta bien de chistes... Si no quieren comer no lo hagan, pero ya dejen de darme la lata... Si cocino... ¿Y que?...Vivo solo en mi departamento, así que no sé de que se asombran... -- Gritaba el pelirrojo enojado.
-- Es que yo también vivo solo y no sé ni siquiera hacerme una hamburguesa, Amigo...¿Cuando vienes a cocinar para mí? -- Preguntaba Ryota nuevamente divertido.
-- Mmmmm... Esta delicioso Sakuragi, eres un gran cocinero, jojojojojo...Bueno, como les iba diciendo... Parece ser que Sendoh y el ex Capitán Uzumi han pedido este partido de practica, así que tendremos que ir a la preparatoria Ryonan en aproximadamente una semana... -- Comentaba Ansai saboreando su humeante taza de té.
Hanamichi se había sentado sobre un almohadón en el suelo, y Haruko se acomodo a su lado, pegada a el, tomándolo del brazo.
En el sillón de enfrente, el zorro clavaba sus fríos ojos azules en la cara de esa niña tonta, la cual no paraba de tocar y de acercarse cada vez mas a su Dohao, quien por otra parte, estaba muy incomodo ante la situación, sintiéndose entre la espada y la pared...mientras que Kogure trataba de ayudarle a pasar la situación distrayéndolos con la charla.
Luego de unas horas todos se habían ido despidiendo, solo quedaban Kogure, Mitsui y Haruko quien se disponía a irse...
-- ¿Hanamichi, me acompañas hasta mi casa? -- Preguntaba mirándolo con ojos tiernos.
-- Haruko... Yo preferiría que... Lo siento, no puedo dejar al Kitsune solo... tu sabes...
-- Vete Torpe... Acompáñala, no sea que le pase algo por el camino... -- Le gruñía Kaede con cara de pocos amigos y muy enojado.
-- No, esta bien si tiene que quedarse contigo no hay problema... -- Decía Haruko dulcemente.
-- Acompáñala Hanamichi, nosotros le haremos compania a Rukawa hasta que tu regreses.
-- Gracias superior Kogure, ya regreso... -- Volteándose hacia el Zorro le grito -- Enseguida vuelvo Kitsune... -- Decía mientras se colocaba una campera para salir.
Kaede no le había contestado, solo le haba gruñido con fastidio.
Hana sabia que estaba enojado pero lo arreglaría luego, cuando regresara y estuvieran a solas, ahora ya no podía hacer nada.
El pelirrojo abandonaba la casa tomando una de las llaves del Kitsune, dejandolo con Mitsui y Kogure quienes parecían mas enterados de lo que pasaba de lo que él creía.
-- ¿Desde cuando están juntos? -- Preguntaba Kogure a Rukawa, pocos minutos después de que el pelirrojo se alejara.
-- Déjalo Koibito, no te entrometas en sus asuntos... -- Le aconsejaba Mitsui.
-- Esta bien Mitsui, no te preocupes... -- Contestaba Rukawa -- Solo quisiera saber como es que se han dado cuenta... -- Koibito y Micchy se habían mirado a los ojos y se echaban a reír asombrando a Kaede.
-- ¿Por donde empezamos?... -- Se preguntaba Kogure ajustándose los lentes.
-- ¿Huhhh? -- Decía el Zorro aun sin comprender.
-- La marca de tu cuello... El no haber abierto la puerta enseguida, las cosas desparramadas en la casa... y tu mirada de odio a la hermana del gorila... Hay algunas mas, pero no vale la pena expirártelas, creo que todo esta dicho... ¿No es cierto? -- Contestaba Michy sonriendo.
-- Esta bien... tienen razón... -- Aceptaba el joven de ojos fríos.
-- Lo sabia... ¿Y el? ¿Porque que yo tenia entendido que era novio de Haruko?... -- Preguntaba Kogure sin mencionar lo que había visto en la cocina.
-- No lo sé... Creo que aun esta de novio con ella, por lo menos en los papeles... A menos que se lo confiese hoy mismo... -- Contestaba Rukawa con un dejo de esperanza.
-- Dale tiempo Rukawa... Me parece que a Sakuragi esta situación lo debe asustar... O por lo menos esa es la impresión que me ha dado -- Contestaba Mitsui.
-- ¿Lo crees?
-- Yo también creo lo mismo... Es mejor que le des un tiempo... -- Decía Kogure cuando en ese momento, el ruido de la frenada de un Taxi lo hacia devolverse -- ¡¡¡Zas!!! A eso le llamo rapidez... Apenas se fue hace 10 minutos y ya esta de regreso... Parece que de verdad le importas...
-- ¿Ya regreso? -- Preguntaba el Zorro intrigado tratando de asomar su cabeza por la ventana.
-- Si, esta subiendo por las escaleras -- Afirmaba Kogure cuando habían sentido la llave dando vuelta en la puerta y un Hanamichi muy agitado que entraba allí.
-- Ya estoy devuelta, gracias muchachos, yo me quedare con él...
-- Bueno... Mejor nos vamos, nos veremos mañana chicos... Hasta la próxima... -- Decía Mitsui tomando a Kogure del brazo y alejándose rápidamente de allí para dejarlos solos...
Una vez que se habían alejado del departamento, Hana había sentido que el ambiente estaba un poco turbio. El zorro tenia la vista fija en la pantalla de la televisión, ninguno de los dos hablaba y eso los estaba incomodando.
-- ¿Zorrito? ¿Estas enojado?... -- Preguntaba Hanamichi acercándose lentamente, pero Rukawa solo le había echado una mirada fría, clavándole los ojos azules en los suyos.
-- ¿Se lo has dicho? -- Le inquiría con un tono de voz tan áspero que sorprendió a Hanamichi.
-- No aun no lo hago... -- Admitía bajando la vista.
-- ¿Por que?...
-- Dame tiempo Kitsune ¿Qué quieres?... ¿Que el gorila me mate?...
-- ¿Es solo por eso?...
-- ¿Por que estas tan enojado Kaede? -- Preguntaba sentándose a su lado y acariciando con suavidad su rostro.
-- Te lo dije, no soporto que ella te toque... -- Le contestaba soltando poco a poco la tensión en su rostro...
Hana se había acercado lentamente besándolo tiernamente en los labios... Kaede había dejado escapar un suspiro de placer, el pelirrojo en cambio sonreía complacido... Una vez que deshicieron el beso, aun abrazados, Hana le hablaba con el corazón.
-- Ella, ella podrá tocarme el cuerpo... ¿Sabes? Pero solo tu tienes mi corazón Kaede... -- Esto calmo mucho la ansiedad del Kitsune refugiando su alma.
Hanamichi se había puesto de pie de repente, haciendo una carrera hasta la cocina, volando como un rayo, regresando con algo entre las manos...
-- Mmmmm... veamos por donde nos habíamos quedado... -- Decía ofreciéndole nuevamente unas frutillas.
-- ¿Parece que te gusto el jueguito, no es cierto?...
-- Solo que esta vez jugaremos los dos... -- Decía Hana tomando el también una de las frutillas más grandes.
-- ¿Que pasa Dohao? ¿Estas mimoso? -- Preguntaba Kaede mientras el pelirrojo abría su camisa con verdadero hambre, deslizando sus manos con torpeza pero con suavidad.
-- ¿Tu no? -- Le susurraba al oído besándolo y acariciándolo con ternura.
-- Claro que si, torpe... lo que pasa es que quería contarte que... mphhhhh -- Hanamichi no lo dejaba seguir porque había cerrado su boca con un profundo beso en los labios, un beso apasionado, un beso sin fin...
Tumbándose en el sillón, encima del Kitsune, Hanamichi no le daba respiro, ahogándolo entre besos y abrazos, acariciándole con dulzura la espalda y tapándole la boca con sus labios. Al fin había alcanzado su cuello para murmurarle nuevamente al oído.
-- Me lo cuentas luego, ahora quiero que seas mío... -- Hana empujo sus labios nuevamente sobre el cuello de Kaede, volviendo a besarlo y acariciarlo con pasión, rompiendo la frutilla en su piel y comiéndola desde allí, saboreándola entre sus labios.
En ese momento Rukawa recordó algo y forcejeando con el pelirrojo termino encima de el, mirándolo fijamente a los ojos, comiéndolo con la mirada... Con la voz más seductora que tenia le decía mientras lo acariciaba...
--Por cierto Doaho... Me voy a cobrar este mordiscon que me has dado, casi nos descubren por tu culpa... y te aseguro que a mi no me hubiera importado... -- Le decía mostrándole la marca del cuello...
-- Lo siento Zorrito, es que me vuelves loco y me haces perder la noción de todo... -- Se disculpaba Hanamichi acariciándole la marca en señal de arrepentimiento.
Ru lo miro y eso ya no le importaba, con las manos aun torpes por la excitación le fue quitando la ropa hasta dejarlo totalmente desnudo, tomando una nueva frutilla la apretó entre sus dedos para pasar sus manos con la pulpa por la piel del pelirrojo, para luego limpiarla con sus labios, besando cada parte de su cuerpo logrando que el se arqueara de placer una vez más.
Sakuragi sentía el latir de su corazón el cual vibraba cada vez que Rukawa lo tocaba... Esta vez fue Hana quien forcejeo un momento para quedarse arriba de el.
Acaricio cada parte de su cuerpo relajándolo, preparándolo, amándolo...
Colocándolo boca abajo recorrió su espalda con los labios, haciendo que Kaede temblara de placer, subiendo y bajando una y otra vez mientras que ambos respiraban entrecortadamente, con un ligero sudor que les cubría el cuerpo.
Ya ambos se conocían lo suficiente para saber cuando el otro estaba listo, y así era... ninguno de los dos iba a soportar mucho más. Hanamichi lo tomo una vez mas... Agitándose con ganas, con necesidad, con amor..
Minutos mas tarde había caído sobre él sintiéndose extasiado, mientras se recuperaban lentamente lamentándose de no haber cubierto al pobre sillón...
Hanamichi estaba muy callado, solo mirándolo con placer recorriendo las facciones del zorro con sus dedos.
El Kitsune estaba casi recuperado cuando prestando atención a esta actitud, le preguntaba preocupado mirándolo a los ojos.
-- ¿Estas bien Hana? -- El pelirrojo seguía mirándolo fijamente a los ojos.
-- Quiero que sepas... Quiero que sepas que te amo Kaede... -- Reconoció de un tirón mientras sus ojos se llenaban de lagrimas.
El zorro solo lo había mirado nuevamente a los ojos para saber que el Doaho le hablaba con el corazón, por primera vez en la vida sintió que alguien nuevamente lo quería y eso lo lleno de felicidad...
-- Yo también te amo Hanamichi -- Repitió susurrando hacia su corazón.
En ese momento el pelirrojo lo abrazo con fuerza mientras lentamente lo fue liberando hasta sentir esta vez, no solo un corazón que latía, si no dos, los cuales se unían perfectamente, así como cada día que pasaba, lo hacían también sus dueños.