Capítulo 8: Cuando la verdad duele...


El sol comenzaba a entrar descuidadamente por una de las ventanas, mientras el timbre de un reloj despertador bastante escandaloso, inundaba con su sonido agudo la habitación, replicando constantemente, taladrando los oídos y torturando el alma de quien dormitaba profundamente.

Ovillado en la cama, un cuerpo blanquecino trataba de estirarse imitando a un gatito... Su cabello negro, visiblemente despeinado y algo enredado, destilaba brillos violáceos al contacto de la luz solar, mientras que un par de zorrunos ojos azules se abrían lentamente observando con rencor al ruidoso aparato...

Estirando su mano con pereza, había intentado apagarlo, pero estaba tan cansado que no conseguía apretar bien los botones... Bufando sumamente enojado solo lo había tomado entre sus manos para aventándolo con furia contra la pared.

El pobre reloj yacía desarmado en el piso, mientras el joven de ojos azules volvía a cubrirse hasta la cabeza huyendo así de la molesta luz del sol...

Se sentía tan agotado que no tenia la más mínima intención de levantarse... al fin y al cabo era viernes y se tomaría todo el fin de semana para quedarse a descansar...

Tampoco tenia ganas de asistir a la escuela...

Quizás de esa forma, ese tonto pelirrojo irresponsable lo extrañaría y vendría a verlo, aunque no pensaba perdonarlo tan fácil...

Había considerado hacerlo sufrir un poco por lo que había hecho.

Abalanzándose sobre la almohada que descansaba a su lado, se abrazaba con fuerza a ella... Esa, que tenia aroma a colonia marina, que olía como su piel y que podía hacerle sentir su presencia, aunque estuviera muy lejos...

Lo extrañaba... Era la primera vez en mucho tiempo que dormía solo... y lo extrañaba demasiado

Se había acostumbrado a su calor, su compania... a sentir su rítmica respiración cerca de su cuello...  A esos tibios besos que lo despertaban cada mañana, a que él lo obligara a desayunar antes de ir a la escuela... A todo... simplemente se había acostumbrado a el...

Si bien era de los que se dormía solo y en cualquier lado, el placer de dormir a su lado lo embargaba...  Y por primera vez sintió miedo

¿Es que acaso se había enamorado tanto de el que le costaba volver a estar solo? ¿A tal punto dependía de aquel pelirrojo torpe?

Un extraño escalofrío le había recorrido el cuerpo de solo imaginar que podría perderlo...

Solo... ¿Seria capaz de quedarse solo una vez mas?

Ovillándose de nuevo en la cama, se abrazaba una vez mas con fuerza a la almohada, como si quisiera retenerlo, sentirlo, amarlo...

-“ Hana...”- 

El suave susurro se escuchaba retumbar en la habitación como un quejido ahogado,  mientras que poco a poco iba enterrado en aquella almohada algunas lagrimas traicioneras...

Lagrimas que huían de sus ojos sin siquiera pedirle permiso...

Definitivamente estaba perdiendo la fuerza de voluntad... en cuanto pensaba en Hanamichi, el disgusto se le diluía como barra de chocolate en un vaso de leche caliente...

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Lejos... en otra casa... en otro rincón de la ciudad... otra alma torturada intentaba descansar... Las mantas reposaban desparramadas y desordenadas en el piso mientras que en la cama un enorme pelirrojo desnudo que estaba absolutamente enredado entre las sabanas intentaba dormitar... Tenia el rostro algo tenso y par de ojeras evidenciaban cansancio...

Había pasado una noche espantosa, los remordimientos no lo habían dejado dormir hasta muy tarde... En su cabeza desfilaba como una película lo ocurrido el día anterior... solo veía una y otra vez, la cara angustiada de Haruko y el rostro de desazón del Kitsune cuando él había salido corriendo tras ella... Los había herido a ambos... Lo sabia

Abriendo lentamente sus ojos reconocía poco a poco su habitación, estaba en su casa, su departamento... Solo, completamente solo...

Nada le había salido bien...

El día anterior había sido un completo y absoluto desastre...

Incorporándose aun dormido, giraba su cabeza en busca del reloj de su cuarto... Se había quedado muy asombrado... El reloj marcaba las 4:30... ¿Acaso tantas horas había dormido?...

--“ ¡¡¡DEMONIOS!!!... ¡Me he dormido!... Ya es taradísimo... ¿Cómo puedo ser tan idiota?”...-– Se decía levantándose de la cama enojado consigo mismo

Ya era muy tarde, de nada le valía pasar por la escuela... tenía pensado ir a hablar con el zorrito... Si que le costaría hacer que Rukawa lo perdonara esta vez.

Pero debía intentarlo... Lo necesitaba... no sabia como, pero se había enamorado locamente de el. Todo era valido para recuperarlo.

Estaba entusiasmado con esa idea, pensando en las cosas que harían para reconciliarse, cuando un cristal roto se incrustaba en su pie, haciéndolo gritar de dolor...

-- AUCHHHHHHHHHHH... ¿¡¿Pero que demo...?!? -- Gritaba enfurecido preguntándose como había ido a parar un trozo de vidrio hasta allí.

Lentamente había empezado a recordar...

Los vidrios eran del jarrón que el mismo había arrojado contra la pared la noche anterior, cuando se había disgustado porque Rukawa no estaba.

No solo Ansai no lo dejaría jugar por su estúpida caída si no que ahora tampoco podría jugar con un buen corte en el pie

Arrojándose al sillón con poco cuidado,  retiraba con fastidio el vidrio.

No era una cortada muy grande, pero si se había enterrado el cristal algo profundo... Al quitarlo comenzó a brotar algo de sangre... Sosteniendo una toalla con fuerza, se aguanto hasta que su pie dejo de sangrar.

Se metió con rapidez al baño mientras iba dejando el rastro de sangre por el pasillo.

¡Que Desastre! Su día no podía haber empezado peor... ¿Seria el augurio de que algo aun más malo podría suceder?

Sumergiéndose en la tina para darse un baño de inmersión había comenzado a relajarse, aun estaba adolorido por el golpe del día anterior y ahora se le sumaba la molestia en el pie... 

Decidiendo olvidar los malos pensamientos que lo angustiaban, había comenzado a pensar solamente en el dueño de su corazón... Tenia todas las intenciones de ir a buscar al Kitsune para hablar con él,  a esas horas se lo imaginaba practicado en el gimnasio o en el parque...

Se moría de ganas de verlo...

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Ya había anochecido en Kanagawa podían observarse en el cielo las primeras estrellas, era algo tarde también... Rukawa se la había pasado encerrado en la casa, durmiendo la mayor parte del día y solo se había levantado de la cama para comer algo. En su cara se veía reflejaba cierta preocupación, la cual con el pasar de las horas había ido en aumento...

Estaba recostado en la cama, con la TV prendida y sintonizada en un canal donde estaban pasando un partido de Básquet de la NBA, solo que el televisor estaba mudo, le había retirado el sonido... Rukawa que estaba semi sentado, parecía estar escuchando música pero en realidad estaba adormilado.

Que él era dormilón eso nadie podía dudarlo, estaba dormido de tal forma que no había escuchado que unas llaves giraban en la puerta abriéndola.

Sakuragi había entrado en la casa con cierto sentimiento de temor...

Había pasado toda la tarde buscando a su Zorrito por todos lados en vano, no había podido encontrarlo... El único lugar que le quedaba por buscar era en su casa... Hubiera llegado antes de no ser que había estado llamando por horas y nunca le habían contestado

Estaba recorriendo lentamente la casa, se lo notaba algo asustado, había comenzado a buscarlo pero estaba muy oscuro... por alguna razón, no había querido encender ninguna luz.

Un reflejo proveniente de la habitación principal, le dio la seguridad de que él podía estar por allí...

Avanzando silenciosamente había llegado hasta la puerta... abriéndola lentamente lo vio... Allí estaba, descansando, con sus estúpidos auriculares puestos y por eso no lo había oído.

Hana se había acercado hasta él, esbozando una ligera sonrisa que enmarcaba su rostro. Realmente era algo digno de verse...

La cabeza del Kitsune descansaba apoyada en el almohadón, mientras que su piel blanquecina se camuflaba mezclada con el color de las sabanas...  Vestía solo unos shorts rojos, que hacían que el pelirrojo se preguntara si no tendría frío... En sus manos sostenía un libro, mientras que en sus oídos los tontos auriculares tocaban música sin fin...

Se había ido acercando pausadamente para no despertarlo, tratado de retirarle los auriculares de las orejas, quería dejarlo descansar tranquilamente, pero al contrario había provocado que él despertaba violentamente y algo asustado, tanto como para darle un empujón hasta hacerlo caer al suelo golpeando contra la pared contraria. El pelirrojo había soltado un gemido de dolor quejándose

-- ¿Eres tu Dohao? -- Preguntaba Rukawa algo confundido

-- ¡¡AUCHHHH!!... ¡Que Siii...! Soy yo... ¿Qué otro podría tener las llaves de tu casa Kitsune tonto? -- Lo retaba algo ofendido a medida que se masajeaba la espalda adolorida.

-- ¿Hmmmfff?  ¡Es tu culpa torpe!...  ¿Porque demonios no enciendes la luz?— Se defendía ya mas despierto

-- ................... --

Hana no respondía, actitud que había sorprendido al joven de ojos azules... por lo general el pelirrojo hablaba hasta por los codos, de forma que a veces le hacia arder hasta lo oídos, aunque él deleitaba haciéndole arder lo suyos a mordiscones para desquitarse.

El zorro podía ver la figura del pelirrojo ligeramente reflejada por la tenue luz de la televisión, sentía que sus ojos almendrados estaban clavados en los suyos, pero por alguna extraña razón el pelirrojo seguía sin responder.

Kaede algo preocupado, había estirado su brazo hasta alcanzar la llave de luz para encender una de las luces de la habitación, al hacerlo se había sorprendido al ver el rostro de Hanamichi 

-- ¿Pero qué demonios te ha pasado en la cara? -- Preguntaba asombrado contemplándolo con extrañeza...

Tenia la cara llena de cortes que aun sangraban y en el ojo derecho, un tremendo golpe se le estaba hinchando y poniendo negro

Hana en cambio, seguía sin articular media palabra... Se había llevado la mano a la boca para limpiarse un molestoso rastro de sangre que le hacia sentir su feo sabor metálico en la boca...

Bajando la vista no se sentía capaz de verlo a los ojos

-- ¿Oyeeee?... Contéstame torpe... -- Rezongaba tomándolo por el hombro sintiendo que se quejaba de dolor también, parecía que no solo la cara tenia adolorida

-- ¡Yaaaaa Kitsune!... ¡Auchhh!... ¡Que me duele!... Solo he tenido una pelea, nada mas... -- Explicaba algo ofuscado

-- ¿Y cuantos eran?  ¿Diez?... Te han dejado arruinado... -- Se burlaba Kaede

-- No... Solo uno... -- Admitía avergonzado el pelirrojo, sabiendo que había llegado la hora de las explicaciones

-- ¡¡Hmmmffff!!... A ver... recuéstate en la cama... Ya regreso...  -- Bufaba ordenándole Kaede mientras se ponía de pie con rapidez

Hanamichi había decidido obedecerlo, no estaba en condiciones de oponerse, mucho menos de discutir con él, le dolía todo, pero más que el cuerpo le dolía el alma. Unos minutos mas tarde el Zorro regresaba con algunas cosas en la mano.

Acomodándose al lado del pelirrojo, Kaede se había sentado a orillas de la cama y con una gasa embebida en alcohol había comenzado a desinfectarle las heridas... Podía estar muy enojado con ese Doaho irresponsable, pero definitivamente no podía dejarlo en esas condiciones...

El pelirrojo, entretanto, solo lo miraba a los ojos, mientras que aguantaba el intenso ardor que le causaba el alcohol al pasar por las heridas, mordiéndose el labio con fuerza. Los ojos azules habían empezado a reflejar ternura casi fraternal, provocando que se quebrara algo dentro suyo, ese costado sexy de la personalidad de su Kitsune lo volvía loco.

En un momento Kaede había encontrado sus ojos mirando los suyos...La mirada de Hana se había llenado de afecto y lagrimas, mientras que desde el fondo de su corazón, solo repetía una frase, casi en un susurro, como un lamento de dolor...

-- ¡Lo siento!... Perdóname Kaede... Lo siento... --

Se había echado a llorar abrazándolo con fuerza, con amor, con miedo a perderlo... Si bien al principio el joven de ojos zorrunos no le respondía, porque no quería hacerlo, quería que sufriera un poco, pero sus lagrimas eran sinceras y decidió contestarle el abrazo apoyado su cara en el hombro del pelirrojo, mientras que ambos descargaban su angustia llorando...

Se habían quedado por unos minutos tan solo así, en brazos del otro compartiendo el calor de un abrazo eterno, como si quisieran recuperar todo aquel día de angustia, desencanto y dolor que habían pasado estando separados... Hanamichi aun continuaba llorando, no había podido detenerse,  descargando su dolor, mientras que el zorrito de ojos azules solo lo contenía con cariño esperando que se calmara.

-- ¡Hey, hey!... ¡Ya esta bien!... No llores mas... ¿Vas a contarme quien te puso la cara en ese estado, Doaho? -- Preguntaba limpiándole con suavidad las heridas

-- Hmmmmmffff -- Refunfuñaba Hana esquivándole la mirada...

-- ¿Hmmmmmfff?... Parece que los malos hábitos se contagian... ¡Deja ya de parecerte a mí y contéstame de una vez, pelirrojo peleonero!... -- Lo retaba algo enojado.

-- Fue... -- Había empezado diciendo, pero se había detenido para tomar una gran bocanada de aire –- Fue el Gori... El Gori me golpeo --

-- ¿El Gori?... ¿Akagi?  ¿Akagi te puso de esa forma?... ¿Y tu que le hiciste?... Supongo que también lo habrás golpeado... --

-- No Kae... no lo he golpeado... -- Decía Hana separándose un poco para poder mirarlo a los ojos

-- ¿Tu no le pegaste?... ¿Me vas a decir que has dejado que te pegue y no te has defendido?... ¿Por qué has hecho eso?... -- Preguntaba curioso

-- Estaba... estaba en camino hacia aquí porque me moría de ganas de verte y pedirte perdón,  cuando me cruce con él, quien iba hacia mi casa para pedirme explicaciones... Y bueno, se las di... y ya ves... Se enojo tanto por lo que le había hecho a su hermana que de un golpe me sentó en el suelo, luego siguió golpeándome una y otra vez con furia... --

-- ¿Por qué no te defendiste? --

-- Porque me lo merecía... Por cretino... --

Rukawa lo había mirado a los ojos y comenzó a sonreírle. Sakuragi sentía que su corazón volvía latir, llenándose de amor al ver los labios sensuales de su Zorrito levantarse en una mueca alegre, una sonrisa que él conocía bien y evidenciaba que lo estaba perdonando.

-- Eso no voy a discutirlo, eres un cretino... Un verdadero cretino, insensible e irresponsable... -- Decía sonriéndole en tono burlón  -- ¿Y luego que paso? Sígueme contando -–

-- Como vio que no le contestaba la agresión, dejo de golpearme para poder escucharme... Extrañamente creo que me entendió... Me dijo que si bien no era de la idea que pudiera existir una relación fuerte entre dos hombres, que ya no le sorprendía nada desde que se entero lo de Kogure y de Mitsui y que desde ese momento se puso a analizar que esto puede pasar... Entonces me pidió que no me acercara mas a Haruko y que si te amaba... que fuera  feliz contigo... --

-- ¿Si me amabas?...  Si me amaras te hubieras quedado conmigo... --

-- Te amo... y soy un cretino por haberme ido tras ella, pero la verdad es que te amo con todo el alma... ¿Todavía sigues enojado conmigo zorrito? --

-- Algo... ¿A ver?... Quédate quieto y cierra el ojo derecho...  -- Decía al tiempo que le colocaba algo frío y viscoso sobre el rostro tapándole el ojo

-- ¿¿¿Pero qué demon...auchhhh??? ¡¡¡ Hey esta bien frío....!!! -- Rezongaba Hana sin ver que era lo que le cubría el ojo

-- ¡YAAA!... Quédate quieto... Es un bistec, eso te bajara la hinchazón... --

-- ¿Hmmmfff?... Gracias Kitsune... -- Decía Hana recostándose sobre la almohada con pereza

Rukawa se había acercado a el nuevamente recostando su rostro sobre el pecho del pelirrojo mientras cerraba los ojos para inhalar su aroma, ese olor a colonia marina que tanto había extrañado durante todo el día y que perfumaba su almohada cuando él dormía allí...

El pelo negro del zorrito acariciaba la piel del pelirrojo de manera juguetona, mientras su dueño no decía una sola palabra. Kaede solo escuchaba los latidos de su corazón, que le parecían una melodía suave y relajante... Luego de varios minutos de silencio absoluto un leve susurro retumbaba en la habitación

-- Te perdono tonto, pero no vuelvas a hacerlo... -- Le advertía levantando suavemente su rostro mientras que Hana se quitaba el bistec para mirarlo a los ojos, al tiempo que dulcemente le susurraba...

-- Te amo Kaede, te amo con locura... No dudes de ello, siempre te amare, no importa lo que pase... No importa... --

Hana había cerrado los ojos al sentir los tibios labios de Kae rozando los suyos, entreabriéndolos con dulzura al sentir la presión que ejercían los del zorrito, disponiéndose a disfrutar aquel beso.

Un beso anhelado y deseado por horas, tanto por uno como por el otro...

El pelirrojo se sentía feliz nuevamente, la sangre parecía volver a correr dentro de su cuerpo agitándose con pasión...

Luego de unos minutos y casi sin aire, deshicieron el beso solo para disfrutar de los latidos del otro, dos corazones que con el tiempo habían aprendido a palpitar al unísono.

La mirada de Hana se abstrajo por un momento hacia una de las paredes...

-- ¿Qué paso con el despertador?... ¿Se te cayo? -- Curioseaba el pelirrojo

en un tono de ligera burla...

-- ¿Huhh? Ah no... Solo se atrevió a despertarse antes que yo y se empeñaba a no dejarme dormir... --

-- ¡¡¡¡Jajajaja!!!!! ¿Que paso Kitsune?... ¿Dónde ha quedado tu tolerancia?... --

-- Ja... Mira quien habla... ¿Y que le paso a tu pie?... ¿Tienes sangre en la media o crees que no me he dado cuenta? --

-- ¡Que suspicaz es mi zorrito!  ¡¡Jajajajaja!!... Ayer cuando llegue a casa estaba tan disgustado por no encontrarte, que arroje un jarrón contra la pared y bueno... Cuando me levante esta mañana me había olvidado del asunto y me enterré el cristal en el pie  --

-- ¿En serio?  A mi no me engañas... ¿No será que buscabas una excusa para no jugar el próximo partido? --

-- No me hables Zorrito, Ansai me tendrá en la banca por décadas... entre la caída y encima el corte en el pie grrrrrrrr --

-- ¿No era más fácil juntar los vidrios antes de lastimarte? --

-- Jejejejeje... Tienes razón... pero no me importaba, solo quería que tu estuvieras conmigo --

-- Bueno pelirrojo, quédate acostado que ya vuelvo... -- Decía el joven de ojos fríos poniéndose de pie para empezar a vestirse

-- Hey... No te vallas... ¿Donde vas? — Preguntaba Hana impacientándose

-- No te preocupes, Solo iré a buscar algo para cenar... Al fin y al cabo tu tienes la culpa de que yo tenga que salir... --

-- ¿Yo? ¿Por qué?... --

-- Es que tienes mi cena en tu ojo... Tonto -- Reía besándolo en la frente mientras se alejaba alegre.

Hana se recostó sonriendo, en la cama, envolviéndose en las mantas para cobijarse al tiempo que disfrutaba estar allí, se sentía feliz nuevamente...

El Kitsune lo había perdonado y era lo único que le importaba, ni siquiera le dolían los golpes, en realidad sentía que lo que le había pasado se lo merecía. Estaba algo confundido y aturdido...

Moviendo su cabeza trataba de despejarse, mientras que giraba en busca del control remoto... Un papel que estaba hecho un pequeño bollo arrugado en el cajón le había llamado la atención porque yacía abandonado como si de basura se tratara.

No era de tocar las cosas ajenas pero dicen que la curiosidad mato al gato y bueno... el era un monito muy curioso... Lo fue abriendo lentamente para darse cuenta de que era un telegrama, le pedían a Rukawa que se comunicara pronto, si no perdería la beca. Esta fechado una semana atrás... Lo había leído con extrañeza, sin llegar a entender del todo... aunque le había llamado la atención que provenía de Estados Unidos.

Volviéndolo a doblar de la misma manera que lo había encontrado, lo colocaba nuevamente en su sitio. Una gran pesadez había entrado en su alma...

Angustia... esa era la palabra exacta para describir lo que sentía en ese momento, angustia... Lentamente había cerrado sus ojos entre pensamientos feos y tristes que lo asaltaban...  pronto había vuelto a dormirse...

Unos veinte minutos mas tarde el joven de ojos zorrunos entraba nuevamente en la habitación, acercándose al pelirrojo para besarlo con ternura en la frente, despertándolo...

-- Lo Siento Dohao... estaba todo cerrado... Si quieres pedimos un Pizza -– Le susurraba suavemente al oído

-- Mmmmmnnno, déjalo así, ya no tengo hambre... – Rezongaba entreabriendo sus ojos

-- Yo tampoco en verdad... ¿Quieres dormir? -- Preguntaba el desvistiéndose para entrar nuevamente a la cama... El pelirrojo asentía

Hanamichi ya estaba metido en la cama, solo en ropa interior. Ambos se habían deslizado por las sabanas frías, cubriéndose con la manta, mientras que Hana se acurrucaba como un bebe sobre el pecho cálido de Kaede... colocado su brazo alrededor del Kitsune y entrelazando sus piernas entre las atléticas y bien formadas piernas de el 

Había cerrado los ojos para disfrutar la sensación de sentir la piel de su Zorrito, olvidándose del malestar que había pasado el día anterior

Sin embargo el joven de ojos fríos empezaba a preocuparse por esta actitud sumisa y callada del pelirrojo

¿Realmente estaría adolorido por los golpes?

¿O estaría angustiado porque todos se enterarían de la relación intima que mantenían desde hacia un tiempo ya?

-- ¿Estas bien Hana?... Estas muy callado el día de hoy -- Preguntaba Rukawa preocupado

-- No pasa nada solo estoy disfrutando tu calor... me gusta estar contigo... Oye... ¿De verdad se te ha pasado del todo el enojo? --

-- Que siii... ya no me preguntes mas, que no tengo ganas de recordarlo... --

Hanamichi no quiso insistir mas, no quería hurgar mas en la herida...

Pero algo le preocupaba, y mucho... El telegrama no terminaba de tener sentido y para colmo las palabras que Sendoh le había dicho la tarde anterior aun le daban vueltas en la cabeza...

¿Cómo podría el arruinarle la carrera? ¿Acaso el estaba evitando que Rukawa viajara a Estados Unidos?...

No... su zorrito no podría desperdiciar una oportunidad tan grande...

Pensaba y pensaba y la respuesta no parecía querer venir a su mente...

¿Y si se lo preguntaba?

No... No era el mejor momento, quizás se enojaba aun mas y eso lo podría mal a el también...  Kaede lo tenia rodeado con los brazos y acariciaba con sus dedos su piel... Hana podía sentir el calor de sus manos y su cuerpo pegado al suyo... Esta vez no era la almohada, era el, su zorrito, su adorado... ¿Tanto amaba ese hombre?

Exhalo con fuerza sintiendo temblar parte de su ser, como si su angustia quisiera explotar... Decidido con algo de temor y el sonido de su voz amortiguado por el pecho del Kitsune... Hana se animo a hablar...

-- ¿Kae?... ¿De qué es ese telegrama que esta allí en la mesita? --

El zorro empalideció, al momento que su corazón empezó a latir con algo de violencia... Tenia que tranquilizarse si quería pasar desapercibido... Tomando una bocanada de aire fresco se dispuso a contestarle mintiéndole... Y mintiendo como jamás había mentido hasta el momento

-- ¿Huhhhh? ¿De que estas hablando Doaho? — Preguntaba disimulando

-- Estaba buscando el control remoto de la tele cuando di con ese papel... Y bueno, me dio curiosidad por tanto lo leí y decía que te están esperando en Estados Unidos... --

-- ¡Ahh nnnno! ¡No hagas caso!... Es un papel viejo, del año anterior, ellos ya saben que esperare a graduarme de la prepa... -- Explicaba tragando saliva mientras evitaba la mirada inquisidora del Pelirrojo

-- Nunca me has dicho cuales son tus anhelos... ¿Cual es tu sueño Kae?... --

-- ¿Mi sueño?... Ya se ha cumplido, Mi sueño era estar contigo... --

-- Mentira... ¿Si antes solo te interesaba el Básquet? -- Le recriminaba Hana, mientras apoyaba su brazo en la almohada, pasándolo por debajo, abrazándose a ella, mientras lo observaba de perfil 

-- Bueno antes si...  Te confieso que lo único que deseaba era convertirme en el mejor basquetbolista de Japón y entrar en la NBA pero bueno... Ahora creo que lo mas importante eres tu... -- Replicaba acariciando su rostro con una ternura tan intensa que Hana se deshacía en sus manos

-- ¿Ya no te interesa jugar en la NBA?... – Peguntaba tragando saliva porque temía profundamente la respuesta

-- Si pero no a costa de mi felicidad, no quiero volver a estar solo... He estado solo desde niño y no me gusta, desde que llegaste a mi vida, la has llenado de alegría, te has convertido en la única familia que tengo... ¿Por qué me estas preguntando estas tonterías? ¿Qué te ha dicho el estúpido de Sendoh para que me preguntes esto? --

-- ¿Huhhh? ¿De que hablas? ¿Acaso hay algo que tendría que decirme? -- Le cuestionaba Sakuragi con intriga

-- No... Nada...  -- Mentía corriendo la vista, pero exhalando muy fuerte se daba vuelta para mirarlo nuevamente a los ojos  -- Oye... Tu eres lo mas importante para mi, en este momento no me interesa otra cosa que no seas tu... ¿Por qué no puedes comprenderlo?... Te amo torpe, te amo con toda el alma... ¿Cuándo vas a entenderlo? --

-- Lo se Kitsune, lo siento cuando me besas y cuando me abrasas --

-- ¿Entonces porque dudas? --

-- No dudo Kaede, simplemente quería saber cuales eran tus aspiraciones... Cual era tu sueño... -- Admitía Hana serio y meditabundo

-- ¿Y tu sueño Hana?... ¿Cuál es tu sueño? -- Preguntaba Kae mientras clavaba sus ojos azules en la boca sensual de su Dohao...

-- Nunca lo había pensado... ¿Ser feliz?... Cuando lo sepa te lo diré, aun no lo tengo del todo claro --

-- ¿Te ha dolido mucho dejarla? -- Preguntaba de repente abriendo la herida una vez mas mientras que la cara de Hana volvía a tensarse con intranquilidad

-- ¿Porque me preguntas eso ahora? --

-- Porque estamos hablando con el corazón y quiero saber de verdad, que es lo que sientes por ella... -- Le decía acariciándole uno de los cortes que tenia cerca del labio

-- No, no me duele haberla dejado... Lo que me duele es haberla engañado, debí cortar con ella en el mismo momento que empecé a enamorarme locamente de ti --

-- ¿Sabes que si el rumor corrió por la escuela, el lunes algunos nos verán raro? ¿Lo sabias no? -- Le explicaba el Kitsune sinceramente 

-- No, no lo sabia, pero si me lo imaginaba... y bueno, tendremos que hacerle frente a los problemas... no me preocupa demasiado eso --

-- A mi no me importa lo que digan los demás... Pero... ¿Es tu amor lo suficientemente fuerte para enfrentar todo lo que nos espera? --

-- Lo es... no lo dudes... lo es --

Hanamichi había tomado con fuerza el rostro del Kitsune mientras que sus labios buscaban con avidez los de el, fundiéndose en un beso tierno, apasionado lleno de sentimientos, disfrutando uno del otro con profundo placer...

Luego de deshacer el beso el pelirrojo se acomodo sobre el brazo de Kae utilizándolo como almohada mientras que con su mano libre aun seguía acariciando al Zorrito

Rukawa sin embargo se estaba empezando a sentir mal, sentía que lo estaba engañando y no le gustaba, el pelirrojo ciertamente era bastante ingenuo y parecía haberle creído todo, por lo menos no le preguntaba acerca del telegrama y eso lo estaba torturando...

¿Y si le decía la verdad? ¿No era mas fácil explicarle que si no se iba a Estados Unidos era porque quería hacer una vida con el y no quería alejarse?

Cerrando los ojos sintió que toda su vida con el pelirrojo pasaba frente a sus ojos, lo vio cuando le pego por primera vez en la terraza de la escuela aun sin conocerlo, lo vio cuando en la cancha pelearon una y otra vez porque no quería que el le demostrara el tiro sencillo, lo vio esforzándose al máximo para progresar, tratando de no cometer faltas y esforzándose para hacer maravillosas jugadas... Lo vio una y otra vez hacer esos rebotes donde parecía que volaba mas alto que todos los demás... Lo vio cayendo al suelo después de haber vencido a Sannoh cuando su columna salió seriamente dañada... Luego lo vio recuperándose a su lado mientras lo ayudaba a entrenar, lo vio feliz a su lado, lo vio compartir su casa, su vida, su corazón... lo vio besándolo, lo vio amándolo...

Definitivamente sentía que no debía engañarlo mas, la situación era perfecta ¿Porque no confesarle ahora toda la verdad?

Luego de suspirar largamente decidió confesarle el único secreto que tenían entre los dos y que podría sepáralos...

-- Hanamichi quiero decirte... quiero decirte que el telegrama es de ahora y... Y me están esperando en estados Unidos y... yo... -- Al mirarlo a los ojos se había sorprendido, el pelirrojo se había dormido en sus brazos y no había oído ni una sola palabra de lo que el estaba diciéndole

Exhalando con fuerza elimino su frustración, de nada había valido su esfuerzo ya que el doaho dormitaba valla a saber desde que momento... Tal vez es que no era el momento indicado para confesarle de una vez la verdad...

Lo había acomodado suavemente sobre la almohada para asirse con fuerza a el en un abrazo tierno. Le encantaba mirarlo dormir, era tan placentero ver la cabeza roja desordenada en la almohada...

Su cuerpo estaba cubierto por un ligero sudor, evidentemente estaba demasiado cubierto por las mantas,

Tenia un brazo por debajo de la almohada y el otro sobre el mientras que sus piernas largas se enredaban en las suyas de manera que parecía estar aprisionándolo para que no se fuera, Kaede no estaba muy cómodo que digamos pero no se hubiera movido por nada en el mundo.

El pecho de Hanamichi subía y bajaba acompañando la respiración mientras que en su rostro se había formado una mueca de preocupación, estaría soñando pensó el Kitsune y con suavidad pasando sus manos por el rostro trato de alisar su expresión logrando que desapareciera, como si quisiera cuidarlo de los malos sueños.

Recorría todo su rostro con los dedos, estaba muy golpeado y tenia muchos cortes pero aun le parecía perfecto, por lo menos para el si lo era...

Se sentía feliz y había decidido nuevamente no decirle nada, no quería empañar su felicidad, el lo amaba y lo demás no le importaba... además siempre se podría convertir en el mejor jugador de Japón ¿Por qué abandonaría Kanawa para irse a un lugar tan lejos como estados Unidos?

Acercándose con suavidad depositaba un tímido beso en los labios mientras que se acomodaba para dormir junto a el...

Entre sueños Hana parecía seguir peleando con alguien porque se movía  de manera incesante y molesta

Rukawa lo miraba embelesado hasta que en ese momento Hana entreabriendo sus ojos lo veía

-- ¿No duermes Kaede? – Gemía casi entre sueños

-- Solo te miraba dormir tonto pero si... me voy a dormir --

-- ¿Kae? --

-- ¿Mmmmm? --

-- Abrázame – Le pedía el pelirrojo mientras volvía a cerrar sus ojos para dormir

El zorro lo había obedecido con gusto, rodeándolo con los brazos mientras que sus ojos se cerraban también. Así lo supo, quizás no era el mejor momento para decirle la verdad al pelirrojo, les esperaba lo mas difícil a partir de la semana próxima y no lo creía conveniente 

El cansancio lo había ido venciendo poco a poco y pronto había ido logrado conciliar el sueño...

Los problemas recién empezaban.....