Capítulo 4: Enfrentamiento


A pesar de romperlo, de repararlo, de entenderlo…
eso debe ser cosa de mi carácter.
Siempre en la ambigüedad
con un carácter impaciente.
Y sin embargo he llegado a enamorarme.
Con todas mis fuerzas me mantengo atento
a un episodio del que no puedo reírme.
“Sobakasu” de Judy and Mary – Opening Rurouni Kenshin.


Después de lo sucedido Hanamichi no pudo dormir muy bien, teniendo sueños raros junto a Ru, que lo desvelaban.

“¿Qué me esta pasando?, ¿Por qué pienso tanto en él?, y mi pecho, ¿Por qué me duele tanto?, lo siento apretado, tanto que apenas puedo respirar...¿será por lo que pasó en la noche?... y aún no entiendo, ¿Qué me empujo a hacer lo que hice?... y lo que me intriga más...¿Por qué se dejo abrazar?... quizá él...estoy seguro que me hubiera golpeado en cuanto lo toque...siento un nerviosismo que me sube por el estomago cuando pienso en Ru y en lo que pasó... pero... y mañana, ¿cuál será su actitud conmigo?, como lo voy a mirar después de lo sucedido?.”

Al otro día temprano en algún gimnasio de Hiroshima.

Akagi – ¡Rukawa!, ¿hablaste con Sakuragi? – pregunto el gori  acercándose a Ru.

Ru – Si –, – ¿Y ese por qué se demora tanto en llegar?, espero que no sea por lo de ayer, odiaría tenerlo que ir a buscar – bufo Ru al tiempo que por la puerta del gimnasio entraba el estrella de la preparatoria Ryonan, Sendoh.

Ayako – ¿A qué vienes Sendoh?. –

Sendoh – Solo vengo a ver el entrenamiento...– Para la sorpresa de Sendoh que estaba seguro que el pelirrojo no llegaría a entrenar, Hanamichi, entro corriendo al gimnasio, luego de dar las respectivas disculpas por la tardanza al capitán Akagi.

Sendoh – Te estas haciendo un poco molesto Hana-kun – pensó Sendoh mientras reía.

Esa tarde la practica se hizo más amena y más dura que otros días, dejando convencido al profesor Anzai que estaban listos para el partido contra Toyotama, lo único que lo molesto sin mayor insistencia fue el marcado alejamiento entre Rukawa y Hanamichi, y para cortar una posible dificultad durante el partido los hizo llamar.

P.Anzai – Ustedes saben que son el arma para ganar el partido de mañana – decía mientras tomaba las manos de los jugadores – así que espero que durante este campeonato su relación de compañeros se estreche más – Ru y Hana ya sabían lo que venia, y no lo podrían eludir. El profesor Anzai comenzó a acercar sus manos, en un tiempo que a Hana le pareció una eternidad y sintió que toda la sangre de su cuerpo se acumulaba en su cabeza, dándole la impresión que explotaría, la misma impresión que le dio a Sendoh cuando vio aquella escena, sentía que estallaba de rabia, si hubiera podido habría matado a Hanamichi en ese mismo lugar, su hermosa sonrisa se había borrado de sus labios dando a lugar un frío pensamiento.

Hana espero hasta después de que todos se fueran para hablar con Rukawa, pero no contaba con que Sendoh se encontraba aún en el gimnasio esperando interponerse ante aquel encuentro. Rukawa se había encaminado a los vestidores cuando Hana se dio cuenta y salió tras él.

Ru al entrar sintió que alguien cerraba la puerta al voltearse vio que se trataba de Sendoh.

Ru – ¿Qué quieres?...–

Sendoh – Solo hablar contigo de algo muy importante – respondió Sendoh mientras se acercaba a Ru que sin mayor problema se apoyo contra una pared para escuchar a Sendoh que cada vez se acercaba más.

Sendoh que tomo con su mano la barbilla de Ru – Es sobre ti…– Rukawa comenzó a sentir lo mismo de antes, aquel calor que inundaba su cuerpo y una presión que se hacía cada vez más fuerte en su pecho.

Sendoh – No sabes cuanto he esperado este momento, de acercarme a ti y tocarte de la forma que lo estoy haciendo ahora –

Decía mientras aprisionaba con su cuerpo el de Ru obligándolo a abrir las piernas y a girar la cabeza hacia un lado siendo esta postura aprovechada por Sendoh besándole el cuello y susurrándole al oído cuanto lo amaba y deseaba, con la excitación no se dieron cuenta de la presencia de Hanamichi que observaba atónito desde la puerta, Hana-kun había pensado que lo ocurrido la noche anterior había sido especial, pero por lo que veía, fue solo una ilusión absurda y sin más remedio prefirió irse, permitiendo que esa escena lo atormentara por el resto de la noche, imaginándose lo que pudo haber ocurrido entre ellos dos después que se fue, soñando situaciones cada vez más explícitas que lo hacían sudar de sobre manera, afiebrándolo, debilitándolo.