Capítulo 6: El valor de una oportunidad


“No es un sueño, ya no es un sueño ya no
hasta ahora no hemos hecho
más que besarnos tú y yo.
No te vayas, ya no me dejes ya no
Por favor quédate abrazándome.
“Moment” – Marmalade Boy.


“Que feliz me siento estando Rukawa y yo juntos, lo raro es ¿cómo una persona puede vivir sin sentimientos?, pero no importa, yo le enseñare a amar...a que me ame. Estoy seguro que estará a mi lado si le muestro cosa nuevas. Y Sendoh ya no podrá hacer nada para separarnos...”

Hana – El amor es algo que sientes dentro...cuando ves a esa persona y el corazón te late a mil, o cuando estas  junto a ella y sientes la necesidad de abrazarla y besarla.–

“Cuando estaba con Sakuragi no sentí nada de eso, solo un calor que envolvía mi cuerpo, el mismo pero más intenso cuando Sendoh me beso, aún lo recuerdo... estaba rodeado por sus fuertes brazos, deslizando sus labios y lengua por mi cuello, estremeciéndome...luego se acerco lentamente a mis labios besándome suavemente.”

Ru – Bésame.–

Hana – ¡¡¿...?!!, Rukawa, ¿en serio quieres besarme?.–

Ru-kun asiente con la cabeza, Hana sonríe aprobando el pedido de su futuro amante .

Estando uno frente al otro, Rukawa se acerca más a Hanamichi que sin creerlo entre abre sus labios esperando, sean tomados, la primera impresión de Rukawa fue ver lo apetecibles que se le hacían, dulces, húmedos...y sensuales, nunca antes se había fijado en algo así, y sus ojos con un brillo deseoso lo hipnotizaba. El primer roce se produjo a partir de la tensión que iba sintiendo en el corazón, esas experiencias nuevas lo llenaban de emoción por dentro, descontrolándolo a medida que aumentaba la presión y la pasión del beso arrojándolos a ambos contra la arena de la playa, Rukawa ya no razonaba solo dejaba que sus instintos movieran su cuerpo de acuerdo a su satisfacción. Los dos juntos se revolvían sobre la arena, presionando con sus manos la nuca del otro, la brisa marina agitaba sus cabellos. Aunque el invierno asomaba, esa noche corría un peculiar vientecillo cálido acorde con la ascendente temperatura de dos seres explorando el placer del sexo. Hanamichi estaba bajo Rukawa que con más fuerza se reclinaba sobre el pelirrojo. A pesar que era la primera vez para ambos, sus lascivos movimientos eran acertados complaciéndose mutuamente. Hanamichi bajo suavemente la mano que tenia sobre la espalda de Rukawa dibujando delicadamente su columna terminando en una de sus nalgas, luego, Ru sentía su mano moverse por su terso vientre, bajando, subiendo en busca de algo...sí, ahí estaba, Hana desabrocho el pantalón, extendiendo sus dedos hacía el calor que emanaba de aquel miembro, derribo todas las barreras hasta encontrarlo desnudo a su merced, comenzó a acariciarlo suavemente hasta que lo apretó con fuerza ocasionándole al zorro sus primeros gemidos de excitación, el sexo de Rukawa comenzaba a levantarse, mientras se daba paso a aquella erección Ru desabrochó, también, el pantalón de Hana, permitiendo tocar su miembro, pasando sobre el un dedo por toda su larga longitud, y llegando hasta la punta le dio un pequeño golpe donde, luego levemente tocara con la yema de sus dedos, y en un despliegue de excitación y placer se levantaron los dos miembros rozándose entre ellos, vertiéndose el cálido semen que contenían, Hana-kun entre besos hizo a Rukawa a un lado para poder ver la inmensidad de aquello que se levantaba y expandía junto a él, el liquido desbórdate que caía desde la cima lo enloquecía enormemente y en un arrebato tomó el pene de Ru con fuerza y acerco sus labios y su lengua saboreando la amargura de la substancia emanante, sin pensarlo dos veces lo llevo entero a la boca, tomo al zorro por las caderas para sujetarlo mientras con sus labios calientes y en pequeños mordiscos permitía que el miembro sin control entrase y saliera sin pausa, después de sucesivos movimientos como estos y mordiscos cada vez más fuertes, sin hacerle daño, reparo que su boca colmaba de semen y, con gracia y placer se lo fue bebiendo en agrios tragos. Al mirar a Rukawa vio que sus mejillas tenían un tinte rosado y por aquel placer desbordante se mordía el labio.

Hana –¿Estas bien?…–

Ru abriendo los ojos – Si...–

Sakuragi estaba sentado con las piernas abiertas al lado de Rukawa, ambos sexos seguían al desnudo y Kaede veía casi frente a su rostro lo grande y voluptuoso que era el de Hana, con movimiento lozano se acerco, Hanamichi sentía su respiración sobre él, provocándole piel de gallina, Ru poso la punta de su lengua sobre la cima del miembro, Hana se echo hacia atrás quedando tendido sobre la arena y abrió más las piernas, sin estirarlas, dobladas como estaban las separó facilitándole el paso a la cabeza de Ru que se apoderaba agresivamente del sexo que comenzaba a eyacular.

Después de un breve lapso de tiempo en el cual se besaban frenéticamente, Rukawa se aparto levemente de Sakuragi, lo miró por largo rato, comprendiendo lo que estaba ocurriendo y en lo que podría ocurrir.

Ru – ¿En serio me amas?.– la voz de Kaede tenia un matiz frío, no como antes, pero seguía presente.

Hana – Claro, o no estaría haciendo esto contigo.– Hanamichi le regalo una hermosa sonrisa – Y tú, ¿me amas?.–

Rukawa aún no sabia como contestar, ¿en serio estaba comenzando a amar a Hanamichi?, o solo estaba siendo llevado por la lujuria, que recién ahora comenzaba a experimentar, que le iba a responder, ¿qué no?, ¿qué si?, y si le contestaba, le decía la verdad o era algo que le parecía así....

Sakuragi se estaba desesperando, le había entregado a Rukawa lo mejor de él, todo su cuerpo, toda su alma... y si le decía que no...no lo soportaría...

Ru decidió responder con un dulce beso al que le sucedió otro y otro más largo y más apasionado, con eso Hana quedo convencido que los sentimientos de Ru le correspondían. El peso de Sakuragi cayó sobre él, y lo aplastaba mientras notaba que lo desnudaba, Hana estaba llegando demasiado lejos, pero aunque hubiera querido separarse de él su cuerpo se lo impedía, no le obedecía...la primera embestida lo sorprendió al tiempo que le producía un sutil miedo. Contuvo una exclamación y luego todo su cuerpo se abrió, recibiéndolo, negándose a rechazarlo. Cuando lo penetró otra vez, con rapidez, sintiéndolo duro y vibrante dentro de él, se encontró moviéndose al mismo ritmo. Permanecieron unidos un instante, Sakuragi le clavaba los labios en el cuello y sus manos le acariciaban los hombros, atrayéndolo hacia sí, hasta que el grito áspero de Hanamichi le anunció que había terminado.