Introducción
Le dolía todo el cuerpo. Se sentía exhausto, mareado, sucio... Con náuseas. Después de descargar en el baño el poco contenido que su adolorido estómago guardaba, Yukito se dio una larga ducha. Muy larga. La ducha más larga y dolorosa que se había dado en toda su vida. Talló, restregó con las pocas fuerzas que aún le quedaban cada centímetro de su lastimado cuerpo hasta hacerlo casi sangrar. Gruesas gotas de agua muy caliente sobre su piel contrastaban con el frío piso de mármol sobre el que estaba parado. No resistió más. Desfalleciente, se dejó deslizar por la pared de la ducha hasta quedar sentado en el piso. Cubrió su rostro con sus manos. Su cuerpo temblaba. Primero pequeñas, luego más grandes, lágrimas de dolor, de asco, de vergüenza rodaron por sus pálidas mejillas, mientras con la voz entrecortada por el dolor y la pena sólo atinaba a mencionar un nombre
-To-ya
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Esa madrugada Touya se despertó sobresaltado. Su corazón latía apresuradamente. No podía apartar de su mente una imagen que a su parecer era demasiado nítida, demasiado real. Yuki Su Yuki corría bajo la lluvia. Huía de algo o de alguien Pero no. Había sido solamente un sueño. No debía alarmarse, él sabía perfectamente que su amigo estaba en casa, durmiendo. Trató de convencerse a sí mismo de que todo estaba bien mientras se acomodaba lentamente entre las sábanas tratando de volver a dormir. Miró directamente hacia la ventana, la lluvia caía pertinaz, haciendo sonar el cristal con un ritmo que lo arrullaba. Un relámpago seguido por un fuerte trueno volvió a sobresaltarlo. De repente se acordó de su hermana Sakura. Se dirigió a su habitación y con suavidad abrió la puerta, se encontró a la pequeña durmiendo plácidamente sobre su cama. Se tranquilizó al ver que la niña no se asustaba con las tormentas. Era una niña muy valiente.