Capítulo 2: Fiesta sorpresa
-¿Te sientes bien, hermano?
-Ah...Sí, sí, sólo estaba pensando en algo.
-Muy bien, ahora pide un deseo.
El joven Touya pareció meditarlo un rato más. Tomó aire en sus pulmones, las flamas bailaron hasta apagarse cuando las sopló con una fuerte bocanada de aire.
Todos estallaron en aplausos, felicitándolo por su cumpleaños.
No había esperado que su familia y amigos le tuvieran reservada esa fiesta. Casi le había dado un infarto cuando abrió la puerta y el estruendoso griterío de ¡¡Sorpresa!! llegó desde la sala de estar. Inmediatamente palideció más que una vela y tuvo que apoyarse en la puerta para evitar desvanecerse. Los demás se sintieron un poco preocupados al verlo temblar como una hoja, pero luego estallaron en risas al saber que en realidad, en verdad, habían sorprendido al incauto de Touya.
El señor Fujitaka se apresuró a cortar en rebanadas el pastel, cercado por una pandilla de chiquillos ansiosos.
Unos ojos marrones buscaban por todos lados a alguien en especial, a un muchacho de anteojos. Shaoran se había percatado desde un primer inicio sobre la ausencia de su querido y admirado Yukito, pero evitaba hacer preguntas al respecto para que no notaran su ansiedad. Aunque le parecía muy extraño que no estuviera presente en el cumpleaños de su mejor amigo, siendo él mismo el que se había encargado de hacer las invitaciones a las personas que iban a asistir.
Tal vez tenía algo que hacerdijo para sí, recorriendo con la vista de nuevo el lugar. Había mucha gente ese día, no pensó que ese tal Touya tuviera tantos amigos, y aún menos, tantas chicas que lo miraban embobadas mientras soplaba las velas de su pastel. A él no le parecía la gran cosa, siempre comportándose extrañamente y molestando a todo cuanto se pusiera en su camino, incluida su hermana Sakura.
Li prefería a Yukito, desde que lo conoció le había parecido un muchacho simpático y amable...especial. Tan diferente a ese bruto de carácter hosco y desagradable. Aún no comprendía cómo esos dos podían congeniar, cómo alguien como Yuki podía siquiera dirigirle la palabra y prestarle algo de atención. Aún más, ser su amigo.
A él le importaba un rábano estar allí para celebrar a ese torpe de Touya, sólo quería encontrarse con el muchacho que tenía toda su atención y siempre estaba presente en sus pensamientos, y algunas veces en sus sueños.
Sueños...Se sonrojó levemente, mientras pasaba la lengua por sus labios, recordando el extraño sueño que había tenido ayer... Se vio a sí mismo entrando en su habitación y encontrando a una silueta dormida en su cama. Esbozó una sonrisa de satisfacción al reconocerlo, sin sorprenderse. Como si no hubiera nada de raro en esa situación, como si fuera habitual el encontrar a un muchacho durmiendo entre sus sábanas.
Acercándose lo observó largamente, sentado en el borde de la cama, al lado suyo.
Levantó un poco el brazo hasta alcanzar los lentes que aún tenía puestos, para observar sin impedimentos las facciones del hermoso joven.
Tenía los ojos cerrados, y sus párpados caían indolentes, con las tupidas pestañas en cada uno de los extremos. Respiraba débilmente, con los labios rojos abiertos ligeramente. Mechones de cabello cubrían parcialmente sus ojos. Li apartó con gentileza los sedosos cabellos del rostro. Se detuvo al percibir la cálida piel entre sus dedos. Se sentía tan delicada, tan tersa y suave...Un estremecimiento le recorrió todo el cuerpo mientras deslizaba su mano hacia la blanda mejilla, rozándola con sus gráciles dedos.
Reclinándose, acarició los labios de Yuki con los suyos, en un beso inseguro al inicio, pero luego haciéndose más profundo e intenso, con una pasión que no era propia de su edad y que no creía poseer. Un remolino de sensaciones, como una corriente eléctrica le recorrió todo el cuerpo.
-Oye Li.
Un beso...Su primer beso...Con Yuki.
-Oye Li...
Fue cuando mamá lo llamó, haciendo que despertara abruptamente. Sus ojos se abrieron, muy grandes, y se sentó en la cama, mientras ponía sus pensamientos en orden, la extraña sensación aún recorriéndolo y el corazón palpitándole a mil por hora.
-¡¡¡¡Shaoran Li!!!!
-¿¿¿Ah Qué, qué???
El muchacho miró a todos lados, confundido, tratando de identificar de donde provenía la aguda voz.
-¡Llevo cinco minutos hablándote! ¿En qué estabas pensando?
-Ah...Bueno, yo.
-¿Te encuentras bien? los ojos se alargaron preocupados, mientras se acercaban a su rostro Tienes las mejillas un poco rojas, tal vez tienes algo de fiebre.
Li tragó saliva.
-No, no Sakura, no es eso...Sólo este ambiente... tanta gente, me tiene un poco sofocado, no se puede respirar...
La joven Kinomoto colocó una mano sobre la frente del aturdido Li.
-Sólo estás un poco caliente, pero no parece que tuvieras fiebre. Bien, no importa, vamos a la mesa, mi papá ya rebanó el pastel y se van a comer tu parte si no te apresuras.
Sakura cogió sin consideración el brazo del chiquillo, jalándolo hacia donde lo esperaban sus demás amigos. Shaoran levantó el rostro y volvió a mirar en todas direcciones, con la esperanza de encontrar a Yuki...
-¿Hey, qué es esto? algo había caído del bolsillo de Li.
-Ah...Es un regalo para...
-Para Touya, ¿no es cierto? Lo pondré junto a los otros.
-Oh, no, no...Se lo entregaré yo mismo dijo, al tiempo que lo arrancaba con violencia de las manos de la joven Sakura.
-Bien, como tú quieras... respondió algo sorprendida por el extraño proceder de Li.
Por supuesto, el regalo tenía otro destinatario.