El mar ante la noche se ilumina, y sus olas doradas, al nacer florecen...
Ya eran las diez de la noche, y Hanamichi Sakuragi se dirigió al gimnasio. No había visto a Rukawa en todo el día y el gimnasio se lo recordaba. Para su sorpresa, escuchó el eco de un balón rebotando en la duela, y abrió lentamente la puerta del gimnasio. Descubrió a Rukawa entrenando furiosamente, pero, ¿por qué se encontraba ahora en el gimnasio? La hora de entrenamiento ya había pasado y además era algo tarde.
--Rukawa.—Dijo Hanamichi al entrar al gimnasio.
--.....—Rukawa no dijo nada, sólo
retrocedió con mirada temblorosa.
--¿Por qué no viniste a entrenar
hoy?—Preguntó Sakuragi sin caminar más.
--Porque no quiero entrenar con un homosexual
como tú.—Respondió Rukawa con voz fría.
--Vamos zorro, no te hagas el inocente.—Dijo
Hanamichi mientras se acercaba a Rukawa.
--Estúpido. No molestes.—Murmuró
Rukawa con voz molesta.—Además, ¿por qué estás
aquí?
--Vine, porque tengo que decirte algo.—Dijo
Hanamichi.
--¿Qué quieres decirme, estúpido?—Preguntó
Rukawa algo nervioso.
Hanamichi Sakuragi miró fijamente a Rukawa, lo llevó hasta la pared, lo aprisionó con su cuerpo y sujetó sus muñecas fuertemente. Después dijo:
--Te amo zorro, tienes que ser mío.
Rukawa no tuvo tiempo de decir nada, porque justo en esos momentos dos personas aparecieron en la puerta. Eran: Haruko y Yohei. Quienes se habían enterado de que Rukawa estaba en el gimnasio y habían ido a buscarlo. Pero nunca imaginaron que encontrarían una escena como esa: Hanamichi Sakuragi besando apasionadamente a su peor enemigo. Entonces Rukawa lanzó lejos a Sakuragi con todas sus fuerzas. Y Haruko gritó histérica:
--¡¡Te odio, Sakuragi!! ¡¡Cómo
te atreviste a hacer algo como esto!!
--¿Haruko? ¿Yohei?—Preguntó
Hanamichi completamente avergonzado, Rukawa seguía recargado contra
la pared, sonrojado y confundido, sin decir una palabra.
--¡¡Hanamichi!!—Exclamó
Yohei impresionado.
Entonces Haruko corrió rápidamente hacia Rukawa, y le preguntó con preocupación:
--¿Estás bien Rukawa? ¿Rukawa? ¡Rukawa, contéstame!
Pero Rukawa no contestó, estaba bloqueado. Haruko se acercó a Rukawa, pasó su mano derecha frente a sus ojos, se acercó a Sakuragi y gritó con todas sus fuerzas:
--¡¡No quiero volver a verte!! ¡¡Por tu culpa Rukawa está mal!! ¡¡TE ODIO!! ¡¡TE ODIO!!
Después de gritar, Haruko comenzó a llorar y salió corriendo del gimnasio. Yohei miró a Sakuragi sobre el piso, después observó a Haruko y salió corriendo tras ella.
--¡Espera Haruko! ¡No te vayas sola, es peligroso!—Gritó Yohei mientras salía corriendo a toda velocidad.
* * *
Pasaron algunos minutos. Rukawa y Hanamichi continuaban en el gimnasio, ambos seguían inmóviles e impresionados, sobre todo Rukawa. El gimnasio estaba silencioso y oscuro, pero de pronto Hanamichi decidió hablar:
--Zorro....
Rukawa no dijo nada, seguía recargado contra la pared.
--Di algo...—Insistió Hanamichi.
Rukawa no parecía escuchar sus palabras, lentamente se sentó en el piso y miró hacia abajo mientras colocaba ambas manos sobre su cabeza, estaba completamente conmocionado.
--...—Rukawa trató de decir algo.
Hanamichi observó fijamente a Rukawa y se sintió culpable. Pero después decidió continuar, se acercó a Rukawa y se sentó junto a él. Al sentir al pelirrojo junto a él, Rukawa tembló un poco, después lo miró con ojos temblorosos. Entonces Hanamichi continuó: abrazó a Rukawa con todas sus fuerzas y después se tiró con él al piso.
--Escúchame zorro, me gustas. Ahora
que estamos solos no dejaré ir esta oportunidad.—Murmuró
el pelirrojo en el oído de Rukawa.
--¿Qué fue lo que dijiste,
torpe?—Preguntó Rukawa con voz temblorosa.
Rukawa no pudo defenderse al sentir el cuerpo de Hanamichi sobre el suyo, estaba totalmente petrificado. Entonces el pelirrojo comenzó a besar los labios de Rukawa sin control, el zorro no pudo evitar sonrojarse ante la pasión de aquel envidioso, la cual era extraordinaria.
--Te amo...—Murmuró Hanamichi de pronto.
Sus palabras eran tan sinceras y cálidas que llegaron a lo más profundo del corazón de Rukawa. De pronto, sin saber por qué, un par de palabras brotaron de los labios de éste...
--Yo también...—Murmuró Rukawa ardientemente mientras era besado por el pelirrojo y cerraba los ojos.
Hanamichi se sintió inmensamente feliz al escuchar las palabras de su enemigo, pero su felicidad fue infinita al notar que Rukawa colocó ambos brazos alrededor de su cuello y permitió ser besado ardientemente.
--Rukawa...—Murmuró Hanamichi mientras comenzaba a quitarle la ropa.
Al sentir las manos del pelirrojo alrededor de su cuerpo, Rukawa abrió los ojos y murmuró con voz fría:
--Quítate.
--¿Qué?—Preguntó Hanamichi
mientras se detenía.
Rukawa observó al pelirrojo fríamente y dijo:
--Quítate. No quiero que vuelvas a
tocarme.
--¡Pero si hace unos momentos dijiste
que me amabas!—Exclamó Hanamichi sorprendido.
Entonces Sakuragi descubrió que la luz de la luna se reflejaba en los hermosos ojos de Rukawa, fue entonces cuando su mirada volvió a ser la de siempre: fría y egoísta.
--No me importa. ¿Cómo podría gustarme alguien como tú? Ya quítate, me estorbas.—Dijo Rukawa con voz excesivamente fría, además parecía ser sincero.
Hanamichi pudo sentir como su corazón se quebraba en dos, Rukawa jamás lo había mirado de esa manera. Finalmente se levantó y dejó ir a Rukawa, éste salió caminando del gimnasio, sin mirar atrás o decir una palabra.
--¿Habrá sido sincero?—Pensó Hanamichi decepcionado mientras era iluminado por la luz de la luna. Su más oscuro sueño casi se había vuelto realidad. Pero...
--¡Rukawa será mío! ¡Jamás me daré por vencido! ¡JAJAJA! ¡LO JURO!—Gritó Hanamichi mientras se levantaba y salía del gimnasio al recordar las ardientes palabras de Rukawa.
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