Ámame con los tibios fulgores de tu alma tierna y con tu orgullo...
Pasaron las horas, llegó la hora del entrenamiento. Hanamichi no pudo ocultar su decepción al descubrir que Rukawa no se encontraba en el gimnasio.
--¿Dónde se habrá metido
ese zorro?—Pensó Hanamichi.
--¡Hola Hanamichi Sakuragi!—Exclamó
Ayako mientras le daba una palmada en la espalda al pelirrojo—¿Qué
te pasa? Pareces algo preocupado.
--Ayako tiene razón, ¿te pasa
algo Sakuragi?—Preguntó el cuatro ojos.
--Siempre queriendo llamar la atención...—Murmuró
Mitsui.
--Sí, tienes razón.—Murmuró
Ryota.
Hanamichi Sakuragi estaba muy molesto por la ausencia del zorro, así que no pudo evitar desatar su ira...
--¡¡CÁLLENSE!!—Gritó
el pelirrojo con todas sus fuerzas antes de salir corriendo del gimnasio.
--¿Y ahora qué le pasa?—Preguntó
el Gorila.
Nadie pudo responder.
* * *
Hanamichi decidió caminar por un buen rato antes de ir a casa, estaba muy molesto.
--Ese zorro...—Murmuró Hanamichi molesto.
De pronto se escuchó una voz:
--¿A quién le dices zorro, Sakuragi?
El pelirrojo miró a la persona que había hablado.
--¿¡Otra vez tú, pervertido!? ¿Dónde están tus amiguitos...?—Preguntó Hanamichi.
La persona que había hablado era Sendoh de Ryonan. Había decidido visitar a Rukawa, pero al no encontrarlo en el gimnasio de Shohoku, decidió hacer lo mismo que Sakuragi.
--¡Qué suerte que te encuentro,
Sakuragi! Acabo de estar en el gimnasio de Shohoku...por cierto, dos integrantes
importantes del equipo no están ahí ahora...—Dijo Sendoh
mientras observaba el rostro molesto de Sakuragi con curiosidad.
--¡Naaaa! Hoy decidí entrenar
por mi cuenta.—Respondió Hanamichi mientras golpeaba una piedra
con su zapato.
Sendoh observó cuidadosamente a Hanamichi, quien parecía molesto.
--Por cierto. ¿No has visto a Rukawa?—Preguntó finalmente Sendoh.
Hanamichi sintió un ligero dolor en su corazón al escuchar el nombre de Rukawa.
--¿Por qué habría de
saber dónde se encuentra ese zorro? ¡Pregúntale a alguien
más, estúpido!—Gritó Hanamichi mientras salía
corriendo.
--¿Qué le pasa?—Pensó
Sendoh confundido.—Será mejor que regrese a Ryonan, veré
a Rukawa en otra ocasión...
Akira Sendoh suspiró decepcionado, se dio la vuelta, y desapareció.
* * *
Hanamichi Sakuragi caminó sin rumbo fijo, al menos eso pensó él, porque inconscientemente se dirigió a la casa de Rukawa. Cuando recuperó el sentido de la realidad, se dio cuenta de que estaba parado frente a la puerta principal de la casa del zorro.
--Me pregunto si estará en casa...—Pensó Hanamichi tristemente mientras tocaba el timbre un par de veces.
Pasaron algunos minutos, la puerta se abrió lentamente y Rukawa apareció. De pronto comenzó a llover.
--¿Qué demonios estás haciendo aquí?—Preguntó Rukawa malhumorado.
Hanamichi Sakuragi observó la mirada fría del zorro, se sintió rechazado. Después miró hacia el piso, la lluvia comenzó a caerle por el cabello y a empapar su rostro. Rukawa lo observó confundido, estuvo a punto de cerrar la puerta pero...
--Te amo, Rukawa. ¿No lo entiendes? Eres la primera persona que me hace sentir de esta manera. Por primera vez comprendo lo que es el amor.
Rukawa estaba confundido y a la vez emocionado.
--¿Por qué yo?—Murmuró Rukawa.
Hanamichi simplemente sacudió la cabeza y alzó los hombros, después observó a Rukawa. No dijo ni una palabra. Su mirada era sincera y parecía estar llorando, pero las gotas de lluvia también cubrían su rostro.
--Entra..—Murmuró Rukawa con gran esfuerzo sin mirar al pelirrojo.
Un ligero brillo de esperanza apareció en los ojos de Sakuragi, quien no dudó ni un segundo en entrar a la casa.
Cuando ambos estuvieron adentro, Rukawa le ofreció una toalla al pelirrojo.
--Toma.—Murmuró el zorro fríamente.
Hanamichi tomó la toalla confundido, se sentó en un sillón y comenzó a secarse el cabello. Parecía pensativo.
--Sólo dime una cosa...—Murmuró Sakuragi tristemente.
Rukawa estaba recargado contra la puerta principal. El pelirrojo lo miró con ojos suplicantes y después preguntó con voz entrecortada:
--¿Por...por qué no te gusto? ¿Acaso hay alguien más?
La pregunta molestó a Rukawa.
--Por supuesto que no hay nadie más, torpe. Yo no soy un homosexual como tú.—Respondió el zorro ofendido.—¿¡Qué demonios quieres de mí!?
Hanamichi Sakuragi suspiró y después murmuró con voz casi imperceptible:
--Sólo te pido que me ames.
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